2004
Enero: La economía de Estados Unidos en el 2004
Febrero: La visión económica de John Kerry
Marzo: Los retos
competitivos de Puerto Rico
Abril: Contabilidad macroeconómica de la dependencia
Mayo: Nueva infraestructura y desarrollo
económico
Junio: Los costos de la corrupción
Julio: Perspectiva de la sociedad civil
Agosto: La estrategia de
reducción de costos
Septiembre: El veredicto de los datos económicos
Octubre: El marco institucional de la economía
Noviembre: Minimización del riesgo
Diciembre: La consistencia de la política económica
2005
Enero: Preludio de un dúo concertante
Febrero: La configuración de las fuerzas externas
Marzo: Los desvaríos
de la inflación
Abril: La reforma perpetua
Mayo: La neuroeconomía, una ciencia híbrida
Junio: El papel del gobierno
en la economía
Julio: La importancia del clima de inversión
Agosto: El riesgo de recesión económica en Puerto Rico
Septiembre: Las revelaciones de Katrina
Octubre: La ciencia funesta
Noviembre: El sucesor de Greenspan
Diciembre:
La política monetaria europea
2006
Enero: Convergencias y divergencias
Febrero El imperativo creativo
Marzo El valor de la educación superior
Abril Pronósticos del precio de la gasolina
Mayo El futuro de las tasas
de interés
Junio El comienzo de la recesión
Julio La recuperación económica de Argentina
Agosto John Elliott:
memoria grata
Septiembre Globalización e inflación
Octubre El Índice Global de Competitividad
Noviembre Puerto
Rico en Cifras 2005
Diciembre Milton Friedman: La fuerza del intelecto
2007
Enero El rostro de la recesión
Febrero La conservación de bosques en Puerto Rico
Marzo La curva de rendimientos invertida
Abril Pronósticos del
precio de la gasolina
Mayo Las ideas económicas de Hillary Clinton
Junio Refinerías y el precio del petróleo
Julio
Asomos de recuperación económica
Agosto Alborada centroamericana
Septiembre La disyuntiva de la Reserva Federal
Octubre
La paradoja del euro
Noviembre Los peligros de la econofobia
Diciembre La economía de Estados Unidos en la actualidad
2008
Enero Los precios de la gasolina en 2008
Febrero Convergencia macroeconómica
Marzo El futuro
de la economía cubana
PRÓLOGO
A modo de regalo a los visitantes de mi portal en Internet
me decidí a reunir en un solo volumen las columnas mensuales que publiqué durante el periodo de febrero de 2003 a marzo de
2008 en el periódico El Nuevo Día.
A pesar de la brevedad de estos textos, todos circunscritos al espacio que me asignaba
el periódico, en apoyo a cada uno de ellos hay un esfuerzo significativo de investigación, que en ocasiones tomó la forma
de consultas a colegas y a una gran variedad de textos y fuentes de información, en otros casos implicó el desarrollo de análisis
estadístico y econométrico original y, para ser franco, en algunas instancias consistió en el resumen de trabajos preparados
por mí para otros propósitos pero que modifique para amoldarlos al espíritu liviano y ameno que debe regir la buena comunicación
periodística.
Me siento muy satisfecho de haber realizando una labor de diseminación del conocimiento económico en
el más importante e influyente rotativo del país.
Debo agradecer las palabras de aliento que siempre recibí de los
lectores de la columna y la oportunidad que me brindó El Nuevo Día de presentar mis ideas en tan privilegiado espacio.
2003
EL CLAMOR DE LOS DATOS ECONÓMICOS
Febrero de 2003
No hay que ejercer mucha presión
sobre los datos al cierre del año fiscal 2002 para que éstos digan que nuestra economía estuvo inmersa durante ese período
en un estancamiento o tal vez en una recesión leve, pero de carácter amplio en lo que respecta al número de variables y sectores
económicos involucrados.
Aun así se pueden identificar al menos dos cambios positivos de importancia al cierre del
período: un alza de 1% en el empleo total (ajustado por estacionalidad) y un incremento de 5.5% en el empleo de la industria
de productos químicos y relacionados, y una expansión de 3.6% en los recaudos netos del Fondo General.
En contraste, la
lista de cambios negativos refleja que: la tasa de desempleo se elevó a 12%, en comparación con 10.5% durante el año anterior.
Y el empleo asalariado no agrícola tuvo una reducción de 2% y hubo contracción en el empleo de todos los sectores económicos,
a la cabeza de lo cual estuvo la baja de 6.3% en el empleo de la manufactura.
El número de permisos de construcción
se estancó y hubo una reducción de 26.7% en el valor de los mismos. Las exportaciones sólo crecieron 0.6%, mientras las importaciones
declinaron en 0.6%.
Varios factores son los principales sospechosos de inducir esa debilidad generalizada de la actividad
económica en el pasado año fiscal: la trayectoria vacilante de la economía de Estados Unidos y la recesión de su sector manufacturero;
la elevación de los precios del petróleo; los cierres de fábricas como secuela de la eliminación de la Sección 936; la lentitud
en la aprobación por parte de las agencias reguladoras de proyectos significativos de inversión pública y privada, muchos
de las cuales disponían del financiamiento para su inicio, además de la actitud cautelosa de los consumidores e inversionistas
luego de los trágicos eventos del 11 de septiembre.
No obstante, las primeras señales económicas del año fiscal 2003 apuntan
hacia una moderada recuperación de la economía de Puerto Rico. Con respecto a las primeras fases del año fiscal previo, se
observan alzas en el empleo total y la tasa de empleo.
El empleo asalariado tomó un giro positivo en los sectores
de servicios y gobierno, aumentaron los permisos de construcción y el valor de éstos, y ante todo, se observa un acentuado
incremento de las exportaciones y las importaciones, así como en los recaudos del gobierno.
Varios factores se están
alineando para sostener la recuperación de la economía de Puerto Rico: la variedad y amplitud del programa de inversiones
en infraestructura del gobierno, las primeras fases del programa de mejoramiento de las comunidades en rezago y del programa
de construcción de viviendas de interés social; las proyecciones de expansión de varias empresas farmacéuticas, la construcción
de hoteles de turismo y una tendencia externa de gran peso en nuestro orden productivo: la recuperación económica de Estados
Unidos en el contexto de tasas de interés extremadamente bajas.
Ahora bien, el sonido cada vez más intenso de los
tambores de guerra pone en peligro la transición de la economía de Puerto Rico, del estancamiento o recesión leve a la expansión
moderada pero firme. El peligro de un alza drástica del precio del petróleo y la certeza de precios energéticos en gradual
alzada mientras dure la tensión entre Estados Unidos e Irak y se sostenga el conflicto político en Venezuela, nublan el horizonte
económico de la Isla, que depende grandemente del petróleo para abastecer sus necesidades energéticas.
LOS
PRONÓSTICOS ECONÓMICOS EN
LOS TIEMPOS DE LA GUERRA
Marzo de 2003
En el segundo capítulo del libro Sobre
la guerra, publicado en 1832 y que se considera el más insigne tratado sobre el tema que domina el ámbito mundial en la actualidad,
Carl von Clausewitz, señala que una de las peculiaridades de la guerra es la incertidumbre de todos los datos. En tal contexto
todas las acciones hay que planificarlas en un claroscuro que le da a las cosas dimensiones exageradas y una apariencia inusitada.
No extraño, pues, que, ante la amenaza del estallido de una guerra orientada a forzar el desarme de Irak, los pronósticos
económicos que han emitido los economistas recientemente no sólo son algo menos optimistas que a principios de año, sino que
van acompañados de admoniciones sobre los impactos negativos que podría tener esa guerra sobre los niveles de producción,
empleo, intercambio comercial y flujo del turismo en Estados Unidos y en el mundo entero.
A modo de ejemplo conviene
examinar algunas expresiones de estilo cauteloso de pronóstico que predomina en la actualidad en Estados Unidos y Puerto Rico.
Así, el grupo de 55 economistas que participa en la prestigiosa encuesta de pronósticos del periódico The Wall Street
Journal redujo sus vaticinios para el primer y segundo trimestres del año en curso en una y dos décimas, respectivamente,
en vista de que esperan un menor gasto de los consumidores y cierta timidez en la inversión en nuevo equipo y rezagos en la
reposición de inventarios por parte de los negocios.
De igual manera, un panel de economistas de la Asociación Nacional
de Economistas de Negocios redujo en apenas una décima de punto porcentual su pronóstico de crecimiento del producto interno
bruto para el año en curso, bajo el supuesto de una pronta resolución de la guerra y el retorno a un clima de mayor confianza
en el futuro inmediato de la economía.
Más vehemente es el principal artículo de portada del número de la revista
Business Week correspondiente a 17 de febrero de 2003 indica que una guerra prolongada, que lleve a un alza significativa
en el precio del petróleo, no sólo podría dar al traste con el audaz plan de alivios contributivos con el cual la Administración
Bush aspira a sacar la economía de la recesión, sino que contribuiría a generar un déficit presupuestario federal de grandes
dimensiones.
En el caso de Puerto Rico, la Junta de Planificación revisó el estimado de crecimiento para el año fiscal
en curso de 2.7% a 1.7%, bajo el supuesto de que guerra con Irak sea de breve duración, y a 0.5% en caso de la actividad bélica
se prolongue por más de cuatro meses.
El grado de riesgo que corre la economía de Puerto Rico en la actualidad se
puede juzgar por la experiencia histórica. Tanto a mediados de la década de los 80 como a principios de la década de los 90,
la combinación de alzas acentuadas por largo tiempo en los precios del petróleo altos por largo tiempo y recesión agravada
en Estados Unidos produjo significativas reducciones en nuestros volúmenes de producción y alzas dramáticas en nuestra tasa
de desempleo.
Una advertencia de von Clausewitz debe servir de guía a aquellos cuya responsabilidad es tomar decisiones
estratégicas en momentos tan cruciales: Aquello que esta tenue luz deja indefinido debe ser descubierto por el talento, o
debe ser dejado al azar. Es por tanto de nuevo en el talento, o en el favor de la fortuna, donde debemos depositar nuestra
confianza, a falta de conocimiento objetivo.
LA EDUCACIÓN DE ADULTOS EN PUERTO RICO
Abril de 2003
La
velocidad, amplitud e intensidad del cambio que se observa a escala global obliga a todos los países a diseñar e implantar
políticas de desarrollo económico claras y explícitas y a actuar con premura en lo que respecta al fortalecimiento de los
componentes básicos de la competitividad: el desarrollo de destrezas de la población, el acceso a la nueva tecnología, la
disponibilidad de capital productivo, el mejoramiento del clima reglamentario y contributivo y la reducción de los conflictos
sociales y políticos.
Aunque pocas veces recibe la atención que se merece, la educación de adultos es un componente esencial en la estrategia
para aumentar las capacidades intelectuales, vocacionales y técnicas de la población y fortalecer la educación cívica, cultural
y comunitaria en general.
Tres factores básicos obligan a reevaluar la educación de adultos dentro del contexto de la
nueva economía global: los cambios demográficos, los cambios económicos y la transformación de la tecnología.
El aumento de la edad mediana de la población y el incremento en la participación relativa de la población adulta
en la población como un todo se traducen en una mayor demanda de programas de educación de adultos.
El cambio de una economía
basada en la manufactura a una economía basada en los servicios produce un drástico ajuste en el mercado de empleo e influye
significativamente sobre el tipo de adiestramiento que necesitan los adultos para seguir siendo competitivos.
Finalmente,
el cambio tecnológico, el acelerado desarrollo de las industrias basadas en el conocimiento y en la diseminación de información
induce a reorientar la educación de adultos, ya que en esta nueva etapa las destrezas de manejo de las computadoras se tornan
obsoletas con gran rapidez.
A luz de estas consideraciones, sería conveniente analizar, si es que no se ha hecho hasta ahora, la estructura de
la educación de adultos en Puerto Rico, con miras a identificar las estrategias que podrían ayudar a que la misma responda
en forma específica y directa a los cambios que se observan tanto en la estructura económica y social de la Isla como en la
relación económica de Puerto Rico con Estados Unidos, los países del Caribe y América Latina y la economía global.
Es imperativo enfocar la atención en el desarrollo de una nueva visión de la educación de adultos que tome en cuenta
aspectos esenciales como los siguientes: el desarrollo de los conocimientos necesarios para afrontar los cambios económicos
y sociales que están ocurriendo en la economía global; la acentuación de la solidaridad humana y del sentido de responsabilidad
social; el enriquecimiento de la conciencia ecológica y de la ética intergeneracional; el fomento de la destrezas de pensamiento
y análisis simbólico, tales como la abstracción, el pensamiento sistémico, la experimentación y la colaboración; y la superación
no sólo del problema de iliteraria tradicional (analfabetismo absoluto y analfabetismo funcional), sino de las diversos tipos
de iliteraria que la rápida evolución científica y tecnológica y la globalización económica acentúan cada vez más. Esto incluye
la iliteraria en el uso de computadoras, en materia de política y geografía, en el entendimiento de idiomas extranjeros, y
en el dominio de las matemáticas y del conocimiento científico básico.
LA ECONOMÍA EN LA ERA DE LA IRA
Mayo
DE 2003
El tema de la globalización genera fuertes debates entre los economistas respecto al alcance y las implicaciones
del flujo de mercancías y servicios, los movimientos de recursos humanos y capital, y las transferencias de tecnología a nivel
mundial.
No obstante, existe consenso en cuanto a que el comercio mundial y los flujos migratorios han aumentado significamente
durante las últimas dos décadas. El comercio mundial en bienes y servicios creció a una tasa real de cerca de 5 por ciento,
se aceleró el flujo de capital, particularmente en forma de inversión directa y hubo una apreciable transferencia de conocimiento
y tecnología avanzada hacia los países de desarrollo.
Las estadísticas del Banco Mundial demuestran que durante la
segunda mitad de la pasada década los países en desarrollo lograron tasas de crecimiento marcadamente más altas que los países
de altos ingresos, fruto en buena medida del incremento de las exportaciones de los primeros hacia los mercados de gran poder
adquisitivo de los segundos.
Los trágicos eventos del 11 de septiembre de 2001, cuya secuela ha sido la guerra desatada
por Estados Unidos contra el terrorismo a escala mundial, la destrucción del incipiente régimen talibán en Afganistán y la
reciente evaporación del régimen de Saddam Hussein en Irak han socavado severamente las bases de lo que parecía ser una era
de prosperidad económica indefinida en la economía mundial.
Basta señalar que, como consecuencia de la turbulencia
que se observó a escala mundial en 2001, el comercio mundial apenas creció 0.5 por ciento y el producto bruto global sólo
avanzó 1.2 por ciento. En ambas variables se logró cierto grado de recuperación en 2002, con avances de 3 por ciento y 1.7
por ciento, respectivamente, pero, por un lado, el impacto de la guerra en Irak, y por otro lado, los temores causados por
la pandemia de la neumonía atípica amenazan con dar al traste con dichos repuntes.
Si bien el desarrollo de la guerra
de la Coalición contra Irak fue más acelerado de lo previsible y el impacto sobre la región circundante y sobre los precios
del petróleo fue leve, la confianza de los consumidores norteamericanos, que ya había mermado ante la amenaza de guerra, tardará
mucho en recuperarse (lo cual es mala señal para los países exportadores de mercancías hacia Estados Unidos) y es muy probable
que se reduzca la propensión de las empresas multinacionales a orientar sus inversiones hacia los países en desarrollo a la
luz de los riesgos que plantea la lucha contra el terrorismo a escala global.
Como si lo arriba señalado fuera poco,
ahora aparece el horizonte la pandemia de la neumonía atípica (SARS), un fantasma que recorre buena parte de Asia y amenaza
con extenderse al resto del mundo y que constituye un factor de contracción para el turismo y para los viajes de negocios.
En suma, en la era de la ira que se inició el 11 de septiembre de 2001 el riesgo macroeconómico a nivel mundial ha
crecido en forma alarmante. A las complicaciones que los humanos hemos generado por nuestra falta de tolerancia, se une ahora
un misterioso flagelo de la naturaleza para apagar el candil que iluminaba en forma esplendorosa la economía global.
La
frase que Jesús le dijo a sus captores resalta hoy con mayor fuerza que nunca: Esta es vuestra hora y el poder de las
tinieblas.
MADRES SOLTERAS: REALIDAD Y PERSPECTIVA
Junio de 2003
EL TEMA de las madres solteras
ha ganado prominencia en años recientes en Puerto Rico no sólo porque la proporción que éstas representan en la población
total ha aumentado acentuadamente sino también por el significativo impacto que esta tendencia tiene sobre el presupuesto
de gastos del Gobierno y por sus preocupantes implicaciones políticas y sociales.
Existe consenso en cuanto a que,
por lo general, las madres solteras se hallan en desventaja económica y social, dependen grandemente de los programas de asistencia
pública, tienen menos oportunidades de participar en el mercado laboral, no logran desarrollar plenamente su potencial académico
y le ofrecen un horizonte de desarrollo económico, educativo y social limitado a los hijo(a)s bajo su custodia.
En
cambio, hay gran debate en cuanto a las causas de la aceleración del crecimiento de este componente demográfico. Entre las
implicaciones que han sido apoyadas por estudios empíricos realizados en Estados Unidos se hallan las siguientes: (a) el alza
en la participación laboral y el aumento del ingreso de las mujeres ha creado lo que se conoce como un efecto independencia
que ha disminuido la necesidad económica de que éstas se casen o permanezcan casadas; (b) la escasez de prospectos para el
matrimonio entre mujeres que pertenecen a grupos sociales en desventaja económica y social, una de cuyas causas es la alta
tasa de homicidios de varones en los grupos etarios jóvenes, que crea un desbalance en la proporción de mujeres a hombres;
(c) la acelerada expansión de los programas de bienestar social desincentiva que las personas se casen o que prolonguen su
vida matrimonial; y (d) la reorientación en los valores morales y en el papel social de los géneros ha influido sobre los
cambios de la conducta reproductiva y marital no sólo en las familias debajo ingreso, sino en toda la estructura social.
A
falta de medidas directas, los datos censales disponibles en Puerto Rico ofrecen sólo una idea aproximada del asunto, a saber:
(a) el por ciento de familias cuyo jefe de hogar es una mujer que vive sin el esposo aumentó de 18.9 por ciento en 1980 a
21.3 por ciento en 2000; (b) de las 268,476 familias en esta categoría en 2000, el 70.8 por ciento (113,942 familias) viven
bajo el nivel de pobreza cuanto tienen hijo(a)s propios menores de 18 años, lo que se eleva a 76.9 por ciento (45,129 familias)
cuando tienen hijo(a)s menores de cinco años; (c) los abuelos que viven en hogares con uno o más nieto(a)s de menos de 18
años montaron a 133,661, más de la mitad de los cuales son responsables de sus nieto(a)s, tal vez porque una proporción alta
de las madres solteras son adolescentes.
Al igual que otros patrones demográficos básicos -el incremento en la participación
relativa en la población de las personas de 65 años y más, la feminización de matrícula escolar y universitaria y la diferencia
en longevidad promedio entre los hombres y las mujeres- el aumento de la proporción de madres solteras que sigue esperando
estudios a fondo y de calidad científica así como políticas públicas bien definidas que aludan a las implicaciones económicas
y sociales de estos desarrollos. Por lo pronto, es vital expandir los programas existentes orientados a adiestrar, readiestrar
y mejorar las destrezas laborales y las capacidades cognoscitivas y productivas de las madres solteras.
LOS
DATOS DE LA POBREZA
Julio de 2003
El informe que el Negociado del Censo de Estados Unidos publicó en mayo de este año bajo el título de "Poverty: 1999",
redactado por los investigadores Alemayehu Bishaw y John Iceland, tiene dos noticias importantes para Puerto Rico. La primera
es muy alentadora; la segunda, muy preocupante.
La primera noticia es que durante el período de 1989 a 1999 la jurisdicción
que más progreso mostró en la reducción de la pobreza, dentro del contexto de Estados Unidos, fue Puerto Rico.
En Estados Unidos como un todo se observó una reducción de apenas 0.7 puntos porcentuales en la proporción de personas
que viven por debajo del nivel de pobreza, mientras que en Puerto Rico la baja fue de 10.6 puntos porcentuales. El estado
que más se acercó al logro de Puerto Rico fue Mississippi, donde la contracción fue de 5.3 puntos porcentuales. De hecho,
hubo doce estados en los cuales el porcentaje de personas bajo el nivel de pobreza aumentó y dos en los cuales la diferencia
no fue significativa en el período señalado.
La noticia preocupante es que Puerto Rico sigue siendo la jurisdicción con la más alta proporción de personas que
viven bajo el nivel de pobreza: 48.2% en comparación con 12.4% para Estados Unidos en general y 20.2% en Florida, el estado
que peor actuación tuvo en ese sentido en 1999.
Medida a base de años fiscales, la economía de Puerto Rico tuvo durante esos años un desempeño que ayuda a explicar
el retroceso parcial de la pobreza. A precios constantes, las tasas de crecimiento anual promedio de los principales agregados
económicos fueron satisfactorias: producto bruto, 2.7%; inversión interna bruta de capital fijo (inversión en construcción
y en maquinaria y equipo de producción) 8.0%; empleo total, 1.9%; ingreso personal, 4.7%; e ingreso personal per cápita, 3.9%.
El avance cuantitativo y cualitativo de Puerto Rico en aspectos fundamentales de orden productivo tales como la formación
de recursos humanos, la calidad y variedad de la infraestructura, la adopción de la nueva tecnología de computadoras, el dinamismo
del sector exportador, especialmente de la manufactura de alta tecnología y la fortaleza del sector de construcción contribuyeron
al logro señalado.
No obstante, la tarea que queda por delante es abrumadora. Aun progresando en el futuro al firme paso que lo hizo
en la década pasada, Puerto Rico tardaría cerca de 35 años en reducir la tasa de pobreza al nivel que se observa en Estados
Unidos en promedio en la actualidad y cerca de 25 años en igualar la tasa de pobreza de Florida.
La alta prioridad que la actual administración le ha asignado a la estrategia orientada a combatir la pobreza y sus
causas económicas y sociales constituye una opción de política pública muy acertada y merece ser incluida, con las variantes
que se consideren pertinentes, en las plataformas de los partidos que pugnarán por el poder político en el 2004.
Varias
décadas de crecimiento económico acelerado y desarrollo apreciable de algunos sectores de la economía de Puerto Rico nos han
llevado a confirmar la realidad que todavía asedia a gran parte de los países en desarrollo: la pobreza es un enemigo formidable
que cede su terreno lentamente y sólo después de grandes batallas.
CHINA Y LA DEFLACIÓN
Agosto de 2003
En un discurso que pronunció durante una visita a China a fines de octubre de 2001, Stephen Roach, principal economista
y Director de Economía Global de la firma Morgan Stanley, lanzó la teoría de ese país es el exportador de la deflación global.
Varios revistas de negocio de gran prestigio, como Business Week y The Economist, se hicieron eco de esa tesis y publicaron
artículos en los cuales de una forma u otra se vincula la ola de exportaciones a bajo precio proveniente de China con el fenómeno
de la deflación global.
La deflación se define como una declinación sostenida en las medidas agregadas de precios tales como el Índice de
Precios al Consumidor o el Índice para Deflacionar del Producto Interno Bruto. Se considera una tendencia peligrosa ya que
aumenta la incertidumbre económica, distorsiona la asignación de recursos y estrangula el crecimiento de la actividad económica.
Los argumentos en contra de la tesis de Roach no tardaron en aparecer. En noviembre de 2003, Hu Angang, Director del Centro
de Estudios sobre China, de la Academia China de Ciencias, redactó un breve pero riguroso ensayo en el cual intenta demostrar,
usando una base estadística muy sólida, que China no es la raíz de la deflación sino más bien una de las víctimas de dicha
tendencia económica.
Más recientemente, en abril del año en curso, un equipo de trabajo del Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó
una imponente análisis de las causas, consecuencias y riesgos de la deflación en el cual se concluye no sólo que el riesgo
de deflación mundial es muy pequeño sino que, a pesar de la creciente participación de China en el mercado mundial, no hay
suficiente evidencia de que ese país esté exportando la deflación. Más explícitamente, un análisis a base de vectores autoregresivos
del vínculo entre los precios en China y los de sus principales países clientes sugiere que, a lo sumo, las fluctuaciones
de precio que se originan en China tienen un impacto moderado en algunos países asiáticos y un impacto identificable pero
pequeño en Estados Unidos y Japón.
Ahora bien, los economistas del FMI advierten que la creciente integración de China a la economía global llevará
a que los mecanismos de transmisión de precios que ahora son tenues aumenten gradualmente.
En cierto sentido, la tesis
de Roach es lo que en Economía se llama una extrapolación especulativa, un juicio sobre una tendencia que aún se halla en
ciernes y a la cual se la asigna un grado de realización demasiado apresurado.
De hecho, en los últimos cuatro meses, China, el supuesto epicentro de la inflación, está afrontado una leve pero
persistente tendencia hacia la inflación, como consecuencia de su abultado superávit de comercio exterior, del avasallante
flujo de inversión externa y de un aumento en la oferta monetaria.
Paul Krugman nos recuerda que la Economía no se llama la ciencia funesta por que los economistas les gusta que sea
así, sino porque en última instancia nos tenemos que someter a la tiranía no sólo de los números, sino de la lógica que éstos
expresan.
Sin duda el debate sobre la aportación de China a la economía global se tornará cada vez más intenso. Lo que está
fuera de duda es que la profecía de Napoleón Bonaparte no pudo ser más acertada: ya despertó el gigante que estaba dormido.
LAS VISIONES DEL FUTURO DE PUERTO RICO Septiembre de 2003
La noticia de que, como parte del proyecto
Puerto Rico 2025, una empresa norteamericana tendrá a su cargo la responsabilidad de trazar las guías de desarrollo económico
y social para el futuro de Puerto Rico, al mismo tiempo que diseñará el plan estratégico y un programa de implantación, me
lleva a una reflexión sobre dos de los temas históricos que con más entusiasmo discuto en mis cursos universitarios.
El primero es la visita a Puerto Rico del militar irlandés don Alejandro O' Reilly, en 1765, quien vino en calidad
de enviado especial del Rey de España para informar acerca del estado de preparación militar y la condición económica de la
Isla, luego de la preocupante caída de La Habana, en 1762, en manos de los ingleses.
O'Reilly cumplió a cabalidad con su agenda militar, pero en el plano económico, sus logros fueron mucho más espectaculares:
realizó un censo poblacional, estimó y analizó las actividades de contrabando e hizo una investigación rigurosa de la condición
de los ingresos públicos, cuyos resultados reflejó en su famosa Memoria, que sin exageración se puede catalogar como el primer
plan de desarrollo estratégico de la Isla.
En efecto, en ese documento O'Reilly trazó los lineamientos fundamentales de una estrategia que ayudó a Puerto Rico
a salir del estancamiento en que se encontraba entonces. Esto incluía la liberalización de las relaciones comerciales, el
mejoramiento de transportación y las comunicaciones internas, el ofrecimiento de incentivos a inmigrantes que poseyeran destrezas
y capital comercial, y la expansión del cultivo de la caña.
El segundo tema es la aportación a la visión del futuro de la Isla la ofreció el Harvey S. Perloff, en su clásico
libro Puerto Ricos Economic Future, que trazó en forma magistral el esquema básico del desarrollo del proceso de modernización
e industrialización de Puerto Rico durante la segunda mitad del siglo pasado.
Ahora bien, en la coyuntura actual, mi preferencia sería que, en correspondencia con la experiencia, el talento y
la base de recursos de información de que disponemos en Puerto Rico, el nuevo plan estuviera a cargo de un equipo de trabajo
de científicos sociales del país planificadores, economistas, sociólogos, demógrafos y otros los cuales se le dieran los recursos
y el tiempo necesarios para realizar consultas e investigaciones en la Isla y para contratar a firmas e intelectuales de Estados
Unidos y de otros países en aspectos específicos que se crean pertinentes y que complementen e enriquezcan la perspectiva
local.
De este modo, se la haría homenaje la vasta gama de esfuerzos de alta calidad que se han hecho en Puerto Rico en
tiempos más recientes para analizar nuestro futuro económico y social tales como los Talleres del Nuevo Puerto Rico, el Informe
Echenique, y la Segunda Transformación, ninguno de los cuales tuvo la suerte de transformarse en la política económica aceptada
por las autoridades gubernamentales en su momento histórico.
En última instancia, lo importante es que en el ejercicio
de planificación que se lleve a cabo predomine la actitud científica que guió a OReilly y Perloff en sus respectivas coyunturas
históricas y, ante todo, que las recomendaciones que surjan del esfuerzo sean tomadas en serio por el gobierno.
CRÓNICA
DE UNA RECUPERACIÓN ANUNCIADA
Octubre de 2003
Mientras la atención del país estaba concentrada el drama de la guerra en Irak y en la contienda por candidaturas
políticas locales, la economía de Puerto Rico avanzó con paso sigiloso durante el año fiscal 2003.
Desde fines del año pasado natural, los economistas habíamos identificado un conjunto de tendencias que apuntaban
a un pronto repunte, luego de la caída de 0.2% que tuvo el producto bruto real en el año fiscal 2002.
Entre los factores que apoyaban esa tesis estaban, por un lado, la variedad y amplitud del programa de inversiones
en infraestructura del gobierno y las primeras fases del programa de mejoramiento de las comunidades en rezago y del programa
de construcción de viviendas de interés social; y, por otro lado, las proyecciones de expansión de varias empresas farmacéuticas,
la construcción de hoteles de turismo y, ante todo, una tendencia externa de gran peso en nuestro orden productivo: la recuperación
económica de Estados Unidos en el contexto de tasas de interés extremadamente bajas y un programa de estímulo económico por
medio de reducciones en las contribuciones de los personas y los negocios.
Al cierre del año fiscal se observaron en Puerto
Rico los siguientes cambios con respecto al año fiscal precedente: alzas de 3.5% en el empleo total y de 0.8% en el empleo
asalariado no agrícola; una reducción de 0.5 puntos porcentuales (de 12.8% a 12.3%) en la tasa de desempleo; un alza de 5.0%
en las ventas al detalle; un incremento de 8.8% en los ingresos netos del Fondo General; un avance de 8.6% en los registros
en hoteles de turismo; alzas de 5.1% en la generación y de 4.0% en el consumo de energía eléctrica; un incremento de 89.2%
en el número de nuevas unidades de vivienda construidas por el sector público, con una expansión de 26.7% en el valor de éstas.
A todo esto, las exportaciones crecieron en 17.0%, en comparación con un alza de 16.4% en las importaciones.
Dos desarrollos preocupantes fueron la reactivación del proceso inflacionario y la continuación del drenaje de empleos
en la manufactura. La inflación al nivel del consumidor se elevó en 4.5% a 8.1%, impulsada por un alza de 9.6% a 13.2% en
el renglón de alimentos y bebidas. El empleo manufacturero, medido por la Encuesta de Establecimiento, se redujo en 2.6%,
de 121,500 a 118,300. Los únicos componentes de la manufactura que mostraron mejoría en sus niveles empleo fueron la industria
química y la de ropa.
A la luz del cuadro antes descrito, el pronóstico de crecimiento para el año fiscal 2003 de la Junta
de Planificación, que era de 1.7%, tal vez se quedó corto. A juzgar por la experiencia de años anteriores, la fortaleza generalizada
de los indicadores económicos mensuales en el año fiscal recién terminado apunta más bien a un incremento entre 2.0% y 2.5%.
La recuperación del pasado año fiscal asombra por el hecho de que se logró en un periodo dominado por la incertidumbre
de la guerra en Irak, la amenaza de alzas súbitas en el precio del petróleo y el predominio de actitudes cautelosas entre
los consumidores y las personas de negocio de Puerto Rico.
A poco más de año de las elecciones generales, el panorama económico comienza a tornarse favorable para el partido
incumbente, luego de un cuatrienio lleno de tropiezos y dificultades.
EL PULSO DE LA ECON0MÍA
Noviembre de 2003
Uno de los fenómenos más interesantes en la coyuntura actual de Puerto Rico es la distancia que existe entre la percepción
que tienen las personas en general sobre el estado de la economía y la realidad que reflejan los datos económicos mensuales.
En épocas de turbulencia social y política, cuando las condiciones externas son amenazantes y las condiciones internas
se perfilan difíciles, los consumidores y las personas de negocios se tornan pesimistas en cuanto al curso futuro de la economía
y tardan mucho de deshacerse de esa percepción aún cuando las señales a corto plazo indican un retorno de la actividad económica
a una fase de franca recuperación.
Un simple ejercicio estadístico, a base de los indicadores económicos mensuales disponibles hasta septiembre de 2003,
nos permite concluir que hay buena base para pensar que ya es tiempo que dejemos atrás los augurios pesimistas y comencemos
a analizar el mapa de ruta de la nueva fase de expansión de la economía de Puerto Rico.
A modo de muestra, en comparación con el mismo mes del año anterior, en septiembre de 2003 se observaron los siguientes
cambios: un alza de 0.7 en el empleo total; una reducción de 2.9 en el desempleo total y una baja de 0.4 puntos porcentuales
(de 12.6% a 12.2%) en la tasa de desempleo; un alza de 4.4 en los registros en hoteles y paradores, impulsada por un incremento
de 25.7% en el registro de residentes; un avance de 7.3% en las ventas al detalle; un incremento de 4.3 la producción de energía
eléctrica; y un alza de 18.4% en los vehículos registrados por primera vez.
Aunque no se puede subestimar el impacto negativo que las prolongadas lluvias han tenido en las obras en construcción
en proceso, tantas éstas como el número y valor de los permisos de construcción privados y públicos tiene la masa crítica
suficiente para ser el principal elemento impulsador de la actividad económica en el futuro inmediato.
De igual modo, el cuadro de factores externos se está alineando a favor de la economía de Puerto Rico: la economía
de Estados Unidos muestra la recuperación más vigorosa de lo anticipado; el precio de petróleo seguirá alto, pero va camino
a una reducción de por lo menos $3.00 de ahora a septiembre de 2004; y las tasas de interés siguen a niveles sumamente bajos.
A la luz de estas tendencias no es extraño que algunos de los economistas que hacen pronósticos en Puerto Rico hayan revisado
sus estimados de crecimiento para el año fiscal en curso y para el año subsiguientes. Por ejemplo, el Dr. Juan Lara, Economista
Principal de la firma Estudios Técnicos, Inc. coloca en crecimiento para el año fiscal 2003-2004 en el recorrido de 2.5% y
3.5%, lo cual sería seguido por una alza entre 3.0% y 3.3% en el año fiscal 2004-2005.
El requisito esencial de cualquier forma de pronóstico es que es que exista un patrón claro en lo que concierne a
los eventos de interés. Tal es el caso de las tendencias recientes de los indicadores económicos de Puerto Rico. No obstante,
que vivimos en tiempos de turbulencia, de manera que un evento inesperado puede cambiar los pronósticos económicos y enviar
al economista de nuevo a su mesa de trabajo o a su bola de cristal.
LA VOZ DE LOS DATOS ECONÓMICOS
Diciembre de 2003
Una vieja máxima de la economía dice que si los datos se torturan con suficiente rigor tarde o temprano hablan. Lo
cierto es que no hay que ejercer mucha presión sobre los datos correspondientes al cierre del año fiscal 2002 para que éstos
digan que la economía de Puerto Rico estuvo inmersa durante ese periodo en un estancamiento o tal vez en una recesión no muy
profunda, pero de carácter amplio en lo que respecta al número de variables y sectores económicos involucrados.
Aún así
se pueden identificar algunos cambios positivos al cierre del periodo: un alza de 1.0% en el empleo total (ajustado por estacionalidad)
y un incremento de 5.5% en el empleo de la industria de productos químicos y relacionados; una alza de 2.1% en la producción
de energía eléctrica; una expansión de 3.6% en los recaudos del Fondo General; y un alentador aumento en las actividades de
promoción de la Compañía de Fomento Industrial.
En cambio, la lista de cambios negativos luce avasallante: un alza de 1.5 puntos porcentuales en la tasa de desempleo
(se elevó a 12.0% en comparación con 10.5% en el año fiscal anterior) y un incremento de 18.1% en el número de personas desempleadas,
ambos ajustados por estacionalidad; la tasa de empleo se redujo en 0.3 puntos porcentuales a 40.3%; el empleo asalariado no
agrícola tuvo una reducción de 2.0% y hubo contracción en el empleo de todos los sectores económicos, a la cabeza de lo cual
estuvo una baja de 6.3% en el empleo en la manufactura; se observó una caída de 0.2% en los registros en los hoteles de turismo,
esencialmente debido a una contracción de 3.4% en el registro de no residentes, mientras que la tasa de ocupación en los hoteles
de turismo fue de apenas 64.5% en comparación con 64.3% en el año anterior; el consumo de energía eléctrica del sector industrial
se redujo en 3.6%; se mantuvo estancado el número de permisos de construcción y hubo una reducción de 26.7% en valor de los
mismos; la producción local de cemento disminuyó en 4.4% mientras que las ventas de cemento sufrieron una merma de 4.7%; y
finalmente, las exportaciones sólo crecieron en 0.6% al tiempo que las importaciones declinaron en 0.6%.
Varios factores
son los principales sospechosos de inducir esa debilidad generalizada de la actividad económica en el pasado año fiscal: la
trayectoria vacilante de la economía de Estados Unidos y la recesión de su sector manufacturero; la elevación de los precios
del petróleo; los cierres de fábricas como secuela de la eliminación de la Sección 936; la lentitud en la aprobación por parte
de la agencias reglamentadoras de significativos proyectos de inversión pública y privada, muchos de los cuales disponían
del financiamiento para su inicio; la actitud cautelosa de los consumidores e inversionistas en la Isla luego de los trágicos
eventos del 11 de septiembre de 2001.
No obstante, las primeras señales económicas del año fiscal 2003 apuntan hacia una vigorosa recuperación de la economía
de Puerto Rico. Así, con respecto a las primeras fases del año previo, se observan alzas en el empleo total y la tasa de empleo,
el empleo asalariado tomó un giro positivo en los sectores de servicios y gobierno, repuntaron los registros en los hoteles
de turismo, aumentaron los permisos de construcción y valor de éstos, y ante todo, se observa un acentuado incremento de las
exportaciones e importaciones y un alza en los recaudos del gobierno.
Es demasiado prematuro para darle mucho peso a los datos específicos que apoyan la percepción de repunte, pero conviene
resaltar que, ajustado por estacionalidad, el empleo total se mantuvo por encima del nivel de 1,200,000 de agosto a noviembre
de 2002, la tasa de desempleo declinó de 13.0% a 11.7%, y en octubre y noviembre el empleo asalariado mostró alzas de 0.5%
y 0.3%, respectivamente, en comparación con el año anterior.
Varios factores se están alineando para sostener la recuperación de la economía de Puerto Rico: la variedad y amplitud
del programa de inversiones en infraestructura del gobierno, las primeras fases del programa de mejoramiento de las comunidades
en rezago y del programa de construcción de viviendas de interés social, las proyecciones de expansión de varias empresas
farmacéuticas, la construcción de hoteles de turismo y una tendencia externa de gran peso en nuestro orden productivo: la
recuperación económica de Estados Unidos en un contexto de tasas de interés extremadamente bajas.
Ahora bien, el sonido cada vez más intenso de los tambores de guerra pone en peligro la transición de la economía
de Puerto Rico del estancamiento o recesión leve a la expansión moderada pero firme. El peligro de un alza drástica del precio
del petróleo y la certeza de precios energéticos en gradual alzada mientras dure la tensión entre Estados Unidos e Irak nublan
el horizonte económico de la Isla, que depende grandemente del petróleo para abastecer sus necesidades energéticas. No importa
cuanto Puerto Rico haya progresado en sus parámetros de eficiencia en el uso de energía, la experiencia histórica señala claramente
que la combinación de precios altos del petróleo y escaso crecimiento o recesión en Estados Unidos limita severamente las
posibilidades de avance económico de la Isla y contrapesa cualquier esfuerzo que se haga al nivel local para evitar la recesión.
2004
LA ECONOMÍA DE ESTADOS UNIDOS EN EL 2004
Enero de 2004
Existe la percepción general de que los economistas diferimos ampliamente en cuanto a la interpretación de los eventos
y tendencias del pasado y que cuando se trata de ofrecer visiones sobre el futuro nuestras divergencias son aún mayores.
La encuesta de pronósticos macroeconómicos para 2004 que publicó recientemente la revista Business Week ofrece una
excelente oportunidad para constatar esa hipótesis y ver las proporciones que pueden alcanzar dichas discrepancias en variables
específicas.
Un panel de 60 economistas de negocio nos ofrece sus visiones del probable desempeño de la economía de Estados
Unidos en el nuevo año. Los consensos son como sigue: la economía crecerá 4.3% el primer semestre, 4.2% en el segundo trimestre,
4.0% en tercer trimestre y 3.8% en el cuarto trimestre; el producto interno bruto real, las ganancias de operaciones y la
inflación al nivel de consumidor crecerán 4.1%, 11.7% y 1.9% respectivamente, en el cuarto trimestre de 2004 en comparación
con el cuarto trimestre de 2003; y la tasa de desempleo, la tasa de rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años y la tasa
de fondos federales serán 5.6%, 5.0% y 1.7%, respectivamente, en el cuarto trimestre de 2004.
La menor divergencia se observa en el pronóstico de la tasa de desempleo, donde el máximo es 6.2% y el mínimo, 4.8%,
con un recorrido de 1.4 puntos porcentuales. En cambio, la mayor divergencia se registra en el pronóstico del alza de las
ganancias de operaciones que van desde -5.3% hasta 45.3%, con un recorrido de 45.3 puntos porcentuales.
Como es de esperar,
la divergencia en cuanto al crecimiento del PIB real aumenta a medida que nos apartamos de la base de pronóstico: el recorrido
crece de 3.1 puntos porcentuales en el primer trimestre a 4.2 puntos porcentuales en el cuarto trimestre.
Para colocar las divergencias por variable en una base homogénea, se puede calcular un índice de divergencia definido
como la proporción que representa el recorrido del promedio de cada variable. En este caso los valores van desde un mínimo
de 25% en el caso de la tasa de desempleo hasta un máximo de 387.2% en el de las ganancias procedentes de operaciones. En
otras variables el índice muestra los siguientes valores: inflación, 121.1%; tasa de rendimiento de los bonos del Tesoro a
10 años, 42%; tasa de fondos federales, 94.1%.
Ante la pregunta de cuán temprano la Reserva Federal tomará la decisión de subir las tasas de interés por primera
vez durante el periodo de expansión, las respuestas fueron muy variadas: un poco más de la mitad (51%) creen que será en el
primer semestre del año; 28% cree que será en el segundo semestre; y 11% cree que será en 2005.
La explicación de estas divergencias habría que buscarla en factores tales como la perspectiva teórica del economista
y los supuestos de éste respecto a elementos tales como el curso de la política fiscal del Presidente, la política monetaria
de la Reserva Federal, los precios del petróleo a nivel global y las perspectivas de crecimiento de la economía mundial.
Moraleja: la próxima vez que a usted le digan que existe un consenso entre los economistas, pida que le den un desglose
de la dispersión de los valores estimados o proyectados por éstos para tener una idea más precisa del asunto.
LA
VISIÓN ECONÓMICA DE JOHN KERRY
Febrero de 2004
El éxito de John Kerry en las primeras dos primarias del Partido Demócrata responde en buena medida a que su programa
de gobierno alude en forma directa y clara a los principales problemas que afronta la economía de Estados Unidos en la actualidad
y ofrece soluciones que, al menos a primera vista, lucen sensatas y viables.
Kerry centra su atención en varios problemas
económicos básicos: la pérdida de empleos en la manufactura, las dificultades de los estados para afrontar los costos de la
educación superior, el estrangulamiento económico de la clase media, las dificultades de acceso a la educación superior, el
drenaje de la ética corporativa, el rezago en oportunidades de trabajo y en remuneración de las mujeres, la lucha de los inmigrantes
por legalizar su presencia en Estados Unidos y el mejoramiento de los salarios de los trabajadores en general.
Para cada uno de esos problemas Kerry presenta unas respuestas sensatas, que sin duda pueden ser blanco de críticas
en cuanto a su certeza o a sus posibilidades de implantación, pero parecen haber calado hondo en un electorado demócrata.
A grandes rasgos las principales propuestas de Kerry son las siguientes: revivir la manufactura mediante la provisión
de incentivos contributivos a empresas que creen empleos en los Estados Unidos, generen actividades de investigación y desarrollo,
mejoren su capacidad productiva e inviertan en programas de desarrollo de las destrezas productivas de sus trabajadores; la
creación de un fondo que ayudará a los estados y evitará que éstos se vean obligados a recortarle fondos a los programas educativos
y a aumentar los costos de matrícula en las universidades públicas; la provisión de alivios contributivos a la clase media
y la introducción de nuevos créditos contributivos en lo que respecta a los gastos en salud y en estudios universitarios;
la restauración de la confianza de los inversionistas mediante la estricta implantación de las reglas que aluden a las transacciones
financieras y la eliminación de las malas prácticas de manejo de cuentas corporativas en el extranjero; el aumento del salario
mínimo y la atadura de éste a la inflación; la agilización los trámites para que inmigrantes ilegales que hayan trabajado
por cierto tiempo y pagado contribuciones logren legalizar su presencia en Estados Unidos; la búsqueda de una igual paga por
trabajo igual para la mujer y la promoción de programas de apoyo económico y capital de riesgo que apoyen negocios comandados
por mujeres.
Ante todo, Kerry clama por un retorno de la disciplina fiscal en Washington. No vacila en plantear que eliminará
los alivios contributivos que se les han otorgado a las personas de altos ingresos, aboga por la reducción de los gastos excesivos
en el gobierno, y cree en la reducción del tamaño y en el aumento de la eficiencia del gobierno en todas sus fases.
Sin duda John Kerry tiene varios atributos que explican el gran éxito que ha tenido hasta ahora: sus excelentes destrezas
como comunicador, su aura de héroe de guerra y hombre sensible y prudente, su sólida experiencia administrativa y vasta experiencia
como legislador. No obstante, creo que la excelente articulación de su programa económico, que recalca la importancia de la
creación de empleos y de la reconstrucción de la economía, lo ha colocado en un plano superior al de sus oponentes demócratas.
LOS RETOS COMPETITIVOS DE PUERTO RICO
Marzo de 2004
A medida que las esperanzas de soluciones mágicas al problema económico de Puerto Rico, particularmente aquellas basadas
en el Código de Rentas Internas de Estados Unidos, se van disipando en el mar sin cartas de navegación que es el ambiente
político de Washington, D.C. en la actualidad, emerge una nueva conciencia cada vez más acentuada de que es en las fuerzas
vivas del país, en los fundamentos de nuestra competitividad, donde está la respuesta a nuestras carencias.
En el nuevo cuadro de realidades, se perfila una agenda de trabajo que a primera vista luce formidable, pero es el
camino que tenemos que andar para salir del atolladero.
A mi juicio, los principales componentes de esa agenda son los siguientes: la redefinición de nuestra estructura
jurídico-política y del orden institucional que ha de regir la inserción efectiva y dinámica de Puerto Rico en la economía
mundial; el diseño e implantación de un plan estratégico de desarrollo económico a largo plazo; el mejoramiento sustancial
de la infraestructura existente , especialmente en las fases de producción de energía eléctrica, agua potable y manejo de
desperdicios sólidos y tóxicos; la renovación del sistema educativo en todos sus niveles, con particular atención a la dimensión
científica y tecnológica, la gerencia pública eficiente y el conocimiento sobre otras culturales y ambientes de negocio; la
reorientación de la actividad manufacturera hacia iniciativas de investigación y desarrollo; el fortalecimiento de los sistemas
estadísticos nacionales y de la inteligencia económica sobre los mercados externos; el balance entre el crecimiento económico
y la protección del ambiente y de los recursos naturales; la continuidad a los esfuerzos por desarrollar una gerencia pública
honesta, eficiente y consciente del papel redistributivo y promotor de la justicia social que le corresponde al estado.
La movilización del cúmulo de recursos económicos de que dispone Puerto Rico nos lleva a un jardín en que los senderos
se bifurcan debido a que los instrumentos de política económica necesarios para lograr la transformación se vinculan inexorablemente
con la estructura jurídico-política.
Mi preferencia personal apunta a un sistema político que, como mínimo, tenga las siguientes capacidades: habilidad
para influir sobre la política macroeconómica en todas sus fases: fiscal, monetaria, financiera, laboral, reglamentaria, ambiental,
migratoria y de comercio exterior; capacidad para desarrollar acuerdos comerciales, contributivos y de intercambio técnico
y científico con países extranjeros; control del proceso migratorio y capacidad para desarrollar acuerdos de intercambio de
servicios de recursos humanos de diversos grados de desarrollo técnico y profesional con otros países; participación de Puerto
Rico como país miembro bona fide en los organismos regionales de desarrollo económico y financiero: ALIDE, Banco de Desarrollo
del Caribe y otros; eliminación de las leyes de cabotaje y capacidad para utilizar los servicios de compañías de carga marítima
que ofrezcan tarifas competitivas; control de las aduanas y capacidad para fijar tarifas y establecer restricciones cualitativas
y cuantitativas al flujo de mercancías y servicios del exterior.
A todas luces, el espectro político que va desde el desarrollo político del Estado Libre Asociado hasta la plena
independencia política ofrece la mejor perspectiva para alcanzar tales capacidades. La estadidad federada plantea un orden
de realidades completamente distintas y tendría que ser evaluada a base de objetivos de política económica cónsonos con la
relación que existe en la actualidad entre los estados y el gobierno federal.
CONTABILIDAD MACROECONÓMICA DE LA
DEPENDENCIA Abril de 2004
En la ciencia económica no hay abundancia de instrumentos analíticos que de una forma clara
y concisa den cuenta de un fenómeno o de una relación y que constituyan paradigmas que sobrevivan en el tiempo.
Tal es
el caso de curva de Phillips, que describe la relación entre la tasa de inflación y la tasa de desempleo, y la ley de Okun
que ofrece una medida aproximada de la pérdida de producción asociada con el desempleo excesivo.
En una escala mucho más modesta, pero muy interesante para los estudiosos de la economía de Puerto Rico, la Tabla
1, de capítulo II del volumen I del Informe Kreps de 1977 constituye una magistral pieza de contabilidad macroeconómica. Se
trata de un sistema de análisis para determinar los desembolsos brutos del Gobierno Federal en Puerto Rico, restarle los pagos
que fluyen de Puerto Rico al Gobierno Federal, estimar los desembolsos netos totales y luego estimar el por ciento que éstos
últimos constituyen del producto bruto de Puerto Rico a precios corrientes.
Los desembolsos del Gobierno Federal se clasifican en cinco categorías: pagos de transferencia, aportaciones al sector
público, gastos netos de la operación de agencias federales en Puerto Rico, derechos de aduana y arbitrios sobre embarques.
En forma asombrosamente sintética podemos analizar el grado de dependencia que tiene la economía de Puerto Rico del
flujo de fondos federales, la evolución histórica de esa dependencia, el crecimiento relativo de cada uno de los componentes
de los desembolsos federales y el crecimiento de los pagos de Puerto Rico en comparación con el total de desembolsos brutos
que hace el Gobierno Federal.
La tabla de Informe Kreps comienza en el año fiscal 1970, cuando los desembolsos netos eran apenas el 13 por ciento
del producto bruto y termina en 1977, cuando dicha participación ya se había elevado a 30 por ciento.
En la actualidad,
a juzgar por los datos correspondientes al año fiscal 2002, los desembolsos netos como por ciento del producto bruto nominal
ascienden a 22.1 por ciento, lo cual quiere decir que en un lapso de 25 años la dependencia de los fondos federales sólo ha
disminuido en 6.9 puntos porcentuales.
Más específicamente, en el año fiscal 2002, los pagos de transferencia fueron $9, 046.6 millones; las aportaciones
al sector público, $2,470.0 millones; los derechos de aduana, $30.6 millones; y los arbitrios sobre embarques, $314.2 millones,
para un total de $12,854.4 millones de desembolsos brutos. En la medida en que los pagos de Puerto Rico al Gobierno Federal
fueron de $2,884.4 millones, los desembolsos netos montaron a $9,970.0 millones, que vino ser el 22.1 por ciento de un producto
bruto que en esos años ascendió a $45,188.9 millones.
En vista de que de 1977 a 2002 el crecimiento del producto bruto
fue mayor que el de los desembolsos netos (10.4 por ciento en comparación con 5.9 por ciento), la dependencia de Puerto Rico
de los fondos federales se ha reducido levemente, pero sigue siendo sumamente significativa.
El monumental trabajo que el Departamento de Comercio federal realizó en 1977, cuyo título oficial es Economic Study
of Puerto Rico, sigue acumulando polvo en los estantes de las bibliotecas en espera de analistas que aprecien y den continuidad
a la extraordinaria labor de investigación que llevó a cabo el equipo de trabajo dirigido por Jerry J. Jasinowski.
NUEVA
INFRAESTRUCTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO Mayo de 2004
El desarrollo de la infraestructura, entendida tanto en el sentido
físico tradicional (carreteras, puertos y aeropuertos, sistemas de producción y distribución de electricidad y otros) como
en el sentido más amplio de infraestructura científica y tecnológica, redes de comunicaciones, sistema de educación y de atención
médica, ordenamiento de la actividad cultural y desarrollo de un clima político estable y propicio para el desempeño de la
actividad productiva, es un elemento central, una condición sine qua non, para el logro de la competitividad internacional.
En el aspecto físico, se requiere infraestructura altamente especializada, orientada a uso y asimilación de la tecnología
informática, que le sirva a los intereses de las empresas o grupos de empresas que existen o que se quiere atraer al país,
lo cual debe ir acompañado del correspondiente desarrollo de la capacidad gerencial, la base de capital (maquinaria, equipo
y estructuras industriales y comerciales) y el acervo de destrezas intelectuales y técnicas de la población.
La existencia de centros de investigación y desarrollo en la universidades, que interactúen con las empresas manufactureras,
y el fomento y ampliación de las ofertas programáticas de la educación superior en general, en correspondencia con las orientaciones
y necesidades de la industria, son parte de lo que se conoce como la nueva infraestructura, que es tan importante como la
infraestructura física.
Los sistemas expertos, la robótica, las redes de información y telecomunicaciones, las máquinas, herramientas y procesos
guiados por computadoras son los elementos más visibles de lo que ha venido a llamarse la Revolución Informática, que implica
una considerable expansión del sector de servicios profesionales y asigna un papel estratégico a las instituciones de educación
superior en la formación e implantación de la política económica y en la promoción de la investigación y el desarrollo científicos.
La tendencia a mejorar la tecnología y la productividad en todos los sectores económicos le genera una enorme presión
al sistema educativo y amenaza con dejar permanentemente fuera del mercado a aquellas personas que no respondan al cambio.
Entre las categorías de empleo que más aceleradamente crecen se destacan las que requieren formación universitaria: científicos
naturales, profesionales y paraprofesionales de la salud, técnicos de computadoras y de laboratorios, administradores y gerentes,
ingenieros y arquitectos, empleados de ventas y mercadeo, analistas económicos y financieros, maestros y secretarias ejecutivas.
En términos generales, las profesiones vinculadas con la informática son las que muestran más dinamismo, lo cual
es una consecuencia del hecho de que el complejo de computadoras-semiconductores-telecomunicaciones ya ha alcanzado suficiente
masa crítica para convertirse en el motor principal de la economía de Estados Unidos, de la mayoría de los países altamente
industrializados y en proporción creciente de Puerto Rico.
En efecto, en este nuevo contexto, la educación superior juega un papel crucial en el desarrollo de ventajas competitivas
dinámicas, que no se basan tanto en los recursos naturales, la maquinaria y el equipo, los incentivos contributivos o la infraestructura
física--la importancia de los cuales es por supuesto innegable--como en la flexibilidad, la capacidad de respuesta rápida,
la habilidad para resolver problemas nuevos, la calidad, variedad y amplitud del proceso de enseñanza-aprendizaje y la creatividad.
En otras palabras, el conocimiento, y su aplicación a la producción de bienes y servicios y a la generación de nuevo
conocimiento, es la principal fuerza productiva, el motor principal en la emergente economía global.
LOS COSTOS
DE LA CORRUPCIÓN
Junio de 2004
El Banco Mundial (BM) se ha dado a la tarea de investigar las consecuencias económicas, sociales
y políticas de la corrupción a escala mundial. Se trata de un proyecto que no se limita a la descripción del problema sino
que ofrece estrategias para lidiar con los efectos nocivos del mismo. Desde 1996, y para dar una idea de la magnitud del asunto,
esa institución ha apoyado más de 600 programas anticorrupción e iniciativas de fomento de la gobernabilidad en los países
miembros.
El BM identifica la corrupción como el más grande obstáculo al desarrollo económico y social y como un mal que sabotea
los planes y programas orientados a reducir la desigualdad social y promover el desarrollo económico sostenible.
A grandes rasgos, los principales hallazgos del BM en lo que respecta al impacto de las corrupción son los siguientes:
erosiona la estabilidad macroeconómica y fiscal; reduce los recaudos del gobierno; promueve el gasto gubernamental excesivo;
debilita el marco legal, la base institucional de la economía y la reputación del gobierno y sus unidades administrativas;
acentúa la desigualdad y perjudica severamente a las personas de escasos recursos, que son las que más dependen de la ayuda
del estado; espanta la inversión externa y desalienta los proyectos de inversión nacionales; estimula la explotación irresponsable
de los recursos naturales y del ambiente; y promueve la inflación, en la medida en que los costos del sistema de extorsiones,
sobornos y fraudes se traduce en costos más altos de producción y en precios más altos de los bienes y servicios.
El BM propicia una estrategia integral para combatir la corrupción, la cual consiste en cinco elementos básicos:
la mejoría del sistema de rendir cuentas del estado, las transparencia de las finanzas de los partidos políticos y eliminación
de los conflictos de interés en las transacciones; el fomento de la participación de la sociedad civil, así como el mejoramiento
del papel fiscalizador de los medios y de las organizaciones no gubernamentales; el desarrollo de un sistema privado que sea
auténticamente competitivo, donde predomine la transparencia en el gobierno de las corporaciones y en la gerencia de las organizaciones
profesionales, las uniones obreras y las asociaciones de negocio colectivas en general; restricciones institucionales al ejercicio
del poder, tanto en el ejecutivo como en legislativo y el judicial; y reforma de las gerencia del sector público, mediante
la exaltación del sistema de mérito, la planificación presupuestaria y la descentralización ordenada de los procesos administrativos.
De ningún modo se debe entender que el BM postula un acercamiento simplista y mecánico para resolver el problema
de la corrupción. Antes bien, este organismo global señala que se requiere una estrategia sumamente compleja que aluda las
múltiples causas, dimensiones y asuntos estructurales que involucra la corrupción.
En la medida en que el problema de
la corrupción será inevitablemente el tema más intenso y álgido de la campaña política que se avecina, los trabajos de investigación
y las estrategias de acción sugeridas por el BM ofrecen un excelente contexto de análisis e interpretación tanto para que
los votantes ponderen los planes que los partidos en contienda presenten para combatir este mal como para que determinen cuán
significativo es el riesgo de la tolerancia de las prácticas de corrupción en nuestro sistema de gobierno.
PERSPECTIVA
DE LA SOCIEDAD CIVIL
Julio de 2004
El término sociedad civil alude a una amplia esfera de asociaciones voluntarias y redes informales en las cuales individuos
y grupos llevan a cabo actividades que tienen consecuencias públicas.
Esas actividades se distinguen de las actividades públicas del gobierno porque son predominantemente voluntarias,
y de las actividades de las empresas privadas en los mercados de bienes y servicios porque generan bienes y servicios de carácter
público y sus preocupaciones se extienden a la totalidad de la comunidad o a segmentos significativos de ésta.
En términos
más específicos, la sociedad civil incluye asociaciones voluntarias de toda índole, que usualmente se denominan organizaciones
no gubernamentales, a saber: iglesias, uniones, organizaciones comunales, grupos ambientalistas, colegios y universidades,
cooperativas, organizaciones caritativas, movimientos sociales, grupos de interés y las familias en general.
Durante los
últimos años, se ha desatado en todo el mundo un debate acerca de la condición actual y el futuro desarrollo de la sociedad
civil. La convergencia de tres tendencias fundamentales acentúa la polémica: la declinación de la conciencia cívica—cuyas
expresiones más vivas son la reducción en la participación electoral y en la matrícula de las asociaciones cívicas; el debilitamiento
de la capacidad del estado para proveer adecuadamente los bienes y servicios públicos; y la insuficiencia de la responsabilidad
social y ambiental de las empresas privadas, especialmente cuando se trata de grandes compañías de proyección global.
La sociedad civil ha sufrido el asedio de dos fuerzas avasallantes: el crecimiento y consolidación del estado y de
las estructuras políticas formales, que propenden a acaparar las decisiones de política económica y social; y la hipertrofia
de la institución del mercado, que glorifica la interacción de los consumidores y los productores como la máxima expresión
de la libertad y del bien común.
No obstante, el pleno desarrollo de la sociedad civil es tal vez el mejor correctivo para las fallas tanto del gobierno
como del mercado en una amplia gama de esferas de acción económica, social y política.
Las acciones correctivas de la
sociedad pueden ser significativa en instancias en las cuales ni el estado ni las empresas privadas logran resultados óptimos.
Algunas de esas acciones son las siguientes: mejorar la política distributiva (de ingresos y beneficios sociales) del gobierno;
corregir diversas fallas del mercado, cuyos mecanismos muchas veces no valoran justamente la aportación económica y social
de los agentes económicos; proteger el ambiente de la posible negligencia de las autoridades públicas y de las malas prácticas
de disposición de desperdicios y de uso de recursos naturales que siguen un buen número de empresas productoras; defender
los derechos civiles de las minorías étnicas y de los grupos social y económicamente marginados; proteger el clima de libre
discusión y fomentar la tolerancia y el principio de libre asociación democrática; y cultivar la conciencia social, la responsabilidad
cívica de los ciudadanos, el respeto a los bienes públicos y diversas formas de cooperación, tanto al nivel nacional como
internacional.
Durante las próximas décadas, la sociedad civil afronta serios retos en su intento por mantener un balance adecuado
en el orden social. Debe usar plenamente los poderes que ofrecen las telecomunicaciones y la informática, especialmente los
espacios cibernéticos globales (el más importante y conocido de los cuales es la Internet) para hacer valer el papel correctivo
y la perspectiva integradora de la sociedad civil y desarrollar alianzas estratégicas para fomentar la competitividad del
país, mejorar la calidad de vida, hacer más efectiva la lucha contra el narcotráfico, mejorar los servicios del gobierno,
cultivar la participación ciudadana y enriquecer la cultura y la vida cívica.
LA ESTRATEGIA DE REDUCCIÓN DE COSTOS
Agosto de 2004
En la primavera de 1992, los profesores Michael D. Shields, de San Diego State University, y S. Mark Young, de la Universidad
de Colorado, publicaron un artículo en la revista Cost Management que constituye un verdadero clásico de la planificación
corporativa. El título del artículo es: Effective Long-Term Cost Reduction: A Strategic Perspective.
El enfoque propuesto por los autores contrasta con los sistemas tradicionales de reducción de costos como lo son
la reducción de programas y el despido de personal en las épocas de descenso de las ventas, la fuga hacia jurisdicciones en
las cuales los salarios son más bajos, las fusiones con otras empresas y la diversificación o expansión más allá de las áreas
de competencia medulares de la empresa.
La estrategia de reducción de costos a largo plazo que promulgan Shields y Young se presenta como parte de una estrategia
competitiva que integra las estrategias de gerencia de los recursos humanos y tecnológicos para proveer un acercamiento coordinado,
de base amplia y a largo plazo para reducir los costos de la empresa.
Según los autores, el logro de la ventaja competitiva por medio de la reducción de costos a largo plazo es función
del desarrollo de una cultura de continuo mejoramiento de la calidad del producto, sistemática reducción del tiempo de trabajo
y efectiva reducción del costo de producción por medio de la innovación.
La reducción de costos a largo plazo se logra con mayor eficacia por medio de un proceso continuo de aprendizaje
acerca de competencias medulares y mediante el fortalecimiento de las relaciones de trabajo con empleados comprometidos a
largo plazo con la empresa, que sean innovadores y posean múltiples destrezas.
Shields y Young proponen el desarrollo de una cultura de conciencia respecto a los costos que afronta la empresa
y sugieren ocho maneras para desarrollarla:la alta gerencia debe demostrar diariamente a los empleados la importancia de reducir
los costos para el éxito de la empresa; reclutar los empleados con mejores credenciales, que puedan desarrollar productos
y actividades de alta calidad; otorgarle a los empleados poder y participación en el proceso decisionario y desarrollar grupos
de trabajo autónomos, que desempeñen múltiples funciones; aumentar los niveles de educación, adiestramiento y readiestramiento
de los empleados, para elevar los niveles de destreza, el grado de compromiso y la capacidad para la innovación de éstos;
motivar a los empleados para que rompan con los paradigmas vigentes y desarrollen nuevas formas de hacer las cosas; promover
las comunicación horizontal, hacer más sencillas las reglas, las políticas gerenciales y los procedimientos de la empresa
e implantar sistemas de retroalimentación efectivos; vincular la compensación a los empleados con la reducción de costos,
es decir, premiar los aumentos en productividad y eficiencia, alentar el logro de metas y estimular a los empleados a que
reduzcan los niveles de costo de años anteriores; y finalmente, proveerle a los empleados información acerca de los costos
de los competidores, así como parámetros de actuación que demuestren cuán productivos son ellos en comparación con los empleados
de las empresas competidoras.
En la coyuntura actual de Puerto Rico, en la cual los cambios súbitos en las circunstancias externas e internas inducen
las empresas tomar decisiones precipitadas, basadas en cálculos de corto plazo, la conveniencia de diseñar e implantar una
estrategia de reducción de costos a largo plazo adquiere una importancia estrategia indiscutible y única.
EL VEREDICTO DE LOS DATOS ECONÓMICOS
Septiembre de 2004
El fragor de la campaña electoral, el sesgo ideológico partidista y la intensa subjetividad
de los mensajes políticos en Puerto Rico dejan muy poco espacio para la discusión objetiva, de base científica, de los asuntos
y tendencias que son fundamentales para que los votantes ejerzan en forma racional su principal derecho democrático.
No
obstante, existen bases de información que si se analizan con espíritu imparcial pueden iluminar a los votantes y ofrecerles
criterios para juzgar con más rigor y precisión las alternativas que se les presentan en las urnas.
A modo de ejemplo,
me di a la tarea de comparar, a base de los indicadores económicos mensuales que publica la Junta de Planificación, la actuación
de la economía de Puerto Rico durante los últimos cuatro años de la Administración Rosselló (enero de 1997 a diciembre de
2000) con la que ha tenido hasta ahora durante la Administración Calderón (de enero de 2001 a junio de 2004).
Se trata
de periodos de duración desigual, por lo cual recurro a la metodología de obtener promedios de la actuación en ambos periodos
de cada indicador, haciendo la salvedad de que sólo cuando termine el año en curso tendremos una comparación válida en sentido
estricto. Para evitar mayores disparidades estadísticas y hacer más homogénea y simple la comparación restrinjo el análisis
a 15 de los 31 indicadores que estaban completos hasta junio de 2004.
Se trata de variables útiles para juzgar un
buen manejo de la economía: empleo total, empleo asalariado no agrícola, desempleo total, tasa de participación, tasa de empleo,
tasa de desempleo, empleo en la manufactura, empleo agrícola, ventas al detalle, valor de los premisos de construcción privados,
valor de los permisos de construcción públicos, valor de las nuevas unidades de vivienda, producción de energía eléctrica,
Índice de Precios al Consumidor y vehículos registrados por primera vez.
Los resultados fueron los siguientes: nueve
de los indicadores han tenido una mejor actuación bajo la Administración Calderón que bajo la Administración Rosselló. Esto
incluye los siguientes incrementos: empleo total, 4.3%; empleo asalariado no agrícola, 9.1%; ventas al detalle,18.8%; valor
de los permisos de construcción privados, 44.7%; valor de los permisos de construcción públicos, 8.5%; valor de las nuevas
unidades de vivienda, 39.8%; producción de energía eléctrica, 8.4%; y vehículos registrados por primera vez, 11.3%. A esto
hay que añadir una reducción de 0.5 puntos porcentuales en la tasa de desempleo.
Los otros seis indicadores siguieron
trayectorias que comparan desfavorablemente con la experiencia del cuatrienio anterior: baja de 0.6 puntos porcentuales en
la tasa de empleo; alza de 0.2% en el desempleo total; contracción de un punto porcentual en la tasa de participación; reducción
de 9.6% en el empleo agrícola; baja de 12.8% en el empleo manufacturero y alza de 27.2% en la inflación medida al nivel del
consumidor.
Los factores explicativos detrás de estos datos son múltiples y complejos. Deben entrar en la comparación
elementos tales como el desempeño durante ambos periodos de la economía de Estados Unidos y de los precios del petróleo, el
impacto de la eliminación de la Sección 936, la influencia de los eventos del 11 de septiembre de 2001 y de las diversas fases
de la política monetaria de la Reserva Federal.
Los resultados son mixtos, multidimensionales. La realidad económica
es complicada, por lo cual no es materia prima de consignas electorales.
EL MARCO INSTITUCIONAL DE LA ECONOMÍA
Octubre de 2004
Cuando se analiza la situación de la economía, la atención se centra de inmediato en las
tendencias y perspectivas de los principales indicadores económicos, ya sean los agregados macroeconómicos como el producto
bruto, el empleo total y la tasa de inflación o la amplia variedad de indicadores mensuales.
Tal ejercicio supone
que existe un marco institucional estable, en el cual las transacciones económicas se desenvuelven con un mínimo de fricción
y que aparece como un trasfondo cuyos fundamentos y buen funcionamiento se dan por descontados. Esto incluye el gobierno,
con su política pública y proceso regulatorio; los mercados de bienes y servicios; las leyes que rigen el comercio, la producción,
el trabajo, el uso de los recursos naturales y el ambiente y las transacciones internacionales; las uniones laborales y las
organizaciones profesionales; las instituciones financieras y su política crediticia;y las organizaciones sin fines de lucro
en general.
Cuando el delicado tejido del marco institucional se debilita o deteriora significativamente, el orden
productivo, no importa cuanto vigor le inyecten los actores económicos—las familias, las empresas productoras, el
gobierno en sus diversos niveles y la comunidad en general- se perjudica severamente. En estos casos, más que nuevos flujos
de inversión interna o externa, grandes proyectos de infraestructura auspiciados por el gobierno o esquemas grandiosos de
reforma contributiva, el reto principal es la reforma del marco institucional, la reevaluación y rediseño de sus principales
componentes, de manera que la actividad económica retorne a su cauce normal.
Basta indicar que gran parte de los problemas
que ha sufrido Puerto Rico en los últimos diez años son manifestaciones de una crisis del marco institucional: la corrupción
rampante, el capitalismo de los amigotes y el favoritismo en la asignación de contratos y prebendas, procesos que alcanzaron
su apoteosis en el segundo término del Dr. Pedro Rosselló; la pérdida de la Sección 936 y su secuela de cierres de fábricas
y pérdida de docenas de miles de empleos en la manufactura; el mal uso y saqueo de fondos federales destinados a personas
necesitadas; la insatisfacción de las empresas con el marco regulatorio laboral y ambiental; las quejas de la ciudadanía respecto
a los servicios de seguridad y protección que presta el gobierno; los escándalos en el manejo de los fondos de pensiones y
de planes médicos de algunas uniones; las prácticas depredadoras y el manejo irresponsable de fondos de algunos altos ejecutivos
de la banca; la actitud despectiva hacia el ambiente y los recursos naturales de buena parte de las empresas privadas y de
la ciudadanía.
Ya en la recta final de la campaña política de 2004, los votantes de Puerto Rico tendrán que ponderar
no sólo cuales son los partidos o candidatos que ofrecen las mejores propuestas para lidiar con los problemas de desempleo,
lento crecimiento económico, desigualdad en la distribución del ingreso, pobreza extendida e inflación que aquejan nuestra
economía, sino también cuales de aquéllos ofrecen los mejores planes para la reestructuración del marco institucional de la
economía de Puerto Rico, que se inició con la Administración Calderón y que aún tiene un largo camino que recorrer.
El
desarrollo económico sustentable, que se ha convertido en un estribillo de todos los políticos, no es otra cosa que la armonización
del avance productivo con un sólido marco institucional y moral de la economía y de la sociedad.
MINIMIZACIÓN
DEL RIESGO
Noviembre de 2004
El pueblo puertorriqueño acude hoy a las urnas a darle culminación a uno de los ejercicios
democráticos más cruentos en su historia política. En mayor o menor medida, todos salimos lastimados en este proceso sadomasoquista
en que nos hemos flagelado unos a otros sin descanso y sin piedad.
Nos queda el consuelo de que vamos de resolver
nuestras diferencias por la vía pacífica, como lo hemos hecho en todas las fases fundamentales de nuestra vida como pueblo.
La democracia puertorriqueña, aún llena de deficiencias y disparidades y carente de poderes de decisión que son el denominador
común de otros países, constituye un ejemplo de cómo un país puede respetar el poder del voto a pesar de que los extremos
del diálogo político lucen, a primera vista, irreconciliables. Basta echar una ojeada al sufrimiento colectivo que se observa
en tantos puntos del globo torno para darnos cuenta de la importancia de este logro.
No sería mala idea de que los
partidos en contienda, con la excepción del PIP, que en medio del fragor de la campaña ha sostenido una postura de dignidad
y elegancia que merece encomio, evaluaran en un momento de mayor tranquilidad el grave daño moral y psicológico que le han
infligido a nuestro clima político.
Es tal el grado de confusión que ha generado la contienda a golpes de centella
entre los dos partidos dominantes que las encuestas de aspiración científica, por un problema de insuficiente tamaño de las
muestras, no logran recoger adecuadamente la gran variación de opiniones, valoraciones y actitudes del electorado. Por lo
tanto, llegamos al día de hoy con un alto grado incertidumbre respecto al resultado de las elecciones.
A mi juicio,
el factor que decidirá la contienda será el intento del grueso de los electores de minimizar el riesgo político, económico
y social para el país. Me inclino a pensar que el PPD ganará la Gobernación y la Comisaría Residente en Washington por el
simple hecho de que, además de la solvencia intelectual y moral de sus candidatos, viene a ser la opción de menos riesgo,
de más suave transición, de menor turbulencia en el contexto actual.
Tanto el estilo retador y la cuestionable trayectoria administrativa del Dr. Pedro Rosselló como la inverosimilitud
y audacia económica y política de sus principales propuesta, saber: la reestructuración del sistema contributivo, una multitud
de trenes y puertos, la implantación del crédito contributivo por ingreso devengado financiado con fondos locales, la restauración
de la tarjeta de salud a más de un cuatro de millón de personas y la promoción de la estadidad a la trágala en cuatro año,
detonarán un movimiento de reacción de amplios sectores del electorado que favorecerá significativamente al PPD.
Otro
factor que será favorable para el partido incumbente será la distancia que media entre la supuesta crisis económica que describe
el PNP y la realidad empírica de avance desde moderado hasta acelerado de la mayoría de los indicadores económicos agregados
y mensuales.
El impresionante esfuerzo de análisis y reflexión sobre la situación y el futuro de Puerto Rico que se
presenta en el programa del PIP y la magistral actuación de sus principales líderes en los debates políticos no superará la
percepción (se puede argumentar que errónea) que tiene gran parte del electorado sobre los riesgos estructurales del camino
de la independencia y la soberanía.
LA CONSISTENCIA DE LA POLITICA ECONOMICA
Diciembre de 2004
Los
economistas estadounidenses Finn Kydland y Edward Prescott recibieron en Premio Nobel de Economía de 2004 por sus aportaciones
fundamentales a dos áreas estrechamente relacionadas de la investigación macroeconómica.
El primer trabajo, publicado
en 1977, tiene que ver con el diseño de la política macroeconómica, en el cual discuten las imperfecciones inherentes,particularmente
los problemas de credibilidad, en el proceso de implantación de la política económica.
En segundo trabajo, redactado
en 1982, fue una investigación sobre los ciclos económicos en el cual analizan en que medidas las variaciones en el desarrollo
tecnológico, que ellos consideran la fuente principal de crecimiento económico a largo plazo, pueden llevar a fluctuaciones
de corto plazo.
El primer trabajo presenta la tesis de que la política monetaria funciona mejor cuando las políticas
monetarias y fiscales muestran consistencia en el tiempo. Los gobiernos pierden credibilidad—e influencia sobre
la economía—cuando abandonan sus compromisos a largo plazo para resolver los problemas de corto plazo.
El
segundo trabajo postula que los brotes de intensa actividad económica y las recesiones responden muy poco a la política monetaria
o a cambios en la demanda agregada, sino que son mayormente el resultado de fluctuaciones en la tasa de crecimiento de la
productividad, que, a su vez, son esencialmente determinadas por la velocidad de los mejoramientos en las tecnologías de producción.
Examinemos un poco mas fondo el primer trabajo, ya que, a todas luces, es el que mejor se vincula con la coyuntura
histórica en que se halla Puerto Rico en este momento.
La principal preocupación de Kydland y Prescott es que muchas
decisiones de política económica están sujetas a un problema de falta de consistencia en el tiempo. En respuesta a las exigencias
del sector privado y a situaciones internas o externas cambiantes en el gobierno se ve tentado a cambiar los planes para responder
a situaciones de emergencia, se reorientan los planes, se abandonan cursos de acción cuyos resultados no han sido evaluados
a cabalidad, y se pierde la consistencia en el proceso de implantación de la política publica. En este contexto, el gobierno
pierde credibilidad. El pueblo se percata de que tanto las políticas en vigor como las que se puedan diseñar e implantar en
el futuro no necesariamente coincidirán con lo planteado por el gobierno.
No hay que forzar mucho la imaginación para
darnos cuenta de que la tesis de la consistencia que desarrollaron Kydland y Prescott alude al problema principal que afrontamos
en la actualidad en el proceso de transición política en Puerto Rico.
Toda una gama de programas y políticas publicas
esta bajo evaluación en las áreas de salud, educación, seguridad, vivienda, pobreza, adicción a drogas, cooperativismo, desarrollo
industrial, turismo, agricultura y otras igualmente significativas. En cada una de ellas surgen las mismas interrogantes respecto
a los logros alcanzados, los recursos disponibles para continuar las actividades y la deseabilidad de continuar los esfuerzos
para alcanzar las metas trazadas.
Se trata, sin duda de una tarea monumental que requiere grandes esfuerzos de parte
del Comité de Transición y aportaciones sinceras, basadas en la mejor información disponible, de parte de los jefes de agencia
y sus equipos de trabajo de la administración saliente.
Se requiere elevar las miras y pensar en el bienestar colectivo
de Puerto Rico a largo plazo, no importa si el panorama político en la actualidad luce incierto.
2005
PRELUDIO DE UN DÚO CONCERTANTE
Enero de 2005
Existen en el repertorio clásico
varias piezas maestras en las cuales dos instrumentos son protagonistas por igual, la más conocida de las cuales es el Gran
Dúo Concertante, op. 48 de Carl María von Weber, que exige un delicado balance entre el clarinete y el piano.
Los
intérpretes de estas obras deben tener gran destreza técnica y excelentes dotes musicales para lograr un diálogo armónico
y la plena coherencia entre ambos instrumentos.
Se me ocurre pensar que los inquietantes resultados de las elecciones
generales han dado paso a un potencial dúo concertante entre Aníbal Acevedo Vilá, en su calidad de Gobernador, y Luis Fortuño,
el nuevo Comisionado Residente en Washington, que podría ser altamente beneficioso para el país, en un cuatrienio en que se
augura una batalla campal entre el poder ejecutivo y el poder legislativo.
Por un lado, Aníbal Acevedo Vilá tiene
una excelente formación académica, una vasta experiencia administrativa y legislativa, un conocimiento avanzado del funcionamiento
del gobierno y un magistral dominio de la táctica y la estrategia que se requieren para operar con efectividad tanto en el
caldeado y riesgoso ambiente político de la Isla así como en el complicado laberinto de Washington, DC. Se trata de una persona
inclinada al diálogo, firme en sus principios pero flexible en sus métodos de trabajo y altamente comprometido con la meta
de mejorar las condiciones económicas, sociales y políticas de Puerto Rico.
Por otro lado, Luis Fortuño, quien logró
una brillante trayectoria académica, tuvo una experiencia administrativa breve pero extremadamente destacada en el gobierno
y ha levantado un impecable expediente como abogado corporativo en el sector privado. Ante todo, se trata de un hombre muy
prudente, conocedor a fondo de los conceptos más avanzados de planificación estratégica y cuyas destrezas gerenciales, a juzgar
por sus aciertos en la Compañía de Turismo y en la Secretaría de Desarrollo Económico, son, a mi juicio, de calidad mundial.
Mis observaciones acerca de estos dos destacados puertorriqueños no las derivo de sus expedientes personales, que
de por sí son muy impresionantes, sino de la experiencia práctica de trabajo con ellos, en etapas distintas de mi desempeño
como servidor público y economista del sector privado.
En el verano de 1998, fui asesor en asuntos económicos de Aníbal
Acevedo Vilá, cuando éste ocupaba un escaño en la Cámara de Representantes, y, desde mi puesto de Director de la Oficina de
Análisis e Investigaciones Económicas del Banco Gubernamental de Fomento y más tarde como economista de la firma Estudios
Técnicos, Inc. colaboré con Fortuño en diversos aspectos de la gestión de éste en el gobierno de Puerto Rico.
Las
bases de diálogo y los planes y estrategias de acción conjunta que generen Acevedo Vilá y Fortuño serán elementos fundamentales
en el nuevo ordenamiento político que está en gestación en Puerto Rico.
No se trata sólo de las iniciativas para lograr
acceso a más fondos federales y hacer un uso más responsable de la masa de transferencia devengadas y unilaterales que recibe
la Isla, sino también de la defensa de los interés locales en el contexto de la política económica y social trazada por la
segunda Administración Bush y de la coordinación de las iniciativas de cambio de las relaciones jurídico-políticas entre Puerto
Rico y Estados Unidos que puedan surgir durante el recién comenzado cuatrienio.
LA CONFIGURACIÓN DE LAS FUERZAS
EXTERNAS
Febrero de 2005
A mediados del siglo pasado, T.W. Adorno, uno de los fundadores de la escuela filosófica de Francfort, hizo un análisis
crítico de la columna de astrología del periódico Los Angeles Times. Se trató de un trabajo sumamente serio en el cual el
autor llegó a la conclusión de que la popularidad de la astrología era un reflejo de la medida en que, en las sociedades capitalistas
avanzadas, la vida de los individuos es condicionada por fuerzas externas, impersonales, sobre las cuales éstos no tienen
control.
Una lectura de las noticias económicas más importantes en Estados Unidos y al nivel global durante la semana
pasada me hizo recordar que la economía de Puerto Rico está sujeta al impacto de significativas fuerzas externas cuya configuración
está fuera de nuestro control pero es determinante de las posibilidades de avance de nuestro orden productivo.
Examinemos
brevemente algunos de los componentes de nuestro horizonte que habrán de dictar buena parte de la actuación futura de la economía
de Puerto Rico.
El producto bruto interno de Estados Unidos aumentó a una tasa anual de 3.1% en el tercer trimestre
de 2004, unas nueve décimas de punto porcentual menos que en el trimestre previo y medio punto porcentual menos de lo esperado
por los pronosticadores. La acentuación del déficit de comercio exterior causó tal desaceleración.
La Organización
de Países Exportadores de Petróleo está inclinada a dejar las cuotas de producción inalteradas, lo que implica la prolongación
de los altos precios del crudo. Aún más: existe la posibilidad de algunos de sus países miembros se inclinen a aumentar los
precios del petróleo, que ya rondan los $50 por barril, mediante recortes modestos en la producción del crudo.
La
perspectiva a corto plazo de déficit presupuestario del gobierno federal de Estados Unidos se ha agravado debido al impacto
de mayores gastos militares y de nuevas concesiones contributivas. La Oficina de Presupuesto del Congreso pronostica que tal
déficit podría montar a $427 billones, en comparación con un estimado original de $368 billones.
La combinación de un
déficit presupuestario muy alto y un déficit de comercio exterior en gigantesco ascenso en Estados Unidos es un asunto tan
preocupante que las Naciones Unidas, en un informe que publicó recientemente, indicó que estaba poniendo en peligro el balance
de la economía global.
La Reserva Federal se prepara para adoptar un nuevo incremento en las tasas de interés de corto
plazo en la reunión que tendrá mañana, con miras a mantener la inflación bajo control. De junio a diciembre de 2004, tanto
la tasa de fondos federales como la tasa de descuento, aumentaron en 1.25 puntos porcentuales.
El debilitamiento del
dólar frente al euro, el yen, el yuan y otras monedas dominantes fue el tema de mayor importancia en el Foro Económico Mundial
que se celebró la semana pasada en Davos, Suiza.
China emerge como un superestado tecnológico, y constituye ya un
verdadero reto para la supremacía que Estados Unidos tiene en esa área.
Sin duda una de las primeras tareas que afronta
el equipo económico del nuevo gobierno es hacer un cuidadoso análisis del impacto que tales factores del entorno mundial pueden
tener en nuestra economía, de manera que el Gobernador y la Legislatura, en la proporción que las circunstancias y los instrumentos
de política pública disponibles lo permitan, puedan responder a tales realidades.
LOS DESVARÍOS DE LA INFLACIÓN
Marzo de 2005
Recientemente el Departamento del Trabajo y Recursos Humanos (DTRH) terminó un estudio sobre los ingresos y gastos
de las familias cuyos resultados permitirán corregir un severo sesgo que ha venido reflejando, especialmente desde 1995, la
medición de la inflación en Puerto Rico.
En efecto, en vista de que el componente de alimentos y bebidas de la canasta de bienes, que aún se usa para medir
la inflación, tiene un peso extremadamente alto, lo cual era correcto hace 28 años cuando se llevó a cabo el penúltimo estudio
sobre los patrones de gasto de las familias. No obstante, no corresponde con la conducta de los consumidores en la fase actual
de más avanzado desarrollo económico. La aceleración de los precios de los alimentos y bebidas en años recientes ha halado
la inflación en forma desproporcionada.
Basta citar algunos ejemplos para darnos cuenta del problema que afrontamos: en el año fiscal 2004 el componente
de alimentos y bebidas creció en 15.8%, lo que contribuyó a un alza de 8.9% en la inflación; más recientemente, en el segundo
trimestre del pasado año natural, el componente de alimentos y bebidas tuvo un alza de 21.5%, que indujo al incremento de
13.8% en la inflación. Desde julio de 2003 hasta diciembre de 2004, el crecimiento del componente de alimentos estuvo en el
recorrido de 12.9% a 33.1%, siendo este último el alza de diciembre de 2004; en el año calendario 2004, la inflación tuvo
un avance de 12.0%, en comparación con 7.9% en año previo, bajo la influencia de un alza de 19.5% en los precios de los alimentos
y las bebidas.
Tanto la aceleración de los precios del petróleo como la de los productos energéticos han aportado al avance
de la inflación en esos periodos, pero en menor proporción que los alimentos y las bebidas.
El problema sería de fácil solución si el DTRH pudiera hacer los ajustes estadísticos de inmediato, pero lamentablemente
se trata de un proceso que requerirá un periodo relativamente prolongado de trabajo, que incluye la revisión de las series
históricas de precios y múltiples procesos de análisis y pruebas econométricas.
Entretanto, el DTRH podría adoptar una
de las siguientes líneas de acción: suspender temporalmente la publicación del índice de precios, lo cual tal vez sea lo mejor
desde el punto de vista científico, pero de plano está descartado por sus implicaciones negativas (legales e institucionales);
estimar y publicar un índice paralelo de inflación que excluya el componente de alimentos y bebidas; o calcular y publicar
un índice de inflación medular que excluya los dos componentes más volátiles del índice de precios, los alimentos y la energía.
Cualquiera de los últimos dos podría considerarse, por el momento, como el índice oficial de inflación en Puerto Rico.
Nuestra preocupación por este asunto no es caprichosa. Por un lado, la publicación de resultados distorsionados y
que todo el mundo sabe que son inverosímiles, es una fuente de embarazo para el DTRH. Por otro lado, el carácter oficial de
índice actual puede inducir a reclamos de ajuste salarial en toda la estructura de empleo que no corresponden a la realidad
de precios de la economía y que de por sí, si se convierten en realidad, podrían aportar a la aceleración de la inflación
que sea fruto, no de los factores económicos reales, sino de una medición errónea del indicador.
LA REFORMA PERPETUA
Abril de 2005
A mediados del siglo pasado, en los albores de la teoría de la planificación estratégica, M. Meyerson y E.C. Banfield,
en un libro titulado Politics, Planning and the Public Interest, descubrieron una las grandes paradojas de la política pública.
Según ellos, parece existir un proceso de selección natural que lleva a las posiciones de poder decisional a personas temperalmente
incapaces de reflexionar, miopes respecto a los aspectos generales de los asuntos, incapaces de ver los elementos de una situación
en sus mutuas relaciones y carentes de una perspectiva de largo plazo.
Una lectura cuidadosa del excelente libro Impuestos en Puerto Rico: Treinta años de experiencias y estudios, que
publicó recientemente el doctor Ramón Cao García, me hace pensar que la paradoja antes señalada ha operado con implacable
rigor en la trayectoria histórica del sistema contributivo de Puerto Rico.
Con admirable paciencia y plena claridad expositiva, el doctor Cao García describe el desarrollo del sistema tributario
de Puerto Rico desde 1950 hasta el presente. Luego de una discusión teórica general sobre los principios generales de tributación,
examina cada una de las etapas significativas por las cuales ha pasado nuestro sistema impositivo: la evolución del 1950 al
1990, con discusiones en detalle de las reformas de 1975 y 1987; la reforma contributiva de 1994; los cambios en la legislación
fiscal que se introdujeron de 1995 a 2001; y las posibilidades de reestructuración que se contemplan en la actualidad. De
igual modo, inserta digresiones muy acertadas acerca de dos temas centrales: el auge y la caída de la Sección 936 y el control
de la evasión contributiva en la Isla.
En cada caso, el autor discute los precedentes de la acción reformadora, examina
los componentes del cambio propuesto y analiza las consecuencias de la acción ya sea en términos del impacto global sobre
los recaudos o del mejoramiento de la equidad, la eficiencia y la asignación de recursos en la economía. Los argumentos están
apoyados por datos puntuales que colocan en perspectiva histórica tanto los ingresos tributarios por categoría como las variables
macroeconómicas con las cuales éstos se vinculan, tales como el producto bruto real, el ingreso personal, el empleo total
y la tasa de desempleo.
El resultado neto después de tres décadas de ajustes, reajustes e intentos de reestructuración es un sistema contributivo
que aún genera gran insatisfacción entre los contribuyentes y las empresas, adolece de severas incongruencias y comienza a
dar muestras de ser incapaz de allegar la base de recursos que necesita el gobierno para sostener sus programas.
De ahí
que el autor concluya que es conveniente lograr los consensos sociales para reformar el sistema a luz de una visión de futuro
de la economía y la sociedad, revisar criterios y objetivos generales y reevaluar el peso o participación de los principales
componentes del mismo, a saber la tributación al consumo, al ingreso personal y al ingreso corporativo, los arbitrios y los
derechos y licencias.
Los alemanes suelen decir que en el lugar del peligro está la salvación. El doctor Cao García ofrece en su libro
una valiosa base analítica que constituye una aportación importante a la tarea que afrontamos los puertorriqueños de diseñar
un sistema impositivo que sea producto de la reflexión, atienda la perspectiva general de la economía, sea internamente consistente
y logre sostenerse en el largo plazo.
LA NEUROECONOMÍA. UNA CIENCIA HÍBRIDA
Mayo de 2005
La neuroeconomía es una novedosa disciplina académica que aspira a cerrar la brecha entre la teoría
económica y la investigación neurocientífica sobre la conducta humana relacionada con la toma de decisiones y la formación
de juicios.
Se trata de un campo de encuentro de economistas, expertos en mercadeo, neurólogos, psicólogos y psiquiatras
que pugnan por entender con precisión y exactitud los procesos que ocurren en el cerebro cuando las personas están tomando
decisiones bajo condiciones de riesgo e incertidumbre y se ven obligadas a escoger entre la gratificación en el presente o
la obtención de beneficios a largo plazo.
La investigación se extiende a los procesos de formación de expectativas,
el diseño en implantación de planes y las actividades de cooperación, producción e intercambio de bienes y servicios. De igual
modo, se analizan las interacciones entre la motivación, las emociones, la confianza, el compromiso y los patrones de adicción
que de un modo u otro explican la conducta de las personas en los mercados.
Los métodos experimentales de la nueva
ciencia incluyen imágenes por resonancia magnética o neuroimágenes, perfiles genéticos, manejos psicofarmacológicos, medidas
de conducta, pruebas psicológicas y análisis químico de la sangre.
Luego de un modesto comienzo a fines de la década
pasada, el tema de la neuroeconomía ha experimentado un vertiginoso desarrollo que incluye la celebración de tres conferencias
a escala global, el desarrollo de cursos especializados en prestigiosas universidades, la proliferación de investigaciones
de laboratorio, particularmente en Estados Unidos, Alemania e Inglaterra, la publicación de artículos técnicos en revistas
académicas y la preparación de artículos de carácter liviano en diversos periódicos y revistas. El más notorio de éstos últimos
apareció en la revista Business Week en el número correspondiente al 28 de marzo del año en curso, bajo el sugestivo título
de Why Logic Often Takes a Backseat.
Las aspiraciones de la nueva ciencia no pueden ser más ambiciosas: darle a la
economía un nuevo marco teórico y una base empírica más firme y más precisa y facilitar la construcción de instituciones económicas
que sean extensiones más efectivas de la capacidad de nuestras mentes para el intercambio económico y social.
Una
breve relación de las principales investigaciones de laboratorio que se están llevando a cabo en diferentes partes del mundo
es suficiente evidencia del enorme potencial de la nueva disciplina: análisis de las preferencias de los consumidores por
marcas comerciales; la forma en que las emociones influyen sobre los precios de las acciones en los mercados bursátiles; análisis
de personalidad de los inversionistas y especuladores en la bolsa de valores; estudios sobre los procesos de decisión de las
personas normales en comparación con las personas que padecen de esquizofrenia; el papel de las hormonas asociadas con la
tensión psicológica en la memoria social y la confianza interpersonal; factores genéticos que explican la conducta de los
jugadores compulsivos; y el uso de la neuroeconomía en el mejoramiento del diseño de la política pública.
Es demasiado
temprano para trazar un juicio categórico sobre los logros y el potencial de desarrollo de este nuevo campo del saber. Lo
cierto es que se abre ante nosotros un mar sin cartas de navegación, un intrigante y bravo mundo en el cual los economistas
tal vez tengan la oportunidad de solucionar algunas de las polémicas en las cuales han estado inmersos por siglos.
EL
PAPEL DEL GOBIERNO EN LA ECONOMÍA
Junio de 2005
El proceso de adiestramiento de los legisladores en Puerto Rico
debería incluir como elemento esencial un breve curso sobre el uso del Informe Económico al Gobernador como fuente de información
y guía para la toma de decisiones.
Una de las secciones de dicho curso podría ser una descripción del papel que juega
el Gobierno en la economía de Puerto Rico. De este modo, los legisladores serían más conscientes de los costos asociados con
la demora en la aprobación de legislación estratégica, de la reducción de expectativas que implica la vacilación con respecto
al presupuesto que ha de regir en el año fiscal y de la incertidumbre que crea la postergación indefinida de la confirmación
de nombramientos en el Gabinete.
A lo anterior habría que sumar el desarrollo de una mejor percepción del riesgo que
implica en la evaluación del crédito de Puerto Rico la existencia de una situación de desasosiego respecto a las bases financieras
del sector público.
Basta citar algunas cifras básicas que se pueden obtener en el apéndice estadístico del documento
aludido para dar una idea de los beneficios potenciales de ese ejercicio.
En el año fiscal 2003, los gastos de
consumo del gobierno central ascendieron a $7,268.2 millones, a precios corrientes, y fueron el 15.3% del producto bruto.
En ese año, del total de inversión interna bruta de capital fijo, que ascendió a $11,408.6 millones, el gobierno central
y las corporaciones públicas generaron $6,325.9 millones, el 55.4%, en la forma de proyectos de construcción y adquisición
de maquinaria y equipo que, a su vez, vino a ser el 13.4% del producto bruto.
Es decir, sin tomar en cuenta los municipios,
el Gobierno del Estado Libre Asociado es responsable del 28.4% del producto bruto del país.
La compensación a empleados
del gobierno central y los municipios en ese periodo ascendió a $7,146.8 millones, el 18% del ingreso neto total que ascendió
a $38,229.1 millones.
Los pagos de transferencia del gobierno central y los municipios a las personas montaron a $3,117.6
millones, el 7.2% del ingreso personal, que fue de $43,638.8 millones.
La deuda pública bruta de Puerto Rico alcanzó
un nivel de $30,781.2 millones y creció a una tasa anual promedio de 8% de 1994 a 2003, en comparación con un alza promedio
de 6.5% del producto bruto nominal durante igual periodo.
Según la Encuesta de Viviendas, el empleo en el Gobierno
en su totalidad ascendió a 274,000, el 22.3% del empleo total de la Isla.
Por la misma vena, no sería mala idea que al
menos una vez al mes los legisladores recibieran un informe del estado de situación de la economía, para lo cual sería muy
útil el enorme caudal de datos mensuales sobre el mercado de trabajo, la producción manufacturera, el turismo, la actividad
de construcción, las operaciones de los bancos, las variaciones de los precios, el movimiento del comercio exterior y otras
dimensiones igualmente importantes.
El resultado neto de estos esfuerzos podrían ser legisladores más sensitivos a
las realidades y urgencias económicas significativas del país, más inclinados a utilizar productivamente la privilegiada oportunidad
que tienen de ayudar a diseñar el marco legal que haga más efectivo el diseño e implantación de la política pública y menos
propensos a tolerar que la visión partidista estrecha sea un obstáculo para servirle a plenitud a sus constituyentes.
LA
IMPORTANCIA DEL CLIMA DE INVERSIÓN
Julio de 2005
La batalla del presupuesto y las intensas luchas por el poder
de decisión en todas las ramas del gobierno que se están librando en Puerto Rico, levantan una cortina de humo que no permite
ver con claridad aspectos de nuestra realidad económica y social que son más importantes a largo plazo.
Uno de esos aspectos vitales es el clima de inversión. Tanto investigaciones recientes del Banco Mundial como nuevas
corrientes de análisis desde la óptica microeconómica señalan la importancia de mejorar el clima de inversión para estimular
el crecimiento de la actividad económica, aumentar la productividad de los recursos y el nivel de empleo agregado.
Las empresas, ya sean grandes compañías de proyección internacional o negocios locales medianos o pequeños, evalúan
la situación actual y las perspectivas del clima de inversión cuando planifican sus operaciones y diseñan sus planes de expansión,
tomando en cuenta los riesgos, los costos y las barreras a la competencia.
No empece a la tendencia global a reducir el tamaño del gobierno y la ingerencia de éste en el proceso económico,
las investigaciones del Banco Mundial recalcan el papel central del sector público en la forja del clima de inversión, que
no es otra cosa que un fino tejido de elementos que van desde las políticas y conductas gubernamentales relacionadas con la
reglamentación, la tributación y la protección de los derechos de propiedad, hasta el grado de avance de la infraestructura,
el funcionamiento de las finanzas y los mercados y el grado de ordenamiento de la sociedad.
En este contexto, tienen particular interés la consistencia y equidad del sistema contributivo, la eficacia del sistema
de generación de electricidad, la facilidad para empezar negocios, las destrezas cognoscitivas y técnicas de la población,
la rapidez con que las cortes resuelven las disputas y la transparencia del diseño e implantación de la política pública.
Según las investigaciones del Banco Mundial, las cinco restricciones más importantes para el logro de un adecuado
clima de inversión son la incertidumbre respecto a la política pública, la inestabilidad macroeconómica, las inequidades y
cambios abruptos en la estructura contributiva, la corrupción y el acceso limitado y alto costo del financiamiento.
Un
buen clima de inversión provee las oportunidades para las familias, las firmas privadas, las organizaciones sin fines de lucro
y los organizaciones laborales y de otra naturaleza que desarrollen sus actividades productivas a plenitud, generen empleos
y expandan sus horizontes hacia la economía global.
De ahí que una de las tareas prioritarias que afrontamos en Puerto Rico sea reparar el grave daño que la incertidumbre
política, el mal manejo de las finanzas públicas y la pérdida de credibilidad en la eficacia de la gestión gubernamental,
le han infligido a nuestro clima de inversión.
Afortunadamente, como indica Michael Porter, el mejoramiento del clima de inversión no es una carrera corta sino
un maratón. Se trata de un proceso continuo que exige ajustes en la política pública, reformas y cambios en una gran diversidad
de frentes de acción y la creación de bases de datos que permitan evaluar los resultados de las estrategias implantadas.
Ante todo, es necesaria la formación de consensos a favor de la construcción de una sociedad puertorriqueña más productiva,
que pueda lograr mejor calidad de vida y niveles de competitividad económica que nos permitan colocarnos a un nivel que corresponda
con nuestro verdadero potencial colectivo.
EL RIESGO DE RECESIÓN ECONÓMICA EN PUERTO RICO
Agosto de 2005
La
pregunta que tenemos que contestar los economistas en la coyuntura histórica actual no puede ser más difícil: ¿existe la posibilidad
de que se observe una recesión en Puerto Rico en el futuro inmediato?
Desde que Puerto Rico inició su proceso de crecimiento y desarrollo económico a principios de la década de los 50,
sólo hemos experimentado dos episodios recesionarios, a mediados de la década del 70 y a principios de la década del 80. En
ambos casos debido a crisis internacionales que llevaron a alzas significativas en el precio del petróleo, las cuales a su
vez produjeron recesiones en Estados Unidos y en la mayoría de las demás economías altamente industrializadas.
A principios de la década del 90, de nuevo a causa de una crisis petrolera, en este caso asociada con la Guerra del
Golfo Pérsico, Puerto Rico pasó por un breve periodo de lento crecimiento, pero tuvo una recuperación modesta que impulsó
la economía hasta 1996, año en que la eliminación de la Sección 936 debilitó la base estructural de la manufactura.
En la medida en que la salida de fábricas y la pérdida de docenas de miles de empleos en la manufactura fue contrapesada
por una ola gigantesca de inversiones en infraestructura, la economía avanzó a paso firme hasta principios de la década actual,
cuando los eventos del 11 de septiembre del 2001 produjeron una gran conmoción en la actividad económica en Estados Unidos,
cuyo efecto de contracción se extendió a Puerto Rico.
Desde entonces nuestra economía ha seguido en ritmo ascendente,
bajo el estímulo de un crecimiento relativamente fuerte en Estados Unidos, aumentos en las exportaciones manufactureras y
diversos programas de inversión en infraestructura, viviendas de interés social y desarrollo comunal del gobierno, aún cuando
en los últimos dos años ha habido un acentuado repunte de los precios del petróleo.
En la actualidad, aparecen por primera vez en nuestra historia reciente un conjunto de realidades de factura local
que, combinadas con alza en los precios del petróleo, elevan la probabilidad de que se observe una recesión no sólo profunda,
sino también prolongada.
En efecto, la devaluación del crédito de Puerto Rico, la controversia sobre el presupuesto del
año fiscal entrante, la acciones planeadas de reducir en forma voluntaria al principio, la jornada de trabajo de los empleados
públicos y de restringir el gasto público, la avalancha de aumentos en los precios de productos y servicios básicos: agua,
peajes, alimentos, gasolina y otros, la crisis política debido a las diferencias de criterio entre el Poder Legislativo y
el Poder Ejecutivo y, ante todo, la incrementada desconfianza del pueblo respecto a la gestión del gobierno que se suponía
fuera compartido, crean un clima que aumenta el riesgo de recesión y genera un marco muy poco propicio para el desarrollo
de estrategias antirrecesionarias.
El contexto de una economía de Estados Unidos que crece a una tasa mucho más alta de lo esperado, será favorable,
pero se necesitarán grandes esfuerzos y sacrificios de la ciudadanía y acciones concertadas entre las diferentes ramas del
gobierno para lograr que la recesión, que parece inevitable, sea llana y corta y logremos recuperar un ritmo de avance económico
que verdaderamente corresponda con nuestras capacidades y talentos.
LAS REVELACIONES DE KATRINA
Septiembre
de 2005
La furia destructora del huracán Katrina no solo dicto una amarga lección sobre la importancia de prestarle
más atención a los eventos naturales y sus consecuencias, sino que expuso en forma dramática una gran variedad de deficiencias
del proceso del proceso político, de los programas de manejo de emergencias y del sistema de planificación económica de Estados
Unidos.
Primero, corroboro las persistentes preocupaciones sobre la capacidad del sistema de control de inundaciones
de la ciudad de Nueva Orleáns para resistir el embate de un huracán de grandes proporciones. La falla en asignar recursos
económicos para fortalecer los diques de la ciudad, una necesidad reconocida por décadas, produjo la mayor catástrofe urbana
en la historia de Estados Unidos.
Segundo, puso de manifiesto la pobre coordinación entre el Gobierno Federal y los
estados para lidiar con desastres naturales de tanta magnitud. La falla en evacuar la ciudad a tiempo aun cuando había un
pronostico claro en cuanto a la trayectoria del huracán, el hecho de que miles de personas no salieron de la ciudad sencillamente
porque no disponían de los medios de transportación adecuados para hacerlo, las demoras en la provisión de ayuda a los damnificados
y en lidiar con las personas que buscaron albergue en las diversas zonas impactas por la tormenta, no guarda correspondencia
con la imagen de Estados Unidos como el país económicamente mas avanzado del mundo. Ni siquiera los militares, de quienes
se espera mayor eficiencia en condiciones extremas, pudieron responder con eficacia al clamor de personas en alto riesgo de
morir ante el avance de las aguas y por la falta de comida, agua y medicinas.
Tercero, puso de manifiesto el riesgo
de concentrar en la Zona del Golfo una proporción tan alta del sistema de producción y distribución de gasolina. El azote
de la tormenta interrumpió severamente los envíos de gasolina en todo el país, indujo un descontrolado aumento en los precios
de la gasolina y mino la confianza de los consumidores tanto en lo que respecta a un retorno temprano a precios más razonables,
sino en cuanto a la disposición de inventarios normales en las gasolineras. En una situación en que la escasez de refinerías
era el cuello de botella de la industria energética, al menos ocho facilidades quedaron fuera de operación en el área del
Golfo.
Ante todo, el huracán revelo la terrible incompetencia
del Presidente Bush, que se mueve atolondrado de
un lugar a otro, mostrando gran compasión por las victimas, pero muy poco disposición y capacidad para desarrollar un plan
a largo plazo para responder a las poderosos retos que plantea la recuperación de Nueva Orleáns, la rehabilitación económica
de las zonas devastadas y la reestructuración de la deficiente burocracia federal que brega con las consecuencias de los desastres
naturales.
Finalmente, la lección suprema del huracan Katrina fue la exposicion del riesgo que Estados Unidos se corre
al asignar volumenes inauditos de dinero al financiamiento de campanas militares de dudosa validez que, en el momento critico,
han faltado para mejorar la infraestructura del pais, proteger a los ciudadanos de riesgos previsibles y proveer sistema de
ayuda adecuados a la ciudadania en general en situaciones de emergencia.
Dadme la verdad y os dare el mundo, nos dijo
Hostos. Las verdades que reveló el huracán Katrina están ante los ojos de todos.
LA CIENCIA FUNESTA
Octubre
de 2005
Por lo general se reconoce que fue Thomas Carlyle, el gran historiador escocés del siglo XIX, quien bautizó
la economía (o a la economía política como se conocía entonces) como la ciencia funesta. El adjetivo que él uso en inglés
fue dismal, cuyos otros equivalentes es español son, entre otros, triste, aciaga, horrenda y espantosa.
Hasta hace
poco se pensaba que Carlyle usó tal término como una reacción a los pronósticos pesimistas de Robert Malthus respecto al crecimiento
descontrolado de la población y sus consecuencias o bien en respuesta a la teor‎ía del estancamiento secular enunciada
por David Ricardo, que eran dos líneas de pensamiento económico dominantes a fines del siglo XVIII y principios del siglo
XIX.
No obstante investigaciones bibliográficas recientes han demostrado que en realidad Carlyle usó la famosa expresión
en el contexto de un debate que tuvo con el gran economista clásico John Stuart Mill en torno a la relación entre los dueños
de plantación blancos y los trabajadores negros en las Indias Occidentales.
Aunque hoy nos parezca inaudito, Carlyle,
un formidable intelectual cuyos obras completas se recogen en 30 volúmenes, traductor de Goethe e historiador de la Revolución
Francesa, era partidario del régimen esclavista y creía en las leyes de servidumbre deberían tener prioridad sobre la ley
de demanda y oferta, en mercados en que los trabajores fueran libres, que promulgaban los economistas.
A estos efectos,
el profesor Robert Dixon, de la Universidad de Melbourne, se dio a la ingente de rastrear el término ciencia funesta en toda
la vasta obra de Carlyle. Lo vino a encontrar en un artículo que éste publicó en diciembre de 1849 en una revista titulada
Fraser´s Magazine. Se trata de un análisis sobre la situación laboral en las Indias Occidentales donde los dueños de plantación
blancos se estaban quejando de que después de la emancipación de los esclavos no lograban obtener suficiente mano de obra
a los salarios y condiciones de trabajo vigentes. Carlyle adelantó el punto de que el trabajo es moralmente edificante y sugirió
que si los obreros negros no querían trabajar por los salarios vigentes deberían ser obligados a hacerlo.
De acuerdo
con Carlyle, aquellos que argumentan que las fuerzas de la demanda y la oferta en vez de la coerción física deben regular
los mercados son los proponentes de una ciencia social que podría llamarse desolada, aterradora, funesta.
En el número
subsiguiente de esa misma revista, Stuart Mill respondió a los argumentos de Carlyle, señalando que la ley del más fuerte
había sido combatida por todos los grandes maestros de la humanidad. Ante todo, expresó su repudio al señalamiento de Carlyle
de que por derecho divino unos hombres nacen para ser amos y otros para ser esclavos y le reprochó que se prestara a ofrecerle
apoyo a la institución de la esclavitud en un momento en que comenzada el conflicto decisivo entre el derecho y la iniquidad.
En este proceso la ciencia económica se ganó un mal nombre, pero una de sus figuras cimeras, el pensador que hizo
la síntesis del teoría económica clásica y autor del más respetado ensayo sobre la naturaleza y alcance de la libertad, se
llevó el mérito de defender la dignidad humana en un momento decisivo.
Eso fue precisamente lo que con tanta honra
lograron hacer los abolicionistas puertorriqueños en el siglo XIX.
EL SUCESOR DE GREENSPAN
Noviembre de 2005
No hay nada peor que venir a cantar después de Frank Sinatra, solían decir los estadounidenses cuando éste se
hallaba en su pleno apogeo.
Algo similar ocurre en el caso de la sucesión de Alan Greenspan como presidente del Sistema de la Reserva Federal.
Casi dos décadas de excelencia en la conducción de la política monetaria, sabiduría profunda en la respuesta a los más implacables
retos nacionales e internacionales, carisma intelectual y profesional impecables, prestigio, integridad y autoridad moral
indiscutibles: tal es el legado de Alan Greenspan.
Advenir a un puesto que algunos consideran que convierte al incumbente en uno de las personas más poderosas del mundo
y ser el sucesor de una figura legendaria cuyo desempeño no pudo haber sido más encomiable, es el reto que afrontará el profesor
Ben S. Bernanke, nombrado por el presidente Bush para ocupar tal alto cargo y sujeto a la confirmación del Senado.
Las
credenciales de Bernanke son impresionantes: obtuvo su doctorado en Economía en MIT, luego de graduarse de Harvard; fue profesor
y director del Departamento de Economía de Princeton; es un destacado macroeconomista que ha hecho aportaciones teóricas y
ha realizado investigaciones de gran mérito en los campos de política monetaria e historia económica; fue editor de American
Economic Review; fue miembro de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal; es autor de varios libros, incluyendo dos
libros de texto y de una gran variedad de artículos; y en la actualidad es Presidente del Consejo de Asesores Económicos del
Presidente.
Basta darle una ojeada a los discursos que pronunció Bernanke cuando era gobernador de la Reserva Federal para percatarnos
de la profundidad intelectual, el pleno dominio de la teoría económica, de las fuentes de datos y de los recursos de información
que tiene el nominado. En ellos diserta con gran autoridad sobre temas tan variados como la perspectiva económica global,
la productividad, la relación entre la política monetaria y el mercado de acciones, y el vínculo entre el ahorro global y
el déficit de cuenta corriente de Estados Unidos, y la recuperación sin creación significativa de empleos que se observó en
ese país en el cuatrienio de 2000 a 2004.
Bernanke se ha comprometido a darle continuidad a la política y estrategias
de gerencia monetaria de la era de Greenspan, aunque su historial apunta hacia ciertas divergencias en lo que respecta a la
fijación de metas para la inflación. Contrario a Greenspan, el nominado es partidario de la fijación de metas para la inflación,
lo cual implicaría la entrada a un terreno de alto riesgo y de maniobra mucho más precisa para las autoridades monetarias.
De ningún modo se pueden subestimar los retos económicos con los cuales tendrá que lidiar Bernanke, que incluyen
las dificultades presupuestarias del Gobierno Federal, el monstruoso déficit de comercio exterior, las presiones inflacionarias
que está generando el alza en los precios del petróleo, las exigencias de estabilidad de la inflación que plantea la comunidad
financiera y, ante todo, el imperativo que mostrar que tiene independencia de criterio a al hora de lidiar con los planteamientos
de acción monetaria que puedan provenir de la Casa Blanca.
Ante todo, Bernanke tendrá la oportunidad de demostrar, de una vez y por todas, que los economistas académicos son
capaces de afrontar los más angustiosos retos del mundo real.
LA POLÍTICA MONETARIA EUROPEA
Diciembre
de 2005
En un pintoresco testimonio que presentó el 8 de julio de 1958 ante un subcomité del Senado de Estados Unidos
que estudiaba la exención del béisbol de las leyes antimonopísticas, el legendario Casey Stengel, entonces dirigente de los
Yankees de Nueva York, expresó su asombro ante el hecho de que en Japón quisieran jugar el béisbol con dedos cortos y con
bolas del tamaño normal y que aún así aspiraran a competir.
Cuando leí que el Banco Central Europeo (BCE) subió su
tasa de interés primaria (también llamada tasa de refinanciamiento) por primera vez en cinco años, de 2.00% a 2.25%, se ocurrió
que la curiosa frase de Stengel, una mezcla de agudeza expresiva, sesgada percepción étnica y cortedad de miras (si tomamos
en cuenta los extraordinarios logros que ha alcanzado los peloteros japoneses en años recientes en las Grandes Ligas) podría
modificarse para que lea: en Europa están desarrollando la política monetaria a base de diminutos y poco frecuentes ajustes
en las tasas de interés y aún así esperan controlar la inflación y mantener la competitividad de las economías de la zona
de 12 naciones donde el euro es la moneda compartida.
La última vez que el BCE aumentó su tasa de interés fue el 6 de
octubre de 2000, cuando la elevó de 4.5% a 4.75%. Luego la disminuyó en varias ocasiones hasta que llegó a 2.00%, nivel en
el que ha permanecido desde junio de 2003.
Una de la justificaciones de la movida del BCE fue que en septiembre de 2005 la inflación tuvo un avance de 2.6%
en comparación con un alza de 2.4% en el mismo mes del año anterior.
Ahora bien, son tan sensitivos los agentes económicos europeos ante los cambios en la política monetaria que aún
ese minúsculo aumento generó preocupaciones en cuanto el impacto que puede tener sobre la recuperación que se ha observado
en el área en los últimos dos años.
Así, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico inmediatamente
señaló que, unido a diversos desbalances globales, incluyendo el inmenso déficit de comercio exterior de Estados Unidos, la
movida del BCE era un obstáculo a la aceleración del crecimiento económico mundial. Esta influyente organización, cuyos esfuerzos
de investigación económica son notorios, le atribuye la recuperación de la Zona del Euro a las bajas tasas de interés, la
reducción en la valoración del euro y una firme expansión de las exportaciones.
De igual modo, Jean-Claude Juncker, Primer Ministro de Luxemburgo, quien preside el grupo de ministros de finanzas
de la Zona del Euro, indicó que el BCE debería ser consciente del peligro de subir las tasas de interés, mientras que Dominique
de Villepin, el Primer Ministro de Francia, comentó que no se debe hacer nada que menoscabe el crecimiento en Europa.
A
modo de contraste, desde junio de 2004 al presente, la Reserva Federal de Estados ha aumentado la tasa de fondos federales
en once ocasiones, siempre en saltos minúsculos de un cuarto de punto porcentual, de 1.25% a 4.00%.
Tal vez las respuestas tan intensas a la acción monetaria del BCE se deba a que su tasa de interés estuvo petrificada
por tanto tiempo que se convirtió en un punto de referencia que parecía superar toda clase de presiones hacia al alza, aún
aquellas que provenían de los volátiles mercados energéticos.
Todo cambia, hasta la política monetaria europea.
2006
CONVERGENCIAS
Y DIVERGENCIAS
Enero de 2006
La encuesta anual de perspectivas económicas de la revista Business Week se ha convertido
en una especie de deporte intelectual en el cual compiten 54 economistas del sector privado.
Se trata de un arduo
ejercicio que exige que los participantes no sólo ofrezcan sus pronósticos acerca del crecimiento del producto interno bruto
real en cada uno de los trimestres del año entrante y con respecto al cuarto trimestre del año anterior, sino también su anticipación
de los crecimientos anuales de las ganancias de operaciones de las empresas, la tasa de inflación, y los niveles al cierre
del año entrante de la tasa de fondos federales, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años, la tasa de desempleo y
el precio del petróleo. De igual modo, como si lo anterior fuera poco, se les pide que hagan comentarios sobre los principales
factores que pueden influir sobre la conducta de la economía.
Las participantes en encuesta se desempeñan en toda
suerte de instituciones: bancos, casas de corretaje, compañías de seguros, asociaciones profesionales, centros de investigación
económica, firmas de asesoramiento económico y financiero, operadores de la bolsa de valores y otros.
El consenso
que surge de la encuesta apunta a crecimiento firme pero en continua descaleración del producto interno bruto real a medida
que avanza el 2006, comenzando con 3.7% en el primer trimestre y terminando con 3.1% en cuarto trimestre, con un alza de 3.3%
en el cuarto trimestre con respecto a igual periodo del año anterior. De igual modo, se anticipan alzas de 7.0% en las ganancias
de operaciones, un crecimiento de 2.5% en la inflación al nivel del consumidor, una tasa de fondos federales de 4.73%, un
rendimiento de 5.02% en los bonos del Tesoro a 10 años, una tasa de desempleo de 4.9% y un precio del petróleo ascendente
a $53.83 por barril.
Los participantes muestran significativa convergencia con respecto a la trayectoria futura de
todas las variables señaladas, con la excepción de las ganancias de operaciones y la tasa de crecimiento de la inflación.
Más específicamente, el coeficiente de variación de éstas dos últimas sobrepasa el nivel de 25%, en comparación con valores
menores de 20% en todas las demás variables. De paso, la variable que menos divergencia produce es la tasa de fondos federales,
cuyo coeficiente de variación es apenas 5.4%.
Por lo general, a juzgar por los resultados de un análisis de correlación
entre los pronósticos, los economistas que anticipan menor crecimiento de los precios del petróleo son los más optimistas
en cuanto al crecimiento de la economía, la reducción de la tasa de desempleo y el control del proceso inflacionario.
El
ganador de esta singular competencia en el año pasado fue Constantine G. Soras, economista de la firma Verizon Communications
Corporation, quien también es consultor económico de la firma de corretaje GunnAllen Financial.
Entre los factores
de riesgo para el cumplimiento de los pronósticos que identificaron los economistas están la posibilidad de que las autoridades
monetarias decidan actuar más firmemente contra la inflación, mediante alzas más elevadas de lo esperado en las tasas de interés,
la detención del auge en los valores de las viviendas y en los refinanciamientos de éstas y el debilitamiento del crecimiento
económico en Europa debido al alza reciente en la tasa de interés del Banco Central Europeo.
EL IMPERATIVO CREATIVO
Febrero de 2006
En su libro Capitalismo, Socialismo y Democracia, publicado en 1942, Joseph A. Schumpeter, el gran economista austriaco,
presentó por primera vez el concepto que habría de convertirse en el eje central de su pensamiento: la destrucción creativa.
Ese contradictorio término se refiere al proceso de cambio continuo en el sistema capitalista que incesantemente transforma
la estructura económica desde dentro, destruye la estructura anterior y crea un nuevo orden de producción.
La Asamblea
Anual del Foro Económico Mundial que como de costumbre se celebró en Davos, Suiza, del 25 al 29 del mes pasado, adoptó como
tema un término mucho más fácil de entender y explicar: el imperativo creativo.
Cerca de 2,200 participantes procedentes
de 100 países, incluyendo personas de negocio, representantes del sector de nuevas tecnologías, uniones obreras, representantes
de grupos de interés de las áreas de investigación, cultura y deportes, delegados de gobiernos, miembros de organizaciones
no gubernamentales, académicos y líderes religiosos fueron invitados para discutir, organizados en cerca de 200 paneles, los
principales asuntos, retos y tendencias globales y sugerir soluciones a los mismos.
La lista de temas discutidos no
puede ser más apasionante: el resurgir de China y la India; la escasez mundial de trabajos; la competencia por las materias
primas y la trayectoria de sus precios; cambios demográficos y sus consecuencias; la falla en la gobernabilidad, tanto en
los estados como en los negocios y las instituciones internacionales; el miedo y la inseguridad que llevan al extremismo,
al proteccionismo y a la actividad terrorista; la necesidad de liderato efectivo; nuevas formas de riesgo, cambios súbitos
y retos; y, finalmente, la formas de superar los obstáculos asociados con el nacionalismo, la falta de dirección y la posible
distorción que se genera cuando los medios informáticos no cumplen adecuadamente su cometido.
Demás está decir que
habrá que esperar buen tiempo para conocer las soluciones a tan larga lista de problemas que presentaron los participantes
en este foro anual, que se ha convertido en una importante plataforma para el intercambio de opiniones de naturaleza política,
social y ambiental en lo que respecta a los desarrollos de la sociedad global.
No obstante, ya se dispone de la lista
de máximos riesgos globales que se identificaron en la actividad. Si bien su probabilidad de ocurrencia se consideró baja—menos
del 1%--el mayor riesgo es que los precios del petróleo se eleven a $100 por barril. A éste le sigue el riesgo de que esa
misma variable llegue a $80 por barril, al cual se adscribe una probabilidad mayor del 20%. Otros elementos de peligro identificados
y sus probablidades son los siguientes: ataques terroristas convencionales simultáneos a escala mundial, 1%; ataques terroristas
al nivel y frecuencia de lo observado en el periodo de 2004-2005, 20%; expansión global de la gripe aviaria, de 1% a 10%;
crecimiento acelerado del SIDA y de la tuberculosis fuera del Africa Sub-Sahara, de 1% a 10%.
Tal vez la agenda de discusión sugiera que la vieja idea de Schumpeter aún tiene validez análitica, con la diferencia
que el orden mundial anterior no ha sido desplazado por una nueva estructura, por un orden más avanzado y eficaz, sino por
un proceso descontrolado, en buena medida caótico, que exige soluciones innovadoras y creativas si es que el resultado neto
va a ser más favorable a la creación que a la destrucción.
EL VALOR DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
Marzo de 2006
El primer testimonio de Ben Bernanke, el recién nombrado
presidente de la Reserva Federal, ante el Congreso fue, como todo el mundo esperaba, brillante, impecable. No falló en un
solo punto en explicar su visión tanto de la política monetaria como de la relación de ésta con la política fiscal vigente.
No obstante, Paul Krugman, sin duda el más destacado economista norteamericano en la actualidad y, al mismo tiempo,
el más despiadado crítico de la Administración Bush, encontró base para cuestionar, en una columna que publicó en la edición
del 27 de febrero de este año del New York Times, la respuesta al vuelo que Bernanke dio a una pregunta de uno de los miembros
de Cámara de Representantes.
El cuestionamiento fue en torno a la naturaleza y alcance de la creciente desigualdad en la distribución del ingreso
en Estados Unidos. La respuesta de Bernanke se movió por la línea de que la acentuación de la desigualdad se debe en gran
medida al rendimiento de la educación superior, al desarrollo de un grupo significativo de trabajadores del conocimiento que
han adquirido destrezas técnicas e intelectuales que les permiten devengar salarios más altos que el resto de la población.
Ni tardo ni perezoso, Krugman desató su furia crítica contra dicha explicación y argumentó que existe evidencia estadística
de que el ingreso promedio real de los graduados de colegios y universidades disminuyó en más de 5% de 2000 a 2004 y que,
en un periodo más largo, de 1975 a 2004 aumentó en menos de 1%.
Según Krugman, la realidad es que un pequeño grupo
de lo que él llama oligarcas, ligados a las estructuras de poder económico y político, quienes han cargado con la parte más
sustancial de los avances en ingreso en años recientes.
No creo que el planteamiento de Krugman, de por sí muy difícil
de sustentar empíricamente, vaya a generar una gran ola polémica, pero me preocupa la implicación que se deriva del mismo
en cuanto a que haya disminuido el valor económico de la educación superior.
Desde principios de la década de los 60 hasta el presente se ha acumulado una impresionante literatura acerca de
la importancia del capital humano y del papel crucial que los colegios y universidades desempeñan en una economía globalizada
y basada predominante en la producción y diseminación del conocimiento.
Me refiero a libros clásicos como Human Capital,
de Gary Becker; Investment in Learning , de Howard Bowen; The Work of Nations, de Robert Reich; y Postcapitalist Society,
de Peter Drucker. A estos podríamos sumarle, si nos quedamos en el marco estadounidense, las abarcadoras investigaciones sobre
la identificación, la medición y la evaluación de los resultados de la educación superior que han estado desarrollando varias
instituciones durante las últimas cuatro décadas.
De igual modo, me temo que la aseveración de Krugman falla en no
tomar en cuenta los beneficios no económicos de la educación superior, que Bowen, en el libro antes citado, que se publicó
en 1977, señala que incluyen, en el plano individual, el autodescubrimiento personal, el bienestar psicológico, la cimentación
de los valores morales, el refinamiento del gusto y la amplitud de la perspectivas intelectual, y, en el plano social, el
avance del conocimiento, la preservación y diseminación de la herencia cultural y el progreso en la identificación y solución
de los problemas sociales.
PRONÓSTICOS DEL PRECIO DE LA GASOLINA
Abril de 2006
A fines del siglo XVIII, Adam Smith resaltó la importancia de la división del trabajo como la fuerza que lleva al
incremento de la riqueza de las naciones. En vista de que Daddy Yankee se encargó ya de hacerle saber al mundo nuestra pasión
por la gasolina, nos corresponde a los economistas la tarea de analizar la conducta del mercado -demanda, oferta y pronóstico
de precios- de ese vital combustible.
Nos hallamos en un terreno minado en el cual se ciernen múltiples amenazas. En la medida en que el precio del petróleo
es el principal determinante del precio de la gasolina, debemos advertir que factores inciertos como la frecuencia e intensidad
de los huracanes, los ataques terroristas a las instalaciones petroleras y los eventos políticos en Irak, Irán, Nigeria y
Venezuela, y otros factores más predecibles como el acelerado crecimiento económico de China y la India y la política de producción
y precios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, inducen cambios en los precios del crudo a nivel mundial
y, por ende, explican buena parte de la volatilidad en el precio de la gasolina en años recientes.
La Administración de
Información Energética federal anticipa que en Estados Unidos la gasolina regular al nivel de la bomba tendrá un promedio
de $2.42 por galón en 2006 y de $2.36 en 2007, en vista de que espera que el precio del barril de petróleo crudo se reduzca
de $63.74 en 2006 a $60.63 en 2007.
De acuerdo con las estadísticas que prepara el Departamento de Asuntos de Consumidor,
el precio promedio de la gasolina en Puerto Rico fue $1.83 por galón en 2004 y $2.20 en 2005, un alza de 20.6%. Si se sostienen
las relaciones que se han observado en los últimos dos años entre el precio promedio de la gasolina en la Isla y el precio
de la gasolina regular en Estados Unidos, los cambios en el precio de la gasolina en el mercado local serían un alza de 7.6%
en el año en curso y una reducción de 2.5% en 2007. Los valores del precio promedio por galón de la gasolina en la Isla en
esos años serían $2.37 y $2.31, respectivamente.
Estos estimados lucen auspiciosos, ya que apuntan a la detención de la espiral de crecimiento de los precios de la
gasolina que se viene observando en Puerto Rico desde 2002, cuando el precio promedio fue de $1.38 por galón.
Ahora bien, una mirada macroeconómica de este asunto nos ofrece cifras realmente impresionantes. Se estima que en
2005 se consumieron en la Isla 1,240.1 millones de galones de gasolina, lo que implica que las ventas totales del combustible
ascendieron a cerca de $2,731.9 millones. Si se cumplen los pronósticos de precio antes señalados y suponiendo un aumento
continuo en el consumo agregado de gasolina, ya para 2007, cuando se estarán consumiendo 1,313.1 millones de galones, las
ventas totales de gasolina en nuestro mercado se elevarán a $3,036.4 millones, que vendría a ser casi dos veces y medio más
que en 2000.
No hay la menor duda: Puerto Rico quiere más gasolina. Pero el costo monetario de esta pasión es tan oneroso, para
no hablar de sus consecuencias ambientales, que más vale que empecemos a apreciar las innumerables ventajas que ofrecen los
sistemas de transportación colectiva.
El FUTURO DE LAS TASAS DE INTERÉS
Mayo de 2006
En su primera reunión bajo la presidencia de Ben S. Bernanke, la Reserva Federal, subió la tasa de fondos federales
en un cuarto de punto porcentual a 4.75% y dio a entender de que al menos aún está programada un alza adicional de la misma
magnitud. Hace apenas dos años esa tasa se hallaba en un mínimo histórico de 1%.
Esta variable es muy influyente ya que
determina otras tasas de corto plazo, tales como la tasa preferencial (que subió de inmediato de 7.50% a 7.75%), los rendimientos
de las notas del Tesoro a corto plazo y, en conjunción con las expectativas inflacionarias y los vaivenes del mercado internacional
de bienes, servicios y divisas, explica buena parte de la variación de las tasas de interés hipotecario y del rendimiento
de los bonos del Tesoro a largo plazo.
Ahora bien, en el análisis que acompañó el anuncio del alza, se da a entender que después del próximo movimiento,
se abrirá un periodo de cuidadosa observación de las variables fundamentales de la economía -el crecimiento del empleo, la
inflación, los precios del petróleo y otras- durante el cual con toda probabilidad no habrá acciones de política monetaria,
aunque éstas no se descartan de plano. No obstante, se estarán fraguando estrategias de control de la expansión económica
y de la inflación que serán menos predecibles en la medida en que dependerán de la trayectoria de los datos entrantes sobre
la actividad económica y la inflación. En forma sutil y en un claro intento de distanciarse de la política gradualista que
predominó en la era de Alan Greenspan, la Reserva Federal ha lanzado el mensaje de que se ha movido a un terreno en que las
acciones monetarias responderán en la forma en que lo exijan los riesgos de intensa activación de la economía o de acentuación
de los precios del petróleo, dos factores aceleradores de la inflación.
La realidad es que, por un lado, la economía de Estados Unidos, luego de una desaceleración a fines del año pasado,
se halla en la actualidad en plena expansión, como lo demuestra el alza de 4.8% en el producto bruto interno real en el primer
trimestre del año en curso, y que, por otro lado, los precios del petróleo alcanzaron la semana antepasada un máximo histórico
de $75.20 por barril, aunque luego se movieron a $72.00 en la semana pasada.
A todas luces, el respiro que desea la Reserva Federal no se logrará. Antes bien, luego del aumento predecible de
la tasa de fondos federales a 5.0% en la reunión del 10 de mayo, se podrían observar tasas entre 5.50% y 6.00% tan pronto
como en el verano y no sería extraño que antes de que termine el año éstas se acerquen al 7%.
En medio del escenario dantesco en que se encuentra la economía de Puerto Rico en la actualidad, una de las peores
cosas que se podría añadir a nuestra larga cadena de tribulaciones es un aumento en el costo de financiamiento del consumo
y la inversión privada, y de la obra pública. No obstante, los buenos estrategas, aun en los momentos de mayor tensión, no
apartan sus ojos del mundo real, donde la Ley de Murphy -que dice que si algo tiene la posibilidad de salir mal, saldrá mal
y en el peor momento posible- opera con implacable rigor.
EL COMIENZO DE LA RECESIÓN
Junio de 2006
A juzgar por el Índice de Actividad Económica (IAE), un indicador compuesto coincidente que prepara la Junta de Planificación,
la recesión en Puerto Rico comenzó en agosto de 2005. En ese mes, luego de alcanzar un máximo histórico de 141.6 en julio,
el IAE declinó a 141.3, una baja de 0.2%, y luego registró contracciones en tres de los cuatro meses subsiguientes, cerrando
al nivel de 140.1 en diciembre.
En enero de 2006 el IAE tuvo un minúsculo rebote que lo llevó al nivel de 140.3, 0.1% más que el mes anterior. El
promedio para los primeros siete meses fue de 141.0.
En la medida en que IAE es un excelente predictor del producto nacional
bruto real (PNBR), se puede realizar un ejercicio de simulación en el cual se parte de valores alternativos del IAE para el
año fiscal en curso (2006) para examinar cuál sería el valor pronosticado del PNBR.
Los resultados son los siguientes:
el IAE tiene que alcanzar un promedio de 143 en el año fiscal en curso para que la economía rompa empate con el nivel del
PNBR del año anterior, que fue de $xxxxx. Niveles del índice inferiores a 143 generarían bajas en el PNBR desde 3.7% en el
caso de 137 hasta 0.6% en el caso de 142.
En vista de que los datos disponibles para los primeros siete meses del año fiscal 2006 colocan el IAE dos puntos
porcentuales por debajo del nivel que sería necesario para lograr que se iguale el PBBR del año anterior, es muy probable
que el año fiscal en curso sea recesionario.
El argumento de que la economía está en recesión es apoyado por lo poco alentadores que lucen los datos económicos
correspondientes a los primeros meses del año natural 2006 (segunda mitad del año fiscal 2006) y por los severos impactos
sobre las ventas al detal y la actividad económica en general que tuvo el cierre parcial del Gobierno del ELA durante la primera
quincena de mayo de 2006.
Examinemos la actuación de algunos indicadores para los cuales hay datos disponibles para los primeros meses de 2006:
En comparación con el año anterior, de julio a marzo del año fiscal 2006, el empleo asalariado no agrícola (Encuesta
de Establecimientos) disminuyó en 0.3%, una tendencia agravada por una baja de 4.4% en el empleo en la manufactura, lo cual
estuvo acompañado por bajas significativas en todas las variables relacionadas con la actividad promocional y en los recaudos
por concepto de arbitrios, la más coincidente con el ciclo económico de todas las partidas que componen el Fondo General,
que se redujeron en 5.4%.
De julio a abril, las ventas de cemento disminuyeron en 1.7%, mientras que las compras se redujeron en 0.7%. Durante
igual periodo, los recaudos del Fondo General se redujeron en $151 millones, mayormente debido a mermas de $92 millones en
los arbitrios y de $50 millones en las contribuciones sobre ingresos de las corporaciones locales.
De julio a enero, las exportaciones sólo crecieron en 1.4%.
El rigor científico nos obliga a esperar los datos más recientes para corroborar la hipótesis de que la economía
se halla en recesión, pero me temo que todo apunta a que nos hallamos al comienzo de un largo y penoso proceso de contracción
económica, que será agravado por un conjunto de problemas internos de factura local: la degradación del crédito de Puerto
Rico, la polémica sobre la naturaleza y alcance de la Reforma Contributiva y de la correlativa Reforma Fiscal, la indecisión
sobre el presupuesto para el año fiscal venidero y la sustancial erosión de la confianza de las personas de negocios y de
los consumidores.
LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA DE ARGENTINA
Julio de 2006
En uno de sus magistrales cuentos-La Lotería
de Babilonia-Jorge Luis Borges describe una sociedad dominada por un juego que evoluciona hasta llegar a una etapa en que
las personas que apuestan pueden ganar premios significativos, tanto en metálico como en términos de elevación en la escala
de poder, o bien pagar multas y sufrir terribles castigos.
Un examen de la trayectoria de la economía argentina durante
los últimos siete años (1999 a 2005) sugiere que ésta obtuvo casi todos los castigos en los primeros cuatro años del periodo
y una buena dosis de premios en los últimos tres.
En efecto, de 1999 a 2002, Argentina sufrió una grave crisis económica.
El producto interno bruto real (PIBR) se redujo aceleradamente, culminando con un caída de 10.9% al final del periodo; el
desempleo aumentó de 13.8% a 17.8%; las importaciones se redujeron en cerca de 60%; y la inversión interna de capital fijo,
como proporción del PIBR, bajó de 19.1% a 11.3%.
Se trató de una libre caída: colapsó la confianza de los negocios,
cesó el flujo de inversiones externas, los bancos cerraron sus puertas a los inversionistas, retrocedieron atrozmente los
niveles de vida de la población, se desató una crisis política sin precedentes y el país se vio obligado a declarar que era
incapaz de pagar de pagar buena parte de su deuda externa, ascendente a más de $140,000 millones.
Ahora bien, de 2003
a 2005, la economía mostró una asombrosa recuperación: el PIBR creció a una tasa promedio de 9.0%, se reactivó la inversión
interna , el desempleo se redujo de 17.8% a 11.6%, las importaciones de bienes y servicios recuperaron el nivel que tenían
en 1997, y las exportaciones de bienes, que habían permanecido estancadas durante la depresión, tuvieron un sólido despegue
que las llevó a un máximo histórico en 2005. A todo esto, la inflación se mantuvo por debajo del 10% durante los últimos dos
años.
Varios factores explican tan abrupto giro. Por un lado, la certeza de la política fiscal y monetaria de la administración
Kirchner, que reestableció un tipo de cambio competitivo, estimuló el consumo y la producción interna, controló el gasto y
aumentó los recaudos del gobierno, generando así un superávit fiscal, y afrontó con mano dura pero con mucha prudencia los
reclamos de pago del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los inversionistas externos. Mediante pagos oportunos
a los dos primeros y la renegociación de la deuda con los segundos, se logró reducir la deuda externa a un poco menos de $100,000
millones. Por otro lado, la expansión de la economía mundial, la abundante liquidez y las bajas tasas de interés y el mejoramiento
de los precios de las mercancías básicas han ofrecido al país un marco propicio para el aumento de sus exportaciones agrícolas
e industriales y el logro de un superávit comercial.
De ningún modo se puede decir que la economía argentina ya está
fuera de peligro. Aún persisten altos niveles de desempleo, la inflación sigue siendo una amenaza latente, la utilización
de la capacidad manufacturera sigue siendo relativamente baja, el servicio de la deuda externa es un pesado lastre y todavía
hay un largo trecho que recorrer en lo que respecta a la recuperación de la plena confianza de las organizaciones económicas
mundiales y de los gobiernos de los países altamente avanzados.
No obstante, me inclino a pensar que el futuro económico
de Argentina es brillante. A la formidable lista de ventajas competitivas del país-- abundancia de recursos naturales, altos
niveles educativos, significativo avance tecnológico y reconocido prestigio al nivel global de sus productos agrícolas e industriales--se
unen ahora una mejorada destreza en el diseño e implantación de la política macroeconómica y un ambiente político mucho más
racional.
JOHN ELLIOTT: MEMORIA GRATA
Agosto de 2006
Por cinco décadas, John E. Elliott fue profesor de Economía en USC (University of Southern California), donde tuve
el privilegio de ser su discípulo a mediados de la década de 1970. Era un especialista en tres campos del saber económico:
Economía Política, Sistemas Económicos Comparados e Historia del Pensamiento Económico.
Elliot obtuvo su grado de
Bachillerato en Artes en Occidental College en 1952 y el Doctorado en Economía en Harvard en 1956, donde participó activamente
en el prestigioso Proyecto de Investigación Económica.
Profundo conocedor de las obras de Marx y Schumpeter, estudioso
de la experiencia histórica del socialismo en la antigua Unión Soviética y en Europa del Este, analista por excelencia del
pensamiento de John Maynard Keynes y de los forjadores de la síntesis postkeynesiana y agudo crítico del sistema de enseñanza
de la Economía en Estados Unidos, Elliott fue un espíritu renacentista, un excelente conferenciante, que nos transmitó a sus
discípulos un deseo inagotable de conocer toda la gama del pensamiento económico así como las expresiones historicas de los
sistemas económicos a escala global.
Algunas de los temas de investigación explorados por Elliott en la revista The
Journal of Economic Issues nos puede servir de criterio para juzgar la amplitud de sus preocupaciones intelectuales: la teoría
de Marx en torno a la transformación institucional en las etapas tardías del capitalismo (1984), el cambio tecnológico e institucional
en la teoría del capitalismo de Marx (1986) y las crisis de transición en la era postsoviética (1993).
Elliott fue
una prominente figura en el ámbito académico de USC: Presidente del Senado Académico, líder de la Unión de Profesores, fundador,
en 1980, del programa de Economía Política y Política y destacado miembro de la AEA (American Economic Association). De igual
modo, recibió durante su carrera variados honores por sus aportaciones a la enseñanza, la investigación y el servicio a la
comunidad.
Los libros más conocidos de Elliott son Comparative Economic Systems (1973), una verdadera obra maestra
en la cual se desarrolla un original método de clasificación de los sistemas económicos y se discuten los fundamentos teóricos
de cada uno de ellos; Competing Philosophies in American Political Economics (1975), una selección de lecturas con ensayos
y comentarios editoriales; Economic Issues and Policies (1955), un libro de lecturas introductorias a la Economía; y The Life
and Times of Soviet Socialism (1997), en coautoría con Alex F. Dowlah, en el cual se analizan la evolución histórica, las
condiciones económicas y los cambios en la política económica en la antigua Unión Soviética. Publicó más de 150 artículos
en revistas profesionales.
No se si alguna vez el profesor Elliott se acordó de aquel boricua silencioso, nostálgico
de su tierra, ya un poco mayor para sentarse en un pupitre, que con ávido interés oyó por varios semestres sus brillantes
conferencias, sus fascinantes digresiones sobre la vida y la obra de grandes pensadores clásicos y sus inigualables explicaciones
de las intrincadas interpretaciones que se hicieron de la Teoría General de Keynes, pero yo nunca olvidaré el ejemplo de auténtica
vocación pedagógica, respeto a la dignidad del estudiante y alto sentido de la importancia estratégica de la actividad académica
que él me ofreció en aquella difícil pero gratamente recordada etapa de mi carrera.
Tampoco me podré olvidar de los
formidables esfuerzos que tuve que hacer para mantenerme al día en sus cursos, que exigían que el estudiante leyera innumerables
libros y monografías. En no pocas ocasiones tuve que leer en dos o tres días libros de la talla de On Keynesian Economics
and the Economics of Keynes (1968), de Axel Leijonhufvud, Money, Interest and Prices (1965), de Don Patinkin y Macroeconomic
Theory (1961), de Gardner Ackley, para sólo mencionar los primeros que acuden a mi recuerdo.
De paso, recuerdo que
Elliott estimaba mucho la aportación teórica de Ackley, quien desarrolló su carrera en la Universidad de Michigan, al punto
de proclamarlo su héroe intelectual.
Sólo logré parcialmente los objetivos que me tracé en la épica (al menos para
mí) aventura que me llevó a la inmensa complejidad de Los Ángeles en 1974 y a la elitista y señorial USC. Logré culminar mis
estudios a nivel de maestría en enero de 1976, pero, por razones de economía familiar, tuve que regresar a Puerto Rico a mediados
de ese año y nunca tuve la oportunidad de regresar a USC a terminar mi grado doctoral. Cuando paso balance de todos los beneficios
que recibí y todos los estragos que tuve pasar para alcanzar al menos ese humilde grado de maestría en , surge del lado positivo
el recuerdo grato de la gentileza, ingeniosidad, fino sentido del humor y deslumbrante inteligencia de Elliott para neutralizar
em mí cualquier sensación de fracaso.
No niego que, a larga, le pude sacar máximo provecho al grado que obtuve, que
me ayudó a obtener oportunidades docentes en el Recinto de Río Piedras y luego puestos administrativos en la Junta de Planificación
y el Banco Gubernamental de Fomento, pero pienso que el fortalecimiento de mi compromiso con la ciencia económica vino del
contacto con ese insigne maestro y se convirtió en la hito fundamental de mi desarrollo profesional.
Ya retirado de
las lides académicas, en las cuales estuve involucrado por casi tres décadas, mi mayor anhelo es que en algún lugar del mundo
haya un exalumno que se acuerde de mí con la misma devoción y el mismo profundo agradecimiento que yo me acuerdo de mi venerado
maestro.
Elliott murió, victima de un ataque cardíaco, el 2 de julio de 2001, en Los Ángeles, California.
Una
frase del profesor Don Yett, quien fue compañero de cátedra de Elliott por casi treinta años resume perfectamente bien lo
que logramos captar todos sus discípulos: He always had a warm demeanor, and people were quickly drawn to him because of his
gentleness and obvious intelligence.
GLOBALIZACIÓN E INFLACIÓN
Septiembre de 2006
En el informe Perspectivas de la economía mundial, preparado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y publicado
en abril de este año, se presenta un análisis de la influencia que la globalización tuvo sobre la inflación a escala mundial
desde principios de la década pasada hasta 2004.
La tesis central del trabajo es que la globalización, combinada con la existencia de capacidad productiva ociosa,
redujo la inflación en un promedio de ¼ de punto porcentual al año en las economías altamente avanzadas, observándose un efecto
mayor en Estados Unidos, donde la baja promedio fue de ½ punto porcentual al año.
De igual modo, en un estudio titulado Competition, Globalization and the Decline of Inflation, tres economistas británicos,
usando datos relacionados con las actividades manufactureras en la Unión Europea (UE), hallaron que la creciente apertura
del comercio mundial tuvo un impacto negativo y significativo sobre los precios sectoriales. Según estos analistas, durante
el periodo de 1988-2000, los precios en la manufactura de la UE se redujeron en 2.3%, la productividad aumentó en 11% y las
márgenes de ganancia se redujeron en 1.6%. Este proceso explicó cerca de una cuarta parte de la baja en la inflación que se
registró en Europa en el periodo bajo análisis.
En estos estudios se identifican varios canales a través de los cuales la globalización ha contribuido a mantener
a raya la inflación: efectos directos e indirectos de precios más bajos de las importaciones, aumento en la sensibilidad de
la inflación al nivel doméstico respecto a las condiciones de la demanda foránea, presión descendente sobre los salarios y
aumentos en la productividad de las empresas.
Los analistas del FMI son lo suficientemente cautelosos como para señalar que no hay garantía de estas tendencias
se sostengan en el futuro, ya que la aceleración del crecimiento mundial y la reducción sistemática de la capacidad productiva
ociosa gradualmente aminorarán el impacto de la disminución de los precios de los productos importados sobre la inflación
a escala global.
A mi juicio, el factor que tarde o temprano podría quebrar la tendencia identificada en estos estudios es el acelerado
crecimiento de China y la India. La apertura de estos países conllevó un alza sustancial en la oferta global de mano de obra
barata, aunque con destrezas limitadas, lo que produjo una gigantesca migración de empresas, básicamente de Estados Unidos,
hacia esos y otros países emergentes, atraídas por la posibilidad de operar con costos de operación más bajos y exportar sus
productos a los mercados occidentales.
Ahora bien, la espectacular expansión de los dos colosos asiáticos, que se espera que crezcan a tasas reales superiores
al 8% en los próximos cinco años, y la creciente demanda de importaciones de éstos comenzará a ejercer una gran presión sobre
los precios del petróleo y otros productos básicos. Este patrón tenderá a inflar los costos de producción en los países que
usan dichos productos como insumos y contribuirá a generar un movimiento de contrapeso que anulará buena parte de los efectos
deflacionarios de la globalización. A la larga, el balance neto será la reactivación de la inflación a escala global.
La moraleja es clara: ningún país puede confiar a ciegas en que por automatismo la globalización se hará cargo de
la inflación. Después de todo, el manejo prudente, al nivel doméstico, de la política de ingresos y gastos del gobierno, la
fina calibración de la política monetaria, tanto en lo que respecta al acervo de dinero como a la regulación de las tasas
de interés a corto plazo, la buena gerencia de la deuda del sector público y la credibilidad de política macroeconómica en
general siguen siendo las armas principales para combatir el deterioro de la estructura económica que causa la inflación fuera
de control.
EL ÍNDICE GLOBAL DE COMPETITIVIDAD
Octubre de
2006
En un ensayo que Paul Krugman publicó en el verano del 2000 en la revista Journal of Economic Perspectives, bajo
el título de Can America Stay en Top?, señaló que los países avanzados habían convergido hacia niveles similares de tecnología
y productividad, pero que Estados Unidos habría de mantenerse como el primero entre iguales por buen tiempo.
Hasta 2005, el pronóstico de Krugman parecía acertado, pero hace unos días del Foro Económico Mundial (FEM), con
sede en Suiza, dio a conocer los resultados de su estudio anual de competitividad que indican que Estados Unidos ya no es
el país más competitivo del mundo, sino que en apenas un año pasó del primero al sexto lugar, siendo sustituido precisamente
por Suiza en el primer lugar y superado por otros cuatro países: Finlandia, Suecia, Dinamarca y Singapur en lo que respecta
al Índice Global de Competitividad.
Dicho índice clasifica a los países de acuerdo con una amplia variedad de criterios (incluyendo las políticas macroeconómicas,
la reglamentación de los mercados, el desarrollo tecnológico, los sistemas educativos y las instituciones públicas) que el
FEM entiende tienen una influencia significativa en la productividad y en el sostenimiento del crecimiento económico.
Se
evaluaron 125 países, sin incluir a Puerto Rico, y las puntuaciones fluctuaron desde un máximo de 5.81 puntos en el caso de
Suiza hasta un mínimo de 2.50 en el caso de Angola.
Varios factores explican el súbito descenso de Estados Unidos en el escalafón de la competitividad: su gigantesco
déficit presupuestario, que asciende a cerca de 6.5% del producto interno bruto, el no menos formidable déficit de comercio
exterior, que en 2005 ascendió a $1,144,977 millones, 17.5% más que en el año anterior; y, como factor precipitante, la pésima
actuación de la Administración Bush durante la crisis creada por el Huracán Katrina.
Hay varios aspectos muy interesantes de los resultados de la encuesta que merecen mención especial.
La alta puntuación
obtenida en la encuesta por Suiza y los países nórdicos demuestra que la calidad de las instituciones, el buen diseño e implantación
precisa de la política macroeconómica, especialmente en la dimensión de ingreso, gastos y manejo de la deuda pública, combinados
con sistema educativos de alto calibre y enfoques dinámicos en los procesos de investigación, innovación y desarrollo tecnológico,
son una estrategia efectiva para aumentar la competitividad en una economía mundial dinámica y cada vez más compleja.
Por primera vez aparece entre los primeros 25 países en la escala de competitividad un país en transición, como se
denomina a los países que hasta principios de la década de los 90 tenían economías centralmente planificadas y que ahora avanzan
hacia el predominio del mercado libre: Estonia, con 5.12 puntos.
El país latinoamericano como más alto rango es Chile,
que logró la posición número 27, con 4.85 puntos, mientras que el único país caribeño que figura entre los primeros 50 en
el escalafón del FEM es Barbados, con 4.70 puntos.
Los dos países de mayor pujanza en la economía mundial en la actualidad, India y China, aparecen en las posiciones
43 y 53, respectivamente.
De igual modo, México, Brasil y Argentina, que han logrado el mayor avance en América Latina en términos de volumen
de producción, capacidad de exportación y desarrollo tecnológico no figuran entre los primeros 50 países en lo que respecta
al ICG.
Sin duda, la competitividad a nivel nacional se ha convertido en preocupación central para los gobiernos e industrias,
por lo cual el riguroso trabajo del FEM tal vez genere una ola de quejas y polémicas, pero a la larga es mucho mejor guía
que las comparaciones al vuelo, carentes de consistencia metodológica, que suelen predominar en el campo del análisis comparativo
de sistemas y procesos económicos a nivel internacional.
PUERTO RICO EN CIFRAS
2005
Noviembre de 2006
Nada puede causar más júbilo entre los profesionales que nos dedicamos al análisis de la realidad económica y social
de Puerto Rico que una nueva edición de Puerto Rico en Cifras, la excelente publicación del Banco Gubernamental de Fomento
(BGF). La compilación de datos, la producción de las gráficas y el análisis están a cargo de la Oficina de Análisis y Estudios
Económicos de dicha agencia.
Además de la introducción, el trabajo consiste en 18 secciones, en cada una de las cuales se presentan combinaciones
diversas de texto, tablas y gráficas, con una profundidad histórica que en casi todas las variables analizadas alcanza los
diez años. La calidad y precisión del análisis es perfectamente complementado por la brillantez del diseño de las gráficas
y las tablas, que le ofrecen al lector un deslumbrante panorama de los aspectos esenciales y tendencias históricas del tema
de cada una de las secciones.
Los temas analizados son: territorio y crecimiento poblacional, demografía, indicadores macroeconómicos, inversión,
servicios públicos, balanza de pagos, comercio exterior, turismo, ingresos del Gobierno, deuda pública, finanzas, precios,
mercado laboral, educación, salud, comparaciones con los estados, comparaciones internacionales y aspectos financieros del
BGF.
A modo de muestra de la alta utilidad de esta publicación, les presento algunos de las observaciones estadísticas
que saltaron a mi vista durante la lectura de la misma:
La población de mayor de 65 constituyó en 2005 el 12.5% de la población total y las proyecciones apuntan hacia una
participación cercana al 15% para el 2020.
La tasa de matriminios por cada 1,000 habitantes disminuyó de 12.6 en 1993
a 6.5 en 2004, aunque tuvo un rebote a 7.8 en 2005.
La brecha entre el producto interno bruto y el producto nacional bruto (PNB) sigue acentuándose, alcanzando un valor
de $28,653 millones en 2005, una clara evidencia del alto rendimiento del capital externo.
La inversión en construcción continúa siendo una proporción alta del PNB (26.5% en 2005) pero el valor real de la
misma ha estado en gradual descenso desde 2001.
El consumo de energía eléctrica ha seguido un patrón ascendente desde 2000, pero a la tasa de crecimiento ha mostrado
una tendencia desacelativa, moviéndose por debajo del dos por ciento en 2004 y 2005.
El grado de apertura de la economía
(las exportaciones más la importaciones como proporción del PIB) fue 129.8 en 2005, superando el valor equivalente de Taiwán
(101.9) e Irlanda (82.8), pero lejos del nivel de 347.9 alcanzado por Singapur.
Las principales variables referentes al turismo (total de visitantes y gastos de éstos, registro en hoteles turísticos
y tasas de ocupación en hoteles de turismo)muestran una tendencia ascendente en los útimos cinco años, pero su ritmo de crecimiento
es muy lento.
Desde el 2002, el crecimiento anual del PNB ha sido levemente inferior al de la deuda pública, pero el cociente
de servicio de la deuda se ha mantenido un poco por encima del 8%, en comparación un máximo tolerable de 15%.
La deuda total de los consumidores ha crecido vertiginosamente desde 2003, llegando a un nivel de $19,587.3 millones
en 2005, un alza de 12.8% con respecto al año anterior.
La inflación al nivel del consumidor ha tenido un acentuado ascenso desde fines de 2002, impulsada por los aumentos
en los precios del petróleo, si bien la cifra oficial es cuestionada por los propios analistas del BGF.
La tasa de participación
laboral de la mujer ha tenido un marcado ascenso desde 2001.
En 2005, el 58% de las personas empleadas tenían un año o más estudios universitarios, en comparación con 15.7% hace
35 años.
La muestra es injustamente pequeña, pero espero que ofrezca una idea de la significativo caudal de información que
coloca en nuestras manos esta meritoria publicación.
MILTON FRIEDMAN: LA FUERZA DEL
INTELECTO
Diciembre de 2006
La comunidad de economistas a escala global lamenta la muerte de Milton Friedman, el gran economista estadounidense,
ganador del Premio Nobel en 1976, formidable teórico, profundo y minucioso investigador, gran polemista y poderoso diseminador
del conocimiento económico.
Friedman fue un defensor a ultranza del concepto del libre mercado y combatió hasta el
delirio la intervención del gobierno tanto en la fase de implantación de la política de ingresos y gastos, como en lo que
respecta a la producción de bienes y servicios y el diseño e implantación de la política monetaria.
La más grande
influencia sobre Friedman fue el gran pensador conservador Friedrich von Hayek, autor del famoso libro The Road to Serfdom
(1944), quien postulaba que existe un inexorable vínculo entre la libertad política y la libre actividad de los mercados.
Polémico, provocador, a veces aparentemente descabellado en sus planteamientos, Friedman fue uno de los grandes forjadores
tanto de la teoría como de la práctica del capitalismo moderno.
Friedman desarrollo los fundamentos teóricos--y los
apoyó con polémicas pero intensas y abarcadoras investigaciones empíricas--de diversas acciones de política económica que,
en algunos casos, fueron puestas en la práctica en Estados Unidos y en otros países de estructura capitalista: medidas antiinflacionarias,
recortes contributivos, reducción del tamaño del gobierno, automatización de la política monetaria para reducir el grado de
discresión de las autoridades, los vales escolares y la descrimininalización de las drogas.
La versalitidad de Friedman
en el ejercicio de la actividad intelectual fue impresionante. Lo mismo escribió libros de gran volumen y poderoso impacto,
como A Theory of the Consumption Function (1957) y A Monetary History of the Unites States: 1867-1960 (1964), ambos clásicos
del pensamiento económico, que libros de popularización como Capitalism and Freedom ( 1962) y Free to Choose (1979). En este
último libro, al igual muchos de sus trabajos, tuvo como coautora su esposa Rose. Su actividad como columnista de periódicos
se extendió por décadas. Su prosa elegante, incisiva y sus aguerridas posturas intelectuales fueron le ganaron respeto universal,
aún cuando en no pocos casos practicamente ningún economista estaba de acuerdo con sus planteamientos. A lo anterior hay que
añadirle su poderosa influencia sobre gobiernos de corte conservador tanto en Estados Unidos como en el extranjero, especialmente
en Inglaterra durante la era de Margaret Thatcher y en Chile, en la época del funesto Augusto Pinochet.
En conjunción
con Edmund Phelps, Friedman desarrollo a mediados de la década de 1960 una importante variante de la curva de Phillips, en
la cual se indicó que no existe un intercambio rígido entre el desempleo y la inflación. De igual modo, su teoría del ingreso
permanente es una de las respetadas en la teoría macroeconómica contemporánea.
Cuando se le concedió el Premio Nobel
en 1976, la Academia Sueca citó las importantes aportaciones de Friedman a la explicación del papel de la oferta monetaria
en las fluctuaciones de la producción económica y en el proceso inflacionario.
Una de las grandes preocupaciones de
Friedman fue la naturaleza y alcance de la metodología de análisis e investigación de la ciencia económica. Su famoso ensayo
The Methodology of Positive Economics es una lectura obligatoria en todos los cursos de introducción a la teoría económica.
La aportación de Friedman al mundo académico fue gigantesca. Sus trabajos elevaron el prestigio y la influencia del
Departamento de Economía de la Universidad de Chicago a niveles extremadamente altos, particularmente durante las administraciones
de Richard Nixon y Ronald Reagan.
Una de las razones por las cuales Friedman nunca se apartó de su base académica
fue su indoblegable espíritu crítico. Así, una de sus frases más famosas lee como sigue: For society to be at once humane
and to give opportunity for great human achievement, it is neccesary that a small minority of people who do not have materialistic
objectives have the greatest degree of freedom.
Paul Samuelson resumió el sentimiento de la comunidad mundial de economistas
cuando dijo: Hemos perdido a un gigante de la Economía.
2007
EL ROSTRO DE
LA RECESIÓN
Enero de 2007
A juzgar por la conducta de los principales indicadores mensuales la economía de Puerto Rico se halla en una situación
que tanto los economistas privados como la Junta de Planificación clasifican como una recesión moderada.
Los tres elementos
que definen la recesión están presentes: duración (la debilidad se ha observado por dos trimestres consecutivos), profundidad
(las caídas superan el nivel del 0.5%) y dispersión (la mayor parte de los sectores productivos muestran tendencia descendente).
Examinemos los datos correspondientes al primer trimestre del año fiscal 2007 (julio a septiembre de 2006) en comparación
con igual periodo del año anterior:
El Índice de Actividad Económica de la Junta de Planificación, un indicador coincidente
con el ciclo económico, mostró una baja de 0.9%, que estuvo precedida por un reducción de 0.6% en el trimestre anterior.
El
empleo total disminuyó en 1.3%. La tasa de participación bajó de 48.3% a 46.8%, lo cual contribuyó a que la tasa de desempleo
se redujera de 11.2% a 11.1% y el desempleo total tuviera una contracción de 3.5% (de 161,300 a 155,600).
El empleo asalariado
no agrícola tuvo una baja de 0.8%. Se registraron caídas en empleo en la mayoría de sectores económicos—comercio
(2.2%), transportación (0.5%), manufactura (6.2%) y Gobierno (4.1%). En cambio hubo alzas en información (3.9%), finanzas
(3.7%) y servicios (2.9%). Se perdieron 12,600 empleos en el sector público pero se ganaron 4,300 empleos en el sector privado.
El empleo manufacturero, medido por la Encuesta de Establecimientos, tuvo un promedio de 107,700, en comparación con 114,900
en el periodo anterior, una baja de 6.2%. El empleo de las industrias de bienes duraderos disminuyó en 6.4%, mientras que
en el caso de las industrias de bienes no duraderos la baja fue de 6.1%. En términos absolutos, las primeras tuvieron una
disminución de 3,100 empleos, mientras que en las segundas la pérdida fue de 4,000 empleos.
Se observó un escenario bastante
alentador en todos los aspectos relacionados con la promoción de empresas manufactureras: alza en el número de proyectos (de
11 a 19), empleo comprometido (de 507 a 927), nómina comprometida, e inversión comprometida ($8.3 millones a $37.4 millones).
No menos auspicioso es el hecho de que disminuyeron el cierre de plantas (de 15 a 1), y el empleo perdido en los cierres (de
64 a 26).
El consumo de energía eléctrica disminuyó en 1.8%. En el caso del componente residencial se observó una baja
de 4.3%. El comercio tuvo un alza de 0.2%, pero la industria mostró una reducción de 0.9%.
Los indicadores de la construcción
fueron esencialmente negativos. Por un lado, la producción doméstica de cemento disminuyó en 1.9%, y las ventas totales de
cemento tuvieron una contracción de 3.1%. De igual modo, el número y el valor de los permisos de construcción—ambos
indicadores adelantados del sector---, bajaron en 8.7% y 29.0%, respectivamente.
Los ingresos netos del Fondo General
disminuyeron en 2.8%. Los recaudos por concepto de arbitrios, el componente contributivo más coincidente con el ciclo económico,
se contrajeron en 9.9%, básicamente debido a una baja de 26.4% de los arbitrios relacionados con la venta de vehículos de
motor.
El desenvolvimiento general de la economía estuvo acompañado por una intensa aceleración de los precios al consumidor,
que crecieron en 14.9%, en comparación con 15.2% en el año anterior. El componente que más avance mostró fue el de alimentos
y bebidas (20.0%).
Varios factores tendrán que combinarse para sacar a la economía del marasmo en que se encuentra. Al
nivel interno, la aceleración de la obra pública y la estabilización de la situación fiscal del Gobierno Central. Al nivel
externo, la contención del precio de petróleo en la región de los $60 por barril y la continuación del crecimiento económico
en Estados Unidos.
LA CONSERVACIÓN DE BOSQUES EN PUERTO RICO
Febrero de 2007
En vista de que el grueso de los bosques de Puerto Rico están en terrenos de propiedad privada, el desarrollo de
incentivos para que los propietarios de éstos no sólo cumplan con la reglamentación ambiental vigente sino que adopten medidas
que contribuyan a conservar el valor de económico y la calidad ecológica de los bosques debe ser una política pública de alta
prioridad.
El problema que se plantea en este caso es que las externalidades positivas que genera la conservación de los bosques—mejora
de la calidad del aire y del agua, reducción de la erosión y de la sedimentación de las represas, protección de la fauna y
la flora del país y otras—no tienen un correspondiente flujo de ingresos para los dueños de los bosques. Por otro
lado, éstos afrontan el costo de oportunidad que significa el hecho de que si tales terrenos se vendieran o alquilaran para
propósitos agrícolas, comerciales o industriales, se podría generar una corriente de ingresos significativa.
Se trata
de una falla de mercado, la cual hay que corregir por medio de mecanismos diferentes a la interacción entre la demanda y la
oferta en el libre mercado. En la medida en que los beneficios de la conservación sean tangibles y mensurables—es
decir, se conviertan una corriente de beneficios monetarios—aumenta la probabilidad de que los dueños de los bosques
perciban que la corriente de beneficios futuros de la conservación tiene un valor presente mayor que los costos de oportunidad
que implica el sacrificio de otras alternativas de uso y manejo de los terrenos.
Un repaso de la literatura sobre los incentivos económicos para la conservación forestal nos permite apreciar que
existen mecanismos prácticos y viables para corregir esa falla.
A modo de ejemplo, se pueden enumerar los siguientes:
Los acuerdos de desarrollo de biotecnología, que son esencialmente
pactos entre empresas farmacéuticas y países en desarrollo para compartir los recursos genéticos y las ganancias que se pueden
obtener del desarrollo de nuevos productos. En este caso, los bosques sirven de base para la obtención de muestras biológicas
para la investigación farmacológica. A cambio de dichas muestras, que son recolectadas e identificadas taxonómicamente en
el país de origen, las empresas proveen fondos, pagos por muestras y regalías en el caso de productos que alcancen la etapa
de comercialización. Así, un consorcio del gobierno, empresas privadas, universidades y dueños de bosques de Puerto Rico podría
entrar en un acuerdo de esta naturaleza que llevaría a la obtención de ingresos que podrían ser asignados a los participantes
de acuerdo con la aportación económica que haya hecho cada cual. En pacto de esta naturaleza existe en la actualidad entre
el Instituto Nacional de Biodiversidad de Costa Rica y Merck Co.
La promoción del ecoturismo es otro uso no destructivo de los bosques que tiene potencial para generar ingresos significativos
para los dueños de bosques. Por supuesto, esto requiere el desarrollo de estaciones biológicas, centros de investigación y
sistemas de transportación que le den acceso a los visitantes a áreas en que se pueda apreciar la biodiversidad de Puerto
Rico. Al igual que en caso de los acuerdos de desarrollo de biotecnología, Costa Rica ofrece un excelente ejemplo del fomento
del ecoturismo en el Área de Conservación Guanacaste.
Luego de la correspondiente evaluación y tasación de la riqueza forestal, la Legislatura podría extender créditos
contributivos y deducciones para promover que los dueños de los bosques lleven a cabo actividades de conservación, entre ellas
la prevención de fuegos, la siembra de árboles y el desarrollo de santuarios para especies en peligro de extinción.
Otras
acciones contributivas podrían ser las siguientes:
Reducciones en las contribuciones de propiedad y créditos contributivos
por inversión en maquinaria y equipo para dueños que emprendan acciones de conservación, y la eliminación de las contribuciones
sobre ganancias de capital que éstos obtengan de dichas iniciativas.
La creación de un fondo para la conservación
de los bosques, cuya naturaleza y estructura de distribución se definiría ya sea por legislación o mediante una orden ejecutiva
del Gobernador, que se nutra de aportaciones de proponentes de proyectos cuyo desarrollo implique algún tipo de daño ambiental.
En este caso, y cuando la ocasión lo amerite, en vez de mitigar el impacto mediante la restauración de terrenos aledaños al
proyecto, el proponente aportaría al fondo una cantidad de dinero que guarde proporción con el daño causado por el proyecto.
En caso de que determinados proyectos de infraestructura requieran la expropiación de terrenos forestales, los dueños
éstos deben ser compensados por el valor de mercado de los terrenos, al mismo tiempo que una cantidad determinada de la transacción
debe guardar relación con el valor ecológico, no reflejado en el mercado de terrenos, y debe ser aportada al fondo propuesto.
La asignación de un presupuesto apropiado para las actividades de Ciencia y Tecnología que se orienten a uso de especies
vegetales y animales que predominan en los hábitats forestales tendría el efecto derivado de aumentar los ingresos de los
dueños de bosques, cuando éstos permitan que sus terrenos sean usados como áreas de experimentación e investigación científica.
La adopción de bosques por parte de empresas privadas de gran solvencia económica, las cuales pueden ayudar a sufragar
los gastos de mantenimiento y conservación en que incurren los dueños de los terrenos forestales. Las empresas podrían recibir
créditos contributivos por sus aportaciones a estas iniciativas.
En la medida en que las externalidades positivas
que generan las actividades de conservación y desarrollo de bosques en Puerto Rico sean retribuidas por un flujo adecuado
de ingreso y se logre más eficiencia en la asignación y uso de los recursos forestales, el sistema ecológico de la Isla—un
bien público cuyo valor y calidad es deseable maximizar—mejorará sustancialmente.
LA CURVA DE RENDIMIENTOS
INVERTIDA
Marzo de 2007
Los mayas, al igual que los aztecas, eran excelentes astrónomos y le rendían culto al planeta Venus. Dividían el
periodo sinódico (el tiempo que tarda un planeta en adquirir la misma posición relativa respecto al Sol y a la Tierra) del
astro en 584 días. En una de sus fases, Venus se halla en conjunción inferior (enfrente del Sol) y desaparece al no poder
reflejar la luz hacia la Tierra y luego reaparece después de ocho días.
Semejante evento estelar, que a nosotros nos
parece la cosa más insignificante del mundo, era un evento cósmico, trascendental, para mayas y aztecas. Los primeros creían
que en el día de su reaparición, la luz del planeta podía inducir muerte, pestilencia y destrucción. Los segundos, sufrían
una crisis de expectativas teológicas durante el periodo de desaparición del astro.
Algo parecido ocurre en el mundo
financiero, particularmente en Estados Unidos, con la aparición de la curva de rendimientos invertida. Su aparición augura
recesión económica, crisis bursátiles y toda clase de males para el entorno económico.
Se trata de un fenómeno muy
sencillo. La curva de rendimientos es la relación existente entre las tasas de corto y de largo plazo de obligaciones de renta
fija emitidas por el Tesoro de Estados Unidos. Por lo general, las tasas de interés de corto plazo son menores que las tasas
de largo plazo, de manera que la curva de rendimientos, que tiene en el eje vertical las tasas de interés y en el eje horizontal
el tiempo de maduración de los instrumentos financieros, sube a medida que pasa al tiempo con el objeto de reflejar mayores
tasas de interés para inversiones de más largo plazo.
Cuando la diferencia entre las tasa de corto y largo plazo se
reduce, la curva tiende a aplanarse, y cuando las tasas de corto plazo son mayores que las de largo plazo la curva se invierte
y, de acuerdo con muchos analistas financieros y uno que otro economista, se acaba el orden natural y comienza un periodo
de alto riesgo y de peligro, que puede ser de larga duración, para la economía de Estados Unidos, que es lo mismo que decir
para la economía mundial.
No sabemos qué evidencias acumularon mayas y aztecas para apoyar sus premoniciones sobre
el impacto del ciclo de Venus sobre la Humanidad, pero existe clara evidencia de que en siete de las ocho ocasiones en que
la curva de rendimientos se ha invertido desde 1966 hasta el presente, se ha observado una recesión poco después y el Índice
S&P se hallaba seis meses más tarde en retroceso o creciendo a una tasa sumamente baja.
La última inversión ocurrió
en julio de 2006 y se ha prolongado hasta ahora. Si bien la economía de Estados Unidos se halla en una fase de desaceleración,
se considera muy poco probable (aunque no imposible) que ocurra una recesión en el año en curso y los índices bursátiles,
con excepción del extraño episodio que se observó el martes de la semana, muestran una fortaleza admirable.
El debate
sobre las causas de la inversión y sobre el impacto que la misma tenga sobre la economía en la actualidad es sumamente complejo
y requiere largas horas de lectura para entender sus fundamentos. Pero lo cierto es que la curva de rendimientos invertida
pende como espada de Damocles y le quita horas de sueño a todos los actores económicos.
La voz más autorizada en este
momento, Ben S. Bernanke, presidente de la Reserva Federal, dijo en forma tajante, con una autoridad parecida a la que sin
duda tenían los grandes sacerdotes mayas y aztecas: “I think at this point in time that the inverted
PRONÓSTICOS
DEL PRECIO DE LA GASOLINA
Abril de 2007
A fines del siglo XVIII, Adam Smith resaltó la importancia de la división del trabajo como la fuerza que lleva al
incremento de la riqueza de las naciones. En vista de que Daddy Yankee se encargó ya de hacerle saber al mundo nuestra pasión
por la gasolina, nos corresponde a los economistas la tarea de analizar la conducta del mercado -demanda, oferta y pronóstico
de precios- de ese vital combustible.
Nos hallamos en un terreno minado en el cual se ciernen múltiples amenazas. En la medida en que el precio del petróleo
es el principal determinante del precio de la gasolina, debemos advertir que factores inciertos como la frecuencia e intensidad
de los huracanes, los ataques terroristas a las instalaciones petroleras y los eventos políticos en Irak, Irán, Nigeria y
Venezuela, y otros factores más predecibles como el acelerado crecimiento económico de China y la India y la política de producción
y precios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, inducen cambios en los precios del crudo a nivel mundial
y, por ende, explican buena parte de la volatilidad en el precio de la gasolina en años recientes.
La Administración de
Información Energética federal anticipa que en Estados Unidos la gasolina regular al nivel de la bomba tendrá un promedio
de $2.42 por galón en 2006 y de $2.36 en 2007, en vista de que espera que el precio del barril de petróleo crudo se reduzca
de $63.74 en 2006 a $60.63 en 2007.
De acuerdo con las estadísticas que prepara el Departamento de Asuntos de Consumidor,
el precio promedio de la gasolina en Puerto Rico fue $1.83 por galón en 2004 y $2.20 en 2005, un alza de 20.6%. Si se sostienen
las relaciones que se han observado en los últimos dos años entre el precio promedio de la gasolina en la Isla y el precio
de la gasolina regular en Estados Unidos, los cambios en el precio de la gasolina en el mercado local serían un alza de 7.6%
en el año en curso y una reducción de 2.5% en 2007. Los valores del precio promedio por galón de la gasolina en la Isla en
esos años serían $2.37 y $2.31, respectivamente.
Estos estimados lucen auspiciosos, ya que apuntan a la detención de la
espiral de crecimiento de los precios de la gasolina que se viene observando en Puerto Rico desde 2002, cuando el precio promedio
fue de $1.38 por galón.
Ahora bien, una mirada macroeconómica de este asunto nos ofrece cifras realmente impresionantes. Se estima que en
2005 se consumieron en la Isla 1,240.1 millones de galones de gasolina, lo que implica que las ventas totales del combustible
ascendieron a cerca de $2,731.9 millones. Si se cumplen los pronósticos de precio antes señalados y suponiendo un aumento
continuo en el consumo agregado de gasolina, ya para 2007, cuando se estarán consumiendo 1,313.1 millones de galones, las
ventas totales de gasolina en nuestro mercado se elevarán a $3,036.4 millones, que vendría a ser casi dos veces y medio más
que en 2000.
No hay la menor duda: Puerto Rico quiere más gasolina. Pero el costo monetario de esta pasión es tan oneroso, para
no hablar de sus consecuencias ambientales, que más vale que empecemos a apreciar las innumerables ventajas que ofrecen los
sistemas de transportación colectiva.
LAS IDEAS ECONÓMICAS DE HILLARY CLINTON
Mayo de 2006
En la introducción del ensayo historiográfico El dieciocho brumario de Luis Bonaparte, publicado en 1852 y considerado
universalmente como la más genial de sus obras de juventud, Carlos Marx dice que en las épocas de crisis revolucionaria
los hombres ansiosamente conjuran los espíritus del pasado para su servicio, tomando prestados de ellos nombres, consignas
de batalla, y vestimentas con miras a presentar esta nueva escena en la historia mundial bajo un disfraz honrado por el tiempo
y en un lenguaje prestado.
Me acordé de esa famosa frase cuando me di a la tarea de examinar algunas expresiones
iniciales de Hillary Clinton sobre las bases de su programa económico, la más importante de las cuales ha sido hasta ahora
el discurso que pronunció en el Club Económico de Chicago a mediados del mes pasado, apenas tres meses después de anunciar
su candidatura.
En dicha ocasión la señora Clinton me impresionó favorablemente tanto por los contenidos específicos
de sus planteamientos económicos— presupuesto balanceado, renovación de la infraestructura, búsqueda de alternativas
energéticas inteligentes, mejoramiento incremental del sistema de cuidado médico, renovación tecnológica del sistema educativo
y otras— como por su vehemente búsqueda de inspiración en el pasado para desarrollar una gran visión del futuro
económico y social de Estados Unidos.
Así, evocó la gesta renovadora de Franklin D. Roosevelt después de la Segunda
Mundial, el papel de Estados Unidos en la reconstrucción de la Europa devastada, la meta de John F. Kennedy de viajar a la
Luna y sus efectos de renovación tecnológica e impulso de la inversión privada, la expansión que Lyndon Johnson le dio al
sistema de seguridad social y la era de presupuesto balanceado y firme expansión económica de su esposo, Bill Clinton.
Convocados
todos los espíritus, alineadas todas las fuerzas del pasado para iluminar el camino hacia el futuro, las propuestas presentadas
por la señora Clinton en dicho discurso lucen por ahora algo vagas y generales pero apuntan a una gran visión integradora
que incluye la forja de alianzas del gobierno y el sector privado y la movilización de las fuerzas de la sociedad civil para
afrontar los retos que imponen el cambio tecnológico, la transformación demográfica del país y la globalización.
La
idea central de la senadora Clinton es que el país no está trabajando como una unidad ni haciendo las inversiones en el futuro
que necesita urgentemente. De ahí que contrario al concepto económico que se observa en la actualidad, que coloca al sector
corporativo, los alivios contributivos a las grandes corporaciones y los avances en los mercados de valores en el centro del
ruedo, ella postula la necesidad de un gobierno que se sirva de elemento integrador de los esfuerzos de renovación no sólo
de la infraestructura económica y tecnológica del país, sino de la reestructuración del sistema contributivo y de las decisiones
de política fiscal y la recuperación del liderato de Estados Unidos en la economía global.
En vez de colocar todo
el peso en propuestas específicas de acción económica, la senadora Clinton recalca la importancia de valores fundamentales
como la disciplina fiscal, la remuneración del trabajo duro, la inversión, el desarrollo de recursos humanos y el fortalecimiento
de la clase media.
Con astucia de gran abogada, reconoce ciertos logros específicos de la actual administración, pero
señala sin demora su contrapartida: economía y mercados en expansión, pero grave déficit presupuestario y alto nivel de deuda;
crecimiento de la inversión, pero rezago en la producción manufacturera; alza en la productividad, pero pérdida significativa
de empleos y baja en la inversión en ciencia y tecnología.
El carisma y la brillantez de Hillary Clinton son indiscutibles,
pero tendrá que pulir mucho más sus ideas para que, como dice Marx en el ensayo citado, el contenido vaya más allá de
la frase.
REFINERÍAS Y PRECIOS DE LA GASOLINA
Junio de 2006
Pocas veces los economistas tenemos la oportunidad de examinar un asunto en que las líneas de causalidad estén claramente
definidas y dispongamos de estadísticas claras y contundentes que demuestren una relación inequívoca entre las variables bajo
análisis.
Tal es el caso del alza reciente del precio de la gasolina en Estados Unidos, que está reflejando en forma
implacable en Puerto Rico, si bien nuestros precios corren ligeramente por debajo de los de Estados Unidos.
A principios
de la cuarta semana de mayo de 2007 (lunes 21) el precio promedio de la gasolina regular en Estados Unidos estaba rondando
los $3.20 por galón. Se estima que los inventarios de gasolina, que estaban al nivel de 195.2 millones de barriles el 12 de
mayo de 2007 son insuficicientes para afrontar el comienzo de la temporada de viajes a fines del mes en curso. El fin de semana
largo asociado con el Día de la Recordación marca la pauta para el inicio de un auge en la demanda de gasolina que, a todas
luces, llevará el precio de la gasolina a niveles jamás vistos.
La cadena explicativa es muy sencilla. En primer lugar,
las ganancias de las refinerías por barril de petróleo usado para producir gasolina han aumentado a medida que han subido
los precios de la gasolina. En segundo lugar, la limitada capacidad productiva de las refinerías, algunas de las cuales han
estado fuera de operación debido a averías, menores importaciones (muchas refinerías extranjeras han alcanzado óptimos de
utilización de su capacidad productiva y algunas se han dedicado a producir diesel) y el alza en la demanda doméstica han
llevado al alza en los precios de la gasolina. En tercer lugar, las altas ganancias de las refinerías surjen en un momento
en que las ganancias de producir petróleo han dejado de crecer.
Según estadísticas publicadas por The Wall Street
Journal, por cada barril de petróleo que se usa para producir gasolina las refinerías derivan más de $30 en ganancias antes
de las contribuciones y otros gastos. Se trata del margen de ganancia más alto que se ha observado en la industria desde los
eventos de aprovechamiento especulativo por parte de las empresas mayoristas de gasolina que se desataron luego del paso del
huracán Katrina en 2005.
Los principales productores de gasolina en Estados Unidos derivaron cerca de $10 billones
de sus operaciones de refinación, al nivel de Estados Unidos y en el resto del mundo, en el primer trimestre del año en curso,
un alza de 50% con respecto a igual periodo de 2006.
Los analistas de la industria pronostican que las ganancias de
las refinerías serán aún más altas en el segundo trimestre del año en curso debido a inventarios de gasolina por debajo de
lo normal.
Además del entrejuego entre la oferta y la demanda, otros factores han contribuido al alza de los precios
de la gasolina, el más importante de los cuales han sido las especulación en el mercado de futuros de gasolina, lo cual aumenta
la volatilidad, de por sí alta, de los precios de este vital producto.
No obstante el panorama futuro luce algo más
alentador. Se espera que los precios de la gasolina y los márgenes de ganancia de las refinerías bajen en los años venideros
en la medida en que hay en construcción varios refinerías en Asia y en el medio Oriente, así como expansiones de refinerías
en Estados Unidos, lo cual ayudará a cerrar la brecha entre la oferta y la demanfa domésticas.
Más aún: se espera
que los precios de la gasolina comienzen a moderarse a fines del año en curso a medida que fluyen más importaciones hacia
el mercado de Estados Unidos y varias refinerías ociosas regresan a la producción.
ASOMOS DE RECUPERACIÓN ECONÓMICA
EN PUERTO RICO
Julio 2007
Uno de los más conocidos chistes sobre los economistas dice que éstos fueron creados
para hacer lucir bien a los meteorólogos a la hora de desarrollar pronósticos.
En efecto, el paralelismo entre ambas profesiones
es indudable. Al igual que los meteorólogos, los economistas usan barómetros que les permiten predecir la futura trayectoria
de la actividad económica, pero que, en muchas ocasiones, ofrecen señales falsas y dan al traste con sus augurios.
No obstante, la anticipación del futuro es consustancial a ambas profesiones, por lo cual las equivocaciones vienen
a ser gajes del oficio y acaban muy bien compensadas por aciertos redentores.
En este momento histórico en que la palabra recesión ya se ha convertido en la comidilla del día, al punto que aparece
en forma prominente hasta en los anuncios comerciales, me veo obligado a señalar que se observan signos de recuperación en
la economía de Puerto Rico, si bien la base estadística es demasiado escasa para decir que ya terminó la recesión y el periodo
de observación muy corto para concluir que se trata de un repunte definitivo de la actividad económica.
La más importante señal de recuperación es el aumento de 0.2% de mes a mes que mostró el Índice de Actividad Económica
de la Junta de Planificación en enero del año en curso. Se trata de la primera alza desde mayo del año pasado. De los ocho
componentes del índice, cinco hicieron aportación positiva, lo que incluyó el empleo asalariado no agrícola, las ventas al
detalle, la producción de energía eléctrica, el Índice Coincidente de la Manufactura y los registros de vehículos por primera
vez.
Datos más al día nos indican que las ventas al detalle aumentaron leve, pero firmemente en los primeros tres meses
de 2007, luego de sufrir descensos consecutivos de marzo a diciembre del año pasado. Los aumentos con respecto al mismo mes
del año anterior fueron 0.1% en enero, 1.5% en febrero y 0.7% en marzo.
Otra evidencia de recuperación es el nivel de los ingresos netos al Fondo General en abril de 2007: $1,347.3 millones,
en comparación con $1,200.2 millones en igual mes del año pasado, un alza de 12.3% y, a la vez, un máximo histórico de recaudos
para dicho mes. Buena parte del aumento provino de las contribuciones de corporaciones e individuos y de la superioridad de
los recaudos del IVU en comparación con el anterior arbitrio general del 5%. Estos tres componentes dieron cuenta del 82.7%
del alza indicada.
Otras señales de mejoramiento económico son aumentos de 10.5% en el volumen de préstamos de bienes
raíces y de 1.7% en los préstamos personales durante el primer trimestre del año en curso.
El cuadro de empleo y desempleo
sigue siendo muy preocupante, pero se observa un destello que puede ser muy significativo: un alza en abril de 6.8% en el
empleo por cuenta propia. Por lo regular, el empleo de los establecimientos responde con cierto rezago al alza en la demanda
agregada, ya que los patronos no empiezan a reclutar personal adicional hasta que no ven un despegue firme de la actividad
económica.
Varios factores se tendrán que combinar para que estos asomos de recuperación sigan ganando terreno: la estabilidad
de los precios del petróleo y la gasolina (aunque sea a niveles altos), la consolidación de la confianza por parte de los
consumidores y las personas de negocios, la aceleración de innumerables proyectos de construcción pública y privada, la continuación
del avance económico moderado en Estados Unidos y la estabilidad de un costo del crédito que, aunque haya aumentado en meses
recientes, todavía sigue a un nivel relativamente bajo.
Mi consejo: siempre vigilen de cerca la conducta de los indicadores mensuales de diverso tipo, máxime en la presente
coyuntura.
LOS PELIGROS DE LA ECONOFOBIA
Noviembre de 2008
Uno de los chistes más punzantes sobre los inglés, a
los cuales se les llama separatistas; en cambio en Estados Unidos hay personas con la misma actitud, pero allí se les llama
economistas.
No hay duda de que la teoría económica, los hallazgos investigativos, las aportaciones a la discusión de los asuntos
públicos y la práctica de consultoría de lo(a)s economistas—las cuatro dimensiones principales de nuestro quehacer--
se presentan en un lenguaje inevitablemente técnico que luce sumamente complicado, esencialmente incomprensible, para el no
iniciado.
El asunto se ha agravado aún más por hecho de que desde hace mucho tiempo la Economía se ha orientado en forma cada
vez más intensa al uso de las matemáticas avanzadas y a la investigación econométrica rigurosa, al punto de que aún economistas
de vasta experiencia se siente excluidos de la literatura económica que se publica en buena parte de las revistas profesionales
de la disciplina.
No es extraño, pues, que se haya generado un miedo o fobia tanto a la Economía como ciencia como a los economistas
en general En el plano académico, se aduce que lo(a)s economistas sólo bregan con abstracciones divorciadas de la realidad.
En el plano empírico, se oye el reproche de que nuestras investigaciones no responden a los asuntos realmente vitales. En
la discusión pública y en la práctica de la consultoría, se nos acusa de estar abanderizados con los intereses político-partidistas
o de ser mercenarios que respondemos a los imperativos de los comerciantes y los industriales.
Por fortuna, abundan las voces que se apartan de esas valoraciones hostiles y reconocen las aportaciones de los economistas
al entendimiento del mundo real, al conocimiento de los mercados y la predicción de las tendencias de la economía en general
y de sus diversos sectores.
Se puede decir también que se observa gran efervescencia en la docencia de la Economía, producto de una gran variedad
de desarrollos teóricos y de nuevas líneas de investigación aplicada sobre las tendencias de la producción económica a escala
global y regional.
De igual modo, se reconoce que los partidos políticos recurren a los economistas para diseñar plataformas
de acción más realistas, mejor vinculadas con los perfiles de los problemas macroeconómicos y sectoriales que tiene los países.
No hay manera en que podamos desvincular la práctica del economista de la esfera de acción política, ya sea de los partidos
o de los movimientos cívicos que promueven causas de política pública diversas, ya que ello condenaría la profesión económica
a la marginalidad.
Las empresas privadas afrontan altos niveles de incertidumbre, condiciones cambiantes, que requieren el asesoramiento
del economista para desarrollar respuestas efectivas a las nuevas realidades de mercado. La consultoría económica tiene que
responder adecuadamente a esa demanda y atender con eficiencia y profesionalismo a sus clientes.
La profesión económica debe regirse por normas éticas de la más alta pureza, que coloquen la objetividad y la verdad
científica en un primer plano y respondan al clamor de responsabilidad social que se le exige a todos las actores del orden
social.
La estigmatización del economista a base de prejuicios acendrados y odios profesionales irracionales sólo puede contribuir
a que la brecha de comunicación que se puede atribuir a la semántica económica, la cual se puede reducir mediante actividades
de diseminación que hagan más asequibles, más claros, los planteamientos de lo(a)s economistas, se acentúe aún más.
Para combatir la econofobia, lo(a)s economistas debemos ser generosos en nuestra aportación a la discusión de asuntos
públicos, hacer valer el peso de nuestra opinión profesional en todo contexto en que sea propicio y, ante todo, asegurarnos
de que los desmanes de nuestros detractores malintencionados no se queden sin respuesta.
LA ECONOMÍA DE ESTADOS
UNIDOS EN LA ACTUALIDAD
Diciembre de 2007
Cuando se quiere obtener una visión precisa de la situación coyuntural
de la economía de Estados Unidos, no hay mejor fuente de consulta que la sección del periódico The Wall Street Journal denominada
Economic Chartbook.
Se trata de un conjunto de doce gráficas de variables estratégicas, cada una de las cuales tiene una profundidad
histórica de tres años.
Echemos una hojeada a la información que se presentaba a fines del mes pasado.
En el tercer trimestre de este año el producto interno bruto real tuvo un alza de 3.9%, el mayor avance desde el
primer trimestre de 2005, luego de un alza casi igual en el trimestre anterior.
La tasa de desempleo tuvo una lectura
de 4.7% en septiembre. Esta tasa ha venido en ascenso desde marzo del año en curso cuando se hallaba al nivel de 4.3%.
El Índice de Producción Industrial tuvo un alza de apenas 0.1% en septiembre, y se ha mantenido esencialmente estancado
durante todo el año. La última vez que el crecimiento mensual de este indicador superó el umbral del 1.0% fue en noviembre
de 2005.
El Índice de Gerentes de Compras tuvo una lectura de 50.9 en octubre. Desde mediados de este año este indicador
ha venido en descenso. Una lectura por debajo de 50 indicaría que la actividad manufacturera está en contracción.
Las ventas al detalle alcanzaron un volumen de $380,260 millones. Luego de mostrar un leve descenso a mediados del
año, las ventas han estado en ascenso continuo, si bien a un ritmo relativamente lento.
Los gastos de los consumidores
crecieron en 0.3% en septiembre. Los crecimientos de esta variable con respecto al mes anterior se han movido esencialmente
en una banda de cero a 1.0% desde fines de 2005.
La confianza de los consumidores, medida por Conference Board, descendió
a un nivel de 87.3 en noviembre, la lectura más baja desde fines de 2005.
El Índice de Precios al Consumidor tuvo un alza
de 3.5% en octubre respecto al año anterior, en comparación con 2.0% en septiembre. La abrupta aceleración de la inflación
se debió mayormente a acentuadas alzas en los precios energéticos.
Como cabría esperar, el Índice de Precios al Productor tuvo en octubre una conducta parecida: un alza de 6.0% respecto
al año anterior, la más fuerte desde fines de 2005.
Los inicios de construcción de viviendas registraron una tasa anual
equivalente de 1.229 millones en octubre y han estado en dramático descenso desde principios de 2006, cuando se hallaban ligeramente
por encima del umbral de 2.200 millones.
La venta de viviendas existentes mostró en septiembre una tasa anual equivalente de 5.04 millones, la más baja desde
marzo del año en curso.
Finalmente, el déficit de comercio exterior ascendió en septiembre a $56,500 millones, el nivel
más bajo desde mediados de 2005, en buena medida debido a la debilidad del dólar, que propende a reducir las importaciones
y a alentar las exportaciones. Hay que remontarse a mediados de 2005 para encontrar un nivel tan bajo de esta variable.
En suma, se observan claras evidencias de la economía de Estados Unidos se halla en una tendencia descacelerativa,
inducida en buena medida por la crisis del mercado inmobiliario, la crisis de confianza y las alzas en los precios de los
productos energéticos. El hecho de que la inflación se haya acelerado significativamente, en respuesta a las alzas en los
precios energéticos podría interrumpir la intención manifiesta de la Reserva Federal de suavizar la política monetaria para
estimular la actividad económica.
El cuadro de indicadores del WSJ hace pensar que la economía de Estados Unidos se halla próxima ya sea a una recesión
o a un periodo de crecimiento económico extremadamente lento, sin que se vislumbre un rebote significativo en el futuro inmediato.
2008
LOS PRECIOS DE LA GASOLINA EN 2008
Enero de 2008
Año
nuevo, vida nueva. Esta alentadora máxima es válida en muchas dimensiones de nuestra existencia, pero en los inescrutables
mercados de productos energéticos no tiene cabida alguna. En el nuevo año, aún cuando la economía de Estados Unidos se debilite
y se aplaque un poco el tórrido paso de avance de los países emergentes, subirán los precios del petróleo y la gasolina.
Varios
factores se combinan para sostener una fuerte presión hacia el alza en los mercados mundiales de petróleo: firme crecimiento
de la economía mundial, con China y la India a la cabeza del proceso, inventarios apretados, la estabilización de las cuotas
de producción de la Organización de Países de Petróleo y una multitud de riesgos geopolíticos, especialmente aquellos que
pueden llevar a la interrupción del flujo de la oferta del crudo en el Medio Oriente.
La Administración de Información
sobre Energía (AIE) pronostica que el precio promedio del petróleo, aumentará de $72.05 en 2007 a $84.83, un avance de 17.7%,
lo que llevará el precio promedio de la gasolina regular a un avance de $2.81 a $3.11 por galón, un incremento de 10.7%. Si
tal fuera el caso, en Puerto Rico el precio de gasolina regular, que fue $2.61 en 2007, se elevaría a $2.89 por galón en 2008,
mientras que la gasolina premium aumentaría de $2.89 a $3.14 por galón, que vendrían a ser incrementos de 10.7% y 8.6% por
ciento respectivamente.
Aquellos que pensaban que el consumo de gasolina en Puerto Rico habría de crecer indefinidamente
aunque aumentara el precio de ésta no se han equivocado hasta ahora, pero el avance de las ventas se ha desacelerado dramáticamente.
De 2000 a 2006, según datos publicados por la Junta de Planificación las ventas de gasolina se elevaron de $1,008.9 a 1,089.1
millones de galones, un alza anual promedio de 1.3%, mientras que en el mismo periodo el precio promedio del combustible aumentó
de $1.53 a $2.50 por galón, un avance promedio de 8.5% y el valor de las ventas aumentó de $1,544.6 a $2,722.9 millones, un
alza promedio de 9.9%. Así, en el mercado local, el coeficiente de elasticidad de la demanda de gasolina, a largo plazo, fue
del orden del 0.15, es decir, se trata de un bien de demanda inelástica, como suele ser el caso de productos que no tienen
sustitutos cercanos y son de primera necesidad.
Si se sostuviera en 2008 las tendencias observadas en la demanda de
gasolina a largo plazo, un alza de 9.6% en el precio promedio de la gasolina en Puerto Rico estaría asociado con un aumento
de sólo 1.4% en las ventas físicas de gasolina.
Conviene recordar que el arte de pronosticar los precios del petróleo
conlleva graves riesgos. A fines de 2006 nadie se podía imaginar que en noviembre de 2007 los precios del petróleo estuvieran
aproximándose peligrosamente a la barrera de los $100 por barril. La propia AIE, que tiene todos los elementos de información
sobre demanda, oferta e inventarios de los productos energéticos a escala global y un excelente grupo de analistas subestimó
en cerca de 22% el precio promedio que alcanzó el petróleo en el año pasado.
La comunidad puertorriqueña, que atraviesa
por un periodo de gran dificultad económica, aunque hay señales de recuperación al final del túnel, no debe hacerse de ilusiones
con respecto a la estabilización de los precios de la gasolina a los niveles actuales, pero tampoco tiene que desvelarse por
la probabilidad--que por supuesto es mayor que cero--de que se desate una carrera desenfrenada hacia niveles de precio excesivamente
más altos que los afrontados en 2007.
En fin, si vamos a buscar motivos de alegría en el nuevo año no tratemos de
encontrarlos en el árido paisaje de los mercados energéticos.
CONVERGENCIA MACROECONÓMICA
Febrero de 2008
Los analistas de la economía de Estados Unidos tienen en la actualidad la oportunidad histórica de observar un evento
que no ocurría desde tiempos inmemoriales: la convergencia de la política fiscal y la política monetaria hacia el logro del
objetivo común de reactivar la economía y evitar la recesión.
Se trata de medidas drásticas, agresivas, que se apartan
tanto del estilo fiscal tímido de los postkeynesianos, con su perpetuo miedo a reactivar la inflación, como de la política
monetaria gradualista, a cuentagotas, de la era de Greenspan.
Basta echar una ojeada a los principales indicadores
económicos para percatarnos de por qué ambos tipos de política macroeconómica han dado tan brusco giro.
En el cuarto
trimestre del año pasado, el producto interno bruto real tuvo un alza de apenas 0.6%, luego de dos trimestres de avances por
encima del 3.5%.
La tasa de desempleo tuvo una lectura de 4.9% en enero. Esta tasa ha venido en ascenso desde marzo
del año pasado cuando se hallaba al nivel de 4.3%.
El Índice de Producción Industrial permaneció inalterado en diciembre
y se mantuvo en una situación esencialmente similar durante todo el año pasado.
El Índice de Gerentes de Compras tuvo
una lectura de 50.7 en enero. Desde mediados del año pasado este indicador había estado en descenso. Una lectura por debajo
de 50 indica que la actividad manufacturera está en contracción, por cual el giro de enero fue interpretado como un rayo de
esperanza.
Las ventas al detalle alcanzaron un volumen de $382,930 millones en diciembre. Luego de mostrar un leve
descenso a mediados del año pasado, las ventas han estado predominantemente en ascenso, si bien a un ritmo relativamente lento.
Los gastos de los consumidores crecieron en 0.2% en diciembre. Los crecimientos de esta variable con respecto al mes
anterior se han movido esencialmente en una banda de cero a 1.0% desde fines de 2005.
La confianza de los consumidores,
medida por el Conference Board, tuvo una lectura de 87.9 en enero, la segunda más baja desde fines de 2005.
El Índice
de Precios al Consumidor tuvo un alza de 4.1% en diciembre respecto al año anterior. La abrupta aceleración de la inflación
se debió mayormente a acentuadas alzas en los precios energéticos.
Como cabría esperar, el Índice de Precios al Productor
tuvo en diciembre una conducta parecida: un alza de 6.3% respecto al año anterior, la segunda más fuerte desde fines de 2005.
Los inicios de construcción de viviendas registraron una tasa anual equivalente de 1.15 millones en octubre y han
estado en dramático descenso desde principios de 2006, cuando se hallaban ligeramente por encima del umbral de 2.20 millones.
La venta de viviendas existentes mostró en diciembre una tasa anual equivalente de 4.89 millones, la más baja desde
marzo del año pasado.
Finalmente, el déficit de comercio exterior ascendió en noviembre del año pasado a $63,100 millones,
y mostró durante casi todo ese año un nivel más bajo de lo habitual en buena medida debido a que a la debilidad del dólar
propende a reducir las importaciones y a alentar las exportaciones.
En suma, se observan claras evidencias de la economía
de Estados Unidos se halla en una tendencia desacelerativa, inducida mayormente por la crisis del mercado inmobiliario, la
reducción de la confianza y las alzas en los precios de los productos energéticos.
A grandes problemas, grandes soluciones.
Tanto la Administración Bush como la Reserva Federal, que opera con un alto grado de autonomía respecto a las directrices
de Casa Blanca, han actuado con vigor inaudito para conjurar la crisis. No obstante, existe el temor, entre buena parte de
los analistas económicos, de que las acciones tomadas sean muy poco y hallan sido adoptadas demasiado tarde para evitar la
recesión.
EL FUTURO DE LA ECONOMÍA CUBANA
Marzo DE 2008
El profesor Archibald R. M. Ritter, destacado
economista canadiense e investigador de los problemas de desarrollo económico de América Latina, especialmente de Cuba y Chile,
y una de las máximas autoridades en el estudio de la industria minera global fue la primera persona a quien muchos periodistas
acudieron para auscultar el futuro de la economía cubana bajo la presidencia de Raúl Castro.
Las respuestas de Ritter
fueron muy sobrias: se introducirán algunas modificaciones o reformas económicas pero no habrán cambios radicales en la vida
diaria de los cubanos en el futuro inmediato. Le otorgó crédito a Raúl Castro por abrir los mercados agrícolas en 1993 cuando
la economía cubana tuvo una fuerte caída como consecuencia directa del desplome de la Unión Soviética, que había mantenido
a flote la economía cubana con subsidios anuales de más de $5,000 millones al año, y urgió al nuevo presidente a levantar
las restricciones a los dueños de pequeños negocios para darle impulso a la actividad productiva en un contexto en que el
estado domina prácticamente todo el proceso de producción.
Lo impresionante del asunto es que detrás de esas observaciones
aparentemente casuales de Ritter, hay más de 30 años de investigación científica—es decir, sistemática, objetiva
y rigurosa—sobre los variados problemas de la economía cubana. Ningún aspecto de esa realidad ha escapado a la tenacidad
investigativa de este economista. Me limitaré a señalar los más importantes y la fecha de su publicación: estrategia y actuación
de la economía cubana (1974), los órganos del poder popular y la democracia participatoria (1980), el problema de la deuda
de Cuba en monedas convertibles (1988), la bifurcación de la economía cubana como consecuencia de la dualidad del tipo de
cambio (1995), el régimen contributivo de las microempresas (2000), el impacto de la entronización del euro (2002), la economía
subterránea (2005) y la nueva estrategia energética (2006).
En un artículo que publicó en febrero de 2007, bajo el
título de The Cuban Economy after Fidel, Ritter ofreció claves fundamentales para entender lo que él llama la nueva estrategia
de desarrollo económico de Cuba a partir de 2004. Se trata de una reorientación basada en los siguientes elementos: una nueva
base para la captación de divisas externas que recalca la exportación de níquel, de servicios médicos y educativos y de derivados
del petróleo. La idea sería convertir a Cuba en la economía y una sociedad del conocimiento que produzca servicios de alto
valor, especialmente en el campo de la salud, para América Latina y el resto del mundo. Así los anteriores fundamentos económicos—las
remesas de los cubanos en el exilio, el turismo y la exportación de azúcar, ron y tabaco y la atracción de inversión externa
directa—pasarían gradualmente a un segundo plano.
Lo realmente nueva en esa ecuación es el papel del petróleo.
Existen planes de expandir la capacidad de procesamiento del crudo, y se contempla una inversión de $100 millones para restaurar
una vieja refinería que los soviéticos desarrollaron en Cienfuegos, que producirá derivados de petróleo que para la venta
en la región del Caribe. Ante todo, Ritter destaca los recientes descubrimientos de yacimientos de petróleo que prometen ser
substanciales en aguas profundas al noroeste de la costa cubana, los cuales están siendo explorados por firmas canadienses
y chinas.
No obstante, Ritter no falla en indicar los formidables retos de la economía cubana: la falta de debate
abierto, los bajos niveles de inversión y la necesidad de restaurar la infraestructura económica, la reducción de los controles
y prohibiciones a las pequeñas empresas y la unificación de los sistemas de tasa de cambio y moneda.
Sin duda la economía
de Cuba ha carecido de muchas cosas, pero no de un excelente analista de sus giros y convulsiones.
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