Funcionarios
de la Reserva Federal de Estados Unidos (RF) creen que la reciente alza en los rendimientos de los bonos del Tesoro podría
reflejar una mejoría de la economía y un menor riesgo de una catástrofe financiera. Esto sugiere que es improbable que el
banco central reaccione con premura, aunque algunos inversionistas consideran que el aumento en el costo del financiamiento
del gobierno es peligroso.
En
los últimos meses, RF se ha embarcado en una gigantesca campaña para comprar bonos del Tesoro y valores respaldados por hipotecas,
en un intento por subir sus precios y reducir los retornos. El objetivo es mantener bajos los costos de los préstamos para
estimular la economía. Las compras de la RF también inyectan dinero en el sistema financiero, fondos que espera que los bancos
devuelvan a la economía en forma de préstamos.
Hasta
el momento, la RF ha comprado$130,500 millones de los $300,000 millones en deuda a largo plazo del Tesoro que comenzó a adquirir
en marzo. También ha comprado $507,000 millones en activos respaldados por hipotecas, una operación que podría ascender a
los $1.25 billones (millones de millones). La escalada hizo circular rumores de que la RF podría incrementar las compras de
bonos para moderar el alza en las tasas a largo plazo, un tema que el banco central deberá afrontar en su reunión del 23 y
24 de junio, y tal vez antes.
La
RF estima que el aumento en los rendimientos de los bonos del Tesoro en marzo y abril fue, en su mayor parte, benigno y determinó,
a fines de abril, que las alzas en las tasas estaban relacionadas con las mejores perspectivas económicas, una disminución
de la preocupación sobre las instituciones financieras y quizás cierta reversión de los flujos de capital que habían favorecido
los activos de mayor calidad.
La
RF decidió examinar cómo responden la economía y las condiciones financieras a las acciones ya implementadas antes de decidir
si ajustar el tamaño o el momento de las compras de activos.
El
reciente aumento en las tasas, sin embargo, ha obligado al banco central a reevaluar su estrategia. Si las tasas de largo
plazo suben de forma muy abrupta, podrían perjudicar el repunte de la economía al elevar el costo del financiamiento. Los
retornos se están acercando a los niveles que imperaban a fines del año pasado, aunque la economía aún es frágil.
Si
la RF interpreta el alza de las tasas de largo plazo como una señal de recuperación, una indicación de que los inversionistas
están dispuestos a abandonar la seguridad de los valores del Tesoro de Estados Unidos en busca de mayores retornos o un suspiro
de alivio de que la deflación parece una posibilidad más lejana, es menos probable que actúen con energía para controlar el
alza. Si, en cambio, el banco central concluye que el mercado de bonos pone en riesgo el repunte de la economía, podría aumentar
sus compras de activos.
El
banco central ha seguido muy de cerca la evolución de las tasas de interés de los préstamos del sector privado. Aunque las
tasas de los créditos hipotecarios han subido, no ha pasado lo mismo con las de los préstamos a empresas. Los rendimientos
de los bonos corporativos con calificación Baa, por ejemplo, han caído de 9.2%, cuando empezó la venta masiva de bonos del
Tesoro, a 7.8%. La menor brecha entre los rendimientos de los bonos del Tesoro, considerados la inversión más segura del mercado,
y los bonos corporativos es vista como una de las tantas señales de que los mercados de crédito se están normalizando paulatinamente.
Los
mercados, en todo caso, están haciendo subir las tasas hipotecarias a pesar de las medidas de la RF.
En
los últimos seis meses, a cualquier ampliación de la brecha en un sólo día le ha seguido un estrechamiento a medida que los
rendimientos de los valores se ponen al día con el movimiento de las tasas del Tesoro.