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Alfredo González: Contra del culto a las ideologías económicas

Interesante reflexión del buen amigo y colega Alfredo González sobre un tema que va al corazón mismo de la ciencia económica en la coyuntura actual.

           Contra del culto a las ideologías económicas

 

                                                                     Alfredo González Martínez*

 

                     Recientemente Michael Snyder, editor del portal, The Economic Collapse, en su columna Why The New York Times Economist Paul Krugman is Partly Right but  Mostlty Wrong, censura al aludido economista por sus posiciones de política antirecesionaria recurriéndose al déficit público. Sin propósito de ser abogado de Paul Krugman y por estas opuesto al dogmatismo de levantar altares ideológicos a -ismos o consagrar cultos a economistas, muertos o vivos, debo expresar mi opinión sobre la intención y el contenido de la referida columna.

                     No me gusta contestar un alegato cuestionando las intenciones, el marco conceptual o metodológico de su expositor. Considero que el argumento ad hominen, aunque sea necesario como trasfondo, no es siempre suficiente para demostrar o refutar la validez del argumento. Sin embargo, al leer la columna censurante del “pensamiento” de Krugman debe saberse algo de su autor, Michael Snyder. Él es devoto y evangelizador de una antigua doctrina político-económica que propugna la idea de que el dinero debe tener un valor intrínseco basado en metálico (oro o plata,). La doctrina alega que las fallas de los sistemas económicos (principalmente el capitalismo moderno) están ocasionadas predominantemente por éstos estar basado en un sistema monetario fiduciario (el valor del dinero consiste en la confianza colectiva de su aceptación general). De acuerdo a esta concepción, el FED y la Tesorería de los EE.UU. están estafando continuamente a la gente al emitir papel moneda o moneda o dinero bancario (depósitos a la vista) con respaldo de reservas oficiales sin base en el oro.

                  Al lector de mi reflexión le será fácil entender la controversia selectiva de Snyder con algunas de las ideas que él cita de Krugman. Examinando y resumiendo el contenido del argumento de Snyder: él acepta aquellas expresiones de Krugman en el sentido que la austeridad empeora la recesión y también que al corto plazo esa política no resuelven la crisis europea. Sin embargo, lo censura por su respaldo al endeudamiento y por su indiferencia a su efecto más inmediato (a corto y lago plazo); pero sobre todo, lo reprueba porque Krugman no endosa  la doctrina monetarista de Snyder y su corolario de la eliminación radical del FED. Su cita más descriptiva y reveladora de la intensión de su censura a Krugman es la siguiente: “If Paul Krugman wanted to talk about real solutions he could talk about shutting down the Federal Reserve and he could talk about going to an entirely debt-free currency.”

              Mi posición sobre estos debates ideológicos sobre los economistas y las escuelas de análisis económico es una diversión de los no-economistas o una misión social de los economistas en gestión extra profesional (incluyendo a Krugman como columnista de asuntos  políticos- económicos). Considero que mis colegas al asumir esta misión tienen  claro entendimiento del terreno movedizo de la subjetividad (sin suficiente base teórica o empírica) que a cada paso amenazan  a sus argumentos. Además, que los colegas saben que las escuelas son una forma codificada de agrupar pensamientos económicos de contenido muy variado para efectuar un análisis sistemático y riguroso en la investigación de nuestra disciplina.

               Sabemos que en el análisis de los sistemas económicos diseñados, las escuelas de pensamiento y los modelos son éstos ideotipos que intenta representar en forma simplificada y haciendo abstracción de detalles de la realidad para entender mejor y más eficazmente los procesos que ocurren en esa misma realidad. Excluyo de consideración al momento, los modelos teóricos sólo regidos por la lógica sin necesidad de convalidación empírica. Los ideotipos son recursos intelectuales para predecir, pronosticar, simular y aplicar el conocimiento (principios, fórmulas y teorías) económico a situaciones prácticas que requieren ejercicios de conocer implicaciones, trayectorias, tomar decisiones, ejercer control gerencial y planificar, entre otros usos. Los ideotipos no son camisas de fuerzas de la indómita realidad económica. Por ejemplo, un sistema económico (i.e. capitalismo) no fue un diseño concebido por Adam Smith en su imaginación y que entonces, los poderes en Inglaterra lo instalaron  de acuerdo al diseño original. Ciertamente fue producto de su concepción intelectual a base de observaciones y proyecciones de entender unos mecanismos sociales, procesos, instituciones, principios, compuesto ideológico (supuestos básicos y creencias) dentro del cual funcionaban (más o menos como lo describe el esquema) las empresas, los consumidores, los dueños de recursos productivos y el Estado en su circunstancia histórica vivencial o vicaria.

               De otro lado, el pensamiento económico de un prominente economista o las escuelas de pensamiento que entorno a algunos se forman, ocurren  por el conjunto más menos medular de principios, una teoría, una metodología o normas aplicadas a problemas afines que los economistas comparten. La adscripción de los conocimientos de economistas a una escuela (mejor, paradigma) no es rigurosa y es ambigua por la complejidad misma de la disciplina en su contenido y su metodología. Las paradojas abundan siendo la más extravagante la que dice que: Marx es el más capitalista clásico (la filosofía económica originada por Adam Smith) entre los capitalistas clásicos.

         En la caja de herramientas de análisis del quehacer intelectual y profesional del economista aparecen conceptos, principios, teorías y métodos surgidos de la aportación de una amplia variedad de  economistas convencional y discrecionalmente asignados a determinadas escuelas por el predominio de ideas o métodos. Los estudiosos del pensamiento económico entienden que sus clasificaciones no son inviolables y que las escuelas no son cofradías herméticas de conjurados con escapularios distintivos como le atribuye el vulgo. Ciertamente el eclecticismo económico requiere un uso coherente en armonía con el significado propio de la noción,  sus supuestos básicos  y lo adecuado de la herramienta analítica así como la consistencia empírica del contenido teórico.

                 La gestión intelectual o profesional del economista no ocurre en un nicho  bienaventurado. Por siglos, se han desarrollado doctrinas o ideologías en torno a algún aspecto prominente de su pensamiento.  Éstas han sido fomentadas, pocas veces, por su propia iniciativa o por líderes de movimientos sociales que sustentan sus respectivos catecismos en aspectos teóricos, visionarios y normativos o aplicados de nociones originadas o desarrolladas por los economistas originarios. Son escasas las instancias en que el mismo forjador(es) de una noción económica sea(n)  fundador(es) de un movimiento social entorno a su concepción teórica o normativa. Casi siempre corresponde a otros el divulgar y organizar militancia o escuelas basadas en las ideas originales de otro economista.  Como ejemplos de esta situación debo mencionar los siguientes:

 

1.     Movimiento  Objetivista de Ayn Rand defensores de capitalismo

     ortodoxo, incluyendo el individualismo extremo, el libre mercado y otras

     instituciones de los economistas clásicos a partir de Smith.

 

2.     Instituto Von Mises: un centro proselitista  e investigativo del liberalismo económico clásico basado en las ideas de la escuela austríaca de economía, en particular del monetarismo de Ludwig von Mises y organizado por sus seguidores, en particular su esposa.

 

3.     Movimiento de Marxismo-engelismo-leninismo: movimiento político-económico basado, en su aspecto económico, en la teoría y el pronóstico de Karl Marx sobre el capitalismo; y en su práctica, de la militancia y el manejo de la estrategia partidista elaborado por Engels y Lenin.

 

 

4.     Escuela clásica: médula de pensamiento (teorías, metodología, programa de investigación y economía política) afín a las ideas de Adam Smith de algunos de sus precursores y seguidores. Debido a que el grado de afinidad varía en su alcance e intensidad, las nociones de algún economista pueden quedar medular o marginalmente dentro de la escuela de pensamiento clásico.

 

5.     Escuela keynesiana: cuerpo de pensamiento entorno a las ideas de John M. Keynes, de sus precursores o seguidores con mayor afinidad y alcance temático con, muy particularmente,  su Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. A partir de de esta escuela se han derivados  variantes inglesas y norteamericanas agrupadas en tres categorías principales: economía postkeynesiana, neo-keynesiana y la nueva economía keynesiana.

 

 

 

            Cierro mi reflexión con las citas de dos figuras insignes y paradigmáticas en la ciencia económica quienes nos aleccionan sobre la supremacía del rigor intelectual vs. el apasionamiento doctrinario:

 

            Karl Marx: “Debes tener dudas sobre todo.”

         Joan Robinson: “Es tonto rehusar aprender de las ideas de los economistas con cuya ideología no estamos de acuerdo. Es igualmente tonto apoyarse en  las teorías de alguien cuya ideología aprobamos.”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   * El autor es catedrático jubilado del Departamento de Economía de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez.

 

 

 

                                                                      10 de mayo de 2012.

      

                                    

 

 



Agradecemos profundamente esta valiosa aportación del Prof. Alfredo González Martínez, quien en varias ocasiones ha enriquecido este portal con su agudo análisis económico.