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Análisis de la literatura sobre la situación de la sociedad postindustrial

Texto completo del trabajo que preparé en el Verano de 1995 para el Capítulo Puertorriqueño del Club de Roma. El prólogo de este ensayo lo escribió el Lcdo. Rafael Hernández Colón, Ex-Gobernador de Puerto Rico y Presidente de dicho Capítulo. Este trabajo se presenta aquí por primera vez en forma íntegra en Internet.

 

                                                     

PRÓLOGO

 

            En 1968 el empresario y humanista italiano Aurelio Peccei reunió en la Academia Lincey de Roma, a un grupo de personas de buena voluntad y prestigio ganado en el campo científico, político, cultural y empresarial con miras a contribuir a la paz y al bienestar social y económico del mundo. Así nació el Club de Roma. Comenzó su quehacer a través de la reflexión y la investigación sobre lo que entonces empezó a llamar la problemática mundial, o el conjunto de problemas del mundo. Asumió el compromiso de transmitir sus estudios y análisis a los poderes públicos y al sector privado por medio de la publicación de informes y a través de la organización de reuniones abiertas al diálogo interdisciplinario, en diversos escenarios nacionales e internacionales. Al presente el Club está compuesto por cien miembros, provenientes de siete continentes. Como puertorriqueño, para mí es un honor contarme entre ellos.

            Desde la publicación en 1972 de su primer informe, Los límites del crecimiento, El Club ha devenido una insoslayable autoridad moral a escala planetaria, una voz de la conciencia que alerta y orienta respecto a las grandes cuestiones de un mundo cada día más complejo. Entre sus últimas publicaciones se encuentra La primera revolución global, que alcanzó una importante repercusión pública, y La capacidad para gobernar, que trata el problema de la gobernabilidad en los escenarios nacional e internacional contemporáneos.

            A lo largo de los años que han transcurrido desde la fundación del Club de Roma, se han venido creando asociaciones nacionales en los diversos países. La primera se formó en Holanda como resultado de una abrumadora respuesta pública a las primeras versiones de Los límites del crecimiento. Las asociaciones que hoy se denominan capítulos, cuentan hoy veintinueve y se extienden a cinco continentes. La de Puerto Rico se fundó en 1994. El libro de Santos Negrón Díaz, Análisis de la literatura sobre la economía postindustrial, es un proyecto especial preparado por este distinguido economista para el Capítulo Puertorriqueño del Club de Roma.

            La humanidad se encuentra ante lo que Harland Cleveland, distinguido funcionario y pensador norteamericano ha llamado el nacimiento de un nuevo mundo, cuyos rasgos son las comunicaciones instantáneas a escala planetaria, la informática, la obsolescencia del estado-nación, el creciente número de países democráticos, los mercados globales y la ausencia de tensiones de la guerra fría.

            En este nuevo mundo, la lógica que mueve las economías ha cambiado. El recurso humano fundamental no es el capital, ni los recursos minerales ni el trabajo manual. El conocimiento, la capacidad de la mente humana de utilizar productivamente la información, es el recurso económico fundamental hoy día. La forma de agregar valor, de crear riquezas, es mediante la aplicación del conocimiento al trabajo.

            Este cambio fundamental en torno al factor impulsante en la era post-industrial presenta unas grandes oportunidades y unos retos trascendentales para Puerto Rico. De ahí que el Capítulo Puertorriqueño del Club de Roma estimara de gran importancia que se recopilara la abundante literatura económica sobre este tema y se presentara en forma resumida con las reflexiones pertinentes para relacionarla con la realidad puertorriqueña.

Este proyecto fue realizado en forma brillante por el Dr. Santos Negrón y el Capítulo puertorriqueño se complace en presentarlo a través de esta publicación.

 

 

Rafael Hernández Colón

En Ponce, Puerto Rico, marzo de 1996  

           

 

                                                                 

 

 

Deslumbrada por tantas y tan maravillosas invenciones, la gente de Macondo no sabía por donde empezar a asombrarse.

 

Cien años de soledad

                  Gabriel García Márquez                        

 

            Yo no sé cómo saltar

            desde la orilla de hoy

            a la orilla de mañana.

 

            El río se lleva, mientras,

            la realidad de esta tarde,

            a mares sin esperanza.

 

            Miro al oriente, al poniente,

            miro al sur y miro al norte...

            Toda la verdad dorada

            que cercaba al alma mía,

            cual con un cielo completo,

            se cae, partida y falsa.

 

            ... Y no sé cómo saltar

            desde la orilla de hoy

            a la orilla de mañana.

 

                        Estío, Juan Ramón Jiménez

 

 

There are more things in heaven and earth, Horatio,

Than are dreamt of in your philosophy.

 

Hamlet, Prince of Denmark, William Shakespeare

 

            En fuga irrevocable huye la hora,

            pero aquella el mejor cálculo cuenta,

que en la lección y estudio nos mejora.   

           

Soneto, Francisco de Quevedo

 

                                             I. INTRODUCCIÓN

 

            Según el Diccionario de la Real Academia Española, pos (del latín post) es una preposición inseparable que significa detrás o después de. En esta última voz y en algunas otras suele escribirse como en latín, tal como se hace en este trabajo. Se utiliza también como adverbio con igual significación en el modo adverbial en pos.

            La sociedad postindustrial (que algunos autores llaman la sociedad postcapitalista) es pues la sucesora de la sociedad industrial, al igual que el postcapitalismo vendría a ser el orden sistema económico y social que vino después del capitalismo, que la misma fuente define como "el régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza".

            Desdichadamente, tan pronto la discusión se aparta de los simples contenidos que establece el diccionario se entra en un vasto, complejo y fascinante campo de análisis e investigación en el cual conviven toda clase de teorías sobre el origen, las causas, la estructura, la evolución y el futuro de la sociedad postindustrial.

            Así, cuando el Capítulo Puertorriqueño del Club de Roma, por vía de su Secretario General, Dr. Manuel Torres Márquez, me invitó a que redactara un análisis sobre la dinámica y extensa literatura que se ha generado en torno al tema de la sociedad postindustrial y me señaló el gran interés que el Presidente del Capítulo, Lic. Rafael Hernández Colón, ex-Gobernador de Puerto Rico, tenía en el asunto, acepté la encomienda sin vacilación, pero no sin cierto desasosiego. Me imaginé viajando por lo que Joseph Schumpeter, el gran economista austriaco, hubiese llamado "un mar sin cartas de navegación¨, sin más brújula que mi propia intuición y el buen consejo y ayuda intelectual de los amigos del Club de Roma, y bajo una gran presión de tiempo. 

            Mis pronósticos iniciales fueron muy acertados. Tuve que leer una voluminosa cantidad de materiales, en ocasiones me sentí abrumado por la magnitud de la encomienda y por la brevedad del tiempo disponible para realizarla, pero recibí siempre un apoyo solidario de los compañeros del Club de Roma y de otros amigos, que tomó la forma de gestiones para conseguir los libros y otros materiales necesarios para realizar el trabajo y de consejos útiles sobre cómo interpretar el alcance, ubicación intelectual y contenido de muchos de los libros y artículos que se discuten en este ensayo.

            Debo expresarle mi agradecimiento a cuatro personas que tuvieron la gentileza de prestarme libros para que yo pudiera realizar este encomienda: Lic. Rafael Hernández Colón, Dr. Leonides Santos Vargas, Prof. José J. Villamil (quien puso a mi disposición la selecta biblioteca de Estudios Técnicos, Inc.) y Dr. Orlando de la Rosa.

            Debo también agradecer la paciencia y resignación de mi esposa, Aurín Valcárcel Cervera, y de mis hijas menores Natalia y Carla, que durante casi todo un verano tuvieron que sacrificar muchas oportunidades de recreo y diversión para que yo dispusiera del tiempo para desarrollar este ensayo.

            Por fortuna, mi hija mayor, Áurea Teresa, escapó a esa presión, ya que se hallaba en Houston, Texas, completando una de las rotaciones de sus estudios de medicina.

            El propósito de este trabajo es analizar en forma abarcadora e identificar y resumir los temas e ideas dominantes de la literatura que ha fluido durante los últimos años sobre las perspectivas y orientaciones básicas de la sociedad postindustrial. Se concentra la atención en ciertos aspectos críticos como la evolución de la estructura socioeconómica, las políticas de desarrollo económico, el cambio tecnológico, el papel del estado, el desarrollo de las telecomunicaciones y la informática, los procesos de globalización y la formación de bloques económicos.

            Este análisis servirá de base para identificar y evaluar, en un proyecto ulterior, los retos y oportunidades que la sociedad puertorriqueña afrontará en el futuro y las estrategias que será necesario implantar para lograr que la Isla tenga una inserción efectiva en el nuevo orden mundial.

            Si bien se analizan los aspectos teóricos e históricos del tema, se coloca mayor peso en el análisis de la situación contemporánea. Se amplía el enfoque para incluir aspectos sociales, socioeconómicos y de política pública del tema.

            En vista de la importancia que tienen las industrias de telecomunicaciones y el desarrollo de la informática y de las industrias basadas en el conocimiento en general en la estructura de la sociedad postindustrial, se dedica particular atención a este subtema.

            El trabajo está organizado a base del análisis de un grupo de obras fundamentales sobre el tema.

            En la segunda parte. se hace una breve descripción del trasfondo teórico e histórico del capitalismo y de la sociedad postindustrial.

            En la tercera parte se resumen las obras principales. En cada caso se procura discutir: el alcance de la obra; las principales ideas y conceptos; las tendencias, diagnósticos y pronósticos identificados; y las sugerencias de acción económica, socioeconómica y de política pública y acciones de planificación estratégica sugeridas al nivel de los países y/o regiones.

            En la cuarta parte se presenta una síntesis de la discusión de las obras principales, concentrando la atención en los temas y tendencias dominantes y se identifican los elementos de consenso que sugiere la literatura consultada.

            Finalmente en la quinta parte se identifican los temas y tendencias de la sociedad postindustrial más importantes para Puerto Rico y se ofrecen las conclusiones y recomendaciones del trabajo.

             Agradezco al Capítulo Puertorriqueño del Club de Roma la oportunidad que me han brindado para hacer una aportación al análisis de esta importante literatura y confío que usando como punto de partida este modesto esfuerzo otros lectores más profundos y más sagaces puedan adentrarse en las complejidades de la literatura sobre el mundo postindustrial y encontrar ideas e inspiración para resolver los problemas de Puerto Rico, de América Latina y del mundo entero. 

II. TRASFONDO TEÓRICO E HISTÓRICO

 

            La teoría económica convencional señala que los cuatro problemas básicos de todo sistema económico son: la asignación de los recursos; la distribución del ingreso; la estabilidad del nivel de la actividad económica y el empleo pleno de los recursos productivos-es decir, mano de obra, capital y tecnología-; y la determinación de la tasa de crecimiento de la actividad económica.

            Un sistema económico no es otra cosa que el conjunto de conceptos, metas, métodos e instituciones que usa la sociedad para resolver esos problemas económicos básicos.

            Las dos principales unidades de decisión económica en el capitalismo son las empresas y las familias. Los medios de producción (capital, tierra, tecnología) están mayormente en manos de las empresas privadas, que operan con fines de lucro o ganancia. El grueso de la población carece de medios de producción (mejor sería decir, dispone esencialmente de capital humano) y depende de la venta de sus servicios productivos para obtener sus ingresos. El gobierno juega un papel modesto, esencialmente de coordinación y regulación en la economía, y de provisión de la infraestructura económica básica. Los acciones y decisiones de las empresas y las familias se coordinan por medio de procesos de intercambio en los mercados de bienes y servicios y de recursos (mercado de trabajo y mercados de mercancías básicas o "commodities".)

            La teoría económica postula que, en condiciones competitivas ideales, es decir, si existe un sistema de precios eficiente y no hay obstáculos significativos al libre flujo de los bienes y los recursos en los mercados, se observan los siguientes resultados en lo que se suele denominar el capitalismo competitivo de libre mercado:

·         Los recursos tienden a ser asignados en forma óptima, lo que permite generar el máximo de producto y patrones de producción que correspondan con las preferencias de los consumidores según se expresan en el mercado de bienes y servicios.

·         El ingreso tiende a ser distribuido de acuerdo con los valores de la productividad marginal determinados en el mercado de recursos.

·         El nivel agregado de actividad económica tiende a estabilizarse al nivel de pleno empleo (suponiendo plena flexibilidad de los salarios monetarios) de los recursos.

·         El sistema propende a promover una eficiencia dinámica y una tasa de crecimiento que guarda correspondencia con las decisiones de las empresas y los individuos en lo que respecta al ahorro versus el consumo y el trabajo versus el ocio.

            Aunque ninguna economía en la practica jamás ha alcanzado todos los elementos de tal paradigma, las economías de Estados Unidos, Inglaterra y varios países de Europa se aproximaron bastante al mismo a fines del siglo XIX y principios de este siglo, y esas mismas economías y otras de desarrollo capitalista más reciente como Japón, Canadá y Australia y la mayoría de los países de América Latina tienen instituciones capitalistas claramente definidas en sus estructuras actuales.

 

 

             La primera gran crítica al paradigma del sistema capitalista la realizó Carlos Marx, quien luego de un análisis exhaustivo del desarrollo y transformación del capitalismo, desde la fase inicial o temprana de éste hasta mediados del siglo XIX, pronosticó la caída del sistema debido a la convergencia de tres tendencias básicas: severidad cada vez mayor de las fluctuaciones cíclicas; concentración y centralización del capital y reducción de la competencia entre los capitalistas; inmiserización creciente y antagonismo cada vez más acentuado de los trabajadores (especialmente de los trabajadores fabriles). [1]

            Hasta cierto punto, se puede decir que Marx formuló la primera teoría sobre el sistema económico que habría de suceder al capitalismo clásico al pronosticar que el colapso del capitalismo llevaría al surgimiento de la sociedad socialista basada en el control de los trabajadores sobre los medios de producción y la asignación de recursos y en un plan central de coordinación de la economía como un todo (socialización de los medios de producción).

El análisis que John Maynard Keynes realizó en su famoso libro The General Theory of Employment, Interest and Money, publicado en 1936, se puede considerar a la vez una crítica demoledora de la teoría y de la realidad histórica del capitalismo (interpretado en el sentido clásico o neoclásico) y una defensa de la tesis de que, mediante las políticas fiscales y monetarias adecuadas, cuidadosamente administradas por el estado, se puede salvar el capitalismo, es decir, estabilizar las fluctuaciones del sistema y reducir el desempleo sin necesidad de cambiar la estructura de las relaciones entre los negocios, los trabajadores y el gobierno.

            Keynes desarrolló la tesis de que la acción selectiva y estratégica del estado o más específicamente el manejo de los gastos e ingresos del gobierno y de la oferta monetaria, puede llevar al pleno empleo de los recursos y al crecimiento sin interrupciones abruptas de la producción y el empleo agregados. Aunque no lo llegó a plantear en estos términos, en cierto modo Keynes concibió el futuro del capitalismo como un sistema dirigido o guiado por el estado, que haría innecesarias la socialización radical u otras transformaciones del orden político y económico con miras a corregir las fallas del sistema.

            Otra gran aportación a la crítica del capitalismo y otra gran visión del futuro de la sociedad capitalista fue realizada por Joseph Schumpeter, quien en su clásico libro Capitalism, Socialism and Democracy, publicado en 1942, evaluó a fondo el desarrollo y transformación de capitalismo en su fase industrial avanzada. Schumpeter también pronosticó la caída del capitalismo, pero contrario a Marx señaló que tal cosa ocurriría no debido al fracaso o contradicción estructural del sistema, sino debido al propio éxito del capitalismo, por el proceso que Schumpeter llamó "la destrucción creativa". Al examinar los factores que inducirían la desaparición del capitalismo, Schumpeter identificó los siguientes: la obsolescencia de la función empresarial; la destrucción de la capa protectora formada por la clase aristocrática y las instituciones de la sociedad precapitalista, que jugaban un papel integrador del gobierno del orden capitalista; la destrucción del marco institucional de la competencia atomística y los mercados libres debido a la progresiva monopolización de las industrias; y la hostilidad creciente de las fuerzas anticapitalistas: el estado (en la forma de contribuciones altas a los negocios), las uniones y las cortes (con sus exigencias salariales y sus acciones antimonopolísticas, respectivamente). Así, Schumpeter concibió la sociedad postindustrial como una variante del socialismo o una especie de capitalismo dirigido, en el cual el viejo estilo dinámico y agresivo del capitalismo, basado en la libre iniciativa empresarial, ya no tendría marco para la acción.

            Se pueden citar incontables aportaciones más recientes al análisis del capitalismo, aunque no similares en alcance al desafío simultáneo que Schumpeter le lanzó a los clásicos, a Keynes, a Marx y a los propios teóricos del socialismo como alternativa al capitalismo. Entre los trabajos más sobresalientes se encuentran el análisis optimista que hizo Colin Clark a principios de 1940, en su libro Las condiciones del progreso económico; los estudios triunfalistas y ultraoptimistas del Instituto Hudson, preparados por Herman Kahn y Anthony Weiner a mediados de la década de los 60;  el clásico de la teoría del desarrollo económico que publicó Walt Whitman Rostow a principios de los años 50 bajo el título de Las etapas del crecimiento económico; la investigación que hizo a principios de la década de los 60 el gran economista norteamericano Fritz Machlup sobre la producción y distribución del conocimiento en Estados Unidos;  las visiones futuristas de Kenneth Boulding y Robert Heilbronner a principios de la década de los 70; y finalmente, para cerrar una lista que podría ser mucho más larga, la magna obra Modern Economic Growth, que publicó Simon Kuznets en 1966, en la cual se hace un análisis abarcador de las características cualitativas y cuantitativas del crecimiento y se estudia el papel de la innovación, tanto científica y tecnológica como social, en la estructura económica moderna y en la experiencia de desarrollo económico a escala global. [2]

            No obstante, a nuestro juicio, previo a la explosión de la literatura sobre la sociedad postindustrial que se observó en el primer lustro de esta década, la contribución más influyente al análisis del futuro de la economía capitalista ( y de las economías altamente industrializadas en general), tanto por su riguroso contenido empírico, que se fundó en un modelo econométrico, basándose en computadoras, del orden productivo mundial, como por sus dramáticos planteamientos teóricos y de política económica, fue el libro Los límites al crecimiento: Un informe al Proyecto sobre el Predicamento de la Humanidad, del Club de Roma. Dennis L. Meadows, Jorgen Randres y William W. Behrens fueron los principales responsables de la redacción de este valioso esfuerzo cuya tesis central aún repercute en nuestros días: "Si no se producen cambios sustanciales en el sistema actual, la población y el crecimiento industrial se pararán ciertamente dentro del próximo siglo, lo más tarde".

            Más específicamente, Los límites al crecimiento llegó a tres conclusiones fundamentales:

            1. Si las actuales tendencias de crecimiento en la población mundial, industrialización, contaminación, producción de alimentos, y explotación de recursos naturales continúan sin modificaciones, los límites del crecimiento en nuestro planeta se alcanzarán en algún momento dentro de los próximos cien años. El resultado más probable será una declinación súbita e incontrolable tanto de la población como de la capacidad industrial.

            2. Es posible alterar estas tendencias de crecimiento y establecer unas condiciones de estabilidad económica y ecológica capaces de ser sostenidas en el futuro. El estado de equilibrio global puede ser diseñado de tal forma que las necesidades materiales básicas de cada persona sobre la tierra sean satisfechas y que cada persona, mujer u hombre, tenga igualdad de oportunidades para realizar su potencial humano individual.

            3. Si la población del mundo decidiera encaminarse en este segundo sentido, y no en el primero, cuanto antes inicie esfuerzos para lograrlo, mayores serán sus posibilidades de éxito.[3]

            En buena medida, la literatura que habremos de resumir en la próxima sección es heredera de una rica, variada e intensamente polémica literatura sobre la estructura y el futuro del capitalismo, de la sociedad industrial y de la civilización tecnológica en general.

 

III. RESÚMENES DE LAS OBRAS PRINCIPALES

 

BUSINESS WEEK, 21st Century Capitalism, Suplemento Especial

            Dada la magnitud de la encomienda que habremos de afrontar, conviene que el primer paso de esta larga jornada sea el análisis de un artículo liviano, pero de gran impacto que publicó la revista Business Week bajo el título de 21st Century Capitalism.

            Se trata de un ensayo de evidente corte triunfalista que resalta no sólo el fortalecimiento y expansión del capitalismo (o economía de mercado) en los países altamente industrializados sino su florecimiento en todas las regiones del planeta, inclusive en los países que hasta hace poco se denominaban socialistas o comunistas. Ha aumentado significativamente la interacción cultural y el intercambio de tecnología entre los países, así como el flujo de mercancías, servicios, recursos humanos y  capital. En conjunción con la globalización del capitalismo, se observa la adopción universal de la democracia constitucional (o variantes de ésta) como forma de gobierno y la entrada de los países del orbe en lo que se conoce como la Revolución Informática.

            No obstante, el artículo previene acerca de los impactos negativos de estas tendencias en algunos países: desempleo debido a la destrucción de industrias locales, daño ambiental, y empeoramiento de la distribución del ingreso y la riqueza. Estos elementos negativos podrían generar un contragolpe que anule los logros de las políticas de apertura comercial que han dominado en los últimos años.

            Más específicamente, las tendencias positivas dominantes que identifica el artículo son las siguientes:

·         La mejora en los niveles educativos está creando una clase media global que comparte conceptos similares acerca de la ciudadanía, el progreso económico, y los derechos humanos.

·         Convergencia de los países en la adopción de políticas económicas liberales: baja inflación, política fiscal prudente, aumentos en la tasa de inversión del sector privado de la economía, mejora de los sistemas educativos, etc.

·         Las compañías multinacionales contribuyen a la aceleración del intercambio de innovaciones y tecnologías.

·         Bajo el impacto de la integración global y de la adopción universal de las políticas liberales, el ritmo de crecimiento económico se ha acelerado en los países menos desarrollados, llegando a sobrepasar en ocasiones (como es el caso de los países neoindustrializados de Asia) el de los países altamente industrializados.[4]

·         La interdependencia global y la adopción de políticas antiinflacionarios, ha ayudado a reducir las tasas inflacionarias a escala global.

·         En el Este de Europa, así como en Asia y América Latina, se está consolidando la producción de bienes de alta calidad y de servicios altamente especializados, lo cual colocará a esos países en condiciones de competir efectivamente con los países más avanzados en el mercado mundial. 

            Ahora bien, la reacción al éxito mundial del capitalismo no se ha hecho esperar.

             En los países más avanzados se comienzan a observar protestas contra la nueva competencia que procede de los países en desarrollo: medidas antimigratorias, prohibición de importaciones de bajo costo y restauración de políticas proteccionistas. 

            Se observan intensas negociaciones entre los países acerca de la contaminación ambiental, los derechos de propiedad y los estándares de los centros de trabajo.

            Finalmente, en los países en desarrollo aumentan las exigencias de mejores condiciones salariales, de renovación de la infraestructura básica, y de un mayor acceso a los bienes de consumo, en un periodo en que se están agravando los problemas ambientales y crece la presión demográfica.

            En suma, este artículo, rico en datos y detalles que no se pueden reflejar en tan apretada síntesis, identifica una realidad esencial para nuestro análisis: la tensión creciente entre los éxitos de la economía postindustrial a escala global-crecimiento del comercio mundial, expansión de la riqueza material, difusión de la tecnología y del conocimiento- y la capacidad de absorción del cambio y de mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes de los países que aún no han entrado al mundo industrial (o postindustrial.)

 John Naisbitt

Global Paradox

 

            Usando la técnica de investigación que se conoce como análisis de contenido, John Naisbitt ha desarrollado una literatura de modesta elaboración teórica, pero muy rica en la identificación, análisis y predicción de asuntos y tendencias.

            El gran prestigio que John Naisbitt alcanzó con sus libros Megatrends (1980 ) y Megatrends 2000 (1990), hizo que este nuevo libro se convirtiera instantáneamente en un "bestseller".[5]

            Lo que Naisbitt denomina la Paradoja Global, la cual descubrió al proyectar las tendencias en desarrollo en la actualidad, es que mientras más grande sea la economía global, más poderosos son sus jugadores más pequeños. Es decir, a medida que el mundo avanza hacia una mayor integración económica, las partes que lo componen se tornan más numerosas y más pequeñas: a la misma vez que la economía global crece el tamaño de sus partes se contrae. Y mientras mayor y más abierta sea la economía mundial, más dominio tendrán las compañías de pequeño y mediano tamaño. De ahí que la cooperación y el intercambio, o sea, la formación de alianzas estratégicas entre empresas, constituya la gran tendencia en la comunidad de negocios global. Precisamente, una de las razones para la proliferación de las alianzas estratégicas es el intento de las compañías de eludir el crecimiento. La remoción de las barreras al comercio ha abierto el camino para que las pequeñas empresas tengan el acceso fácil a los mercados. La reducción del tamaño de los negocios es, después de todo, una expresión de la necesidad de globalizar más eficientemente las economías.

            Naisbitt centra su análisis en dos industrias globales por excelencia: las telecomunicaciones y el turismo (o industria de viajes).

            La revolución en las telecomunicaciones engrandecerá el papel del individuo, que tendrá más acceso a la información, mayor velocidad en la ejecución y mayor capacidad para comunicarse con cualquier persona o bien con grandes cantidades de personas e instituciones en el mundo entero. Es decir, las telecomunicaciones son la fuerza básica que está creando al mismo tiempo la economía mundial y haciendo a sus partes más pequeñas pero más poderosas. Así, las compañías tienden a reestructurarse, descentralizarse y a mover el poder y la toma de decisiones a la base de la organización, es decir, a los niveles jerárquicos más bajos que sea posible.

            La industria mundial de viajes es un corolario de la revolución en las comunicaciones: el mayor conocimiento de la realidad de otros países inducirá el deseo de conocerlos de cerca  y hará que las personas, por un lado, afirmen su identidad cultural y continuidad propias, pero, por otro lado, propendan a viajar a otros países en volúmenes directamente proporcionales con la expansión de la informática.

            Naisbitt piensa que esta radical descentralización se observa además en la esfera política: los ciudadanos que viven en las democracias representativas tienden a ejercer su influencia en forma directa por vía de las redes informáticas. De igual modo, el autor le asigna gran significado a la tendencia a la universalización y homogeneización de las reglas para hacer negocios y para regir la conducta política en las naciones.

En un plano más amplio, Naisbitt pronostica que el fortalecimiento de la democracia, inducida por la diseminación de las tecnologías informáticas, llevará a un aumento en el número de países, que serán unidades de gobierno cada vez más pequeñas, pero ese mismo proceso hará impertinente la idea de países aparte y fronteras entre ellos, a medida que la tecnología se orienta a la integración de las personas a redes informáticas cada vez más poderosas.

            En suma, con la caída del comunismo, la declinación de la nación-estado, el desarrollo de un mercado de escala mundial, la diseminación de la democracia y la nueva revolución de las comunicaciones, Naisbitt piensa que las oportunidades y posibilidades para los individuos, las familias, las compañías y las instituciones en general son mucho mayores que en cualquier otra época.

 

             Obras de Alvin Toffler:

            The Third Wave

            El Cambio del Poder

            Las Guerras del Futuro

 

            La rica imaginación, fina y entretenida prosa e inagotable vigor investigativo de Alvin Toffler (y en no menor grado de su esposa Heidi) lo han convertido en el futurista más destacado de los tiempos modernos y en uno de los analistas más puntillosos del fenómeno de la sociedad postindustrial, lo cual nos obliga a incluir en este trabajo sus tres producciones más recientes, a saber: The Third Wave (1980), El Cambio del Poder (1990) y Las Guerras del Futuro (1994).

            En The Third Wave, usando la metáfora (y un método de análisis derivado de ésta) de que la historia, en determinadas coyunturas, genera olas de cambio que chocan, causan conflicto y tensión y cambian las bases de la existencia individual y colectiva, Toffler hace una síntesis a gran escala de la historia de la humanidad con miras a sentar las bases para el análisis de la fase de la historia que ahora comienza, que el autor llama la Tercera Ola. La Primera Ola fue la fase agrícola; la Segunda Ola, la fase industrial.

            El autor desarrolla una vasta y compleja discusión que desafía cualquier intento de síntesis, pero que a grandes rasgos se puede resumir como sigue: según la revolución industrial creó una contracivilización, un sistema social que abarcó todas las dimensiones de la existencia humana y desplazó el viejo orden agrícola después de una extensa y ardua batalla, que en ocasiones tomó la forma de cruentas guerras, se observan en la actualidad los albores de una nueva civilización profundamente revolucionaria que reta las bases del aún dominante orden industrial. La variedad, intensidad y aparente incoherencia de los abruptos cambios económicos, sociales, culturales, tecnológicos y políticos que se observan en el seno de la sociedad industrial no son eventos al azar, sino que son las expresiones tempranas de una nueva civilización, de un mundo que está emergiendo del choque de nuevos valores y tecnologías, nuevos estilos de vida y renovados modos de comunicación. Esta emergente realidad exige la renovación de los sistemas interpretativos, ya que los viejos esquemas explicativos no pueden dar cuenta de los nuevos eventos y tendencias.

            Toffler describe la civilización industrial como un sistema de relaciones entre cuatro esferas de acción: la tecno-esfera, la socio-esfera, la info-esfera y la esfera de poder. Luego de describir cómo estas esferas se relacionan en la sociedad industrial, desarrolla un largo e intrincado argumento para demostrar cómo cada una de esas esferas está experimentando un cambio revolucionario en el mundo actual. Procura demostrar las relaciones entre estas dimensiones de la realidad, y la vinculación de éstas con la bio-esfera y la psico-esfera, es decir, con la estructura de relaciones psicológicas y personales a través de la cual los cambios en el mundo externo influyen sobre la vida privada de las personas.

            Toffler demuestra cómo la nueva civilización hace uso de ciertos procesos y principios y desarrolla su propia "superideología" para explicar la realidad y justificar su existencia.           

            Más específicamente, los principales rasgos de la civilización emergente que Toffler identifica y discute son los siguientes:

·         Fuentes energéticas diversificadas y renovadas, desde las celdas fotovoltaicas, que convierten la luz solar en energía, y fuentes geotermales y de biomasa, hasta aviones que usen el hidrógeno como combustible y automóviles que se impulsen mediante baterías.

·         Nuevos métodos de producción que tornan obsoletas muchas de las líneas de ensamblaje existentes.

·         El surgimiento de nuevos sectores basados en la informática, la electrónica y la biotecnología, que Toffler denomina "las nuevas alturas de la economía".

·         Familias nuevas, de carácter no nuclear.

·         Una novel institución llamada "la choza electrónica", que no es otra cosa que la capacidad de las personas, mediante el uso de computadoras, para trabajar desde sus hogares ("telecommuting"), y que ayudará a dispersar la producción económica y a aliviar los problemas de congestión en las áreas altamente urbanizadas. 

·         Cambios radicales en la estructura corporativa y en los modos de organización de las escuelas.

·         Nuevos códigos de conducta para las personas y alternativas a los estilos de estandarización, sincronización y centralización que impuso la sociedad industrial y formas de superar los problemas de concentración de la energía, el dinero y el poder político.

·         Desafío abierto a los sistemas de control burocrático, reducción significativa del papel de la nación-estado, y desarrollo de economías semiautónomas.

·         Gobiernos de estructura más simple, más efectiva, pero de

·         contenido más democrático que los que se observan en la actualidad.

·         En el orden económico resurge la economía de los "prosumidores", que cierra la brecha que la revolución industrial abrió entre las actividades de producción y las actividades de consumo.

En suma, Toffler anticipa una larga y cruenta batalla entre los partidarios del pasado industrial, aferrados a los modos existentes de resolver los asuntos básicos de la humanidad y aquellos que creen que el marco del orden industrial no es adecuado para afrontar los problemas más urgentes del mundo y abogan por nuevos métodos de afrontarlos. La lista de esos problemas es impresionante: alimentación, energía, control de armas, crecimiento poblacional, conservación de recursos, control de la contaminación, cambio en el clima, problemas de los envejecientes, colapso de las comunidades urbanas, y la necesidad de trabajo más productivo y edificante.

            Toffler anticipa grandes luchas en el futuro entre las dos formas de civilización en conflicto y señala que el buen entendimiento de las nuevas tendencias es una herramienta fundamental para cambiar el mundo, para lo cual es necesario discernir entre aquellos cambios que extienden la vieja civilización industrial y aquellos que aceleran la llegada de la nueva civilización.

            En El Cambio del Poder (Powershift), Toffler analiza más a fondo el tema de las crecientes luchas de poder a medida que la civilización industrial va perdiendo su poder y se afianza la nueva civilización tecnológica. Esto lo lleva al desarrollo de una teoría del poder social, basada en el concepto de la tríada del poder-fuerza, riqueza y conocimiento- mediante la cual examina los cambios que se avecinan en los negocios, la economía, la política y los asuntos globales.

            Toffler concentra su atención en la forma en que los cambios en el conocimiento están causando grandes cambios en el poder. A su juicio, la tendencia económica más crucial es la acentuación de un nuevo sistema para crear riqueza (lo que él llama la economía supersimbólica) que se basa en la mente, en el conocimiento, en el dominio de la información, que desplaza el trabajo físico. Según el autor, el control de conocimiento es el elemento esencial de la lucha por el poder que se entablará en todas las instituciones humanas: lo mismo entre empresas que compiten en los mercados nacionales y mundiales, como entre países que compiten por la hegemonía política y económica a escala tanto regional como global.

            La larga argumentación de Toffler, que incluye desde detallados análisis sobre el uso de la fuerza por parte de las corporaciones y de los estados hasta descripciones de cómo la concentración de riqueza en manos de algunos individuos y corporaciones se traduce en la capacidad para ejercitar el poder, desemboca en una conclusión inequívoca: el conocimiento, la fuente de poder de más alta calidad, cobra cada día más importancia.

            Algunas tendencias básicas que Toffler identifica en la transición de la Segunda a la Tercera Ola son las siguientes:

·         En el contexto del nuevo concepto de la producción, el conocimiento, no la mano de obra barata, y el dominio de los símbolos, no de las materias primas, serán lo que entrañe y añada valor.

·         En la medida que la fuerza se convierte en ley, el capital y el dinero se transmutan en formas o expresiones del conocimiento, y el trabajo se torna en la manipulación de información y símbolos, los tres elementos del poder convergen, lo cual producirá una radical transformación de la estructura o base de la economía: surge una economía supersimbólica que funciona con reglas completamente nuevas.

·         La información que emana de las nuevas tecnologías transformará todos los sistemas de producción y distribución y creará significativos vacíos de poder que llenarán grupos o instituciones de reciente creación.

·         Surgirán nuevas y desconcertantes polémicas en torno al uso del conocimiento por parte de las empresas, el gobierno y las instituciones en general, en la medida que la monopolización del conocimiento pueda llevar a la invasión indebida de la privacidad de las personas.

·         En todas las dimensiones de la sociedad y entre los países habrá una lucha intensa por controlar el recurso más crucial de la nueva era: el conocimiento.

·         Habrá un auge de los negocios familiares y toda una gama de estructuras empresariales de nuevo cuño, altamente flexibles y que utilicen a plenitud las ventajas y los bajos costos de operación que ofrecen la tecnología de computadoras y las redes de información. Estos nuevos negocios competirán eficazmente con las grandes empresas en una gran variedad de industrias.

·         El cambio en el poder tendrá un impacto significativo en los países en desarrollo. Aquellos países que quieran mantenerse a la altura de los tiempos tendrán que renovar las bases de sus sistemas educativos, adoptar las nuevas tecnologías de información, fortalecer la infraestructura electrónica, y ampliar sus sistemas democráticos, ya que la libertad de expresión es una condición previa para la competencia económica en el nuevo orden global.

·         Mientras más rápida y efectiva sea la transición de las economías en desarrollo hacia la tecnología avanzada, mejores posibilidades tendrán éstas de aprovechar a plenitud las oportunidades que surgen en la nueva economía mundial.

            En suma, en este libro Toffler no sólo cumple con su cometido de analizar el cambio en la estructura de poder que implica la renovación de las bases económicas, sociales y tecnológicas de la sociedad postindustrial, sino que ofrece un plan de acción estratégica tanto para las empresas e instituciones como para los países para lograr sobrevivir en el nuevo orden mundial.

            Finalmente, en Las Guerras del Futuro (War and Antiwar), Alvin y Heidi Toffler se dan a la tarea de aplicar a la guerra sus métodos de análisis del futuro. La tesis del libro es que los modos de hacer la guerra reflejan los modos de producir bienes y servicios y que, por tanto, las maneras de combatir contra la guerra deben guardar correspondencia con la forma en que ésta se desarrolla en la actualidad.

            Para los autores, la guerra y la antiguerra no son mutuamente excluyentes. En ocasiones las antiguerras suponen aplicaciones estratégicas del poder militar, económico e informativo para reducir la violencia que en muchas ocasiones surge como secuela del acelerado cambio económico, social y tecnológico.

            La tendencia básica que los autores identifican es el predominio o hegemonía militar de los países o conjuntos de países que han logrado desarrollar un aparato bélico con retroalimentación interna, avanzadas

comunicaciones y capacidad automática de adaptación.

            Tendencias de carácter más específico son la utilización de robots bélicos y la automatización en general de todas las fases de la guerra.

            De ahí que el libro sea esencialmente una reflexión sobre la guerra y una identificación de los elementos o guías de una estrategia orientada a la preservación de la paz fundada en el conocimiento y predicción de las formas que adoptarán los conflictos bélicos en el futuro.

 

 

 

 Samuel P. Huntington

The Clash of Civilizations

 

            Se trata de un polémico artículo que apareció en la revista Foreign Affairs y que inmediatamente se convirtió en un clásico del análisis de la política mundial en la era postindustrial.

            La tesis central de trabajo es que las fuentes fundamentales de conflicto en el nuevo orden mundial no serán de carácter económico o ideológico, como ocurrió en el pasado, sino de índole cultural: las principales colisiones serán entre naciones y grupos de diferentes civilizaciones. Las "fallas" o líneas de confrontación directa entre culturas y civilizaciones serán los lugares de batalla en el futuro.

Las razones por las cuales ocurrirán esos conflictos son las siguientes:

·         Las diferencias entre civilizaciones son básicas, e incluyen no sólo elementos históricos, lingüísticos y tradicionales sino también religiosos.

·         El mundo se ha tornado un lugar más pequeño (en buena medida debido al avance de las comunicaciones) e interactivo. Esta interacción creciente intensifica la conciencia de las civilizaciones y, por la vía del contraste, acentúa las diferencias entre éstas.

·         Los procesos de modernización económica y cambio social a través del mundo están separando a la gente de ancestrales identidades locales y tienden a debilitar la nación-estado como fuente de identidad. Este vacío ha sido llenado por las religiones, especialmente por aquellas de orientación fundamentalista, que propenden, por un lado, a consolidar los vínculos locales, y por otro lado, a establecer fuertes demarcaciones respecto a otras religiones.

·         El crecimiento de la conciencia de la civilizaciones se acentúa por el papel dual de las potencias occidentales. Ante la clara hegemonía (económica, política y militar) de Occidente, la respuesta en buena parte del resto de mundo es el deseo de adoptar caminos y modos de acción no occidentales.

·         Las características y diferencias culturales son menos cambiantes y menos fáciles de resolver que los conflictos de carácter económico y político.

·         Finalmente, se observa un incremento en el regionalismo económico, lo cual tiende a reforzar la conciencia de la civilización.

            Según el autor, la colisión de civilizaciones ocurre a dos niveles. Al nivel micro, chocan grupos adyacentes a lo largo de las "fallas" entre civilizaciones. Al nivel macro, los estados de diferentes civilizaciones compiten por el poder militar y económico, luchan por el control de los organismos internacionales, y promueven competitivamente sus valores políticos, culturales y religiosos.

            Según el autor el fenómeno de la colisión de civilizaciones se observa

en diversas áreas del globo: Este de Europa; Medio Oriente; Norte de África; entre Paquistán y la India; entre Japón y Estados Unidos; y entre Japón y China.

            Varios eventos contemporáneos son explicados por Huntington a base de la teoría mencionada, a saber:

·         La Guerra del Golfo Pérsico, como el choque de una coalición de países occidentales (aliados con Arabia Saudita y Kuwait) con Iraq, un estado árabe que, en mayor o menor grado, tuvo el apoyo moral de otros estados árabes y/o islámicos. 

·         El conflicto entre los bosnios y los serbios en la antigua Yugoslavia.

·         Conflictos dentro de la antigua Unión Soviética, en particular la tensión entre turcos y armenios.

            En vista de que, según el autor, la propensión es a que estos conflictos sean más frecuentes y tal vez más graves en el futuro, lo cual podría llevar a guerras globales, el autor sugiere que, a corto plazo, se debe promover una mayor cooperación y unidad dentro de las civilizaciones y fortalecer las instituciones internacionales. A largo plazo, los países occidentales deben desarrollar un entendimiento más profundo de los supuestos filosóficos y religiosos de otras civilizaciones e identificar los elementos comunes entre el Oeste y el resto del mundo, de manera que si no se logra la meta de una civilización universal, al menos las diferentes civilizaciones aprendan a coexistir pacíficamente.

 

 

Kenichi Ohmae

The End of the Nation State: The Rise of  Regional Economies

           

            Este libro presenta un vigoroso e ingenioso argumento a favor de la tesis de que la nación-estado está en vías de extinción. Según el autor, la nación-estado no sólo han perdido la capacidad para controlar las tasas de cambio y el valor internacional de su moneda, sino que ya no genera volúmenes reales significativos de actividad económica. En consecuencia, la nación-estado ya ha claudicado de su papel como elemento participante básico en la economía mundial. En una ocasión una poderosa maquinaria orientada a la creación de riqueza, la nación-estado se ha convertido ahora en un aparato ineficiente de redistribución del ingreso y la riqueza, cuyo destino está básicamente determinado por fuerzas externas.

            El autor alega que cuatro grandes fuerzas-el capital, las corporaciones, los consumidores y las comunicaciones-se han combinado para usurpar el poder económico que una vez tuvo la nación-estado.

            El autor explica cómo las comunicaciones controlan ahora el movimiento de capital y de las corporaciones a través de las fronteras nacionales, y cómo los consumidores, cada vez más exigentes, determinan el flujo de bienes y servicios, y de qué manera las políticas económicas gubernamentales se ven disciplinadas por las acciones de consumidores informados, corporaciones maximizadoras de ganancias y la lógica de los mercados de divisas.

            Mientras los gobiernos se aferran a los símbolos nacionales, se observa una verdadera revolución dentro de sus fronteras: se forman zonas de acción económica sumamente afluentes, unidades naturales de negocio, que traen mejoras reales, concretas, en los niveles de producción y en la calidad de vida de sus habitantes. Estos polos de crecimiento y prosperidad económica, que el autor llama estados regionales han surgido, por ejemplo, entre San Diego y Tijuana; en Singapur y partes de Malasia e Indonesia; en Honk Kong y la porción adyacente de China continental; en el Silicon Valley, en California; en el Pacífico Noroeste en Estados Unidos; y en Lombardía.

            En la práctica estas nuevas unidades económicas tienen vínculos más estrechos con otros estados regionales en la economía global que con la nación que las alberga, y constituyen mercados esenciales en crecimiento para los bienes y servicios de las corporaciones globales.

            El autor señala que el surgimiento de la región-estado cambia profundamente y para siempre la lógica global que define cómo las corporaciones operan y cómo los gobiernos de la naciones-estado entienden su propio papel en los asuntos económicos.

            En la teoría del autor, las regiones-estado son unidades óptimas de operación económica, áreas desarrolladas en torno a un centro económico regional que a veces cruza las fronteras de los estados y que puede tener una población de hasta 20 millones. Estas áreas pertenecen a la edad de la informática y sus rasgos centrales son los siguientes: son impulsadas por capital privado; constituyen expresiones del dominio de la informática; tienen redes autónomas de empresas privadas interdependientes; acogen el capital externo y a empresas de clase y "expertise" mundial, lo cual conlleva la creación de trabajos de alta calidad, generalmente en los campos de la alta tecnología; buscan la prosperidad regional armónica basada en compañías interdependientes y orientadas a la formación de redes de apoyo tecnológico e investigativo; y crean servicios intensivos en el uso de información.[6]

            Dentro de las nuevas circunstancias, Ohmae concibe al estado no como el motor o eje central de la economía que fue en el pasado, sino como un agente catalítico del desarrollo económico regional. El estado debe aceptar la nueva realidad de la economía global y ayudar al desarrollo de "puertos locales de entrada" y hacer todo lo posible por fomentar y nutrir las regiones en ascenso, proveyendo la infraestructura y el marco de estímulos fiscales que sea necesario para que las regiones mejoren su inserción en la economía global y contribuyan así a dinamizar el resto de la economía nacional.     

 

Peter F.Drucker

Post-Capitalist Society

           

            Sin duda, esta obra de Drucker, que se inserta en la  mejor tradición de la economía política (con un fuerte contenido filosófico) tal como la cultivaron Stuart Mill, Marx y Schumpeter, es un clásico contemporáneo.

            Drucker describe cómo en diferentes periodos (mediando usualmente varios siglos) se han observado abruptas transformaciones que han influido sobre todos los aspectos de la sociedad: la visión de mundo, los valores básicos, las formas de producir y de hacer negocios, y la estructura política y social. Según el autor, el mundo se halla en una de esas coyunturas de cambio radical, en una transición de un periodo en que dominaron el capitalismo y la nación-estado a una sociedad en que predominan el conocimiento y las organizaciones, la cual él denomina la sociedad postcapitalista. En esta nueva sociedad, el recurso económico principal es el

conocimiento y los grupos sociales dominantes son los que poseen y administran el conocimiento, especialmente los trabajadores del conocimiento.

            En su abarcadora síntesis histórica, Drucker discute la Revolución Industrial, y las revoluciones en los sistemas de gerencia, de promoción de la productividad y de gobierno de las corporaciones.

            En su análisis de la estructura postcapitalista, Drucker introduce nuevos enfoques acerca de la función de las organizaciones, la economía del conocimiento, y la productividad como prioridad social y económica. De igual modo, discute la transformación de la nación-estado en lo que él llama el Megaestado-que se convierte en el "dueño" de la sociedad, en el elemento central del orden económico-, analiza al nuevo pluralismo de los sistemas políticos y la necesidad de cambiar el papel y la misión del estado. Finalmente, el autor examina en detalle los asuntos y tendencias relacionados con el conocimiento y el uso del conocimiento en la sociedad postcapitalista.

            En su vasto y complejo análisis, Drucker identifica varias tendencias que vale la pena enumerar:

·         La nueva sociedad no será ni socialista ni capitalista y su recurso principal será el conocimiento, que será manejado por las organizaciones.

·         A escala global, el sistema político postcapitalista estará constituido no sólo por naciones-estado, que seguirán siendo el elemento clave, sino también por estructuras transnacionales, regionales, locales y aun tribales, que competirán entre sí y coexistirán.

·         Los principales grupos sociales en la sociedad del conocimiento serán los trabajadores del conocimiento: ejecutivos del conocimiento que saben cómo asignarlo a usos productivos; profesionales y especialistas; y empleados de las organizaciones que administran el conocimiento: las empresas y las uniones, las fuerzas armadas y los hospitales, las escuelas y las universidades, las instituciones sin fines de lucro y los diferentes niveles del gobierno.

·         La sociedad postcapitalista necesita de la persona educada, que tenga acceso a la herencia del pasado y sea capaz de entender y apreciar otras culturas y tradiciones, al mismo tiempo que domina los elementos intelectuales y técnicos que exige la nueva civilización.

·         El gobierno necesita nuevo pensamiento e innovación radical en varias áreas: la relación entre el gobierno nacional y las tareas transnacionales; entre el gobierno nacional y las organizaciones regionales; y entre nuevas pero muy diferentes regiones. Al nivel interno, la gran tarea es hacer que el gobierno sea eficaz de nuevo, lograr que recupere una capacidad de actuación que le permita concentrarse en asuntos que produzcan resultados, especialmente en la tarea de crear un clima adecuado para la inversión, lo que consiste en ofrecer estímulos a la inversión en conocimiento y en recursos humanos, así como en facilidades productivas de los negocios e infraestructura.

·         El reto económico de la nueva sociedad será aumentar la productividad del trabajo relacionado con el conocimiento (lo que el autor llama la "aplicación del conocimiento al conocimiento") y el reto social más importante será  integrar los trabajadores de servicios, que carecen de la educación necesaria, al nuevo sistema, para evitar tanto la dualidad social como la acentuación de la desigualdad económica y social.

 

Hamish McRae

The World in 2020: Power, Culture and Prosperity

 

            En este libro el autor hace un cuidadoso análisis de la situación mundial actual y de los factores que contribuyen al crecimiento económico. Enfoca su atención en las principales regiones (América del Norte, Europa y el Este de Asia). Luego examina en detalle las principales fuerzas que impulsan el cambio a escala global: la transformación demográfica, los recursos naturales y el ambiente, el comercio y las finanzas, la tecnología y los sistemas de gobierno. Esto le permite trazar un escenario del mundo en el año 2020 para cada una de las principales regiones del mundo.

            En términos generales, el autor plantea la tesis central de que, en el futuro, la cultura y los valores serán las nuevas fuentes de ventaja de los países industrializados.

            En el año 2020, los países de América del Norte, Europa y el Este de Asia se hallarán en una intensa competencia. Cada país tendrá la capacidad de emular con rapidez y eficacia las acciones y estrategias de otros, ya que las innovaciones se moverán a gran velocidad a través de las fronteras políticas, lo que hará que las ventajas tecnológicas no sean sostenibles.

            McRae vislumbra que los tradicionales factores de crecimiento-la tierra, el capital y los recursos naturales-serán reemplazados por activos de índole cualitativa, entre los cuales se destacan la calidad, el grado de organización, los niveles de motivación y la disciplina de trabajo de las personas. En todos los contextos, el gobierno jugará un papel más modesto en la vida económica y social de las naciones.

            En el nuevo orden que vislumbra McRae, el mejor predictor de éxito será la capacidad que tenga una nación para establecer un balance apropiado entre la creatividad y el desarrollo intelectual, por un lado, y el grado de responsabilidad social, por otro lado. De ahí que al autor piense que entre los poderes económicos dominantes en el futuro inmediato estarán países que hoy en día muestran esas características, tales como China y Australia, que se unirán a Estados Unidos, Japón y Alemania, que hace tiempo lograron tal meta, en la competencia por el liderato económico mundial.  

 

Lester Thurow

Head to Head: The Coming

Economic Battle Among Japan, Europe, and America

 

            En este libro Lester Thurow, influyente economista norteamericano y Decano de Sloan School of Management, de Massachussets Institute of Technology (MIT), hace un vigoroso esfuerzo por demostrar no sólo que Estados Unidos se encamina a una encarnizada batalla económica con Japón y los países más avanzados de Europa, sino que tendrá que librar esa lucha partiendo de una severa desventaja. En efecto, según él, tanto Japón como los países de la Comunidad Europea han desarrollado e implantado estrategias de largo plazo que no son legalmente aceptables en Estados Unidos.

            El autor afirma que en siete industrias claves que habrán de controlar la producción global en las próximas décadas, Estados Unidos tiene la primacía en sólo una (en la biotecnología). Aún en el sistema educativo, que se necesita para darle apoyo a las emergentes industrias de alta tecnología, Estados Unidos tiene cierto grado de rezago respecto a sus competidores.

            De ahí que Thurow dedique el grueso de su esfuerzo a trazar un plan que los negocios de Estados Unidos deben de seguir con miras a mejorar su competitividad internacional. Recalca la importancia de hacer grandes inversiones en investigación y desarrollo para usos civiles, renovar la planta y el equipo de la industrias, mejorar significativamente la infraestructura económica y desarrollar a plenitud las destrezas humanas.[7]

            Thurow identifica las industrias en que debe atraer y/o desarrollar todo país que aspire al éxito en el futuro: microelectrónica, biotecnología, las industrias de nuevos materiales, telecomunicaciones, aviación civil,

robótica más máquinas-herramientas y computadoras más programación.

            Según Thurow las nuevas fuentes de ventaja estratégica serán la educación y las destrezas de la fuerza trabajadora.

·         El plan de acción que el autor sugiere para que Estados Unidos logre la plena competitividad en la economía global incluye los siguientes elementos:

·         Es necesario estudiar cuidadosamente la competencia: analizar lo que hacen mejor otros países y compararlo con la actuación de las empresas nacionales. Esto es lo que el autor llama "international benchmarking".

·         Fortalecer los patrones de ahorro e inversión. Eliminar los patrones de desahorro tanto en el caso de los consumidores como en el del gobierno, adoptar un sistema contributivo que ofrezca incentivos poderosos al ahorro y desincentivos al consumo, proveer estímulos fuertes a la inversión y generar presupuestos más altos para la inversión gubernamental en infraestructura.

·         Mejorar la educación en todos sus niveles, de manera que la productividad laboral sea la justificación para las alzas en salario. Esto incluye el desarrollo de un sistema de adiestramiento técnico y vocacional tan eficiente como el que existe en Alemania.

·         La creación de alianzas estratégicas entre empresas, con miras a conquistar los mercados internacionales, para lograr lo cual será necesario enmendar las leyes y regulaciones de Estados Unidos, que ven estas prácticas como acciones monopolísticas.

·         Contrarrestar las políticas nacionales de desarrollo económico de otros países-que según el autor son más eficaces de lo que generalmente se acepta-con una estrategia nacional, claramente formulada, de Estados Unidos.

 

 

 

 

 

 

 

 

Robert Reich

The Work of Nations: Preparing Ourselves for 21st. Century Capitalism

 

            El propósito de este influyente libro de Robert Reich, actual Secretario del Departamento del Trabajo de Estados Unidos y respetado economista político, es trazar un cuadro amplio de las realidades de la emergente economía global y de las sociedades que están siendo impactadas por las nuevas tendencias a escala mundial. Según Reich, en un momento en que todos los factores de producción-el dinero, la tecnología, las fábricas y el equipo industrial- se mueven sin esfuerzo alguno, con gran celeridad, a través de las fronteras, pierde sentido hablar de la "economía americana", así como de capital, productos, y tecnología americanos.

            A juicio del autor, el único aspecto realmente americano, en el sentido de la economía nacional, es la fuerza de trabajo y la gente americana. Así, el reto real que afrontará Estados Unidos en los años venideros es aumentar el valor potencial de lo que los ciudadanos del país pueden añadir a la economía mundial, mediante el fortalecimiento de sus destrezas y capacidades y mejorando los medios de vincular tales destrezas y capacidades incrementadas con el mercado mundial.

            Según Reich, la mejora de la competitividad nacional no se logrará mediante la protección y subsidiación de las corporaciones ni mediante la manipulación de la política fiscal (reducir los gastos del gobierno o recortar las contribuciones), sino por vía de la acentuación de la preocupación acerca de la sociedad americana y convenciendo a los ciudadanos de la necesidad de hacer sacrificios (especialmente por parte de los más privilegiados) por el bien común, de manera que la mayoría de la población pueda recuperar el terreno que ha perdido (en el plano del conocimiento técnico, de la educación y del desarrollo de destrezas productivas) y logre participar más eficazmente en la nueva economía global.            Para el autor, se trata esencialmente de un asunto de responsabilidad social, de la necesidad de forjar un propósito nacional.

            Reich le asigna gran peso a la más importante ventaja competitiva en la nueva economía global: la destreza en la solución, identificación y manejo de nuevos problemas o lo que él llama los servicios simbólico-analíticos, que involucran el trabajo de: investigadores científicos, ingenieros de programación de computadoras, gerentes, banqueros inversionistas, abogados y contadores creativos y otros de corte similar.

            De ahí la importancia que Reich le atribuye a la mejora de la educación, en todos sus niveles, y del adiestramiento técnico, particularmente en los lugares de trabajo. La formación del analista simbólico (la clasificación amplia que el autor usa para referirse a los trabajadores del intelecto) se basa en el pleno desarrollo de cuatro destrezas básicas: abstracción, pensamiento sistémico, experimentación y colaboración, lo cual debe ser suplementado por el desarrollo de una cultura integral que coloque a los recursos humanos del país a la altura de la exigencias, la variedad y calidad que requiere la nueva economía mundial.   

            El llamado de Reich es a que los ciudadanos americanos estén dispuestos a hacer los sacrificios necesarios (en la forma de mayor pago de impuestos progresivos, inversión adicional en las universidades, desarrollo de parques de investigación científica e industrial, mejora de la infraestructura tecnológica, y programas de cooperación con otros países avanzados) para aumentar así el contingente de analistas simbólicos dentro de la economía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 Francis Fukuyama

El Fin de la Historia y el último hombre

 

            Mezcla de reflexión sobre la filosofía de la historia, texto de economía política y análisis de la evolución del pensamiento político contemporáneo, este libro constituye una de las aportaciones más originales al estudio de la sociedad postindustrial. Los orígenes del libro se encuentran en un famoso ensayo que el autor publicó en 1989 en la revista The National Interest.

            Fukuyama examina la interacción de dos fuerzas en la historia de la humanidad. Por un lado, lo que él llama la "lógica de la ciencia moderna", que mueve a los hombres hacia un horizonte de necesidades y deseos en continua expansión, lo cual se logra mediante un proceso económico racional que culmina con el predominio de la democracia capitalista liberal. Por otro lado, lo que el autor, siguiendo la terminología hegeliana, llama "el deseo de reconocimiento", que constituye, a su juicio, el más importante factor explicativo del cambio histórico.

            Fukuyama desarrolla un extenso e intenso argumento a favor de la tesis de que la interacción de esas dos fuerzas llevaron al derrumbe de las tiranías de derecha (el fascismo y los regímenes militaristas) y de izquierda (el comunismo soviético y sus variantes en Europa Oriental) en este siglo y gradualmente inducen a una gran diversidad de países (algunos con bases culturales completamente distintas) hacia la instauración de democracias capitalistas liberales como última etapa del proceso histórico.

            Luego de una extensa y apasionante discusión, el autor llega a la conclusión de que a fines del siglo XX se puede hablar de nuevo de historia

direccional, orientada y coherente que posiblemente conducirá a la humanidad, no empece a los muchos conflictos que habrá que resolver, hacia la democracia liberal.

            Los dos factores que explican el recuperado concepto de la historia son, por un lado, la ciencia natural moderna, que constituye la única actividad social importante que, por consenso, es a la vez acumulativa y orientadora y ha tenido un efecto uniforme-provee ventaja militar y hace posible la acumulación ilimitada de riqueza-; y por otro lado, la democracia liberal, que predomina en los países más desarrollados del mundo e induce el progreso y la industrialización avanzada, aun cuando se observen casos de países autoritarios con significativo progreso económico.

            Por supuesto, según al autor, sigue vigente el concepto hegeliano del afán de reconocimiento, que impulsa a la lucha por la dignidad y la autonomía del ser humano, tanto en el plano individual como colectivo. Este elemento explica cómo la cultura, la religión, el trabajo, el nacionalismo y la guerra siguen siendo fenómenos determinantes del futuro de la humanidad.

            El autor argumenta que la democracia liberal posee la flexibilidad y la capacidad para resolver los problemas que plantea el afán de reconocimiento, ya que al existir las bases para la mutua tolerancia y coexistencia pacífica de países de formación y culturas distintas, se logra un equilibrio duradero, una sociedad estable en la que el hombre se halle por fin plenamente satisfecho.

            Ante la nueva situación, surge la interrogante de si el hombre que surge en la nueva etapa de la historia es, en el sentido que señaló Nietzsche, una persona carente de espíritu, incapaz de tener aspiraciones y deseos de cambio. La exploración de esta interrogante no lleva al autor a una respuesta definitiva, pero permite iluminar algunos de los aspectos de desigualdad y contradicción que existen en la democracia liberal y analizar algunas de las alternativas que podrían darse-incluyendo el retorno a los extremismos de derecha- si la nueva sociedad es incapaz de lidiar efectivamente con aspectos críticos tales como los problemas de la familia, el aburrimiento individual y colectivo, la pérdida de identificación con los valores nacionales, el desarraigo social, y el culto a la acción bélica.

            Fukuyama concluye que mientras las sociedades modernas han avanzado hacia la democracia liberal como forma dominante, universalizada de gobierno, el pensamiento filosófico y social moderno ha llegado a un callejón sin salida, al no lograr un consenso adecuado sobre lo que es el hombre y lo que es su dignidad específica. Si bien la democracia liberal es la mejor solución posible al problema humano, no logra anular la contradicción entre la exigencia de reconocimiento de derechos iguales y la nueva liberación de lo que el autor llama la megalothymia, el afán de afirmación propia, de sobrepasar a los demás en el grado de excelencia y en la intensidad y calidad con que se vive la vida y se ordena el destino colectivo del país

 

 Paul Kennedy

Preparing for the Twenty-first Century

 

            El autor del famoso libro The Rise and Fall of the Great Powers, usa el enfoque historicista para hacer una extensa e intensa investigación de las tendencias generales que se observan el mundo en la actualidad y examinar los impactos regionales de las mismas con miras a determinar cuáles serán los países ganadores y perdedores como consecuencia de esas tendencias y determinar cuáles son las acciones tácticas y estratégicas que los países deben adoptar para enfrentarse con efectividad a los retos del siglo XXI.

            Kennedy examina seis tendencias dominantes en la actualidad: la explosión demográfica, particularmente en los países en desarrollo; la revolución en las comunicaciones y en las finanzas y el auge de la corporaciones multinacionales; la revolución en la biotecnología y su impacto en la agricultura a escala global; la robótica, la automatización y los nuevos derroteros de la producción industrial; el impacto de la actividad económica en el ambiente natural; y la erosión de la autonomía y funciones de la nación-estado.

            El análisis de cada una de estas tendencias lleva a Kennedy a la identificación de patrones que son muy importantes para la planificación del futuro del globo:

·         La población de los países en desarrollo crecerá a tasas casi cinco veces mayores que las de los países desarrollados, lo que requerirá utilizar los cambios tecnológicos en la producción de bienes y servicios, especialmente de alimentos, para evitar una catástrofe a escala mundial.

·         Las compañías de los países altamente industrializados están invirtiendo en nuevas tecnologías que podrían perjudicar gravemente a los países en desarrollo ya que proveen sustitutos para productos que hoy en día se producen en estos últimos y que generan millones de empleos.

·         Si bien la biotecnología ofrece la posibilidad de aumentar significativamente la productividad agrícola, puede alterar el equilibrio productivo al nivel global, perjudicando a países que generan grandes cosechas por métodos tradicionales y a costos bajos debido al uso intensivo de mano de obra barata.

·         El efecto invernadero ("global warming"), la destrucción de los bosques pluviales, el drenaje de los acuíferos, el uso extendido del petróleo y sus derivados, y otros impactos negativos de la producción industrial obligan a redoblar los esfuerzos de control y manejo ambiental que realizan los organismos internacionales, aunque éste sea un objetivo sumamente difícil de lograr.[8]

·         Las tendencias internacionales hacia el libre comercio, la necesidad de alianzas regionales para aumentar la seguridad nacional, la revolución financiera y en la comunicaciones, y las acciones para combatir el terrorismo, el tráfico ilegal de drogas y narcóticos, han fortalecido el poder de los organismos supranacionales (ONU, GATT, NAFTA, Comunidad Europea, etc.) y erosionado la autonomía y funciones de las naciones-estado.

Luego de analizar el impacto de estas tendencias en las diferentes regiones del planeta (Japón, India y China, la antigua Unión Soviética, Europa y Estados Unidos), Kennedy llega a la conclusión de que las sociedades que posean recursos técnicos y educativos, amplitud de fondos, y un alto grado de solidaridad cultural están en mejor posición para tener éxito en el próximo siglo que aquellas que carezcan de esas fortalezas.

 

Donella Meadows, et.al.

Más allá de los límites del crecimiento

            En este libro, que es la secuela del clásico Los límites del crecimiento, los autores ponen en relieve que ya se han rebasado ciertos límites y que si continúan las tendencias actuales será prácticamente inevitable que el siglo entrante vea el colapso de la civilización industrial.

            Por supuesto, sigue existiendo la opción de un futuro sostenible y se han observado algunos progresos en la detención del deterioro ambiental. El desarrollo sostenible sólo se logrará si hace un cambio drástico en la gerencia, producción y utilización de los recursos naturales y se modifican sustancialmente los hábitos de consumo en todos los países del globo. Hay que reducir los flujos y el consumo de energía y de materias primas en general y lograr un equilibrio entre las metas a corto y largo plazo, con miras a planificar una sociedad realmente sostenible, así como la asignación de un peso mayor a los principios de suficiencia, equidad y calidad de vida, en vez de recalcar indefinidamente los logros cuantitativos de la producción y el consumo.

 

Comisión de las Comunidades Europeas

Libro Blanco: Crecimiento, Competitividad y Empleo: Retos y Pistas para entrar en el Siglo XXI

 

            Este trascendental informe fue redactado en un momento en que la mayoría de las economías europeas se hallaban ya sea en recesión o en una etapa de crecimiento económico sumamente lento, y está orientado a demostrar cómo la Unión Europea podría ayudar a los estados miembros a combatir el desempleo, reactivar la producción y hacer frente a la competencia internacional.

            El trabajo sentó las bases para un nuevo modelo de desarrollo económico para la Unión Europea que pudiera lidiar simultáneamente con todas los aspectos de la crisis económica que afrontaba entonces Europa- lento crecimiento, falta de competitividad, inflexibilidad del mercado laboral- y generar un ciclo virtuoso de recuperación y aumento en el empleo total.

            Se trata de un lúcido y abarcador análisis macroeconómico de las fortalezas y debilidades de las economías europeas, que al mismo tiempo refleja las tensiones y dificultades de coordinación de las políticas económicas y de logro de consensos que afrontan los países del Viejo Continente.

La Comisión propone dos estrategias para superar los problemas de las economías

·         Un plan de recuperación a corto plazo basado en un plan a gran escala de inversiones en infraestructura que generen alto crecimiento, integración y más empleos, para mejorar la competitividad y fortalecer el mercado interno de la Comunidad Europea.

·         Una reforma de los sistemas de empleo por medio de políticas proactivas que introduzcan cambios estructurales en los mercados laborales y suavicen las reglamentaciones que restringen el desarrollo de nuevas formas de organizar el trabajo y de sectores con gran potencial para crear empleos, especialmente en el área de servicios.

            En lo que respecta al desarrollo de infraestructura, la Comisión recomienda recalcar tres elementos esenciales: las redes transeuropeas de transportación, energía y telecomunicaciones; el fortalecimiento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico, mediante el aumento del compromiso financiero de las empresas privadas y la provisión de apoyo estatal en la forma de tasas contributivas más bajas, incentivos para adiestrar personal científico y créditos contributivos por el empleo de trabajadores de investigación; y la reasignación de la tecnología a mejores usos. Esto último incluye el uso de tecnologías de información y comunicación para repensar el desarrollo de infraestructura y para promover formas descentralizadas de organización del trabajo (personas que trabajen desde el hogar mediante el uso de computadoras).

            En cuanto a la acción en el frente del empleo, la Comisión recalca la necesidad de entender e influir sobre la compleja interacción entre el ambiente educativo, los mercados laborales y la regulación de éstos, y los programas de protección y bienestar social que se vinculan con la condición de empleo de las personas. Se critica severamente la falta de flexibilidad de los mercados laborales europeos en aspectos como la organización del tiempo de trabajo, la paga y la movilidad, el efecto adverso de los programas de protección social (que tienden a ayudar a las personas ya empleadas y obstaculizan el reclutamiento de nuevo personal), el exceso de beneficios marginales (que reduce la oferta de mano de obra a los salarios existentes) y la ineficacia de las agencias de empleos.

            La Comisión propone reformas para lidiar con la estructura y duración del tiempo de trabajo, sugiere que se atenúe la tendencia a reducir la fuerza de trabajo y aumentar el uso de capital, promueve la eliminación de obstáculos a las pequeñas empresas (facilitar a éstas el acceso al crédito y a la información sobre tecnologías de producción, revisar las restricciones financieras y administrativas, etc.). Además, aboga por la ampliación de las oportunidades de empleo (mediante alianzas entre el gobierno y el sector privado) y recalca la reforma del sistema educativo (incluyendo el concepto de un sistema de enseñanza-aprendizaje que sea para toda la vida) y de los métodos de adiestramiento técnico y educación continuada. Finalmente, aspira a mejorar la eficiencia de los servicios y agencias de empleo.

 

 Michael Porter

The Competitive Advantage of Nations

 

            En este libro Porter utiliza las teorías sobre la estrategia competitiva y el desarrollo de ventajas competitivas dinámicas que él formuló en sus primeras obras-teorías que son un desafío al viejo concepto de ventajas comparativas basadas en los recursos naturales o en la capacidad industrial-para explorar los factores que hacen que las firmas e industrias de una nación sean competitivas en los mercados globales y propulsen la totalidad de la economía del país.

            Porter y sus asociados llevaron a cabo una investigación en diez países altamente industrializados, enfocando la atención en los patrones de éxito económico así como en las estrategias usadas por las compañías y en las políticas económicas nacionales que ayudaron a crear el clima de negocios que propició las acciones de esas compañías exitosas.

            De esta manera Porter identificó los determinantes fundamentales de la ventaja competitiva nacional en una industria, a saber, el famoso diamante que forman: la condición de los factores de producción; las condiciones de demanda al nivel nacional, las industrias abastecedoras y de apoyo; las condiciones en el país que determinan cómo las compañías se crean, manejan y organizan; y la naturaleza de las rivalidad comercial al nivel doméstico. También explica el papel vital que desempeñan los "clusters" o grupos de firmas e industrias relacionadas que logran adquirir el liderato en la producción mundial. A base de su teoría de la competitividad, el autor identifica las etapas del desarrollo competitivo de las naciones y provee un plan de acción para lograr que la política del gobierno ayude a fortalecer la competitividad nacional.

            En el interesante capítulo de esta vasta obra que Porter le dedica a la política gubernamental, se destaca la importancia de cinco elementos vitales en la forja de la competitividad de la nación:

·         La mejora de la calidad de los recursos humanos por vía de la educación y el adiestramiento.

·         El apoyo a la ciencia y la tecnología (investigación y desarrollo).

·         La modernización de la infraestructura, especialmente de  infraestructura especializada diseñada para favorecer industrias especificas, lo cual incluye el concepto tradicional (carreteras, aeropuertos, etc. ) así como actividades culturales y de recreo.

·         Acciones para facilitar el acceso al crédito y reducir los costos del financiamiento de la inversión privada y control de los déficits presupuestarios para evitar que el gobierno, en su búsqueda de fondos para financiar el déficit presupuestario, induzca la existencia de altas tasas de interés.

·         Mejora de la cantidad y calidad de la información que utilizan las firmas para tomar decisiones: se requiere información de la alta calidad y fácil acceso tanto en lo que respecta a la economía nacional como a la economía global.

 

 

Data Resources Inc.

Review of the U.S. Economy: Ten Year Projections

 

            Conviene cerrar esta sección con una descripción de la más reciente proyección a largo plazo que realizó la firma de pronósticos macroeconómicos de más prestigio en Estados Unidos, ya que de este modo se logra un perfil cuantitativo del futuro que se vislumbra para Estados Unidos,  el más importante marco de referencia de la economía de Puerto Rico.

            En su proyección de tendencia y de actividad cíclica o escenario al cual se le asigna más probabilidad para el periodo de 1995-2005,  DRI anticipa los siguientes tendencias:

·         La economía mostrará variaciones suaves en su tasa anual de crecimiento y se aproximará a un camino de modesto crecimiento balanceado.

·         El producto bruto interno real de Estados Unidos crecerá a una tasa anual promedio de 2.7 por ciento en el periodo de 1994-1997 y luego seguirá avanzado a una tasa promedio de 2.3 por ciento.

·         Las fuerzas demográficas restringirán el crecimiento de la fuerza trabajadora y la productividad crecerá moderadamente. Se nivelará la tasa de fertilidad a un nivel de 2.1, la expectativa de vida será de 82.1 años y la inmigración neta montará a 880,000 por año.

·         La inflación se estabilizará alrededor del 3.6 por ciento.

·         La Reserva Federal mantendrá una política antiinflacionario plausible, pero no perseguirá la meta de absoluta estabilidad de precios (o inflación igual a cero). La tasa de fondos federales se estabilizará en el recorrido de 5.2-5.5 por ciento de 1996 a 2005. Habrá suficientes fondos para promover un crecimiento estable del crédito.

·         Los precios energéticos crecerán más rápidamente que la inflación: 5.3 por ciento en comparación con 3.6 por ciento. No se anticipan embargos petroleros, cuyo impacto suele ser la súbita aceleración de los precios energéticos.

·         A pesar de numerosos intentos de balancear el presupuesto, el déficit federal nunca se moverá por debajo del 2.3 por ciento del producto bruto interno: bajará de $171 billones en 1996 a $122 billones en 2001.

·         El déficit de cuenta corriente, se expandirá a $250 billones, en la medida en superávits en los servicios no podrán contrapesar el incremento en las importaciones.

·         La combinación de políticas fiscales laxas y políticas monetarias apretadas, junto a la fuerte demanda global de capital de largo plazo, mantendrán altas las tasas de interés reales y los rendimientos de los bonos.

·         Las altas tasas de interés y la inflación moderada evitarán cualquier depreciación sustancial del dólar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

IV. SÍNTESIS DE LAS OBRAS PRINCIPALES

 

            En esta cuarta parte se presenta una síntesis de la discusión de las obras principales, concentrando la atención en los temas y tendencias dominantes y se procura identificar los elementos de consenso que sugiere la literatura consultada.

            Sin duda la enseñanza básica que se obtiene de esta larga y tortuosa peregrinación por la vasta literatura sobre la situación de la sociedad postindustrial es que el mundo se encuentra en una nueva y revolucionaria etapa en lo que respecta a la organización, estructura y dinámica tanto de las economías nacionales como de la emergente economía global.

            Esta realidad obliga a los teóricos, analistas o investigadores de todas las disciplinas (economistas, planificadores estratégicos, politólogos, sociólogos, educadores, filósofos y futuristas en general) a reestructurar sus enfoques, renovar sus teorías y repensar las estrategias de acción que habrán de recomendarle a las empresas, a las personas y a los gobiernos para responder a los retos de la cambiante realidad mundial.

            Se trata de una coyuntura en la cual todas las ideas, métodos y valores establecidos están bajo fuego y luchan a brazo partido con las nuevas orientaciones de la economía, la cultura, el arte y la política. Ante todo, la velocidad, variedad, intensidad y limitada predictibilidad del cambio obligan a todas las instituciones (corporaciones, universidades, instituciones sin fines de lucro, gobierno locales y nacionales y organismos internacionales) a desarrollar sistema de rastreo, análisis y monitoría del ambiente externo, que en muchos casos suele ser la totalidad de la economía y del proceso político globales, para reaccionar con efectividad ante los nuevos asuntos (tendencias y eventos) y desarrollar respuestas efectivas que minimicen el riesgo, aumenten la probabilidad de aprovechar las oportunidades que surgen y permitan planificar eficazmente para el futuro.

            Conviene ahora enumerar, en forma más específica, los temas e ideas dominantes que se ha logrado identificar en esta exploración. No es necesario volver atrás y señalar en cada caso cuáles son los autores que están de acuerdo o en descuerdo con las ideas dominantes identificadas, ya que se trata de elementos de consenso que constituyen la destilación de muchas lecturas y que podrían variar ampliamente según la perspectiva intelectual, la formación académica y experiencia vital de cada observador que procure hacer un ejercicio similar. Es posible que un conjunto interdisciplinario de observadores pueda llegar a un consenso menos sesgado a favor de los elementos económicos de la literatura analizada, quizás dándole más peso a los aspectos filosóficos, sociológicos, gerenciales o de planificación de ésta, por lo cual este trabajo sólo aspira a ser una invitación al lector a que realice una peregrinación similar y llegue a sus propias conclusiones. En vista de lo fructífera que ha sido la exploración que se ha hecho en este ensayo, no cabe la menor duda de que la satisfacción intelectual de tal ejercicio está garantizada de antemano.

            A grandes rasgos, tales consensos, son los siguientes:

            1. La sociedad postindustrial  no es una mera extrapolación del capitalismo industrial y menos aún una proyección lineal de tendencias que gradualmente se acumularon en el seno de la sociedad capitalista, sino un salto cualitativo y cuantitativo, un nuevo sistema que demanda una interpretación teórica distinta, nuevos enfoques de investigación y el diseño de nuevas estrategias de control económico y social. Ante todo, se debe

tomar en cuenta que lo que se ha observado hasta ahora el sólo el comienzo, la fase inicial, de una profunda transformación que incluye a todos los países del globo y que avanza a pasos agigantados bajo el impulso de la revolución científica y tecnológica.

            2. El colapso de comunismo y la adopción de la ruta capitalista y democrática en la Unión Soviética y en los países del Este de Europa y la introducción parcial de algunas instituciones de corte capitalista (el libre mercado, el sistema de precios, la desregulación de ciertas actividades productivas) en China, así como la restauración de los procesos democráticos (en el sentido de elecciones libres y procesos parlamentarios auténticos) en una multitud de países de Asia, África y América Latina, han llevado a la hegemonía, a escala mundial, del capitalismo (ya camino la sociedad capitalista postindustrial) como sistema económico y de la democracia liberal como sistema político.

          3. La convergencia mundial hacia el capitalismo y la democracia liberal, y la distensión política entre las dos grandes potencias nucleares, van acompañadas de crecientes tensiones con países que se aferran a sus valores políticos, culturales y religiosos y resisten el abrumador impacto de las instituciones que predominan en los países occidentales. Esta situación requiere la más cuidadosa atención de los organismos internacionales y el diseño de métodos de reducir los conflictos regionales y resolver en forma pacífica las graves tensiones (o en algunos casos guerras abiertas) que se observan en algunos puntos del planeta.     

            4. En términos cualitativos, se requiere reestructurar los sistemas de gobierno, dando mayor participación a aquellos que sufren el impacto de las decisiones (ciudadanos individuales, comunidades, empresas, grupos de

interés), mejorando la eficiencia y reduciendo el costo del trabajo administrativo y regulatorio del estado. De igual modo, es imperativo revisar (entre otras cosas) las políticas públicas que aluden al trabajo, la promoción de la ciencia y la tecnología, el desarrollo de los negocios (recalcando la importancia de los pequeños negocios), la protección del ambiente, la seguridad ciudadana, el crecimiento industrial y las relaciones comerciales y financieras con otros países. El gobierno debe alentar la innovación tecnológica, la investigación y el desarrollo científicos, la difusión del conocimiento científico sobre los procesos de producción y la accesibilidad de los pequeños negocios tanto al financiamiento como a los conocimientos y técnicas de producción que son necesarios para aumentar la productividad en la manufactura, la agricultura, el comercio y los servicios. De igual modo, el gobierno debe iniciar un transición del estado asistencialista hacia un sistema que dependa más de la capacidad productiva y de la iniciativa de las personas, de manera que las ayudas del gobierno se utilicen para mejorar las destrezas y el potencial de las personas, incrementar la participación laboral y reducir la dependencia.[9]

            5. En términos cuantitativos, la nueva tecnología disponible para el desarrollo de los procesos productivos de bienes y servicios hace posible un significativo aumento en la productividad e incrementa la capacidad de las empresas y de los individuos para aprovecharse de las oportunidades que surgen en los mercados (ya sea al nivel local, nacional y global), pero, al mismo tiempo, la adopción de dicha tecnología genera tensiones económicas y sociales de gran magnitud, entre ellas el desempleo tecnológico e impactos ambientales que en muchas ocasiones son adversos, y obligan a desarrollar métodos de control y mitigación de dichas externalidades negativas.

            6. Un aspecto positivo de la nueva tecnología de comunicaciones es el enorme poder de información que coloca en manos de los ciudadanos y las empresas, lo cual contribuye a reforzar las tendencias a la descentralización del poder político y económico (a escala nacional y global) y a fortalecer el poder político y económico de los individuos y de las organizaciones.

            7. Los temas recurrentes de la literatura del Club de Roma tienen hoy más vigencia que nunca: el control del crecimiento poblacional, la reducción en el ritmo de utilización de los recursos naturales, el control de la contaminación y la búsqueda de fuentes renovables de energía son imperativos categóricos de las economías postindustriales para lograr el desarrollo económico sostenible a largo plazo.

            8. Presionada tanto por el desarrollo de las regiones-estado y las tecnópolis al nivel interno como por la creciente importancia e influencia de las organizaciones regionales e internacionales al nivel externo, la nación-estado ha visto disminuido su papel en el control de los asuntos económicos y políticos nacionales y se verá obligada a modificar sustancialmente sus políticas fiscales, monetarias y de desarrollo económico para responder más adecuadamente al nuevo orden mundial. Por supuesto, la nación-estado seguirá siendo la principal unidad de decisión en el plano internacional, pero tendrá que compartir sus decisiones con los poderes que surgen tanto en la esfera intranacional como en la dimensión internacional.

            9. El desarrollo de la infraestructura, entendida tanto en el sentido físico tradicional (carreteras, puertos y aeropuertos, etc) como en el sentido más amplio de infraestructura científica y tecnológica, redes de

comunicaciones, sistema de educación y de atención médica, ordenamiento de la actividad cultural y desarrollo de un clima político estable y propicio para el desempeño de la actividad productiva, es un elemento central, una condición sine qua non, para el logro de la competitividad internacional. En el aspecto físico, se requiere infraestructura altamente especializada, orientada al uso y asimilación de la tecnología informática, que le sirva a los intereses de las empresas o grupos de empresas que existen o que se quiere atraer al país, lo cual debe ir acompañado del correspondiente desarrollo de la capacidad gerencial, la base de capital (maquinaria, equipo y estructuras industriales y comerciales) y la base de destrezas intelectuales y técnicas de la población.

            10. Dentro de la infraestructura, debe destacarse la importancia estratégica de la red de comunicaciones. El desarrollo de una red mundial moderna de telecomunicaciones es un factor crucial en la emergente revolución informática. Elementos tales como los cables de fibra óptica, los satélites de comunicaciones, los teléfonos celulares, las redes de computadoras, los servicios internacionales de información en línea, las máquinas de facsímil, y todos los elementos relacionadas con lo que se conocerá como la "autopista informática" son absolutamente necesarios y merecen la más alta prioridad en los planes de inversión de los países que participan en flujo mundial de bienes y productos y, ante todo, de información. Las redes de comunicación y las autopistas de información no sólo son factores claves en el orden productivo postindustrial, sino que son fuerzas liberadoras y la mejor garantía de que habrán de predominar en el futuro las sociedades libres y abiertas.  

            11. Dada la importancia estratégica del conocimiento en la estructura económica de la sociedad postindustrial, la reforma de los sistemas educativos (públicos y privados, preuniversitarios y universitarios) y de los sistemas de adiestramiento técnico-vocacional es también un imperativo para el logro de la competitividad. Las comparaciones internacionales demuestran claramente que los países que han alcanzado más desarrollo educativo, que han reestructurado con más eficacia las formas de diseminar el conocimiento y aplicarlo a la toma de decisiones y a la producción de bienes y servicios son los que más capacidad competitiva y éxito han logrado en el mercado internacional. Además de las destrezas intelectuales y técnicas que requiere la nueva economía global, la formación de los recursos humanos debe tener un alto componente de conocimiento sobre otras culturas y filosofías de vida.

            12. La velocidad, amplitud e intensidad del cambio que se observa a escala global obliga a todos los países, y en mayor grado aún a los países en desarrollo, a diseñar e implantar políticas nacionales de desarrollo económico claras, explícitas y viables y a actuar con premura no sólo en lo que respecta a la creación o fortalecimiento de los componentes básicos de la competitividad -desarrollo de destrezas, acceso a la tecnología, disponibilidad de capital, mejora de la infraestructura, cambio en el clima contributivo y regulatorio- sino también en la introducción de programas que propendan a mejorar la calidad del ambiente-agua y aire-y la calidad de la vida en general: reducción del desempleo, la pobreza y la criminalidad; mejora de las facilidades de diversión y recreación; y fomento de las artes y la cultura.

            13. A diferencia del pasado, cuando la ventaja competitiva estaba en buena medida determinada por la dotación de recursos naturales y la posesión de activos de capital fijo, las ventajas competitivas en la economía global de hoy se determinan a base de activos variables y dinámicos, lo que permite que los países, las regiones y las firmas tengan más ingerencia en la forja de sus propios destinos. La calidad, alcance y dinamismo del gobierno, la interacción efectiva entre las empresas nacionales, la coordinación de las acciones del sector privado con la política pública, la capacidad para identificar y pronosticar asuntos y tendencias y el desarrollo de planes de largo plazo se convierten en ventajas competitivas dinámicas muy valiosas para lograr el desarrollo económico sostenible.

            14. Un elemento esencial del desarrollo de la competitividad es la plena disposición de información al día y de alta calidad sobre la situación y tendencias de la economía en general y de las industrias o grupos de industrias ("clusters") al nivel nacional y regional, así como de información confiable sobre las tendencias y pronósticos de la actividad económica en otros países y regiones. En particular, es necesario examinar el potencial de exportación de bienes y servicios del país a la luz de las fortalezas de las industrias nacionales y del potencial de demanda que existe en determinados países y en el mercado global en general.

            La inversión en información confiable, de alta calidad, y en estudios sobre la estructura y evolución de la economía nacional y de sus industrias es tan importante como cualquier otro elemento clave de la infraestructura económica.

            15.        Entre las industrias que tiene un futuro indudablemente promisor en la nueva economía mundial están: la microelectrónica, la

biotecnología (drogas, plantas genéticamente alteradas, productos bioquímicos, productos bioremediativos y productos para mejorar la salud de los animales), las industrias de nuevos materiales (metales, biomateriales, materiales electrónicos y cerámicas), las telecomunicaciones, la aviación civil, la robótica y las máquinas-herramientas en general, y las computadoras más el componente de desarrollo de programación especializada y de alta calidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

V. TEMAS Y TENDENCIAS MÁS IMPORTANTES PARA PUERTO RICO

El conocedor o estudioso de la realidad económica y social de Puerto Rico no tiene que forzar mucho la imaginación para percatarse de que, en mayor o menor medida, todas los temas dominantes que se identifican en la literatura sobre la situación de la sociedad postindustrial tienen equivalentes o paralelismos (o francamente están en plena vigencia) en Puerto Rico, sin que falte uno que otro aspecto en que la tendencia observada aquí es divergente de la tendencia mundial.

            Ahora bien, es proverbial el señalamiento de que toda discusión sobre la situación y perspectivas de la Isla desemboca a la larga en el debate sobre el status político. Un aparente corolario de esa aseveración es que no vale la pena discutir a fondo ningún asunto ni plantear una estrategia de desarrollo a largo plazo para la Isla si aún sigue sin resolverse el dilema sobre la estructura jurídico-política en que se enmarcará cualquier estrategia futura.

            Sin duda, el mejor argumento contra la estrategia de la inacción o de la espera indefinida a que se resuelva el problema del status es el sentido de urgencia, de acción inmediata, que transmite a los lectores prácticamente toda la literatura examinada en este trabajo. No importa en que manera se interprete- bien como una formidable ventaja competitiva o como una severa limitación para las posibilidades de desarrollo económico y político de la Isla-la actual estructura jurídico-política de Puerto Rico-el Estado Libre Asociado- sobrevivirá sin enmiendas por un periodo lo suficientemente largo como para hacer muy costosa (debido a la pérdida de oportunidades de beneficio económico y a la acumulación de daño ambiental y social que podría ser evitado) la estrategia de la inacción en el dinámico, cambiante y azaroso mundo postindustrial. De ahí que sea imperativo que, a la luz de la discusión anterior, se identifique un conjunto de áreas de decisión que será necesario analizar más a fondo, en un trabajo futuro, para lograr que Puerto Rico responda con la mayor eficacia, rapidez y precisión posibles (reconocidas por un lado, las ventajas competitivas y por otro lado, las restricciones o límites que pueda implicar el status político vigente) a los retos y oportunidades que presenta la economía global.

            A fin de disciplinar la discusión, es preferible examinar a grandes rasgos, y con ánimo de sentar las bases para un análisis a fondo en el futuro, la inserción de la Isla en cada una de los temas o tendencias generales de la sociedad postindustrial identificados en la sección anterior.

            1. El acelerado cambio económico, social y tecnológico que ha experimentado la Isla durante los últimos cuarenta años hace que Puerto Rico sea uno de las mejores plataformas de observación del fenómeno de la sociedad postindustrial. Tendencias tales como la rápida transición de la economía agrícola a la economía industrial, la transición de industrias manufactureras intensivas en mano de obra a industrias de alta tecnología,  la migración interna hacia los grandes centros urbanos, el acelerado desarrollo de la infraestructura económica, la modernización de la administración pública, la reestructuración de la base de capital humano por vía de inversión masiva en la educación y en el adiestramiento en los centros de trabajo, y la difusión de la tecnología avanzada a partir del sector manufacturero son parte de la historia reciente de la Isla y se han estudiado con sumo cuidado a través de los años. Por supuesto, para entender la forma en que se está desarrollando la sociedad postindustrial en la Isla, es preciso estudiar con rigor los modos particulares de inserción en la economía global que Puerto Rico ha venido ensayando, por vía de las actividades de exportación e importación de las empresas multinacionales y de las empresas de capital local que comienzan a incursionar en el mercado mundial. 

            2. La tradición económica y política de la Isla coloca al país en la corriente general del dominio del capitalismo y de la democracia liberal. Un aspecto interesante es que el tamaño del sector público en Puerto Rico, producto del papel central que jugó el gobierno en la fase inicial de desarrollo económico, corresponde más bien a la tradición del estado keynesiano, al estilo del Nuevo Trato y de algunos países latinoamericanos como Venezuela, y se aparta por tanto de la corriente de privatización que ya ha tomado cuerpo en muchas de los países altamente industrializados. No es extraño que las acciones de privatización hayan ganado terreno recientemente, como tampoco es raro que éstas hayan afrontado fuerte oposición del sector laboral y de diversos círculos de discusión intelectual de la Isla.[10]   

            3.  Deben examinarse con sumo cuidado las implicaciones que tendría para la Isla un proceso de apertura de Cuba, el país más populoso, la economía de mayor potencial productivo en la región del Caribe y uno de los pocos países que aún se aferran a una versión ortodoxa del socialismo. Dada la posible existencia de aspectos complementarios en cuanto al desarrollo económico futuro entre Puerto Rico y Cuba, que sugieren que la Isla podría jugar un papel significativo en la canalización de inversión externa y en la transferencia de conocimiento empresarial y tecnología hacia dicho país, la vigilancia  de las incipientes tendencias hacia la democratización y la introducción de aspectos de mercado libre en la economía cubana es una tarea de alta prioridad en todo análisis sobre el futuro de la economía de Puerto Rico.

            4. La discusión sobre el papel, el tamaño, la eficacia del gobierno de Puerto Rico, que incluye también la preocupación por el tamaño de la deuda del gobierno de Puerto Rico y la situación financiera de las corporaciones públicas, ha ganado intensidad durante los últimos años y es sin duda uno de las temas prioritarios en cualquier plan de desarrollo económico de la Isla. Dada la significativa participación del gobierno en la economía, tanto por vía de la administración central y los municipios como por motivo del papel central que juegan las corporaciones públicas en el desarrollo de la infraestructura, acciones que aspiren a desmontar la estructura del sector público tendrán significativos impactos macroeconómicos y afrontarán feroz oposición de diversos grupos de interés, particularmente de las uniones de las corporaciones públicas. Aún más importante para la Isla es el futuro de los programas de asistencia social en Estados Unidos, que será una síntesis entre las aspiraciones reduccionistas de la mayoría republicana en el Congreso y la filosofía demócrata de la Administración Clinton. En la medida en que los ciudadanos de Puerto Rico reciben una significativa cantidad de transferencias federales (el balance neto de las mismas montó a $3,855.4 millones en el año fiscal 1994), el análisis y seguimiento de las tendencias del sistema de asistencia social en Estados Unidos es un elemento básico para entender el desempeño y pronosticar la trayectoria de la economía de Puerto Rico.

            5. Una de las razones por las cuales la tasa de desempleo sigue siendo alta en Puerto Rico (16.0 por ciento en el año fiscal 1994) es que la expansión de empleo total ha estado restringida por la tendencia de las firmas, especialmente aquellas que operan en el sector manufacturero, a adoptar técnicas de producción intensivas en capital, en parte debido a la tendencia ascendente del costo de la mano de obra y en parte en respuesta a la alta productividad y la reducción del costo de financiamiento de la maquinaria y el equipo. Así, el empleo manufacturero ha permanecido prácticamente estancado desde el año fiscal 1988 (en el recorrido de 163,000-168,000 según la Encuesta de Viviendas), en un periodo en que el producto bruto interno de la manufactura aumentó a una tasa anual promedio de 7.6 por ciento. Procesos similares se observaron en la construcción, las finanzas, la transportación y las comunicaciones. Así, el avance del empleo total durante ese periodo se debió mayormente al comercio, el sector de servicios y el gobierno. Estas tendencias son sumamente preocupantes en una economía en que existe un masivo excedente de oferta de recursos humanos, gran parte de la cual no se manifiesta en las estadísticas de desempleo debido a la baja tasa de participación laboral que caracteriza a la Isla (46.1 por ciento en el año fiscal 1994). A todas luces, pues, hay que estudiar a fondo el problema de creciente desempleo tecnológico en la Isla, que podría agravarse a medida que se consolidan la tendencia a la reestructuración corporativa, las técnicas gerenciales de reducción de personal y la incorporación de las tecnologías informáticas en los centros de producción. En vista de que estos procesos son irreversibles dentro de la lógica de operación de la sociedad postindustrial, tal vez la mejor estrategia para lidiar con el asunto sea el incremento de la inversión en programas de adiestramiento y readiestramiento, concentrados en el conocimiento y uso de tecnologías informáticas -redes de información, sistemas de información en línea, reparación de equipos electrónicos etc-aplicadas a la producción y el mercadeo, que ayuden a las personas desplazadas de sus puestos de trabajo a reubicarse en el mercado laboral y aumenten las oportunidades de empleo de las personas marginadas.[11]

            6. La difusión de la tecnología de computadoras en la Isla es tan acelerada como en cualquier país altamente industrializado. No menos importante es el hecho de que el sector público y la empresa privada en todas sus manifestaciones han incorporado la tecnología de computadoras en forma masiva. En el caso de las familias consumidoras, la computadora, la máquina de facsímil, el teléfono celular y los "beepers" se han tornado equipos abundantes y comunes que a la larga serán tan accesibles como los teléfonos convencionales y los televisores. Este desarrollo se puede considerar una señal de que la entrada de Puerto Rico a la era de la informática, que aún aguarda por un estudio minucioso sobre su naturaleza y alcance, es ya una realidad innegable.

            7. Puerto Rico constituye un caso clásico para examinar empíricamente las tesis del Club de Roma, ya que en la Isla se observan todas las tendencias que preocupan a los ambientalistas: alto crecimiento poblacional, alta densidad poblacional, significativa participación de la manufactura en la economía, fuerte presión de la actividad económica sobre una limitada base de recursos naturales, acentuada tendencia hacia el consumo y serias dificultades en la disposición de desperdicios sólidos y tóxicos, excesiva de dependencia del petróleo para la generación de energía

eléctrica, y niveles altos de degradación ambiental (aire, agua, suelos, acuíferos, zonas costaneras, etc.). De ahí que la evaluación de la políticas de control y protección ambiental y la discusión de los inevitables intercambios ("trade-offs") entre el crecimiento económico y la calidad del ambiente sean elementos centrales en la agenda sobre el futuro de la Isla.

            8. Aunque Puerto Rico no es una nación-estado (por lo cual no participa directamente en los organismos internacionales)  ni tampoco un estado-región dentro de Estados Unidos (lo que implica que no tiene divergencias fundamentales de política económica con esa nación-estado) la estructura jurídico-política de la Isla, el Estado Libre Asociado, conlleva la autonomía fiscal y un amplio campo de acción propia en el diseño e implantación de la política pública, el financiamiento y desarrollo de la infraestructura, el manejo de la deuda pública, la regulación de los procesos de producción y el diseño e implantación de las normas de trabajo y de las regulaciones ambientales, para sólo mencionar algunos aspectos básicos. De igual modo, el gobierno de Puerto Rico tiene que mantener una firme vigilancia de las acciones legislativas del Congreso, de las acciones administrativas del Presidente y de los acuerdos comerciales que Estados Unidos adopte con otros países (los casos recientes son NAFTA y GATT) que de un modo u otro tengan impacto sobre la Isla, procurando que en todo momento los intereses del país se tomen en cuenta a la hora de tomar decisiones. No cabe la menor duda de que bajo la presente estructura la Isla es altamente vulnerable a cambios en la política doméstica y exterior de Estados Unidos, pero al mismo tiempo los beneficios que implica la integración comercial con Estados Unidos, el libre flujo de bienes, servicios, capital y recursos entre ambas economías, el acceso al mercado de capital más grande del mundo, y la gran variedad de ayudas económicas que Puerto Rico obtiene de esta relación contrapesan decisivamente los costos que conlleva tal vulnerabilidad. Lo cierto es que el gobierno de Puerto Rico en materia de política fiscal, provisión de infraestructura y desarrollo de un clima de inversión apropiado tiene un papel parecido, aunque claramente de menor alcance e impacto, al de una nación-estado.

            9. Tanto en términos cuantitativos como cualitativos, la inversión en infraestructura ha mostrado una significativa mejora desde mediados de la década de los 80, tendencia que se ha acentuado durante los últimos tres años fiscales, cuando la inversión en infraestructura (interpretada en el sentido tradicional) ha superado el nivel de $2.0 billones y ha constituido, en promedio, el 8.6 por ciento del producto bruto. Esencialmente con miras a financiar la expansión de la infraestructura básica, ya para el año fiscal 1994, la deuda pública de Puerto Rico montaba a $15.3 billones, de los cuales $10.8 billones eran deuda de las corporaciones públicas. Aún así, debido a fallas en el proceso de planificación de la infraestructura y a la gran presión que ha generado el resurgir de la economía de la Isla durante los últimos diez años, se han comenzado a observar fallas en los sistemas básicos- particularmente en producción y distribución de agua y en menor grado en la capacidad generatriz de energía eléctrica- lo cual unido a la creciente preocupación sobre la insuficiencia de los sistemas de disposición de desperdicios sólidos y tóxicos, el aumento inaudito en el número de vehículos de motor y la ausencia de un sistema de transportación rápida en masa (que podría subsanarse en parte si se logra la construcción del Tren Urbano) han generado una expectativa de crisis inminente en este importante componente del desarrollo económico. Sin duda, los logros en la campo de la telefonía y en el desarrollo de la infraestructura de telecomunicaciones en general son la contrapartida de las fallas arriba señaladas. Urge, pues, una evaluación a fondo de los problemas de infraestructura que afronta la Isla y se hace imperativo el desarrollo de una efectiva coordinación del desarrollo de infraestructura a largo plazo, tomando en cuenta las exigencias de la nueva economía mundial.[12]

   10. Puerto Rico cuenta con una avanzada infraestructura de comunicaciones y se mueve hacia la plena integración con las autopistas informáticas. Más específicamente, se ha creado una red de comunicación de alta velocidad, que constituye la base para el desarrollo de los servicios multimedios (voz, imagen y datos), se dispone de las técnicas de transmisión de datos más avanzadas (por vía de la fibra óptica) y el sistema telefónico está cien por cien digitalizado. Como todo país que participa en la economía global, la Isla tendrá que seguir invirtiendo en la creación de un sistema de comunicaciones que pueda aprovechar al máximo la tecnología moderna. Hay que evaluar el papel de la compañías telefónicas en la transmisión de imágenes, fomentar la competencia entre estas empresas y mejorar la calidad de transmisión de la compañías de televisión por cable. La agenda de análisis y planificación en el campo de las telecomunicaciones es un elemento central de la evaluación que hay que hacer de la infraestructura de la Isla en general.

            11. El gobierno de Puerto Rico dedica casi una tercera parte de su presupuesto al desarrollo del sistema educativo público, que incluye ofertas académicas desde la escuela elemental hasta el nivel doctoral, además de  múltiples opciones de educación técnico-vocacional. Paralelo al esfuerzo

público, existe una vasta red de instituciones privadas a todos los niveles. En la actualidad la población universitaria de la Isla asciende a cerca de 160,000, de los cuales unos 100,000 son atendidos por las universidades privadas. Además, no menos de 6,000 estudiantes puertorriqueños asisten a universidades Estados Unidos y existe una vasta red de adiestramiento en el trabajo a cargo de las empresas privadas y en menor grado del gobierno. No cabe la menor duda de que la inversión en recursos humanos que realiza la Isla es substancial, pero existe la percepción generalizada de que en todos sus niveles la educación exige reforma y reestructuración, mayor calidad y ante todo mejor correspondencia con las necesidades de la industria y con las realidades de la transformación científica y tecnológica a nivel global. En cuanto al financiamiento, persiste la preocupación de que en el futuro se reduzca el flujo de asistencia económica federal-becas y préstamos- a los estudiantes y disminuya por ende la demanda de estudios universitarios (en vista de la imposibilidad de que el estado contrapese esta pérdida), lo cual podría ser funesto para gran parte de los colegios y universidades privadas del país. Así pues, en la agenda de discusión sobre el futuro de la Isla pesa mucho la decisión sobre el balance entre la educación privada y la educación pública y sobre el tipo de ayuda o estímulo económico que el gobierno de Puerto Rico le pueda ofrecer a los colegios y universidades privadas para que logren estabilizar su situación financiera a largo plazo.

            12. El diseño e implantación de una política de desarrollo económico tiene una larga tradición de Puerto Rico, siendo sus más recientes expresiones el trabajo que preparó en 1989 el Consejo Asesor Económico del Gobernador, bajo el título Estrategia para el desarrollo económico de Puerto Rico: Hacia la Segunda Transformación Económica, y el documento que redactó en 1994 el  Consejo de Productividad Económica, Oficina del Gobernador, con el título de Nuevo Modelo de Desarrollo Económico, en el cual se resume la estrategia de desarrollo económico de la actual administración. En ambos trabajos se hace alusión a los cambios emergentes en la economía global, se reexamina la trayectoria y posibilidades futuras de la Isla y se presenta una nueva estrategia para competir en los mercados globales, que incluye la definición de prioridades estratégicas y recalca la importancia de elementos tales como la infraestructura, la investigación y el desarrollo, la educación, el papel del gobierno y la calidad de vida. Estos documentos pueden servir de guía para afinar, a la luz de la literatura sobre la sociedad postindustrial que se ha realizado en este trabajo, el análisis de los retos y oportunidades que la sociedad puertorriqueña afrontará en el futuro y la identificación de las nuevas y renovadas estrategias que será necesario implantar para lograr que la Isla tenga una inserción efectiva en el nuevo orden mundial.

            13.        En la medida en que las ventajas competitivas en la economía global de hoy se determinan a base de activos variables y dinámicos, la gran inversión que Puerto Rico ha hecho en el desarrollo de recursos humanos lo coloca en una posición ventajosa para acumular riqueza y generar ingreso mediante la innovación, la investigación y el desarrollo, la utilización de la tecnología en la producción y la transferencia de conocimiento y tecnología a los países de Caribe y América Latina. A estos efectos, conviene examinar a fondo los perfiles de éxito corporativo de empresas de capital local, especialmente en los campos de manufactura, finanzas y servicios profesionales. Algunas de estas empresas están exportando bienes y/o servicios con gran eficacia y sientan la pauta para la formación de grupos de empresas e industrias que creen alianzas para incrementar las exportaciones hacia la economía global.

            14. Existe consenso entre los economistas y otros científicos sociales en Puerto Rico en cuanto a la necesidad de fortalecer las bases de datos y los sistemas de investigación económica y social del gobierno. No empece a los extraordinarios esfuerzos de las agencias del gobierno para cumplir con esta encomienda, el presupuesto asignado a esta área de la gestión pública es muy limitado y la magnitud de la tarea de análisis estadístico se agiganta en proporción directa con la expansión de la economía de Puerto Rico. La necesidad de aumentar la inversión en información incluye también el desarrollo de inteligencia económica sobre las actividades productivas y acciones de promoción de industrias de los estados de Estados Unidos (que compiten con la Isla en la atracción de actividad manufacturera) y sobre el potencial de mercado que ofrecen otros países, especialmente los de la Cuenca del Caribe y América Latina. Los esfuerzos que en esta última dirección ha realizado a través de los años la Administración de Fomento Económico y las acciones de la nueva Junta de Comercio Exterior, que está desarrollando un plan estratégico para la promoción de las exportaciones de la Isla, merecen cuidadosa atención.

 

 

 

            15.        Algunas de las industrias que muestran un futuro promisor en la nueva economía mundial tienen una presencia apreciable en Puerto Rico, a saber: la microelectrónica, la biotecnología ( a través de las farmacéuticas), las telecomunicaciones, y las computadoras más el componente de desarrollo de programación especializada y de alta calidad. Así, la industria de instrumentos científicos y de precisión, uno de los pilares de la manufactura local, depende mucho de la demanda procedente de áreas como la biotecnología, la investigación médica y la protección ambiental, a todas las cuales se le augura auge en el futuro inmediato.

            A modo de conclusión, se puede decir que la exploración de la literatura sobre la situación de la sociedad postindustrial rinde frutos apreciables. Lo que al principios lucía como un viaje por "un mar sin cartas de navegación" se convirtió en una excursión guiada por hábiles capitanes del análisis, la interpretación y la predicción de los diversos aspectos de la sociedad postindustrial, cada de los cuales abrió un espacio intelectual rico y variado, y ayudó a forjar una visión de conjunto, cierto grado de consenso con respecto a la realidad actual y la evolución futura de la sociedad postindustrial. Reflejada en los componentes básicos de ese consenso, la sociedad puertorriqueña luce a la altura de los tiempos, inmersa en la avasalladora corriente de cambio de la comunidad global, y obligada a tomar una vasta gama de decisiones económicas, sociales y políticas que serán determinantes para que se logre un desarrollo económico sostenible y un orden social que permita que cada puertorriqueño logre su pleno potencial como ser humano.

            Como bien señaló el Lic. Rafael Hernández Colón en el discurso que pronunció en los últimos ejercicios de graduación del Recinto de Ponce de la Universidad Interamericana:

 

 

 

            " Los puertorriqueños enfrentamos esta encrucijada que plantea la era postindustrial con tanto en riesgo como el resto del mundo, pero también con mucho que ganar. Si nuestras divisiones sobre el status político nos permiten formar el propósito colectivo necesario para optimizar las oportunidades que se nos presentan-y esta es una interrogante bien grande-nuestra entrada de lleno en la sociedad de la información o era postindustrial alteraría las premisas del debate sobre los seculares problemas del país que están atados a nuestras carencias materiales y geográficas" 

            Corresponde ahora que el Capítulo Puertorriqueño del Club de Roma, a la luz de este ensayo y de la vasta literatura que se ha discutido en el mismo, desarrolle un grupo de trabajo en que se analicen e identifiquen, con todo el rigor que sea posible, los retos y oportunidades que la sociedad puertorriqueña afrontará en el futuro y las estrategias que será necesario implantar para lograr que la Isla tenga una inserción efectiva y óptima en el nuevo orden mundial.

                                                                             

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

REFERENCIAS BÁSICAS

 

 

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OTRAS FUENTES CONSULTADAS

 

 

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[1] Un excelente resumen de la teoría marxista del desarrollo capitalista se encuentra en Elliot, John, Comparative Economic Systems, Prentice-Hall, New Jersey, 1973, págs. 107-133.

 

[2] Para una excelente revisión de gran parte de esta literatura véase Tamames, Ramón, Ecología y desarrollo: La polémica sobre los límites al crecimiento, Alianza Editorial, Madrid, 1977, págs. 39-47

 

[3] Véase Meadows, Donella, et.al., Más allá de los límites del crecimiento, Ediciones El País/Aguilar, 1992, págs. 20-21.

 

 

[4] Mientras la economía de Estados Unidos está creciendo a una tasa anual promedio que a duras penas supera el umbral del 3.0 por ciento y algunos países europeos están estancados o en recesión, las economías neoindustriales del Sureste de Asia, y las de China y Chile están logrando avances anuales en el recorrido de 6.0 a 8.5 por ciento. 

 

 

[5]         [2] En Megatrends 2000, Naisbitt estudió varias tendencias básicas de la sociedad postindustrial, entre ellas, la globalización de la actividad económica, el resurgimiento y consolidación de las estructuras de mercado en los países socialistas, la privatización como estrategia para desmontar el estado asistencialista, y la importancia de la biotecnología en el futuro de la producción de alimentos y medicinas.

 

 

[6]  La discusión de Ohmae está estrechamente vinculada con la investigación sobre las "tecnópolis" o  complejos industriales de empresas de alta tecnología que llevaron a cabo Manuel Castells y Peter Hall. Estos analizaron tres tipos de tecnópolis: los complejos industriales de empresas de alta tecnología que han sido construidos sobre la base de un medio innovador, los cuales relacionan la investigación y el desarrollo con la producción de bienes manufacturados (entre los cuales se encuentran el Silicon Valley y la carretera 128 de Boston); las ciudades de la ciencia, o complejos de investigación estrictamente científica sin relación directa con la producción fabril (tales como Tsukuba, en Japón, y Akademgorodok, en Siberia); y los centros que aspiran a inducir un nuevo crecimiento industrial mediante la atracción de empresas de alta tecnología hacia un espacio privilegiado (como Cambridge, Inglaterra y Sofia Antipolis, en Francia. Véase de estos autores Las tecnópolis del mundo: La formación de los complejos industriales del siglo XXI, Alianza Editorial, Madrid, 1994, Traducción del inglés.           

 

 

[7] Dada la importancia que el concepto de competitividad tiene en la literatura sobre el capitalismo, conviene señalar que un economista de la talla de Paul Krugman, profesor de MIT, piensa que la preocupación por la competitividad carece de base empírica, y que no es teóricamente correcto definir el problema económico a base de la competencia internacional. De ahí que Krugman piense que la idea de fomentar la competitividad lleva a malas políticas económicas en una gran variedad de asuntos, desde la salud hasta el comercio exterior. Véase al respecto el artículo Competitiveness: A Dangerous Obsesion que Krugman publicó en la Revista Foreign Affairs.

 

[8] Una muestra de cuanta disidencia se puede hallar en la literatura científica contemporánea es el hecho de que algunos investigadores cuestionen abiertamente las predicciones que se han hecho sobre aspectos tales como el agotamiento de los recursos no renovables, el efecto invernadero, el deterioro de la capa de ozono y el crecimiento de la contaminación. Véase al respecto el artículo que Ronald Baily publicó en la revista The Futurist bajo el título de "Seven Doomsday Myths about the Environment".

 

[9] Lo que se conoce como el Nuevo Contrato con América, promulgado por la mayoría republicana en el Congreso de Estados Unidos, es un intento de redefinir el papel del estado y la fílosofía asistencialista. Los elementos básicos de este programa son los siguientes:

                                                                                                               

                *Fortalecer la ética de trabajo. Se le requerirá a los recipiendarios del sistema de bienestar y a los prisioneros que trabajen; se obligará a los desempleados a que entren en programas de adiestramiento como una condición para mantener los beneficios.

 

                * Mejorar la competitividad internacional. Esto requerirá cambiar las leyes ambientales, laborales y contributivas que inducen a los manufactureros a exportar puestos de trabajo (establecerse en otras jurisdicciones) y ofrecer a las compañías incentivos para aumentar la productividad.

 

                * Acelerar la entrada del país en la era de la informática, lo que incluye la desregulación de las telecomunicaciones.

 

                * Descentralizar el gobierno. Darle a los estados y a los gobiernos locales amplios poderes sobre lo que hoy son funciones federales, incluyendo la transportación, almuerzos en las escuelas, Medicaid y el apoyo a las artes.

 

                *. Traer la excelencia al gobierno. Acelerar la adquisición de tecnología y reformar las leyes de servicio civil.

 

                * Balancear el presupuesto federal. Hacerle recortes a los programas federales, transferir otros a los gobiernos estatales, descelerar el crecimiento de otros. Hallar nuevas opciones para reestructurar  los fondos en fideicomiso de Medicare y del Seguro Social.

 

                * Detener los crímenes violentos. Construir prisiones seguras, exigirle a los prisioneros que asistan a clases y aprendan destrezas productivas y aumentar las penalidades en los casos de crímenes que involucren armas de fuego.

 

                *. Convertir a Estados Unidos en líder del planeta. Aumentar la preparación militar, fortalecer el poderío norteamericano en todo el mundo, y esquivar las alianzas multilaterales que restrinjan la soberanía norteamericana.

 

                Véase a estos efectos, Business Week, "Newt's New Contract", 12 de junio de 1995, págs. 32-33

 

[10] En el año fiscal 1994 los gastos de consumo del gobierno constituyeron el 26.6 por ciento del producto bruto real y, según la Encuesta de Viviendas, el empleo del gobierno fue el 22.2 por ciento del empleo total de la economía.

[11] Los datos citados proceden del Apéndice Estadístico del Informe Económico al Gobernador 1994.

 

[12] Ibid.

 

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