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Perspectivas Económicas: 2003 a 2008 (Libro)

Recojo en un solo volumen las 62 columnas que publiqué en el periódico El Nuevo Día durante el periodo de febrero de 2003 a marzo de 2008.

Perspectivas económicas:
2003-2008

Análisis de eventos, tendencias y pronósticos económicos

Santos Negrón Díaz

Edición especial para los visitantes del
Portal de Santos Negrón Díaz, Economista




A los visitantes de mi portal en Internet, con la esperanza de que encuentren en estas breves notas algunas de las claves que son necesarias para entender la compleja y cambiante economía de Puerto Rico y los eslabonamientos de ésta con la economía de Estados Unidos y la economía global.

A dos excelentes amigos y colegas que por varias décadas me han ofrecido oportunidades de desarrollo profesional y han confiado plenamente en mis servicios de consultoría: el Dr. Héctor López Pumarejo, Presidente de Developers & Planners, Inc., y el Prof. José Joaquín Villamil, Presidente de la Junta de Directores de Estudios Técnicos, Inc. A ellos mi más profundo agradecimiento por haber compartido conmigo tantas experiencias de enriquecimiento intelectual y pleno ejercicio de las múltiples facetas del análisis económico y del diseño, evaluación e implantación de la política económica en Puerto Rico.



CONTENIDOS


Prólogo

2003

Febrero: El clamor de los datos económicos
Marzo: Los pronósticos económicos en los
tiempos de la guerra
Abril: La educación de adultos en Puerto Rico
Mayo : La economía en la era de la ira
Junio: Madres solteras: realidad y perspectiva
Julio: Los datos de la pobreza
Agosto: China y la deflación
Septiembre: Las visiones del futuro de Puerto Rico
Octubre: Crónica de una recuperación anunciada
Noviembre: El pulso de la economía
Diciembre: La voz de los datos económicos

2004

Enero: La economía de Estados Unidos en el 2004
Febrero: La visión económica de John Kerry
Marzo: Los retos competitivos de Puerto Rico
Abril: Contabilidad macroeconómica de la dependencia
Mayo: Nueva infraestructura y desarrollo económico
Junio: Los costos de la corrupción
Julio: Perspectiva de la sociedad civil
Agosto: La estrategia de reducción de costos
Septiembre: El veredicto de los datos económicos
Octubre: El marco institucional de la economía
Noviembre: Minimización del riesgo
Diciembre: La consistencia de la política económica

2005

Enero: Preludio de un dúo concertante
Febrero: La configuración de las fuerzas externas
Marzo: Los desvaríos de la inflación
Abril: La reforma perpetua
Mayo: La neuroeconomía, una ciencia híbrida
Junio: El papel del gobierno en la economía
Julio: La importancia del clima de inversión
Agosto: El riesgo de recesión económica en Puerto Rico
Septiembre: Las revelaciones de Katrina
Octubre: La ciencia funesta
Noviembre: El sucesor de Greenspan
Diciembre: La política monetaria europea

2006

Enero: Convergencias y divergencias
Febrero El imperativo creativo
Marzo El valor de la educación superior
Abril Pronósticos del precio de la gasolina
Mayo El futuro de las tasas de interés
Junio El comienzo de la recesión
Julio La recuperación económica de Argentina
Agosto John Elliott: memoria grata
Septiembre Globalización e inflación
Octubre El Índice Global de Competitividad
Noviembre Puerto Rico en Cifras 2005
Diciembre Milton Friedman: La fuerza del intelecto

2007

Enero El rostro de la recesión
Febrero La conservación de bosques en Puerto Rico
Marzo La curva de rendimientos invertida
Abril Pronósticos del precio de la gasolina
Mayo Las ideas económicas de Hillary Clinton
Junio Refinerías y el precio del petróleo
Julio Asomos de recuperación económica
Agosto Alborada centroamericana
Septiembre La disyuntiva de la Reserva Federal
Octubre La paradoja del euro
Noviembre Los peligros de la econofobia
Diciembre La economía de Estados Unidos en la actualidad

2008

Enero Los precios de la gasolina en 2008
Febrero Convergencia macroeconómica
Marzo El futuro de la economía cubana





PRÓLOGO


A modo de regalo a los visitantes de mi portal en Internet me decidí a reunir en un solo volumen las columnas mensuales que publiqué durante el periodo de febrero de 2003 a marzo de 2008 en el periódico El Nuevo Día.

A pesar de la brevedad de estos textos, todos circunscritos al espacio que me asignaba el periódico, en apoyo a cada uno de ellos hay un esfuerzo significativo de investigación, que en ocasiones tomó la forma de consultas a colegas y a una gran variedad de textos y fuentes de información, en otros casos implicó el desarrollo de análisis estadístico y econométrico original y, para ser franco, en algunas instancias consistió en el resumen de trabajos preparados por mí para otros propósitos pero que modifique para amoldarlos al espíritu liviano y ameno que debe regir la buena comunicación periodística.

Me siento muy satisfecho de haber realizando una labor de diseminación del conocimiento económico en el más importante e influyente rotativo del país.

Debo agradecer las palabras de aliento que siempre recibí de los lectores de la columna y la oportunidad que me brindó El Nuevo Día de presentar mis ideas en tan privilegiado espacio.









2003

EL CLAMOR DE LOS DATOS ECONÓMICOS
Febrero de 2003

No hay que ejercer mucha presión sobre los datos al cierre del año fiscal 2002 para que éstos digan que nuestra economía estuvo inmersa durante ese período en un estancamiento o tal vez en una recesión leve, pero de carácter amplio en lo que respecta al número de variables y sectores económicos involucrados.

Aun así se pueden identificar al menos dos cambios positivos de importancia al cierre del período: un alza de 1% en el empleo total (ajustado por estacionalidad) y un incremento de 5.5% en el empleo de la industria de productos químicos y relacionados, y una expansión de 3.6% en los recaudos netos del Fondo General.
En contraste, la lista de cambios negativos refleja que: la tasa de desempleo se elevó a 12%, en comparación con 10.5% durante el año anterior. Y el empleo asalariado no agrícola tuvo una reducción de 2% y hubo contracción en el empleo de todos los sectores económicos, a la cabeza de lo cual estuvo la baja de 6.3% en el empleo de la manufactura.

El número de permisos de construcción se estancó y hubo una reducción de 26.7% en el valor de los mismos. Las exportaciones sólo crecieron 0.6%, mientras las importaciones declinaron en 0.6%.
Varios factores son los principales sospechosos de inducir esa debilidad generalizada de la actividad económica en el pasado año fiscal: la trayectoria vacilante de la economía de Estados Unidos y la recesión de su sector manufacturero; la elevación de los precios del petróleo; los cierres de fábricas como secuela de la eliminación de la Sección 936; la lentitud en la aprobación por parte de las agencias reguladoras de proyectos significativos de inversión pública y privada, muchos de las cuales disponían del financiamiento para su inicio, además de la actitud cautelosa de los consumidores e inversionistas luego de los trágicos eventos del 11 de septiembre.
No obstante, las primeras señales económicas del año fiscal 2003 apuntan hacia una moderada recuperación de la economía de Puerto Rico. Con respecto a las primeras fases del año fiscal previo, se observan alzas en el empleo total y la tasa de empleo.

El empleo asalariado tomó un giro positivo en los sectores de servicios y gobierno, aumentaron los permisos de construcción y el valor de éstos, y ante todo, se observa un acentuado incremento de las exportaciones y las importaciones, así como en los recaudos del gobierno.

Varios factores se están alineando para sostener la recuperación de la economía de Puerto Rico: la variedad y amplitud del programa de inversiones en infraestructura del gobierno, las primeras fases del programa de mejoramiento de las comunidades en rezago y del programa de construcción de viviendas de interés social; las proyecciones de expansión de varias empresas farmacéuticas, la construcción de hoteles de turismo y una tendencia externa de gran peso en nuestro orden productivo: la recuperación económica de Estados Unidos en el contexto de tasas de interés extremadamente bajas.

Ahora bien, el sonido cada vez más intenso de los tambores de guerra pone en peligro la transición de la economía de Puerto Rico, del estancamiento o recesión leve a la expansión moderada pero firme. El peligro de un alza drástica del precio del petróleo y la certeza de precios energéticos en gradual alzada mientras dure la tensión entre Estados Unidos e Irak y se sostenga el conflicto político en Venezuela, nublan el horizonte económico de la Isla, que depende grandemente del petróleo para abastecer sus necesidades energéticas.



LOS PRONÓSTICOS ECONÓMICOS EN
LOS TIEMPOS DE LA GUERRA
Marzo de 2003


En el segundo capítulo del libro Sobre la guerra, publicado en 1832 y que se considera el más insigne tratado sobre el tema que domina el ámbito mundial en la actualidad, Carl von Clausewitz, señala que una de las peculiaridades de la guerra es la incertidumbre de todos los datos. En tal contexto todas las acciones hay que planificarlas en un claroscuro que le da a las cosas dimensiones exageradas y una apariencia inusitada.

No extraño, pues, que, ante la amenaza del estallido de una guerra orientada a forzar el desarme de Irak, los pronósticos económicos que han emitido los economistas recientemente no sólo son algo menos optimistas que a principios de año, sino que van acompañados de admoniciones sobre los impactos negativos que podría tener esa guerra sobre los niveles de producción, empleo, intercambio comercial y flujo del turismo en Estados Unidos y en el mundo entero.

A modo de ejemplo conviene examinar algunas expresiones de estilo cauteloso de pronóstico que predomina en la actualidad en Estados Unidos y Puerto Rico.

Así, el grupo de 55 economistas que participa en la prestigiosa encuesta de pronósticos del periódico The Wall Street Journal redujo sus vaticinios para el primer y segundo trimestres del año en curso en una y dos décimas, respectivamente, en vista de que esperan un menor gasto de los consumidores y cierta timidez en la inversión en nuevo equipo y rezagos en la reposición de inventarios por parte de los negocios.

De igual manera, un panel de economistas de la Asociación Nacional de Economistas de Negocios redujo en apenas una décima de punto porcentual su pronóstico de crecimiento del producto interno bruto para el año en curso, bajo el supuesto de una pronta resolución de la guerra y el retorno a un clima de mayor confianza en el futuro inmediato de la economía.

Más vehemente es el principal artículo de portada del número de la revista Business Week correspondiente a 17 de febrero de 2003 indica que una guerra prolongada, que lleve a un alza significativa en el precio del petróleo, no sólo podría dar al traste con el audaz plan de alivios contributivos con el cual la Administración Bush aspira a sacar la economía de la recesión, sino que contribuiría a generar un déficit presupuestario federal de grandes dimensiones.

En el caso de Puerto Rico, la Junta de Planificación revisó el estimado de crecimiento para el año fiscal en curso de 2.7% a 1.7%, bajo el supuesto de que guerra con Irak sea de breve duración, y a 0.5% en caso de la actividad bélica se prolongue por más de cuatro meses.

El grado de riesgo que corre la economía de Puerto Rico en la actualidad se puede juzgar por la experiencia histórica. Tanto a mediados de la década de los 80 como a principios de la década de los 90, la combinación de alzas acentuadas por largo tiempo en los precios del petróleo altos por largo tiempo y recesión agravada en Estados Unidos produjo significativas reducciones en nuestros volúmenes de producción y alzas dramáticas en nuestra tasa de desempleo.

Una advertencia de von Clausewitz debe servir de guía a aquellos cuya responsabilidad es tomar decisiones estratégicas en momentos tan cruciales: Aquello que esta tenue luz deja indefinido debe ser descubierto por el talento, o debe ser dejado al azar. Es por tanto de nuevo en el talento, o en el favor de la fortuna, donde debemos depositar nuestra confianza, a falta de conocimiento objetivo.


LA EDUCACIÓN DE ADULTOS EN PUERTO RICO
Abril de 2003


La velocidad, amplitud e intensidad del cambio que se observa a escala global obliga a todos los países a diseñar e implantar políticas de desarrollo económico claras y explícitas y a actuar con premura en lo que respecta al fortalecimiento de los componentes básicos de la competitividad: el desarrollo de destrezas de la población, el acceso a la nueva tecnología, la disponibilidad de capital productivo, el mejoramiento del clima reglamentario y contributivo y la reducción de los conflictos sociales y políticos.

Aunque pocas veces recibe la atención que se merece, la educación de adultos es un componente esencial en la estrategia para aumentar las capacidades intelectuales, vocacionales y técnicas de la población y fortalecer la educación cívica, cultural y comunitaria en general.
Tres factores básicos obligan a reevaluar la educación de adultos dentro del contexto de la nueva economía global: los cambios demográficos, los cambios económicos y la transformación de la tecnología.

El aumento de la edad mediana de la población y el incremento en la participación relativa de la población adulta en la población como un todo se traducen en una mayor demanda de programas de educación de adultos.
El cambio de una economía basada en la manufactura a una economía basada en los servicios produce un drástico ajuste en el mercado de empleo e influye significativamente sobre el tipo de adiestramiento que necesitan los adultos para seguir siendo competitivos.
Finalmente, el cambio tecnológico, el acelerado desarrollo de las industrias basadas en el conocimiento y en la diseminación de información induce a reorientar la educación de adultos, ya que en esta nueva etapa las destrezas de manejo de las computadoras se tornan obsoletas con gran rapidez.

A luz de estas consideraciones, sería conveniente analizar, si es que no se ha hecho hasta ahora, la estructura de la educación de adultos en Puerto Rico, con miras a identificar las estrategias que podrían ayudar a que la misma responda en forma específica y directa a los cambios que se observan tanto en la estructura económica y social de la Isla como en la relación económica de Puerto Rico con Estados Unidos, los países del Caribe y América Latina y la economía global.

Es imperativo enfocar la atención en el desarrollo de una nueva visión de la educación de adultos que tome en cuenta aspectos esenciales como los siguientes: el desarrollo de los conocimientos necesarios para afrontar los cambios económicos y sociales que están ocurriendo en la economía global; la acentuación de la solidaridad humana y del sentido de responsabilidad social; el enriquecimiento de la conciencia ecológica y de la ética intergeneracional; el fomento de la destrezas de pensamiento y análisis simbólico, tales como la abstracción, el pensamiento sistémico, la experimentación y la colaboración; y la superación no sólo del problema de iliteraria tradicional (analfabetismo absoluto y analfabetismo funcional), sino de las diversos tipos de iliteraria que la rápida evolución científica y tecnológica y la globalización económica acentúan cada vez más. Esto incluye la iliteraria en el uso de computadoras, en materia de política y geografía, en el entendimiento de idiomas extranjeros, y en el dominio de las matemáticas y del conocimiento científico básico.


LA ECONOMÍA EN LA ERA DE LA IRA
Mayo DE 2003


El tema de la globalización genera fuertes debates entre los economistas respecto al alcance y las implicaciones del flujo de mercancías y servicios, los movimientos de recursos humanos y capital, y las transferencias de tecnología a nivel mundial.

No obstante, existe consenso en cuanto a que el comercio mundial y los flujos migratorios han aumentado significamente durante las últimas dos décadas. El comercio mundial en bienes y servicios creció a una tasa real de cerca de 5 por ciento, se aceleró el flujo de capital, particularmente en forma de inversión directa y hubo una apreciable transferencia de conocimiento y tecnología avanzada hacia los países de desarrollo.

Las estadísticas del Banco Mundial demuestran que durante la segunda mitad de la pasada década los países en desarrollo lograron tasas de crecimiento marcadamente más altas que los países de altos ingresos, fruto en buena medida del incremento de las exportaciones de los primeros hacia los mercados de gran poder adquisitivo de los segundos.

Los trágicos eventos del 11 de septiembre de 2001, cuya secuela ha sido la guerra desatada por Estados Unidos contra el terrorismo a escala mundial, la destrucción del incipiente régimen talibán en Afganistán y la reciente evaporación del régimen de Saddam Hussein en Irak han socavado severamente las bases de lo que parecía ser una era de prosperidad económica indefinida en la economía mundial.

Basta señalar que, como consecuencia de la turbulencia que se observó a escala mundial en 2001, el comercio mundial apenas creció 0.5 por ciento y el producto bruto global sólo avanzó 1.2 por ciento. En ambas variables se logró cierto grado de recuperación en 2002, con avances de 3 por ciento y 1.7 por ciento, respectivamente, pero, por un lado, el impacto de la guerra en Irak, y por otro lado, los temores causados por la pandemia de la neumonía atípica amenazan con dar al traste con dichos repuntes.

Si bien el desarrollo de la guerra de la Coalición contra Irak fue más acelerado de lo previsible y el impacto sobre la región circundante y sobre los precios del petróleo fue leve, la confianza de los consumidores norteamericanos, que ya había mermado ante la amenaza de guerra, tardará mucho en recuperarse (lo cual es mala señal para los países exportadores de mercancías hacia Estados Unidos) y es muy probable que se reduzca la propensión de las empresas multinacionales a orientar sus inversiones hacia los países en desarrollo a la luz de los riesgos que plantea la lucha contra el terrorismo a escala global.

Como si lo arriba señalado fuera poco, ahora aparece el horizonte la pandemia de la neumonía atípica (SARS), un fantasma que recorre buena parte de Asia y amenaza con extenderse al resto del mundo y que constituye un factor de contracción para el turismo y para los viajes de negocios.

En suma, en la era de la ira que se inició el 11 de septiembre de 2001 el riesgo macroeconómico a nivel mundial ha crecido en forma alarmante. A las complicaciones que los humanos hemos generado por nuestra falta de tolerancia, se une ahora un misterioso flagelo de la naturaleza para apagar el candil que iluminaba en forma esplendorosa la economía global.

La frase que Jesús le dijo a sus captores resalta hoy con mayor fuerza que nunca: Esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas.


MADRES SOLTERAS: REALIDAD Y PERSPECTIVA
Junio de 2003


EL TEMA de las madres solteras ha ganado prominencia en años recientes en Puerto Rico no sólo porque la proporción que éstas representan en la población total ha aumentado acentuadamente sino también por el significativo impacto que esta tendencia tiene sobre el presupuesto de gastos del Gobierno y por sus preocupantes implicaciones políticas y sociales.

Existe consenso en cuanto a que, por lo general, las madres solteras se hallan en desventaja económica y social, dependen grandemente de los programas de asistencia pública, tienen menos oportunidades de participar en el mercado laboral, no logran desarrollar plenamente su potencial académico y le ofrecen un horizonte de desarrollo económico, educativo y social limitado a los hijo(a)s bajo su custodia.

En cambio, hay gran debate en cuanto a las causas de la aceleración del crecimiento de este componente demográfico. Entre las implicaciones que han sido apoyadas por estudios empíricos realizados en Estados Unidos se hallan las siguientes: (a) el alza en la participación laboral y el aumento del ingreso de las mujeres ha creado lo que se conoce como un efecto independencia que ha disminuido la necesidad económica de que éstas se casen o permanezcan casadas; (b) la escasez de prospectos para el matrimonio entre mujeres que pertenecen a grupos sociales en desventaja económica y social, una de cuyas causas es la alta tasa de homicidios de varones en los grupos etarios jóvenes, que crea un desbalance en la proporción de mujeres a hombres; (c) la acelerada expansión de los programas de bienestar social desincentiva que las personas se casen o que prolonguen su vida matrimonial; y (d) la reorientación en los valores morales y en el papel social de los géneros ha influido sobre los cambios de la conducta reproductiva y marital no sólo en las familias debajo ingreso, sino en toda la estructura social.

A falta de medidas directas, los datos censales disponibles en Puerto Rico ofrecen sólo una idea aproximada del asunto, a saber: (a) el por ciento de familias cuyo jefe de hogar es una mujer que vive sin el esposo aumentó de 18.9 por ciento en 1980 a 21.3 por ciento en 2000; (b) de las 268,476 familias en esta categoría en 2000, el 70.8 por ciento (113,942 familias) viven bajo el nivel de pobreza cuanto tienen hijo(a)s propios menores de 18 años, lo que se eleva a 76.9 por ciento (45,129 familias) cuando tienen hijo(a)s menores de cinco años; (c) los abuelos que viven en hogares con uno o más nieto(a)s de menos de 18 años montaron a 133,661, más de la mitad de los cuales son responsables de sus nieto(a)s, tal vez porque una proporción alta de las madres solteras son adolescentes.

Al igual que otros patrones demográficos básicos -el incremento en la participación relativa en la población de las personas de 65 años y más, la feminización de matrícula escolar y universitaria y la diferencia en longevidad promedio entre los hombres y las mujeres- el aumento de la proporción de madres solteras que sigue esperando estudios a fondo y de calidad científica así como políticas públicas bien definidas que aludan a las implicaciones económicas y sociales de estos desarrollos. Por lo pronto, es vital expandir los programas existentes orientados a adiestrar, readiestrar y mejorar las destrezas laborales y las capacidades cognoscitivas y productivas de las madres solteras.



LOS DATOS DE LA POBREZA
Julio de 2003

El informe que el Negociado del Censo de Estados Unidos publicó en mayo de este año bajo el título de "Poverty: 1999", redactado por los investigadores Alemayehu Bishaw y John Iceland, tiene dos noticias importantes para Puerto Rico. La primera es muy alentadora; la segunda, muy preocupante.
La primera noticia es que durante el período de 1989 a 1999 la jurisdicción que más progreso mostró en la reducción de la pobreza, dentro del contexto de Estados Unidos, fue Puerto Rico.

En Estados Unidos como un todo se observó una reducción de apenas 0.7 puntos porcentuales en la proporción de personas que viven por debajo del nivel de pobreza, mientras que en Puerto Rico la baja fue de 10.6 puntos porcentuales. El estado que más se acercó al logro de Puerto Rico fue Mississippi, donde la contracción fue de 5.3 puntos porcentuales. De hecho, hubo doce estados en los cuales el porcentaje de personas bajo el nivel de pobreza aumentó y dos en los cuales la diferencia no fue significativa en el período señalado.

La noticia preocupante es que Puerto Rico sigue siendo la jurisdicción con la más alta proporción de personas que viven bajo el nivel de pobreza: 48.2% en comparación con 12.4% para Estados Unidos en general y 20.2% en Florida, el estado que peor actuación tuvo en ese sentido en 1999.

Medida a base de años fiscales, la economía de Puerto Rico tuvo durante esos años un desempeño que ayuda a explicar el retroceso parcial de la pobreza. A precios constantes, las tasas de crecimiento anual promedio de los principales agregados económicos fueron satisfactorias: producto bruto, 2.7%; inversión interna bruta de capital fijo (inversión en construcción y en maquinaria y equipo de producción) 8.0%; empleo total, 1.9%; ingreso personal, 4.7%; e ingreso personal per cápita, 3.9%.

El avance cuantitativo y cualitativo de Puerto Rico en aspectos fundamentales de orden productivo tales como la formación de recursos humanos, la calidad y variedad de la infraestructura, la adopción de la nueva tecnología de computadoras, el dinamismo del sector exportador, especialmente de la manufactura de alta tecnología y la fortaleza del sector de construcción contribuyeron al logro señalado.

No obstante, la tarea que queda por delante es abrumadora. Aun progresando en el futuro al firme paso que lo hizo en la década pasada, Puerto Rico tardaría cerca de 35 años en reducir la tasa de pobreza al nivel que se observa en Estados Unidos en promedio en la actualidad y cerca de 25 años en igualar la tasa de pobreza de Florida.

La alta prioridad que la actual administración le ha asignado a la estrategia orientada a combatir la pobreza y sus causas económicas y sociales constituye una opción de política pública muy acertada y merece ser incluida, con las variantes que se consideren pertinentes, en las plataformas de los partidos que pugnarán por el poder político en el 2004.
Varias décadas de crecimiento económico acelerado y desarrollo apreciable de algunos sectores de la economía de Puerto Rico nos han llevado a confirmar la realidad que todavía asedia a gran parte de los países en desarrollo: la pobreza es un enemigo formidable que cede su terreno lentamente y sólo después de grandes batallas.



CHINA Y LA DEFLACIÓN
Agosto de 2003

En un discurso que pronunció durante una visita a China a fines de octubre de 2001, Stephen Roach, principal economista y Director de Economía Global de la firma Morgan Stanley, lanzó la teoría de ese país es el exportador de la deflación global. Varios revistas de negocio de gran prestigio, como Business Week y The Economist, se hicieron eco de esa tesis y publicaron artículos en los cuales de una forma u otra se vincula la ola de exportaciones a bajo precio proveniente de China con el fenómeno de la deflación global.

La deflación se define como una declinación sostenida en las medidas agregadas de precios tales como el Índice de Precios al Consumidor o el Índice para Deflacionar del Producto Interno Bruto. Se considera una tendencia peligrosa ya que aumenta la incertidumbre económica, distorsiona la asignación de recursos y estrangula el crecimiento de la actividad económica.
Los argumentos en contra de la tesis de Roach no tardaron en aparecer. En noviembre de 2003, Hu Angang, Director del Centro de Estudios sobre China, de la Academia China de Ciencias, redactó un breve pero riguroso ensayo en el cual intenta demostrar, usando una base estadística muy sólida, que China no es la raíz de la deflación sino más bien una de las víctimas de dicha tendencia económica.

Más recientemente, en abril del año en curso, un equipo de trabajo del Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó una imponente análisis de las causas, consecuencias y riesgos de la deflación en el cual se concluye no sólo que el riesgo de deflación mundial es muy pequeño sino que, a pesar de la creciente participación de China en el mercado mundial, no hay suficiente evidencia de que ese país esté exportando la deflación. Más explícitamente, un análisis a base de vectores autoregresivos del vínculo entre los precios en China y los de sus principales países clientes sugiere que, a lo sumo, las fluctuaciones de precio que se originan en China tienen un impacto moderado en algunos países asiáticos y un impacto identificable pero pequeño en Estados Unidos y Japón.

Ahora bien, los economistas del FMI advierten que la creciente integración de China a la economía global llevará a que los mecanismos de transmisión de precios que ahora son tenues aumenten gradualmente.
En cierto sentido, la tesis de Roach es lo que en Economía se llama una extrapolación especulativa, un juicio sobre una tendencia que aún se halla en ciernes y a la cual se la asigna un grado de realización demasiado apresurado.

De hecho, en los últimos cuatro meses, China, el supuesto epicentro de la inflación, está afrontado una leve pero persistente tendencia hacia la inflación, como consecuencia de su abultado superávit de comercio exterior, del avasallante flujo de inversión externa y de un aumento en la oferta monetaria.

Paul Krugman nos recuerda que la Economía no se llama la ciencia funesta por que los economistas les gusta que sea así, sino porque en última instancia nos tenemos que someter a la tiranía no sólo de los números, sino de la lógica que éstos expresan.

Sin duda el debate sobre la aportación de China a la economía global se tornará cada vez más intenso. Lo que está fuera de duda es que la profecía de Napoleón Bonaparte no pudo ser más acertada: ya despertó el gigante que estaba dormido.



LAS VISIONES DEL FUTURO DE PUERTO RICO Septiembre de 2003

La noticia de que, como parte del proyecto Puerto Rico 2025, una empresa norteamericana tendrá a su cargo la responsabilidad de trazar las guías de desarrollo económico y social para el futuro de Puerto Rico, al mismo tiempo que diseñará el plan estratégico y un programa de implantación, me lleva a una reflexión sobre dos de los temas históricos que con más entusiasmo discuto en mis cursos universitarios.

El primero es la visita a Puerto Rico del militar irlandés don Alejandro O' Reilly, en 1765, quien vino en calidad de enviado especial del Rey de España para informar acerca del estado de preparación militar y la condición económica de la Isla, luego de la preocupante caída de La Habana, en 1762, en manos de los ingleses.

O'Reilly cumplió a cabalidad con su agenda militar, pero en el plano económico, sus logros fueron mucho más espectaculares: realizó un censo poblacional, estimó y analizó las actividades de contrabando e hizo una investigación rigurosa de la condición de los ingresos públicos, cuyos resultados reflejó en su famosa Memoria, que sin exageración se puede catalogar como el primer plan de desarrollo estratégico de la Isla.

En efecto, en ese documento O'Reilly trazó los lineamientos fundamentales de una estrategia que ayudó a Puerto Rico a salir del estancamiento en que se encontraba entonces. Esto incluía la liberalización de las relaciones comerciales, el mejoramiento de transportación y las comunicaciones internas, el ofrecimiento de incentivos a inmigrantes que poseyeran destrezas y capital comercial, y la expansión del cultivo de la caña.

El segundo tema es la aportación a la visión del futuro de la Isla la ofreció el Harvey S. Perloff, en su clásico libro Puerto Ricos Economic Future, que trazó en forma magistral el esquema básico del desarrollo del proceso de modernización e industrialización de Puerto Rico durante la segunda mitad del siglo pasado.

Ahora bien, en la coyuntura actual, mi preferencia sería que, en correspondencia con la experiencia, el talento y la base de recursos de información de que disponemos en Puerto Rico, el nuevo plan estuviera a cargo de un equipo de trabajo de científicos sociales del país planificadores, economistas, sociólogos, demógrafos y otros los cuales se le dieran los recursos y el tiempo necesarios para realizar consultas e investigaciones en la Isla y para contratar a firmas e intelectuales de Estados Unidos y de otros países en aspectos específicos que se crean pertinentes y que complementen e enriquezcan la perspectiva local.

De este modo, se la haría homenaje la vasta gama de esfuerzos de alta calidad que se han hecho en Puerto Rico en tiempos más recientes para analizar nuestro futuro económico y social tales como los Talleres del Nuevo Puerto Rico, el Informe Echenique, y la Segunda Transformación, ninguno de los cuales tuvo la suerte de transformarse en la política económica aceptada por las autoridades gubernamentales en su momento histórico.
En última instancia, lo importante es que en el ejercicio de planificación que se lleve a cabo predomine la actitud científica que guió a OReilly y Perloff en sus respectivas coyunturas históricas y, ante todo, que las recomendaciones que surjan del esfuerzo sean tomadas en serio por el gobierno.


CRÓNICA DE UNA RECUPERACIÓN ANUNCIADA
Octubre de 2003

Mientras la atención del país estaba concentrada el drama de la guerra en Irak y en la contienda por candidaturas políticas locales, la economía de Puerto Rico avanzó con paso sigiloso durante el año fiscal 2003.

Desde fines del año pasado natural, los economistas habíamos identificado un conjunto de tendencias que apuntaban a un pronto repunte, luego de la caída de 0.2% que tuvo el producto bruto real en el año fiscal 2002.

Entre los factores que apoyaban esa tesis estaban, por un lado, la variedad y amplitud del programa de inversiones en infraestructura del gobierno y las primeras fases del programa de mejoramiento de las comunidades en rezago y del programa de construcción de viviendas de interés social; y, por otro lado, las proyecciones de expansión de varias empresas farmacéuticas, la construcción de hoteles de turismo y, ante todo, una tendencia externa de gran peso en nuestro orden productivo: la recuperación económica de Estados Unidos en el contexto de tasas de interés extremadamente bajas y un programa de estímulo económico por medio de reducciones en las contribuciones de los personas y los negocios.
Al cierre del año fiscal se observaron en Puerto Rico los siguientes cambios con respecto al año fiscal precedente: alzas de 3.5% en el empleo total y de 0.8% en el empleo asalariado no agrícola; una reducción de 0.5 puntos porcentuales (de 12.8% a 12.3%) en la tasa de desempleo; un alza de 5.0% en las ventas al detalle; un incremento de 8.8% en los ingresos netos del Fondo General; un avance de 8.6% en los registros en hoteles de turismo; alzas de 5.1% en la generación y de 4.0% en el consumo de energía eléctrica; un incremento de 89.2% en el número de nuevas unidades de vivienda construidas por el sector público, con una expansión de 26.7% en el valor de éstas. A todo esto, las exportaciones crecieron en 17.0%, en comparación con un alza de 16.4% en las importaciones.

Dos desarrollos preocupantes fueron la reactivación del proceso inflacionario y la continuación del drenaje de empleos en la manufactura. La inflación al nivel del consumidor se elevó en 4.5% a 8.1%, impulsada por un alza de 9.6% a 13.2% en el renglón de alimentos y bebidas. El empleo manufacturero, medido por la Encuesta de Establecimiento, se redujo en 2.6%, de 121,500 a 118,300. Los únicos componentes de la manufactura que mostraron mejoría en sus niveles empleo fueron la industria química y la de ropa.
A la luz del cuadro antes descrito, el pronóstico de crecimiento para el año fiscal 2003 de la Junta de Planificación, que era de 1.7%, tal vez se quedó corto. A juzgar por la experiencia de años anteriores, la fortaleza generalizada de los indicadores económicos mensuales en el año fiscal recién terminado apunta más bien a un incremento entre 2.0% y 2.5%.

La recuperación del pasado año fiscal asombra por el hecho de que se logró en un periodo dominado por la incertidumbre de la guerra en Irak, la amenaza de alzas súbitas en el precio del petróleo y el predominio de actitudes cautelosas entre los consumidores y las personas de negocio de Puerto Rico.

A poco más de año de las elecciones generales, el panorama económico comienza a tornarse favorable para el partido incumbente, luego de un cuatrienio lleno de tropiezos y dificultades.



EL PULSO DE LA ECON0MÍA
Noviembre de 2003

Uno de los fenómenos más interesantes en la coyuntura actual de Puerto Rico es la distancia que existe entre la percepción que tienen las personas en general sobre el estado de la economía y la realidad que reflejan los datos económicos mensuales.

En épocas de turbulencia social y política, cuando las condiciones externas son amenazantes y las condiciones internas se perfilan difíciles, los consumidores y las personas de negocios se tornan pesimistas en cuanto al curso futuro de la economía y tardan mucho de deshacerse de esa percepción aún cuando las señales a corto plazo indican un retorno de la actividad económica a una fase de franca recuperación.

Un simple ejercicio estadístico, a base de los indicadores económicos mensuales disponibles hasta septiembre de 2003, nos permite concluir que hay buena base para pensar que ya es tiempo que dejemos atrás los augurios pesimistas y comencemos a analizar el mapa de ruta de la nueva fase de expansión de la economía de Puerto Rico.

A modo de muestra, en comparación con el mismo mes del año anterior, en septiembre de 2003 se observaron los siguientes cambios: un alza de 0.7 en el empleo total; una reducción de 2.9 en el desempleo total y una baja de 0.4 puntos porcentuales (de 12.6% a 12.2%) en la tasa de desempleo; un alza de 4.4 en los registros en hoteles y paradores, impulsada por un incremento de 25.7% en el registro de residentes; un avance de 7.3% en las ventas al detalle; un incremento de 4.3 la producción de energía eléctrica; y un alza de 18.4% en los vehículos registrados por primera vez.

Aunque no se puede subestimar el impacto negativo que las prolongadas lluvias han tenido en las obras en construcción en proceso, tantas éstas como el número y valor de los permisos de construcción privados y públicos tiene la masa crítica suficiente para ser el principal elemento impulsador de la actividad económica en el futuro inmediato.

De igual modo, el cuadro de factores externos se está alineando a favor de la economía de Puerto Rico: la economía de Estados Unidos muestra la recuperación más vigorosa de lo anticipado; el precio de petróleo seguirá alto, pero va camino a una reducción de por lo menos $3.00 de ahora a septiembre de 2004; y las tasas de interés siguen a niveles sumamente bajos.
A la luz de estas tendencias no es extraño que algunos de los economistas que hacen pronósticos en Puerto Rico hayan revisado sus estimados de crecimiento para el año fiscal en curso y para el año subsiguientes. Por ejemplo, el Dr. Juan Lara, Economista Principal de la firma Estudios Técnicos, Inc. coloca en crecimiento para el año fiscal 2003-2004 en el recorrido de 2.5% y 3.5%, lo cual sería seguido por una alza entre 3.0% y 3.3% en el año fiscal 2004-2005.

El requisito esencial de cualquier forma de pronóstico es que es que exista un patrón claro en lo que concierne a los eventos de interés. Tal es el caso de las tendencias recientes de los indicadores económicos de Puerto Rico. No obstante, que vivimos en tiempos de turbulencia, de manera que un evento inesperado puede cambiar los pronósticos económicos y enviar al economista de nuevo a su mesa de trabajo o a su bola de cristal.



LA VOZ DE LOS DATOS ECONÓMICOS
Diciembre de 2003

Una vieja máxima de la economía dice que si los datos se torturan con suficiente rigor tarde o temprano hablan. Lo cierto es que no hay que ejercer mucha presión sobre los datos correspondientes al cierre del año fiscal 2002 para que éstos digan que la economía de Puerto Rico estuvo inmersa durante ese periodo en un estancamiento o tal vez en una recesión no muy profunda, pero de carácter amplio en lo que respecta al número de variables y sectores económicos involucrados.
Aún así se pueden identificar algunos cambios positivos al cierre del periodo: un alza de 1.0% en el empleo total (ajustado por estacionalidad) y un incremento de 5.5% en el empleo de la industria de productos químicos y relacionados; una alza de 2.1% en la producción de energía eléctrica; una expansión de 3.6% en los recaudos del Fondo General; y un alentador aumento en las actividades de promoción de la Compañía de Fomento Industrial.

En cambio, la lista de cambios negativos luce avasallante: un alza de 1.5 puntos porcentuales en la tasa de desempleo (se elevó a 12.0% en comparación con 10.5% en el año fiscal anterior) y un incremento de 18.1% en el número de personas desempleadas, ambos ajustados por estacionalidad; la tasa de empleo se redujo en 0.3 puntos porcentuales a 40.3%; el empleo asalariado no agrícola tuvo una reducción de 2.0% y hubo contracción en el empleo de todos los sectores económicos, a la cabeza de lo cual estuvo una baja de 6.3% en el empleo en la manufactura; se observó una caída de 0.2% en los registros en los hoteles de turismo, esencialmente debido a una contracción de 3.4% en el registro de no residentes, mientras que la tasa de ocupación en los hoteles de turismo fue de apenas 64.5% en comparación con 64.3% en el año anterior; el consumo de energía eléctrica del sector industrial se redujo en 3.6%; se mantuvo estancado el número de permisos de construcción y hubo una reducción de 26.7% en valor de los mismos; la producción local de cemento disminuyó en 4.4% mientras que las ventas de cemento sufrieron una merma de 4.7%; y finalmente, las exportaciones sólo crecieron en 0.6% al tiempo que las importaciones declinaron en 0.6%.

Varios factores son los principales sospechosos de inducir esa debilidad generalizada de la actividad económica en el pasado año fiscal: la trayectoria vacilante de la economía de Estados Unidos y la recesión de su sector manufacturero; la elevación de los precios del petróleo; los cierres de fábricas como secuela de la eliminación de la Sección 936; la lentitud en la aprobación por parte de la agencias reglamentadoras de significativos proyectos de inversión pública y privada, muchos de los cuales disponían del financiamiento para su inicio; la actitud cautelosa de los consumidores e inversionistas en la Isla luego de los trágicos eventos del 11 de septiembre de 2001.

No obstante, las primeras señales económicas del año fiscal 2003 apuntan hacia una vigorosa recuperación de la economía de Puerto Rico. Así, con respecto a las primeras fases del año previo, se observan alzas en el empleo total y la tasa de empleo, el empleo asalariado tomó un giro positivo en los sectores de servicios y gobierno, repuntaron los registros en los hoteles de turismo, aumentaron los permisos de construcción y valor de éstos, y ante todo, se observa un acentuado incremento de las exportaciones e importaciones y un alza en los recaudos del gobierno.

Es demasiado prematuro para darle mucho peso a los datos específicos que apoyan la percepción de repunte, pero conviene resaltar que, ajustado por estacionalidad, el empleo total se mantuvo por encima del nivel de 1,200,000 de agosto a noviembre de 2002, la tasa de desempleo declinó de 13.0% a 11.7%, y en octubre y noviembre el empleo asalariado mostró alzas de 0.5% y 0.3%, respectivamente, en comparación con el año anterior.

Varios factores se están alineando para sostener la recuperación de la economía de Puerto Rico: la variedad y amplitud del programa de inversiones en infraestructura del gobierno, las primeras fases del programa de mejoramiento de las comunidades en rezago y del programa de construcción de viviendas de interés social, las proyecciones de expansión de varias empresas farmacéuticas, la construcción de hoteles de turismo y una tendencia externa de gran peso en nuestro orden productivo: la recuperación económica de Estados Unidos en un contexto de tasas de interés extremadamente bajas.

Ahora bien, el sonido cada vez más intenso de los tambores de guerra pone en peligro la transición de la economía de Puerto Rico del estancamiento o recesión leve a la expansión moderada pero firme. El peligro de un alza drástica del precio del petróleo y la certeza de precios energéticos en gradual alzada mientras dure la tensión entre Estados Unidos e Irak nublan el horizonte económico de la Isla, que depende grandemente del petróleo para abastecer sus necesidades energéticas. No importa cuanto Puerto Rico haya progresado en sus parámetros de eficiencia en el uso de energía, la experiencia histórica señala claramente que la combinación de precios altos del petróleo y escaso crecimiento o recesión en Estados Unidos limita severamente las posibilidades de avance económico de la Isla y contrapesa cualquier esfuerzo que se haga al nivel local para evitar la recesión.


2004


LA ECONOMÍA DE ESTADOS UNIDOS EN EL 2004
Enero de 2004

 
Existe la percepción general de que los economistas diferimos ampliamente en cuanto a la interpretación de los eventos y tendencias del pasado y que cuando se trata de ofrecer visiones sobre el futuro nuestras divergencias son aún mayores.

La encuesta de pronósticos macroeconómicos para 2004 que publicó recientemente la revista Business Week ofrece una excelente oportunidad para constatar esa hipótesis y ver las proporciones que pueden alcanzar dichas discrepancias en variables específicas.
Un panel de 60 economistas de negocio nos ofrece sus visiones del probable desempeño de la economía de Estados Unidos en el nuevo año. Los consensos son como sigue: la economía crecerá 4.3% el primer semestre, 4.2% en el segundo trimestre, 4.0% en tercer trimestre y 3.8% en el cuarto trimestre; el producto interno bruto real, las ganancias de operaciones y la inflación al nivel de consumidor crecerán 4.1%, 11.7% y 1.9% respectivamente, en el cuarto trimestre de 2004 en comparación con el cuarto trimestre de 2003; y la tasa de desempleo, la tasa de rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años y la tasa de fondos federales serán 5.6%, 5.0% y 1.7%, respectivamente, en el cuarto trimestre de 2004.

La menor divergencia se observa en el pronóstico de la tasa de desempleo, donde el máximo es 6.2% y el mínimo, 4.8%, con un recorrido de 1.4 puntos porcentuales. En cambio, la mayor divergencia se registra en el pronóstico del alza de las ganancias de operaciones que van desde -5.3% hasta 45.3%, con un recorrido de 45.3 puntos porcentuales.
Como es de esperar, la divergencia en cuanto al crecimiento del PIB real aumenta a medida que nos apartamos de la base de pronóstico: el recorrido crece de 3.1 puntos porcentuales en el primer trimestre a 4.2 puntos porcentuales en el cuarto trimestre.

Para colocar las divergencias por variable en una base homogénea, se puede calcular un índice de divergencia definido como la proporción que representa el recorrido del promedio de cada variable. En este caso los valores van desde un mínimo de 25% en el caso de la tasa de desempleo hasta un máximo de 387.2% en el de las ganancias procedentes de operaciones. En otras variables el índice muestra los siguientes valores: inflación, 121.1%; tasa de rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años, 42%; tasa de fondos federales, 94.1%.

Ante la pregunta de cuán temprano la Reserva Federal tomará la decisión de subir las tasas de interés por primera vez durante el periodo de expansión, las respuestas fueron muy variadas: un poco más de la mitad (51%) creen que será en el primer semestre del año; 28% cree que será en el segundo semestre; y 11% cree que será en 2005.

La explicación de estas divergencias habría que buscarla en factores tales como la perspectiva teórica del economista y los supuestos de éste respecto a elementos tales como el curso de la política fiscal del Presidente, la política monetaria de la Reserva Federal, los precios del petróleo a nivel global y las perspectivas de crecimiento de la economía mundial.

Moraleja: la próxima vez que a usted le digan que existe un consenso entre los economistas, pida que le den un desglose de la dispersión de los valores estimados o proyectados por éstos para tener una idea más precisa del asunto.


LA VISIÓN ECONÓMICA DE JOHN KERRY
Febrero de 2004

El éxito de John Kerry en las primeras dos primarias del Partido Demócrata responde en buena medida a que su programa de gobierno alude en forma directa y clara a los principales problemas que afronta la economía de Estados Unidos en la actualidad y ofrece soluciones que, al menos a primera vista, lucen sensatas y viables.
Kerry centra su atención en varios problemas económicos básicos: la pérdida de empleos en la manufactura, las dificultades de los estados para afrontar los costos de la educación superior, el estrangulamiento económico de la clase media, las dificultades de acceso a la educación superior, el drenaje de la ética corporativa, el rezago en oportunidades de trabajo y en remuneración de las mujeres, la lucha de los inmigrantes por legalizar su presencia en Estados Unidos y el mejoramiento de los salarios de los trabajadores en general.

Para cada uno de esos problemas Kerry presenta unas respuestas sensatas, que sin duda pueden ser blanco de críticas en cuanto a su certeza o a sus posibilidades de implantación, pero parecen haber calado hondo en un electorado demócrata.

A grandes rasgos las principales propuestas de Kerry son las siguientes: revivir la manufactura mediante la provisión de incentivos contributivos a empresas que creen empleos en los Estados Unidos, generen actividades de investigación y desarrollo, mejoren su capacidad productiva e inviertan en programas de desarrollo de las destrezas productivas de sus trabajadores; la creación de un fondo que ayudará a los estados y evitará que éstos se vean obligados a recortarle fondos a los programas educativos y a aumentar los costos de matrícula en las universidades públicas; la provisión de alivios contributivos a la clase media y la introducción de nuevos créditos contributivos en lo que respecta a los gastos en salud y en estudios universitarios; la restauración de la confianza de los inversionistas mediante la estricta implantación de las reglas que aluden a las transacciones financieras y la eliminación de las malas prácticas de manejo de cuentas corporativas en el extranjero; el aumento del salario mínimo y la atadura de éste a la inflación; la agilización los trámites para que inmigrantes ilegales que hayan trabajado por cierto tiempo y pagado contribuciones logren legalizar su presencia en Estados Unidos; la búsqueda de una igual paga por trabajo igual para la mujer y la promoción de programas de apoyo económico y capital de riesgo que apoyen negocios comandados por mujeres.

Ante todo, Kerry clama por un retorno de la disciplina fiscal en Washington. No vacila en plantear que eliminará los alivios contributivos que se les han otorgado a las personas de altos ingresos, aboga por la reducción de los gastos excesivos en el gobierno, y cree en la reducción del tamaño y en el aumento de la eficiencia del gobierno en todas sus fases.

Sin duda John Kerry tiene varios atributos que explican el gran éxito que ha tenido hasta ahora: sus excelentes destrezas como comunicador, su aura de héroe de guerra y hombre sensible y prudente, su sólida experiencia administrativa y vasta experiencia como legislador. No obstante, creo que la excelente articulación de su programa económico, que recalca la importancia de la creación de empleos y de la reconstrucción de la economía, lo ha colocado en un plano superior al de sus oponentes demócratas.



LOS RETOS COMPETITIVOS DE PUERTO RICO
Marzo de 2004

 
A medida que las esperanzas de soluciones mágicas al problema económico de Puerto Rico, particularmente aquellas basadas en el Código de Rentas Internas de Estados Unidos, se van disipando en el mar sin cartas de navegación que es el ambiente político de Washington, D.C. en la actualidad, emerge una nueva conciencia cada vez más acentuada de que es en las fuerzas vivas del país, en los fundamentos de nuestra competitividad, donde está la respuesta a nuestras carencias.

En el nuevo cuadro de realidades, se perfila una agenda de trabajo que a primera vista luce formidable, pero es el camino que tenemos que andar para salir del atolladero.

A mi juicio, los principales componentes de esa agenda son los siguientes: la redefinición de nuestra estructura jurídico-política y del orden institucional que ha de regir la inserción efectiva y dinámica de Puerto Rico en la economía mundial; el diseño e implantación de un plan estratégico de desarrollo económico a largo plazo; el mejoramiento sustancial de la infraestructura existente , especialmente en las fases de producción de energía eléctrica, agua potable y manejo de desperdicios sólidos y tóxicos; la renovación del sistema educativo en todos sus niveles, con particular atención a la dimensión científica y tecnológica, la gerencia pública eficiente y el conocimiento sobre otras culturales y ambientes de negocio; la reorientación de la actividad manufacturera hacia iniciativas de investigación y desarrollo; el fortalecimiento de los sistemas estadísticos nacionales y de la inteligencia económica sobre los mercados externos; el balance entre el crecimiento económico y la protección del ambiente y de los recursos naturales; la continuidad a los esfuerzos por desarrollar una gerencia pública honesta, eficiente y consciente del papel redistributivo y promotor de la justicia social que le corresponde al estado.

La movilización del cúmulo de recursos económicos de que dispone Puerto Rico nos lleva a un jardín en que los senderos se bifurcan debido a que los instrumentos de política económica necesarios para lograr la transformación se vinculan inexorablemente con la estructura jurídico-política.

Mi preferencia personal apunta a un sistema político que, como mínimo, tenga las siguientes capacidades: habilidad para influir sobre la política macroeconómica en todas sus fases: fiscal, monetaria, financiera, laboral, reglamentaria, ambiental, migratoria y de comercio exterior; capacidad para desarrollar acuerdos comerciales, contributivos y de intercambio técnico y científico con países extranjeros; control del proceso migratorio y capacidad para desarrollar acuerdos de intercambio de servicios de recursos humanos de diversos grados de desarrollo técnico y profesional con otros países; participación de Puerto Rico como país miembro bona fide en los organismos regionales de desarrollo económico y financiero: ALIDE, Banco de Desarrollo del Caribe y otros; eliminación de las leyes de cabotaje y capacidad para utilizar los servicios de compañías de carga marítima que ofrezcan tarifas competitivas; control de las aduanas y capacidad para fijar tarifas y establecer restricciones cualitativas y cuantitativas al flujo de mercancías y servicios del exterior.

A todas luces, el espectro político que va desde el desarrollo político del Estado Libre Asociado hasta la plena independencia política ofrece la mejor perspectiva para alcanzar tales capacidades. La estadidad federada plantea un orden de realidades completamente distintas y tendría que ser evaluada a base de objetivos de política económica cónsonos con la relación que existe en la actualidad entre los estados y el gobierno federal.


CONTABILIDAD MACROECONÓMICA DE LA DEPENDENCIA Abril de 2004

En la ciencia económica no hay abundancia de instrumentos analíticos que de una forma clara y concisa den cuenta de un fenómeno o de una relación y que constituyan paradigmas que sobrevivan en el tiempo.
Tal es el caso de curva de Phillips, que describe la relación entre la tasa de inflación y la tasa de desempleo, y la ley de Okun que ofrece una medida aproximada de la pérdida de producción asociada con el desempleo excesivo.

En una escala mucho más modesta, pero muy interesante para los estudiosos de la economía de Puerto Rico, la Tabla 1, de capítulo II del volumen I del Informe Kreps de 1977 constituye una magistral pieza de contabilidad macroeconómica. Se trata de un sistema de análisis para determinar los desembolsos brutos del Gobierno Federal en Puerto Rico, restarle los pagos que fluyen de Puerto Rico al Gobierno Federal, estimar los desembolsos netos totales y luego estimar el por ciento que éstos últimos constituyen del producto bruto de Puerto Rico a precios corrientes.

Los desembolsos del Gobierno Federal se clasifican en cinco categorías: pagos de transferencia, aportaciones al sector público, gastos netos de la operación de agencias federales en Puerto Rico, derechos de aduana y arbitrios sobre embarques.

En forma asombrosamente sintética podemos analizar el grado de dependencia que tiene la economía de Puerto Rico del flujo de fondos federales, la evolución histórica de esa dependencia, el crecimiento relativo de cada uno de los componentes de los desembolsos federales y el crecimiento de los pagos de Puerto Rico en comparación con el total de desembolsos brutos que hace el Gobierno Federal.

La tabla de Informe Kreps comienza en el año fiscal 1970, cuando los desembolsos netos eran apenas el 13 por ciento del producto bruto y termina en 1977, cuando dicha participación ya se había elevado a 30 por ciento.
En la actualidad, a juzgar por los datos correspondientes al año fiscal 2002, los desembolsos netos como por ciento del producto bruto nominal ascienden a 22.1 por ciento, lo cual quiere decir que en un lapso de 25 años la dependencia de los fondos federales sólo ha disminuido en 6.9 puntos porcentuales.

Más específicamente, en el año fiscal 2002, los pagos de transferencia fueron $9, 046.6 millones; las aportaciones al sector público, $2,470.0 millones; los derechos de aduana, $30.6 millones; y los arbitrios sobre embarques, $314.2 millones, para un total de $12,854.4 millones de desembolsos brutos. En la medida en que los pagos de Puerto Rico al Gobierno Federal fueron de $2,884.4 millones, los desembolsos netos montaron a $9,970.0 millones, que vino ser el 22.1 por ciento de un producto bruto que en esos años ascendió a $45,188.9 millones.
En vista de que de 1977 a 2002 el crecimiento del producto bruto fue mayor que el de los desembolsos netos (10.4 por ciento en comparación con 5.9 por ciento), la dependencia de Puerto Rico de los fondos federales se ha reducido levemente, pero sigue siendo sumamente significativa.

El monumental trabajo que el Departamento de Comercio federal realizó en 1977, cuyo título oficial es Economic Study of Puerto Rico, sigue acumulando polvo en los estantes de las bibliotecas en espera de analistas que aprecien y den continuidad a la extraordinaria labor de investigación que llevó a cabo el equipo de trabajo dirigido por Jerry J. Jasinowski.


NUEVA INFRAESTRUCTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO Mayo de 2004

El desarrollo de la infraestructura, entendida tanto en el sentido físico tradicional (carreteras, puertos y aeropuertos, sistemas de producción y distribución de electricidad y otros) como en el sentido más amplio de infraestructura científica y tecnológica, redes de comunicaciones, sistema de educación y de atención médica, ordenamiento de la actividad cultural y desarrollo de un clima político estable y propicio para el desempeño de la actividad productiva, es un elemento central, una condición sine qua non, para el logro de la competitividad internacional.

En el aspecto físico, se requiere infraestructura altamente especializada, orientada a uso y asimilación de la tecnología informática, que le sirva a los intereses de las empresas o grupos de empresas que existen o que se quiere atraer al país, lo cual debe ir acompañado del correspondiente desarrollo de la capacidad gerencial, la base de capital (maquinaria, equipo y estructuras industriales y comerciales) y el acervo de destrezas intelectuales y técnicas de la población.

La existencia de centros de investigación y desarrollo en la universidades, que interactúen con las empresas manufactureras, y el fomento y ampliación de las ofertas programáticas de la educación superior en general, en correspondencia con las orientaciones y necesidades de la industria, son parte de lo que se conoce como la nueva infraestructura, que es tan importante como la infraestructura física.

Los sistemas expertos, la robótica, las redes de información y telecomunicaciones, las máquinas, herramientas y procesos guiados por computadoras son los elementos más visibles de lo que ha venido a llamarse la Revolución Informática, que implica una considerable expansión del sector de servicios profesionales y asigna un papel estratégico a las instituciones de educación superior en la formación e implantación de la política económica y en la promoción de la investigación y el desarrollo científicos.
La tendencia a mejorar la tecnología y la productividad en todos los sectores económicos le genera una enorme presión al sistema educativo y amenaza con dejar permanentemente fuera del mercado a aquellas personas que no respondan al cambio. Entre las categorías de empleo que más aceleradamente crecen se destacan las que requieren formación universitaria: científicos naturales, profesionales y paraprofesionales de la salud, técnicos de computadoras y de laboratorios, administradores y gerentes, ingenieros y arquitectos, empleados de ventas y mercadeo, analistas económicos y financieros, maestros y secretarias ejecutivas.

En términos generales, las profesiones vinculadas con la informática son las que muestran más dinamismo, lo cual es una consecuencia del hecho de que el complejo de computadoras-semiconductores-telecomunicaciones ya ha alcanzado suficiente masa crítica para convertirse en el motor principal de la economía de Estados Unidos, de la mayoría de los países altamente industrializados y en proporción creciente de Puerto Rico.

En efecto, en este nuevo contexto, la educación superior juega un papel crucial en el desarrollo de ventajas competitivas dinámicas, que no se basan tanto en los recursos naturales, la maquinaria y el equipo, los incentivos contributivos o la infraestructura física--la importancia de los cuales es por supuesto innegable--como en la flexibilidad, la capacidad de respuesta rápida, la habilidad para resolver problemas nuevos, la calidad, variedad y amplitud del proceso de enseñanza-aprendizaje y la creatividad.

En otras palabras, el conocimiento, y su aplicación a la producción de bienes y servicios y a la generación de nuevo conocimiento, es la principal fuerza productiva, el motor principal en la emergente economía global.


LOS COSTOS DE LA CORRUPCIÓN
Junio de 2004

El Banco Mundial (BM) se ha dado a la tarea de investigar las consecuencias económicas, sociales y políticas de la corrupción a escala mundial. Se trata de un proyecto que no se limita a la descripción del problema sino que ofrece estrategias para lidiar con los efectos nocivos del mismo. Desde 1996, y para dar una idea de la magnitud del asunto, esa institución ha apoyado más de 600 programas anticorrupción e iniciativas de fomento de la gobernabilidad en los países miembros.

El BM identifica la corrupción como el más grande obstáculo al desarrollo económico y social y como un mal que sabotea los planes y programas orientados a reducir la desigualdad social y promover el desarrollo económico sostenible.

A grandes rasgos, los principales hallazgos del BM en lo que respecta al impacto de las corrupción son los siguientes: erosiona la estabilidad macroeconómica y fiscal; reduce los recaudos del gobierno; promueve el gasto gubernamental excesivo; debilita el marco legal, la base institucional de la economía y la reputación del gobierno y sus unidades administrativas; acentúa la desigualdad y perjudica severamente a las personas de escasos recursos, que son las que más dependen de la ayuda del estado; espanta la inversión externa y desalienta los proyectos de inversión nacionales; estimula la explotación irresponsable de los recursos naturales y del ambiente; y promueve la inflación, en la medida en que los costos del sistema de extorsiones, sobornos y fraudes se traduce en costos más altos de producción y en precios más altos de los bienes y servicios.

El BM propicia una estrategia integral para combatir la corrupción, la cual consiste en cinco elementos básicos: la mejoría del sistema de rendir cuentas del estado, las transparencia de las finanzas de los partidos políticos y eliminación de los conflictos de interés en las transacciones; el fomento de la participación de la sociedad civil, así como el mejoramiento del papel fiscalizador de los medios y de las organizaciones no gubernamentales; el desarrollo de un sistema privado que sea auténticamente competitivo, donde predomine la transparencia en el gobierno de las corporaciones y en la gerencia de las organizaciones profesionales, las uniones obreras y las asociaciones de negocio colectivas en general; restricciones institucionales al ejercicio del poder, tanto en el ejecutivo como en legislativo y el judicial; y reforma de las gerencia del sector público, mediante la exaltación del sistema de mérito, la planificación presupuestaria y la descentralización ordenada de los procesos administrativos.

De ningún modo se debe entender que el BM postula un acercamiento simplista y mecánico para resolver el problema de la corrupción. Antes bien, este organismo global señala que se requiere una estrategia sumamente compleja que aluda las múltiples causas, dimensiones y asuntos estructurales que involucra la corrupción.
En la medida en que el problema de la corrupción será inevitablemente el tema más intenso y álgido de la campaña política que se avecina, los trabajos de investigación y las estrategias de acción sugeridas por el BM ofrecen un excelente contexto de análisis e interpretación tanto para que los votantes ponderen los planes que los partidos en contienda presenten para combatir este mal como para que determinen cuán significativo es el riesgo de la tolerancia de las prácticas de corrupción en nuestro sistema de gobierno.


PERSPECTIVA DE LA SOCIEDAD CIVIL
Julio de 2004

 
El término sociedad civil alude a una amplia esfera de asociaciones voluntarias y redes informales en las cuales individuos y grupos llevan a cabo actividades que tienen consecuencias públicas.

Esas actividades se distinguen de las actividades públicas del gobierno porque son predominantemente voluntarias, y de las actividades de las empresas privadas en los mercados de bienes y servicios porque generan bienes y servicios de carácter público y sus preocupaciones se extienden a la totalidad de la comunidad o a segmentos significativos de ésta.
En términos más específicos, la sociedad civil incluye asociaciones voluntarias de toda índole, que usualmente se denominan organizaciones no gubernamentales, a saber: iglesias, uniones, organizaciones comunales, grupos ambientalistas, colegios y universidades, cooperativas, organizaciones caritativas, movimientos sociales, grupos de interés y las familias en general.
Durante los últimos años, se ha desatado en todo el mundo un debate acerca de la condición actual y el futuro desarrollo de la sociedad civil. La convergencia de tres tendencias fundamentales acentúa la polémica: la declinación de la conciencia cívica—cuyas expresiones más vivas son la reducción en la participación electoral y en la matrícula de las asociaciones cívicas; el debilitamiento de la capacidad del estado para proveer adecuadamente los bienes y servicios públicos; y la insuficiencia de la responsabilidad social y ambiental de las empresas privadas, especialmente cuando se trata de grandes compañías de proyección global.

La sociedad civil ha sufrido el asedio de dos fuerzas avasallantes: el crecimiento y consolidación del estado y de las estructuras políticas formales, que propenden a acaparar las decisiones de política económica y social; y la hipertrofia de la institución del mercado, que glorifica la interacción de los consumidores y los productores como la máxima expresión de la libertad y del bien común.

No obstante, el pleno desarrollo de la sociedad civil es tal vez el mejor correctivo para las fallas tanto del gobierno como del mercado en una amplia gama de esferas de acción económica, social y política.
Las acciones correctivas de la sociedad pueden ser significativa en instancias en las cuales ni el estado ni las empresas privadas logran resultados óptimos. Algunas de esas acciones son las siguientes: mejorar la política distributiva (de ingresos y beneficios sociales) del gobierno; corregir diversas fallas del mercado, cuyos mecanismos muchas veces no valoran justamente la aportación económica y social de los agentes económicos; proteger el ambiente de la posible negligencia de las autoridades públicas y de las malas prácticas de disposición de desperdicios y de uso de recursos naturales que siguen un buen número de empresas productoras; defender los derechos civiles de las minorías étnicas y de los grupos social y económicamente marginados; proteger el clima de libre discusión y fomentar la tolerancia y el principio de libre asociación democrática; y cultivar la conciencia social, la responsabilidad cívica de los ciudadanos, el respeto a los bienes públicos y diversas formas de cooperación, tanto al nivel nacional como internacional.

Durante las próximas décadas, la sociedad civil afronta serios retos en su intento por mantener un balance adecuado en el orden social. Debe usar plenamente los poderes que ofrecen las telecomunicaciones y la informática, especialmente los espacios cibernéticos globales (el más importante y conocido de los cuales es la Internet) para hacer valer el papel correctivo y la perspectiva integradora de la sociedad civil y desarrollar alianzas estratégicas para fomentar la competitividad del país, mejorar la calidad de vida, hacer más efectiva la lucha contra el narcotráfico, mejorar los servicios del gobierno, cultivar la participación ciudadana y enriquecer la cultura y la vida cívica.


LA ESTRATEGIA DE REDUCCIÓN DE COSTOS
Agosto de 2004

 
En la primavera de 1992, los profesores Michael D. Shields, de San Diego State University, y S. Mark Young, de la Universidad de Colorado, publicaron un artículo en la revista Cost Management que constituye un verdadero clásico de la planificación corporativa. El título del artículo es: Effective Long-Term Cost Reduction: A Strategic Perspective.

El enfoque propuesto por los autores contrasta con los sistemas tradicionales de reducción de costos como lo son la reducción de programas y el despido de personal en las épocas de descenso de las ventas, la fuga hacia jurisdicciones en las cuales los salarios son más bajos, las fusiones con otras empresas y la diversificación o expansión más allá de las áreas de competencia medulares de la empresa.

La estrategia de reducción de costos a largo plazo que promulgan Shields y Young se presenta como parte de una estrategia competitiva que integra las estrategias de gerencia de los recursos humanos y tecnológicos para proveer un acercamiento coordinado, de base amplia y a largo plazo para reducir los costos de la empresa.

Según los autores, el logro de la ventaja competitiva por medio de la reducción de costos a largo plazo es función del desarrollo de una cultura de continuo mejoramiento de la calidad del producto, sistemática reducción del tiempo de trabajo y efectiva reducción del costo de producción por medio de la innovación.

La reducción de costos a largo plazo se logra con mayor eficacia por medio de un proceso continuo de aprendizaje acerca de competencias medulares y mediante el fortalecimiento de las relaciones de trabajo con empleados comprometidos a largo plazo con la empresa, que sean innovadores y posean múltiples destrezas.

Shields y Young proponen el desarrollo de una cultura de conciencia respecto a los costos que afronta la empresa y sugieren ocho maneras para desarrollarla:la alta gerencia debe demostrar diariamente a los empleados la importancia de reducir los costos para el éxito de la empresa; reclutar los empleados con mejores credenciales, que puedan desarrollar productos y actividades de alta calidad; otorgarle a los empleados poder y participación en el proceso decisionario y desarrollar grupos de trabajo autónomos, que desempeñen múltiples funciones; aumentar los niveles de educación, adiestramiento y readiestramiento de los empleados, para elevar los niveles de destreza, el grado de compromiso y la capacidad para la innovación de éstos; motivar a los empleados para que rompan con los paradigmas vigentes y desarrollen nuevas formas de hacer las cosas; promover las comunicación horizontal, hacer más sencillas las reglas, las políticas gerenciales y los procedimientos de la empresa e implantar sistemas de retroalimentación efectivos; vincular la compensación a los empleados con la reducción de costos, es decir, premiar los aumentos en productividad y eficiencia, alentar el logro de metas y estimular a los empleados a que reduzcan los niveles de costo de años anteriores; y finalmente, proveerle a los empleados información acerca de los costos de los competidores, así como parámetros de actuación que demuestren cuán productivos son ellos en comparación con los empleados de las empresas competidoras.

En la coyuntura actual de Puerto Rico, en la cual los cambios súbitos en las circunstancias externas e internas inducen las empresas tomar decisiones precipitadas, basadas en cálculos de corto plazo, la conveniencia de diseñar e implantar una estrategia de reducción de costos a largo plazo adquiere una importancia estrategia indiscutible y única.

EL VEREDICTO DE LOS DATOS ECONÓMICOS
Septiembre de 2004


El fragor de la campaña electoral, el sesgo ideológico partidista y la intensa subjetividad de los mensajes políticos en Puerto Rico dejan muy poco espacio para la discusión objetiva, de base científica, de los asuntos y tendencias que son fundamentales para que los votantes ejerzan en forma racional su principal derecho democrático.

No obstante, existen bases de información que si se analizan con espíritu imparcial pueden iluminar a los votantes y ofrecerles criterios para juzgar con más rigor y precisión las alternativas que se les presentan en las urnas.

A modo de ejemplo, me di a la tarea de comparar, a base de los indicadores económicos mensuales que publica la Junta de Planificación, la actuación de la economía de Puerto Rico durante los últimos cuatro años de la Administración Rosselló (enero de 1997 a diciembre de 2000) con la que ha tenido hasta ahora durante la Administración Calderón (de enero de 2001 a junio de 2004).

Se trata de periodos de duración desigual, por lo cual recurro a la metodología de obtener promedios de la actuación en ambos periodos de cada indicador, haciendo la salvedad de que sólo cuando termine el año en curso tendremos una comparación válida en sentido estricto. Para evitar mayores disparidades estadísticas y hacer más homogénea y simple la comparación restrinjo el análisis a 15 de los 31 indicadores que estaban completos hasta junio de 2004.

Se trata de variables útiles para juzgar un buen manejo de la economía: empleo total, empleo asalariado no agrícola, desempleo total, tasa de participación, tasa de empleo, tasa de desempleo, empleo en la manufactura, empleo agrícola, ventas al detalle, valor de los premisos de construcción privados, valor de los permisos de construcción públicos, valor de las nuevas unidades de vivienda, producción de energía eléctrica, Índice de Precios al Consumidor y vehículos registrados por primera vez.

Los resultados fueron los siguientes: nueve de los indicadores han tenido una mejor actuación bajo la Administración Calderón que bajo la Administración Rosselló. Esto incluye los siguientes incrementos: empleo total, 4.3%; empleo asalariado no agrícola, 9.1%; ventas al detalle,18.8%; valor de los permisos de construcción privados, 44.7%; valor de los permisos de construcción públicos, 8.5%; valor de las nuevas unidades de vivienda, 39.8%; producción de energía eléctrica, 8.4%; y vehículos registrados por primera vez, 11.3%. A esto hay que añadir una reducción de 0.5 puntos porcentuales en la tasa de desempleo.

Los otros seis indicadores siguieron trayectorias que comparan desfavorablemente con la experiencia del cuatrienio anterior: baja de 0.6 puntos porcentuales en la tasa de empleo; alza de 0.2% en el desempleo total; contracción de un punto porcentual en la tasa de participación; reducción de 9.6% en el empleo agrícola; baja de 12.8% en el empleo manufacturero y alza de 27.2% en la inflación medida al nivel del consumidor.

Los factores explicativos detrás de estos datos son múltiples y complejos. Deben entrar en la comparación elementos tales como el desempeño durante ambos periodos de la economía de Estados Unidos y de los precios del petróleo, el impacto de la eliminación de la Sección 936, la influencia de los eventos del 11 de septiembre de 2001 y de las diversas fases de la política monetaria de la Reserva Federal.

Los resultados son mixtos, multidimensionales. La realidad económica es complicada, por lo cual no es materia prima de consignas electorales.


EL MARCO INSTITUCIONAL DE LA ECONOMÍA
Octubre de 2004


Cuando se analiza la situación de la economía, la atención se centra de inmediato en las tendencias y perspectivas de los principales indicadores económicos, ya sean los agregados macroeconómicos como el producto bruto, el empleo total y la tasa de inflación o la amplia variedad de indicadores mensuales.

Tal ejercicio supone que existe un marco institucional estable, en el cual las transacciones económicas se desenvuelven con un mínimo de fricción y que aparece como un trasfondo cuyos fundamentos y buen funcionamiento se dan por descontados. Esto incluye el gobierno, con su política pública y proceso regulatorio; los mercados de bienes y servicios; las leyes que rigen el comercio, la producción, el trabajo, el uso de los recursos naturales y el ambiente y las transacciones internacionales; las uniones laborales y las organizaciones profesionales; las instituciones financieras y su política crediticia;y las organizaciones sin fines de lucro en general.

Cuando el delicado tejido del marco institucional se debilita o deteriora significativamente, el orden productivo, no importa cuanto vigor le inyecten los actores económicos—las familias, las empresas productoras, el gobierno en sus diversos niveles y la comunidad en general- se perjudica severamente. En estos casos, más que nuevos flujos de inversión interna o externa, grandes proyectos de infraestructura auspiciados por el gobierno o esquemas grandiosos de reforma contributiva, el reto principal es la reforma del marco institucional, la reevaluación y rediseño de sus principales componentes, de manera que la actividad económica retorne a su cauce normal.

Basta indicar que gran parte de los problemas que ha sufrido Puerto Rico en los últimos diez años son manifestaciones de una crisis del marco institucional: la corrupción rampante, el capitalismo de los amigotes y el favoritismo en la asignación de contratos y prebendas, procesos que alcanzaron su apoteosis en el segundo término del Dr. Pedro Rosselló; la pérdida de la Sección 936 y su secuela de cierres de fábricas y pérdida de docenas de miles de empleos en la manufactura; el mal uso y saqueo de fondos federales destinados a personas necesitadas; la insatisfacción de las empresas con el marco regulatorio laboral y ambiental; las quejas de la ciudadanía respecto a los servicios de seguridad y protección que presta el gobierno; los escándalos en el manejo de los fondos de pensiones y de planes médicos de algunas uniones; las prácticas depredadoras y el manejo irresponsable de fondos de algunos altos ejecutivos de la banca; la actitud despectiva hacia el ambiente y los recursos naturales de buena parte de las empresas privadas y de la ciudadanía.

Ya en la recta final de la campaña política de 2004, los votantes de Puerto Rico tendrán que ponderar no sólo cuales son los partidos o candidatos que ofrecen las mejores propuestas para lidiar con los problemas de desempleo, lento crecimiento económico, desigualdad en la distribución del ingreso, pobreza extendida e inflación que aquejan nuestra economía, sino también cuales de aquéllos ofrecen los mejores planes para la reestructuración del marco institucional de la economía de Puerto Rico, que se inició con la Administración Calderón y que aún tiene un largo camino que recorrer.

El desarrollo económico sustentable, que se ha convertido en un estribillo de todos los políticos, no es otra cosa que la armonización del avance productivo con un sólido marco institucional y moral de la economía y de la sociedad.


MINIMIZACIÓN DEL RIESGO
Noviembre de 2004

El pueblo puertorriqueño acude hoy a las urnas a darle culminación a uno de los ejercicios democráticos más cruentos en su historia política. En mayor o menor medida, todos salimos lastimados en este proceso sadomasoquista en que nos hemos flagelado unos a otros sin descanso y sin piedad.

Nos queda el consuelo de que vamos de resolver nuestras diferencias por la vía pacífica, como lo hemos hecho en todas las fases fundamentales de nuestra vida como pueblo. La democracia puertorriqueña, aún llena de deficiencias y disparidades y carente de poderes de decisión que son el denominador común de otros países, constituye un ejemplo de cómo un país puede respetar el poder del voto a pesar de que los extremos del diálogo político lucen, a primera vista, irreconciliables. Basta echar una ojeada al sufrimiento colectivo que se observa en tantos puntos del globo torno para darnos cuenta de la importancia de este logro.

No sería mala idea de que los partidos en contienda, con la excepción del PIP, que en medio del fragor de la campaña ha sostenido una postura de dignidad y elegancia que merece encomio, evaluaran en un momento de mayor tranquilidad el grave daño moral y psicológico que le han infligido a nuestro clima político.

Es tal el grado de confusión que ha generado la contienda a golpes de centella entre los dos partidos dominantes que las encuestas de aspiración científica, por un problema de insuficiente tamaño de las muestras, no logran recoger adecuadamente la gran variación de opiniones, valoraciones y actitudes del electorado. Por lo tanto, llegamos al día de hoy con un alto grado incertidumbre respecto al resultado de las elecciones.

A mi juicio, el factor que decidirá la contienda será el intento del grueso de los electores de minimizar el riesgo político, económico y social para el país. Me inclino a pensar que el PPD ganará la Gobernación y la Comisaría Residente en Washington por el simple hecho de que, además de la solvencia intelectual y moral de sus candidatos, viene a ser la opción de menos riesgo, de más suave transición, de menor turbulencia en el contexto actual.

Tanto el estilo retador y la cuestionable trayectoria administrativa del Dr. Pedro Rosselló como la inverosimilitud y audacia económica y política de sus principales propuesta, saber: la reestructuración del sistema contributivo, una multitud de trenes y puertos, la implantación del crédito contributivo por ingreso devengado financiado con fondos locales, la restauración de la tarjeta de salud a más de un cuatro de millón de personas y la promoción de la estadidad a la trágala en cuatro año, detonarán un movimiento de reacción de amplios sectores del electorado que favorecerá significativamente al PPD.

Otro factor que será favorable para el partido incumbente será la distancia que media entre la supuesta crisis económica que describe el PNP y la realidad empírica de avance desde moderado hasta acelerado de la mayoría de los indicadores económicos agregados y mensuales.

El impresionante esfuerzo de análisis y reflexión sobre la situación y el futuro de Puerto Rico que se presenta en el programa del PIP y la magistral actuación de sus principales líderes en los debates políticos no superará la percepción (se puede argumentar que errónea) que tiene gran parte del electorado sobre los riesgos estructurales del camino de la independencia y la soberanía.


LA CONSISTENCIA DE LA POLITICA ECONOMICA
Diciembre de 2004

Los economistas estadounidenses Finn Kydland y Edward Prescott recibieron en Premio Nobel de Economía de 2004 por sus aportaciones fundamentales a dos áreas estrechamente relacionadas de la investigación macroeconómica.

El primer trabajo, publicado en 1977, tiene que ver con el diseño de la política macroeconómica, en el cual discuten las imperfecciones inherentes,particularmente los problemas de credibilidad, en el proceso de implantación de la política económica.

En segundo trabajo, redactado en 1982, fue una investigación sobre los ciclos económicos en el cual analizan en que medidas las variaciones en el desarrollo tecnológico, que ellos consideran la fuente principal de crecimiento económico a largo plazo, pueden llevar a fluctuaciones de corto plazo.

El primer trabajo presenta la tesis de que la política monetaria funciona mejor cuando las políticas monetarias y fiscales muestran consistencia en el tiempo. Los gobiernos pierden credibilidad—e influencia sobre la economía—cuando abandonan sus compromisos a largo plazo para resolver los problemas de corto plazo.

El segundo trabajo postula que los brotes de intensa actividad económica y las recesiones responden muy poco a la política monetaria o a cambios en la demanda agregada, sino que son mayormente el resultado de fluctuaciones en la tasa de crecimiento de la productividad, que, a su vez, son esencialmente determinadas por la velocidad de los mejoramientos en las tecnologías de producción.

Examinemos un poco mas fondo el primer trabajo, ya que, a todas luces, es el que mejor se vincula con la coyuntura histórica en que se halla Puerto Rico en este momento.

La principal preocupación de Kydland y Prescott es que muchas decisiones de política económica están sujetas a un problema de falta de consistencia en el tiempo. En respuesta a las exigencias del sector privado y a situaciones internas o externas cambiantes en el gobierno se ve tentado a cambiar los planes para responder a situaciones de emergencia, se reorientan los planes, se abandonan cursos de acción cuyos resultados no han sido evaluados a cabalidad, y se pierde la consistencia en el proceso de implantación de la política publica. En este contexto, el gobierno pierde credibilidad. El pueblo se percata de que tanto las políticas en vigor como las que se puedan diseñar e implantar en el futuro no necesariamente coincidirán con lo planteado por el gobierno.

No hay que forzar mucho la imaginación para darnos cuenta de que la tesis de la consistencia que desarrollaron Kydland y Prescott alude al problema principal que afrontamos en la actualidad en el proceso de transición política en Puerto Rico.

Toda una gama de programas y políticas publicas esta bajo evaluación en las áreas de salud, educación, seguridad, vivienda, pobreza, adicción a drogas, cooperativismo, desarrollo industrial, turismo, agricultura y otras igualmente significativas. En cada una de ellas surgen las mismas interrogantes respecto a los logros alcanzados, los recursos disponibles para continuar las actividades y la deseabilidad de continuar los esfuerzos para alcanzar las metas trazadas.

Se trata, sin duda de una tarea monumental que requiere grandes esfuerzos de parte del Comité de Transición y aportaciones sinceras, basadas en la mejor información disponible, de parte de los jefes de agencia y sus equipos de trabajo de la administración saliente.

Se requiere elevar las miras y pensar en el bienestar colectivo de Puerto Rico a largo plazo, no importa si el panorama político en la actualidad luce incierto.




2005



PRELUDIO DE UN DÚO CONCERTANTE
Enero de 2005

Existen en el repertorio clásico varias piezas maestras en las cuales dos instrumentos son protagonistas por igual, la más conocida de las cuales es el Gran Dúo Concertante, op. 48 de Carl María von Weber, que exige un delicado balance entre el clarinete y el piano.

Los intérpretes de estas obras deben tener gran destreza técnica y excelentes dotes musicales para lograr un diálogo armónico y la plena coherencia entre ambos instrumentos.

Se me ocurre pensar que los inquietantes resultados de las elecciones generales han dado paso a un potencial dúo concertante entre Aníbal Acevedo Vilá, en su calidad de Gobernador, y Luis Fortuño, el nuevo Comisionado Residente en Washington, que podría ser altamente beneficioso para el país, en un cuatrienio en que se augura una batalla campal entre el poder ejecutivo y el poder legislativo.

Por un lado, Aníbal Acevedo Vilá tiene una excelente formación académica, una vasta experiencia administrativa y legislativa, un conocimiento avanzado del funcionamiento del gobierno y un magistral dominio de la táctica y la estrategia que se requieren para operar con efectividad tanto en el caldeado y riesgoso ambiente político de la Isla así como en el complicado laberinto de Washington, DC. Se trata de una persona inclinada al diálogo, firme en sus principios pero flexible en sus métodos de trabajo y altamente comprometido con la meta de mejorar las condiciones económicas, sociales y políticas de Puerto Rico.

Por otro lado, Luis Fortuño, quien logró una brillante trayectoria académica, tuvo una experiencia administrativa breve pero extremadamente destacada en el gobierno y ha levantado un impecable expediente como abogado corporativo en el sector privado. Ante todo, se trata de un hombre muy prudente, conocedor a fondo de los conceptos más avanzados de planificación estratégica y cuyas destrezas gerenciales, a juzgar por sus aciertos en la Compañía de Turismo y en la Secretaría de Desarrollo Económico, son, a mi juicio, de calidad mundial.

Mis observaciones acerca de estos dos destacados puertorriqueños no las derivo de sus expedientes personales, que de por sí son muy impresionantes, sino de la experiencia práctica de trabajo con ellos, en etapas distintas de mi desempeño como servidor público y economista del sector privado.

En el verano de 1998, fui asesor en asuntos económicos de Aníbal Acevedo Vilá, cuando éste ocupaba un escaño en la Cámara de Representantes, y, desde mi puesto de Director de la Oficina de Análisis e Investigaciones Económicas del Banco Gubernamental de Fomento y más tarde como economista de la firma Estudios Técnicos, Inc. colaboré con Fortuño en diversos aspectos de la gestión de éste en el gobierno de Puerto Rico.

Las bases de diálogo y los planes y estrategias de acción conjunta que generen Acevedo Vilá y Fortuño serán elementos fundamentales en el nuevo ordenamiento político que está en gestación en Puerto Rico.

No se trata sólo de las iniciativas para lograr acceso a más fondos federales y hacer un uso más responsable de la masa de transferencia devengadas y unilaterales que recibe la Isla, sino también de la defensa de los interés locales en el contexto de la política económica y social trazada por la segunda Administración Bush y de la coordinación de las iniciativas de cambio de las relaciones jurídico-políticas entre Puerto Rico y Estados Unidos que puedan surgir durante el recién comenzado cuatrienio.


LA CONFIGURACIÓN DE LAS FUERZAS EXTERNAS
Febrero de 2005

A mediados del siglo pasado, T.W. Adorno, uno de los fundadores de la escuela filosófica de Francfort, hizo un análisis crítico de la columna de astrología del periódico Los Angeles Times. Se trató de un trabajo sumamente serio en el cual el autor llegó a la conclusión de que la popularidad de la astrología era un reflejo de la medida en que, en las sociedades capitalistas avanzadas, la vida de los individuos es condicionada por fuerzas externas, impersonales, sobre las cuales éstos no tienen control.

Una lectura de las noticias económicas más importantes en Estados Unidos y al nivel global durante la semana pasada me hizo recordar que la economía de Puerto Rico está sujeta al impacto de significativas fuerzas externas cuya configuración está fuera de nuestro control pero es determinante de las posibilidades de avance de nuestro orden productivo.

Examinemos brevemente algunos de los componentes de nuestro horizonte que habrán de dictar buena parte de la actuación futura de la economía de Puerto Rico.

El producto bruto interno de Estados Unidos aumentó a una tasa anual de 3.1% en el tercer trimestre de 2004, unas nueve décimas de punto porcentual menos que en el trimestre previo y medio punto porcentual menos de lo esperado por los pronosticadores. La acentuación del déficit de comercio exterior causó tal desaceleración.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo está inclinada a dejar las cuotas de producción inalteradas, lo que implica la prolongación de los altos precios del crudo. Aún más: existe la posibilidad de algunos de sus países miembros se inclinen a aumentar los precios del petróleo, que ya rondan los $50 por barril, mediante recortes modestos en la producción del crudo.

La perspectiva a corto plazo de déficit presupuestario del gobierno federal de Estados Unidos se ha agravado debido al impacto de mayores gastos militares y de nuevas concesiones contributivas. La Oficina de Presupuesto del Congreso pronostica que tal déficit podría montar a $427 billones, en comparación con un estimado original de $368 billones.
La combinación de un déficit presupuestario muy alto y un déficit de comercio exterior en gigantesco ascenso en Estados Unidos es un asunto tan preocupante que las Naciones Unidas, en un informe que publicó recientemente, indicó que estaba poniendo en peligro el balance de la economía global.

La Reserva Federal se prepara para adoptar un nuevo incremento en las tasas de interés de corto plazo en la reunión que tendrá mañana, con miras a mantener la inflación bajo control. De junio a diciembre de 2004, tanto la tasa de fondos federales como la tasa de descuento, aumentaron en 1.25 puntos porcentuales.

El debilitamiento del dólar frente al euro, el yen, el yuan y otras monedas dominantes fue el tema de mayor importancia en el Foro Económico Mundial que se celebró la semana pasada en Davos, Suiza.

China emerge como un superestado tecnológico, y constituye ya un verdadero reto para la supremacía que Estados Unidos tiene en esa área.

Sin duda una de las primeras tareas que afronta el equipo económico del nuevo gobierno es hacer un cuidadoso análisis del impacto que tales factores del entorno mundial pueden tener en nuestra economía, de manera que el Gobernador y la Legislatura, en la proporción que las circunstancias y los instrumentos de política pública disponibles lo permitan, puedan responder a tales realidades.


LOS DESVARÍOS DE LA INFLACIÓN
Marzo de 2005

Recientemente el Departamento del Trabajo y Recursos Humanos (DTRH) terminó un estudio sobre los ingresos y gastos de las familias cuyos resultados permitirán corregir un severo sesgo que ha venido reflejando, especialmente desde 1995, la medición de la inflación en Puerto Rico.

En efecto, en vista de que el componente de alimentos y bebidas de la canasta de bienes, que aún se usa para medir la inflación, tiene un peso extremadamente alto, lo cual era correcto hace 28 años cuando se llevó a cabo el penúltimo estudio sobre los patrones de gasto de las familias. No obstante, no corresponde con la conducta de los consumidores en la fase actual de más avanzado desarrollo económico. La aceleración de los precios de los alimentos y bebidas en años recientes ha halado la inflación en forma desproporcionada.

Basta citar algunos ejemplos para darnos cuenta del problema que afrontamos: en el año fiscal 2004 el componente de alimentos y bebidas creció en 15.8%, lo que contribuyó a un alza de 8.9% en la inflación; más recientemente, en el segundo trimestre del pasado año natural, el componente de alimentos y bebidas tuvo un alza de 21.5%, que indujo al incremento de 13.8% en la inflación. Desde julio de 2003 hasta diciembre de 2004, el crecimiento del componente de alimentos estuvo en el recorrido de 12.9% a 33.1%, siendo este último el alza de diciembre de 2004; en el año calendario 2004, la inflación tuvo un avance de 12.0%, en comparación con 7.9% en año previo, bajo la influencia de un alza de 19.5% en los precios de los alimentos y las bebidas.
Tanto la aceleración de los precios del petróleo como la de los productos energéticos han aportado al avance de la inflación en esos periodos, pero en menor proporción que los alimentos y las bebidas.

El problema sería de fácil solución si el DTRH pudiera hacer los ajustes estadísticos de inmediato, pero lamentablemente se trata de un proceso que requerirá un periodo relativamente prolongado de trabajo, que incluye la revisión de las series históricas de precios y múltiples procesos de análisis y pruebas econométricas.
Entretanto, el DTRH podría adoptar una de las siguientes líneas de acción: suspender temporalmente la publicación del índice de precios, lo cual tal vez sea lo mejor desde el punto de vista científico, pero de plano está descartado por sus implicaciones negativas (legales e institucionales); estimar y publicar un índice paralelo de inflación que excluya el componente de alimentos y bebidas; o calcular y publicar un índice de inflación medular que excluya los dos componentes más volátiles del índice de precios, los alimentos y la energía.
 
Cualquiera de los últimos dos podría considerarse, por el momento, como el índice oficial de inflación en Puerto Rico.

Nuestra preocupación por este asunto no es caprichosa. Por un lado, la publicación de resultados distorsionados y que todo el mundo sabe que son inverosímiles, es una fuente de embarazo para el DTRH. Por otro lado, el carácter oficial de índice actual puede inducir a reclamos de ajuste salarial en toda la estructura de empleo que no corresponden a la realidad de precios de la economía y que de por sí, si se convierten en realidad, podrían aportar a la aceleración de la inflación que sea fruto, no de los factores económicos reales, sino de una medición errónea del indicador.


LA REFORMA PERPETUA
Abril de 2005

A mediados del siglo pasado, en los albores de la teoría de la planificación estratégica, M. Meyerson y E.C. Banfield, en un libro titulado Politics, Planning and the Public Interest, descubrieron una las grandes paradojas de la política pública. Según ellos, parece existir un proceso de selección natural que lleva a las posiciones de poder decisional a personas temperalmente incapaces de reflexionar, miopes respecto a los aspectos generales de los asuntos, incapaces de ver los elementos de una situación en sus mutuas relaciones y carentes de una perspectiva de largo plazo.

Una lectura cuidadosa del excelente libro Impuestos en Puerto Rico: Treinta años de experiencias y estudios, que publicó recientemente el doctor Ramón Cao García, me hace pensar que la paradoja antes señalada ha operado con implacable rigor en la trayectoria histórica del sistema contributivo de Puerto Rico.

Con admirable paciencia y plena claridad expositiva, el doctor Cao García describe el desarrollo del sistema tributario de Puerto Rico desde 1950 hasta el presente. Luego de una discusión teórica general sobre los principios generales de tributación, examina cada una de las etapas significativas por las cuales ha pasado nuestro sistema impositivo: la evolución del 1950 al 1990, con discusiones en detalle de las reformas de 1975 y 1987; la reforma contributiva de 1994; los cambios en la legislación fiscal que se introdujeron de 1995 a 2001; y las posibilidades de reestructuración que se contemplan en la actualidad. De igual modo, inserta digresiones muy acertadas acerca de dos temas centrales: el auge y la caída de la Sección 936 y el control de la evasión contributiva en la Isla.
En cada caso, el autor discute los precedentes de la acción reformadora, examina los componentes del cambio propuesto y analiza las consecuencias de la acción ya sea en términos del impacto global sobre los recaudos o del mejoramiento de la equidad, la eficiencia y la asignación de recursos en la economía. Los argumentos están apoyados por datos puntuales que colocan en perspectiva histórica tanto los ingresos tributarios por categoría como las variables macroeconómicas con las cuales éstos se vinculan, tales como el producto bruto real, el ingreso personal, el empleo total y la tasa de desempleo.

El resultado neto después de tres décadas de ajustes, reajustes e intentos de reestructuración es un sistema contributivo que aún genera gran insatisfacción entre los contribuyentes y las empresas, adolece de severas incongruencias y comienza a dar muestras de ser incapaz de allegar la base de recursos que necesita el gobierno para sostener sus programas.
De ahí que el autor concluya que es conveniente lograr los consensos sociales para reformar el sistema a luz de una visión de futuro de la economía y la sociedad, revisar criterios y objetivos generales y reevaluar el peso o participación de los principales componentes del mismo, a saber la tributación al consumo, al ingreso personal y al ingreso corporativo, los arbitrios y los derechos y licencias.

Los alemanes suelen decir que en el lugar del peligro está la salvación. El doctor Cao García ofrece en su libro una valiosa base analítica que constituye una aportación importante a la tarea que afrontamos los puertorriqueños de diseñar un sistema impositivo que sea producto de la reflexión, atienda la perspectiva general de la economía, sea internamente consistente y logre sostenerse en el largo plazo.



LA NEUROECONOMÍA. UNA CIENCIA HÍBRIDA
Mayo de 2005

La neuroeconomía es una novedosa disciplina académica que aspira a cerrar la brecha entre la teoría económica y la investigación neurocientífica sobre la conducta humana relacionada con la toma de decisiones y la formación de juicios.

Se trata de un campo de encuentro de economistas, expertos en mercadeo, neurólogos, psicólogos y psiquiatras que pugnan por entender con precisión y exactitud los procesos que ocurren en el cerebro cuando las personas están tomando decisiones bajo condiciones de riesgo e incertidumbre y se ven obligadas a escoger entre la gratificación en el presente o la obtención de beneficios a largo plazo.

La investigación se extiende a los procesos de formación de expectativas, el diseño en implantación de planes y las actividades de cooperación, producción e intercambio de bienes y servicios. De igual modo, se analizan las interacciones entre la motivación, las emociones, la confianza, el compromiso y los patrones de adicción que de un modo u otro explican la conducta de las personas en los mercados.

Los métodos experimentales de la nueva ciencia incluyen imágenes por resonancia magnética o neuroimágenes, perfiles genéticos, manejos psicofarmacológicos, medidas de conducta, pruebas psicológicas y análisis químico de la sangre.

Luego de un modesto comienzo a fines de la década pasada, el tema de la neuroeconomía ha experimentado un vertiginoso desarrollo que incluye la celebración de tres conferencias a escala global, el desarrollo de cursos especializados en prestigiosas universidades, la proliferación de investigaciones de laboratorio, particularmente en Estados Unidos, Alemania e Inglaterra, la publicación de artículos técnicos en revistas académicas y la preparación de artículos de carácter liviano en diversos periódicos y revistas. El más notorio de éstos últimos apareció en la revista Business Week en el número correspondiente al 28 de marzo del año en curso, bajo el sugestivo título de Why Logic Often Takes a Backseat.

Las aspiraciones de la nueva ciencia no pueden ser más ambiciosas: darle a la economía un nuevo marco teórico y una base empírica más firme y más precisa y facilitar la construcción de instituciones económicas que sean extensiones más efectivas de la capacidad de nuestras mentes para el intercambio económico y social.

Una breve relación de las principales investigaciones de laboratorio que se están llevando a cabo en diferentes partes del mundo es suficiente evidencia del enorme potencial de la nueva disciplina: análisis de las preferencias de los consumidores por marcas comerciales; la forma en que las emociones influyen sobre los precios de las acciones en los mercados bursátiles; análisis de personalidad de los inversionistas y especuladores en la bolsa de valores; estudios sobre los procesos de decisión de las personas normales en comparación con las personas que padecen de esquizofrenia; el papel de las hormonas asociadas con la tensión psicológica en la memoria social y la confianza interpersonal; factores genéticos que explican la conducta de los jugadores compulsivos; y el uso de la neuroeconomía en el mejoramiento del diseño de la política pública.

Es demasiado temprano para trazar un juicio categórico sobre los logros y el potencial de desarrollo de este nuevo campo del saber. Lo cierto es que se abre ante nosotros un mar sin cartas de navegación, un intrigante y bravo mundo en el cual los economistas tal vez tengan la oportunidad de solucionar algunas de las polémicas en las cuales han estado inmersos por siglos.


EL PAPEL DEL GOBIERNO EN LA ECONOMÍA
Junio de 2005

El proceso de adiestramiento de los legisladores en Puerto Rico debería incluir como elemento esencial un breve curso sobre el uso del Informe Económico al Gobernador como fuente de información y guía para la toma de decisiones.

Una de las secciones de dicho curso podría ser una descripción del papel que juega el Gobierno en la economía de Puerto Rico. De este modo, los legisladores serían más conscientes de los costos asociados con la demora en la aprobación de legislación estratégica, de la reducción de expectativas que implica la vacilación con respecto al presupuesto que ha de regir en el año fiscal y de la incertidumbre que crea la postergación indefinida de la confirmación de nombramientos en el Gabinete.

A lo anterior habría que sumar el desarrollo de una mejor percepción del riesgo que implica en la evaluación del crédito de Puerto Rico la existencia de una situación de desasosiego respecto a las bases financieras del sector público.
Basta citar algunas cifras básicas que se pueden obtener en el apéndice estadístico del documento aludido para dar una idea de los beneficios potenciales de ese ejercicio.


En el año fiscal 2003, los gastos de consumo del gobierno central ascendieron a $7,268.2 millones, a precios corrientes, y fueron el 15.3% del producto bruto.

En ese año, del total de inversión interna bruta de capital fijo, que ascendió a $11,408.6 millones, el gobierno central y las corporaciones públicas generaron $6,325.9 millones, el 55.4%, en la forma de proyectos de construcción y adquisición de maquinaria y equipo que, a su vez, vino a ser el 13.4% del producto bruto.
Es decir, sin tomar en cuenta los municipios, el Gobierno del Estado Libre Asociado es responsable del 28.4% del producto bruto del país.
La compensación a empleados del gobierno central y los municipios en ese periodo ascendió a $7,146.8 millones, el 18% del ingreso neto total que ascendió a $38,229.1 millones.

Los pagos de transferencia del gobierno central y los municipios a las personas montaron a $3,117.6 millones, el 7.2% del ingreso personal, que fue de $43,638.8 millones.

La deuda pública bruta de Puerto Rico alcanzó un nivel de $30,781.2 millones y creció a una tasa anual promedio de 8% de 1994 a 2003, en comparación con un alza promedio de 6.5% del producto bruto nominal durante igual periodo.

Según la Encuesta de Viviendas, el empleo en el Gobierno en su totalidad ascendió a 274,000, el 22.3% del empleo total de la Isla.
Por la misma vena, no sería mala idea que al menos una vez al mes los legisladores recibieran un informe del estado de situación de la economía, para lo cual sería muy útil el enorme caudal de datos mensuales sobre el mercado de trabajo, la producción manufacturera, el turismo, la actividad de construcción, las operaciones de los bancos, las variaciones de los precios, el movimiento del comercio exterior y otras dimensiones igualmente importantes.

El resultado neto de estos esfuerzos podrían ser legisladores más sensitivos a las realidades y urgencias económicas significativas del país, más inclinados a utilizar productivamente la privilegiada oportunidad que tienen de ayudar a diseñar el marco legal que haga más efectivo el diseño e implantación de la política pública y menos propensos a tolerar que la visión partidista estrecha sea un obstáculo para servirle a plenitud a sus constituyentes.


LA IMPORTANCIA DEL CLIMA DE INVERSIÓN
Julio de 2005

La batalla del presupuesto y las intensas luchas por el poder de decisión en todas las ramas del gobierno que se están librando en Puerto Rico, levantan una cortina de humo que no permite ver con claridad aspectos de nuestra realidad económica y social que son más importantes a largo plazo.

Uno de esos aspectos vitales es el clima de inversión. Tanto investigaciones recientes del Banco Mundial como nuevas corrientes de análisis desde la óptica microeconómica señalan la importancia de mejorar el clima de inversión para estimular el crecimiento de la actividad económica, aumentar la productividad de los recursos y el nivel de empleo agregado.

Las empresas, ya sean grandes compañías de proyección internacional o negocios locales medianos o pequeños, evalúan la situación actual y las perspectivas del clima de inversión cuando planifican sus operaciones y diseñan sus planes de expansión, tomando en cuenta los riesgos, los costos y las barreras a la competencia.

No empece a la tendencia global a reducir el tamaño del gobierno y la ingerencia de éste en el proceso económico, las investigaciones del Banco Mundial recalcan el papel central del sector público en la forja del clima de inversión, que no es otra cosa que un fino tejido de elementos que van desde las políticas y conductas gubernamentales relacionadas con la reglamentación, la tributación y la protección de los derechos de propiedad, hasta el grado de avance de la infraestructura, el funcionamiento de las finanzas y los mercados y el grado de ordenamiento de la sociedad.

En este contexto, tienen particular interés la consistencia y equidad del sistema contributivo, la eficacia del sistema de generación de electricidad, la facilidad para empezar negocios, las destrezas cognoscitivas y técnicas de la población, la rapidez con que las cortes resuelven las disputas y la transparencia del diseño e implantación de la política pública.

Según las investigaciones del Banco Mundial, las cinco restricciones más importantes para el logro de un adecuado clima de inversión son la incertidumbre respecto a la política pública, la inestabilidad macroeconómica, las inequidades y cambios abruptos en la estructura contributiva, la corrupción y el acceso limitado y alto costo del financiamiento.
Un buen clima de inversión provee las oportunidades para las familias, las firmas privadas, las organizaciones sin fines de lucro y los organizaciones laborales y de otra naturaleza que desarrollen sus actividades productivas a plenitud, generen empleos y expandan sus horizontes hacia la economía global.

De ahí que una de las tareas prioritarias que afrontamos en Puerto Rico sea reparar el grave daño que la incertidumbre política, el mal manejo de las finanzas públicas y la pérdida de credibilidad en la eficacia de la gestión gubernamental, le han infligido a nuestro clima de inversión.

Afortunadamente, como indica Michael Porter, el mejoramiento del clima de inversión no es una carrera corta sino un maratón. Se trata de un proceso continuo que exige ajustes en la política pública, reformas y cambios en una gran diversidad de frentes de acción y la creación de bases de datos que permitan evaluar los resultados de las estrategias implantadas.

Ante todo, es necesaria la formación de consensos a favor de la construcción de una sociedad puertorriqueña más productiva, que pueda lograr mejor calidad de vida y niveles de competitividad económica que nos permitan colocarnos a un nivel que corresponda con nuestro verdadero potencial colectivo.


EL RIESGO DE RECESIÓN ECONÓMICA EN PUERTO RICO
Agosto de 2005

La pregunta que tenemos que contestar los economistas en la coyuntura histórica actual no puede ser más difícil: ¿existe la posibilidad de que se observe una recesión en Puerto Rico en el futuro inmediato?

Desde que Puerto Rico inició su proceso de crecimiento y desarrollo económico a principios de la década de los 50, sólo hemos experimentado dos episodios recesionarios, a mediados de la década del 70 y a principios de la década del 80. En ambos casos debido a crisis internacionales que llevaron a alzas significativas en el precio del petróleo, las cuales a su vez produjeron recesiones en Estados Unidos y en la mayoría de las demás economías altamente industrializadas.

A principios de la década del 90, de nuevo a causa de una crisis petrolera, en este caso asociada con la Guerra del Golfo Pérsico, Puerto Rico pasó por un breve periodo de lento crecimiento, pero tuvo una recuperación modesta que impulsó la economía hasta 1996, año en que la eliminación de la Sección 936 debilitó la base estructural de la manufactura.

En la medida en que la salida de fábricas y la pérdida de docenas de miles de empleos en la manufactura fue contrapesada por una ola gigantesca de inversiones en infraestructura, la economía avanzó a paso firme hasta principios de la década actual, cuando los eventos del 11 de septiembre del 2001 produjeron una gran conmoción en la actividad económica en Estados Unidos, cuyo efecto de contracción se extendió a Puerto Rico.
Desde entonces nuestra economía ha seguido en ritmo ascendente, bajo el estímulo de un crecimiento relativamente fuerte en Estados Unidos, aumentos en las exportaciones manufactureras y diversos programas de inversión en infraestructura, viviendas de interés social y desarrollo comunal del gobierno, aún cuando en los últimos dos años ha habido un acentuado repunte de los precios del petróleo.

En la actualidad, aparecen por primera vez en nuestra historia reciente un conjunto de realidades de factura local que, combinadas con alza en los precios del petróleo, elevan la probabilidad de que se observe una recesión no sólo profunda, sino también prolongada.
En efecto, la devaluación del crédito de Puerto Rico, la controversia sobre el presupuesto del año fiscal entrante, la acciones planeadas de reducir en forma voluntaria al principio, la jornada de trabajo de los empleados públicos y de restringir el gasto público, la avalancha de aumentos en los precios de productos y servicios básicos: agua, peajes, alimentos, gasolina y otros, la crisis política debido a las diferencias de criterio entre el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo y, ante todo, la incrementada desconfianza del pueblo respecto a la gestión del gobierno que se suponía fuera compartido, crean un clima que aumenta el riesgo de recesión y genera un marco muy poco propicio para el desarrollo de estrategias antirrecesionarias.

El contexto de una economía de Estados Unidos que crece a una tasa mucho más alta de lo esperado, será favorable, pero se necesitarán grandes esfuerzos y sacrificios de la ciudadanía y acciones concertadas entre las diferentes ramas del gobierno para lograr que la recesión, que parece inevitable, sea llana y corta y logremos recuperar un ritmo de avance económico que verdaderamente corresponda con nuestras capacidades y talentos.


LAS REVELACIONES DE KATRINA
Septiembre de 2005

La furia destructora del huracán Katrina no solo dicto una amarga lección sobre la importancia de prestarle más atención a los eventos naturales y sus consecuencias, sino que expuso en forma dramática una gran variedad de deficiencias del proceso del proceso político, de los programas de manejo de emergencias y del sistema de planificación económica de Estados Unidos.

Primero, corroboro las persistentes preocupaciones sobre la capacidad del sistema de control de inundaciones de la ciudad de Nueva Orleáns para resistir el embate de un huracán de grandes proporciones. La falla en asignar recursos económicos para fortalecer los diques de la ciudad, una necesidad reconocida por décadas, produjo la mayor catástrofe urbana en la historia de Estados Unidos.

Segundo, puso de manifiesto la pobre coordinación entre el Gobierno Federal y los estados para lidiar con desastres naturales de tanta magnitud. La falla en evacuar la ciudad a tiempo aun cuando había un pronostico claro en cuanto a la trayectoria del huracán, el hecho de que miles de personas no salieron de la ciudad sencillamente porque no disponían de los medios de transportación adecuados para hacerlo, las demoras en la provisión de ayuda a los damnificados y en lidiar con las personas que buscaron albergue en las diversas zonas impactas por la tormenta, no guarda correspondencia con la imagen de Estados Unidos como el país económicamente mas avanzado del mundo. Ni siquiera los militares, de quienes se espera mayor eficiencia en condiciones extremas, pudieron responder con eficacia al clamor de personas en alto riesgo de morir ante el avance de las aguas y por la falta de comida, agua y medicinas.

Tercero, puso de manifiesto el riesgo de concentrar en la Zona del Golfo una proporción tan alta del sistema de producción y distribución de gasolina. El azote de la tormenta interrumpió severamente los envíos de gasolina en todo el país, indujo un descontrolado aumento en los precios de la gasolina y mino la confianza de los consumidores tanto en lo que respecta a un retorno temprano a precios más razonables, sino en cuanto a la disposición de inventarios normales en las gasolineras. En una situación en que la escasez de refinerías era el cuello de botella de la industria energética, al menos ocho facilidades quedaron fuera de operación en el área del Golfo.

Ante todo, el huracán revelo la terrible incompetencia
del Presidente Bush, que se mueve atolondrado de un lugar a otro, mostrando gran compasión por las victimas, pero muy poco disposición y capacidad para desarrollar un plan a largo plazo para responder a las poderosos retos que plantea la recuperación de Nueva Orleáns, la rehabilitación económica de las zonas devastadas y la reestructuración de la deficiente burocracia federal que brega con las consecuencias de los desastres naturales.

Finalmente, la lección suprema del huracan Katrina fue la exposicion del riesgo que Estados Unidos se corre al asignar volumenes inauditos de dinero al financiamiento de campanas militares de dudosa validez que, en el momento critico, han faltado para mejorar la infraestructura del pais, proteger a los ciudadanos de riesgos previsibles y proveer sistema de ayuda adecuados a la ciudadania en general en situaciones de emergencia.

Dadme la verdad y os dare el mundo, nos dijo Hostos. Las verdades que reveló el huracán Katrina están ante los ojos de todos.


LA CIENCIA FUNESTA
Octubre de 2005

Por lo general se reconoce que fue Thomas Carlyle, el gran historiador escocés del siglo XIX, quien bautizó la economía (o a la economía política como se conocía entonces) como la ciencia funesta. El adjetivo que él uso en inglés fue dismal, cuyos otros equivalentes es español son, entre otros, triste, aciaga, horrenda y espantosa.

Hasta hace poco se pensaba que Carlyle usó tal término como una reacción a los pronósticos pesimistas de Robert Malthus respecto al crecimiento descontrolado de la población y sus consecuencias o bien en respuesta a la teor‎ía del estancamiento secular enunciada por David Ricardo, que eran dos líneas de pensamiento económico dominantes a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX.

No obstante investigaciones bibliográficas recientes han demostrado que en realidad Carlyle usó la famosa expresión en el contexto de un debate que tuvo con el gran economista clásico John Stuart Mill en torno a la relación entre los dueños de plantación blancos y los trabajadores negros en las Indias Occidentales.

Aunque hoy nos parezca inaudito, Carlyle, un formidable intelectual cuyos obras completas se recogen en 30 volúmenes, traductor de Goethe e historiador de la Revolución Francesa, era partidario del régimen esclavista y creía en las leyes de servidumbre deberían tener prioridad sobre la ley de demanda y oferta, en mercados en que los trabajores fueran libres, que promulgaban los economistas.

A estos efectos, el profesor Robert Dixon, de la Universidad de Melbourne, se dio a la ingente de rastrear el término ciencia funesta en toda la vasta obra de Carlyle. Lo vino a encontrar en un artículo que éste publicó en diciembre de 1849 en una revista titulada Fraser´s Magazine. Se trata de un análisis sobre la situación laboral en las Indias Occidentales donde los dueños de plantación blancos se estaban quejando de que después de la emancipación de los esclavos no lograban obtener suficiente mano de obra a los salarios y condiciones de trabajo vigentes. Carlyle adelantó el punto de que el trabajo es moralmente edificante y sugirió que si los obreros negros no querían trabajar por los salarios vigentes deberían ser obligados a hacerlo.

De acuerdo con Carlyle, aquellos que argumentan que las fuerzas de la demanda y la oferta en vez de la coerción física deben regular los mercados son los proponentes de una ciencia social que podría llamarse desolada, aterradora, funesta.

En el número subsiguiente de esa misma revista, Stuart Mill respondió a los argumentos de Carlyle, señalando que la ley del más fuerte había sido combatida por todos los grandes maestros de la humanidad. Ante todo, expresó su repudio al señalamiento de Carlyle de que por derecho divino unos hombres nacen para ser amos y otros para ser esclavos y le reprochó que se prestara a ofrecerle apoyo a la institución de la esclavitud en un momento en que comenzada el conflicto decisivo entre el derecho y la iniquidad.

En este proceso la ciencia económica se ganó un mal nombre, pero una de sus figuras cimeras, el pensador que hizo la síntesis del teoría económica clásica y autor del más respetado ensayo sobre la naturaleza y alcance de la libertad, se llevó el mérito de defender la dignidad humana en un momento decisivo.

Eso fue precisamente lo que con tanta honra lograron hacer los abolicionistas puertorriqueños en el siglo XIX.


EL SUCESOR DE GREENSPAN
Noviembre de 2005


No hay nada peor que venir a cantar después de Frank Sinatra, solían decir los estadounidenses cuando éste se hallaba en su pleno apogeo.

Algo similar ocurre en el caso de la sucesión de Alan Greenspan como presidente del Sistema de la Reserva Federal. Casi dos décadas de excelencia en la conducción de la política monetaria, sabiduría profunda en la respuesta a los más implacables retos nacionales e internacionales, carisma intelectual y profesional impecables, prestigio, integridad y autoridad moral indiscutibles: tal es el legado de Alan Greenspan.

Advenir a un puesto que algunos consideran que convierte al incumbente en uno de las personas más poderosas del mundo y ser el sucesor de una figura legendaria cuyo desempeño no pudo haber sido más encomiable, es el reto que afrontará el profesor Ben S. Bernanke, nombrado por el presidente Bush para ocupar tal alto cargo y sujeto a la confirmación del Senado.
Las credenciales de Bernanke son impresionantes: obtuvo su doctorado en Economía en MIT, luego de graduarse de Harvard; fue profesor y director del Departamento de Economía de Princeton; es un destacado macroeconomista que ha hecho aportaciones teóricas y ha realizado investigaciones de gran mérito en los campos de política monetaria e historia económica; fue editor de American Economic Review; fue miembro de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal; es autor de varios libros, incluyendo dos libros de texto y de una gran variedad de artículos; y en la actualidad es Presidente del Consejo de Asesores Económicos del Presidente.

Basta darle una ojeada a los discursos que pronunció Bernanke cuando era gobernador de la Reserva Federal para percatarnos de la profundidad intelectual, el pleno dominio de la teoría económica, de las fuentes de datos y de los recursos de información que tiene el nominado. En ellos diserta con gran autoridad sobre temas tan variados como la perspectiva económica global, la productividad, la relación entre la política monetaria y el mercado de acciones, y el vínculo entre el ahorro global y el déficit de cuenta corriente de Estados Unidos, y la recuperación sin creación significativa de empleos que se observó en ese país en el cuatrienio de 2000 a 2004.
Bernanke se ha comprometido a darle continuidad a la política y estrategias de gerencia monetaria de la era de Greenspan, aunque su historial apunta hacia ciertas divergencias en lo que respecta a la fijación de metas para la inflación. Contrario a Greenspan, el nominado es partidario de la fijación de metas para la inflación, lo cual implicaría la entrada a un terreno de alto riesgo y de maniobra mucho más precisa para las autoridades monetarias.

De ningún modo se pueden subestimar los retos económicos con los cuales tendrá que lidiar Bernanke, que incluyen las dificultades presupuestarias del Gobierno Federal, el monstruoso déficit de comercio exterior, las presiones inflacionarias que está generando el alza en los precios del petróleo, las exigencias de estabilidad de la inflación que plantea la comunidad financiera y, ante todo, el imperativo que mostrar que tiene independencia de criterio a al hora de lidiar con los planteamientos de acción monetaria que puedan provenir de la Casa Blanca.

Ante todo, Bernanke tendrá la oportunidad de demostrar, de una vez y por todas, que los economistas académicos son capaces de afrontar los más angustiosos retos del mundo real.



LA POLÍTICA MONETARIA EUROPEA
Diciembre de 2005

En un pintoresco testimonio que presentó el 8 de julio de 1958 ante un subcomité del Senado de Estados Unidos que estudiaba la exención del béisbol de las leyes antimonopísticas, el legendario Casey Stengel, entonces dirigente de los Yankees de Nueva York, expresó su asombro ante el hecho de que en Japón quisieran jugar el béisbol con dedos cortos y con bolas del tamaño normal y que aún así aspiraran a competir.

Cuando leí que el Banco Central Europeo (BCE) subió su tasa de interés primaria (también llamada tasa de refinanciamiento) por primera vez en cinco años, de 2.00% a 2.25%, se ocurrió que la curiosa frase de Stengel, una mezcla de agudeza expresiva, sesgada percepción étnica y cortedad de miras (si tomamos en cuenta los extraordinarios logros que ha alcanzado los peloteros japoneses en años recientes en las Grandes Ligas) podría modificarse para que lea: en Europa están desarrollando la política monetaria a base de diminutos y poco frecuentes ajustes en las tasas de interés y aún así esperan controlar la inflación y mantener la competitividad de las economías de la zona de 12 naciones donde el euro es la moneda compartida.
La última vez que el BCE aumentó su tasa de interés fue el 6 de octubre de 2000, cuando la elevó de 4.5% a 4.75%. Luego la disminuyó en varias ocasiones hasta que llegó a 2.00%, nivel en el que ha permanecido desde junio de 2003.

Una de la justificaciones de la movida del BCE fue que en septiembre de 2005 la inflación tuvo un avance de 2.6% en comparación con un alza de 2.4% en el mismo mes del año anterior.

Ahora bien, son tan sensitivos los agentes económicos europeos ante los cambios en la política monetaria que aún ese minúsculo aumento generó preocupaciones en cuanto el impacto que puede tener sobre la recuperación que se ha observado en el área en los últimos dos años.
Así, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico inmediatamente señaló que, unido a diversos desbalances globales, incluyendo el inmenso déficit de comercio exterior de Estados Unidos, la movida del BCE era un obstáculo a la aceleración del crecimiento económico mundial. Esta influyente organización, cuyos esfuerzos de investigación económica son notorios, le atribuye la recuperación de la Zona del Euro a las bajas tasas de interés, la reducción en la valoración del euro y una firme expansión de las exportaciones.

De igual modo, Jean-Claude Juncker, Primer Ministro de Luxemburgo, quien preside el grupo de ministros de finanzas de la Zona del Euro, indicó que el BCE debería ser consciente del peligro de subir las tasas de interés, mientras que Dominique de Villepin, el Primer Ministro de Francia, comentó que no se debe hacer nada que menoscabe el crecimiento en Europa.
A modo de contraste, desde junio de 2004 al presente, la Reserva Federal de Estados ha aumentado la tasa de fondos federales en once ocasiones, siempre en saltos minúsculos de un cuarto de punto porcentual, de 1.25% a 4.00%.

Tal vez las respuestas tan intensas a la acción monetaria del BCE se deba a que su tasa de interés estuvo petrificada por tanto tiempo que se convirtió en un punto de referencia que parecía superar toda clase de presiones hacia al alza, aún aquellas que provenían de los volátiles mercados energéticos.

Todo cambia, hasta la política monetaria europea.



2006


CONVERGENCIAS Y DIVERGENCIAS
Enero de 2006

La encuesta anual de perspectivas económicas de la revista Business Week se ha convertido en una especie de deporte intelectual en el cual compiten 54 economistas del sector privado.

Se trata de un arduo ejercicio que exige que los participantes no sólo ofrezcan sus pronósticos acerca del crecimiento del producto interno bruto real en cada uno de los trimestres del año entrante y con respecto al cuarto trimestre del año anterior, sino también su anticipación de los crecimientos anuales de las ganancias de operaciones de las empresas, la tasa de inflación, y los niveles al cierre del año entrante de la tasa de fondos federales, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años, la tasa de desempleo y el precio del petróleo. De igual modo, como si lo anterior fuera poco, se les pide que hagan comentarios sobre los principales factores que pueden influir sobre la conducta de la economía.

Las participantes en encuesta se desempeñan en toda suerte de instituciones: bancos, casas de corretaje, compañías de seguros, asociaciones profesionales, centros de investigación económica, firmas de asesoramiento económico y financiero, operadores de la bolsa de valores y otros.

El consenso que surge de la encuesta apunta a crecimiento firme pero en continua descaleración del producto interno bruto real a medida que avanza el 2006, comenzando con 3.7% en el primer trimestre y terminando con 3.1% en cuarto trimestre, con un alza de 3.3% en el cuarto trimestre con respecto a igual periodo del año anterior. De igual modo, se anticipan alzas de 7.0% en las ganancias de operaciones, un crecimiento de 2.5% en la inflación al nivel del consumidor, una tasa de fondos federales de 4.73%, un rendimiento de 5.02% en los bonos del Tesoro a 10 años, una tasa de desempleo de 4.9% y un precio del petróleo ascendente a $53.83 por barril.

Los participantes muestran significativa convergencia con respecto a la trayectoria futura de todas las variables señaladas, con la excepción de las ganancias de operaciones y la tasa de crecimiento de la inflación. Más específicamente, el coeficiente de variación de éstas dos últimas sobrepasa el nivel de 25%, en comparación con valores menores de 20% en todas las demás variables. De paso, la variable que menos divergencia produce es la tasa de fondos federales, cuyo coeficiente de variación es apenas 5.4%.

Por lo general, a juzgar por los resultados de un análisis de correlación entre los pronósticos, los economistas que anticipan menor crecimiento de los precios del petróleo son los más optimistas en cuanto al crecimiento de la economía, la reducción de la tasa de desempleo y el control del proceso inflacionario.

El ganador de esta singular competencia en el año pasado fue Constantine G. Soras, economista de la firma Verizon Communications Corporation, quien también es consultor económico de la firma de corretaje GunnAllen Financial.

Entre los factores de riesgo para el cumplimiento de los pronósticos que identificaron los economistas están la posibilidad de que las autoridades monetarias decidan actuar más firmemente contra la inflación, mediante alzas más elevadas de lo esperado en las tasas de interés, la detención del auge en los valores de las viviendas y en los refinanciamientos de éstas y el debilitamiento del crecimiento económico en Europa debido al alza reciente en la tasa de interés del Banco Central Europeo.


EL IMPERATIVO CREATIVO
Febrero de 2006

En su libro Capitalismo, Socialismo y Democracia, publicado en 1942, Joseph A. Schumpeter, el gran economista austriaco, presentó por primera vez el concepto que habría de convertirse en el eje central de su pensamiento: la destrucción creativa.

Ese contradictorio término se refiere al proceso de cambio continuo en el sistema capitalista que incesantemente transforma la estructura económica desde dentro, destruye la estructura anterior y crea un nuevo orden de producción.

La Asamblea Anual del Foro Económico Mundial que como de costumbre se celebró en Davos, Suiza, del 25 al 29 del mes pasado, adoptó como tema un término mucho más fácil de entender y explicar: el imperativo creativo.

Cerca de 2,200 participantes procedentes de 100 países, incluyendo personas de negocio, representantes del sector de nuevas tecnologías, uniones obreras, representantes de grupos de interés de las áreas de investigación, cultura y deportes, delegados de gobiernos, miembros de organizaciones no gubernamentales, académicos y líderes religiosos fueron invitados para discutir, organizados en cerca de 200 paneles, los principales asuntos, retos y tendencias globales y sugerir soluciones a los mismos.

La lista de temas discutidos no puede ser más apasionante: el resurgir de China y la India; la escasez mundial de trabajos; la competencia por las materias primas y la trayectoria de sus precios; cambios demográficos y sus consecuencias; la falla en la gobernabilidad, tanto en los estados como en los negocios y las instituciones internacionales; el miedo y la inseguridad que llevan al extremismo, al proteccionismo y a la actividad terrorista; la necesidad de liderato efectivo; nuevas formas de riesgo, cambios súbitos y retos; y, finalmente, la formas de superar los obstáculos asociados con el nacionalismo, la falta de dirección y la posible distorción que se genera cuando los medios informáticos no cumplen adecuadamente su cometido.

Demás está decir que habrá que esperar buen tiempo para conocer las soluciones a tan larga lista de problemas que presentaron los participantes en este foro anual, que se ha convertido en una importante plataforma para el intercambio de opiniones de naturaleza política, social y ambiental en lo que respecta a los desarrollos de la sociedad global.

No obstante, ya se dispone de la lista de máximos riesgos globales que se identificaron en la actividad. Si bien su probabilidad de ocurrencia se consideró baja—menos del 1%--el mayor riesgo es que los precios del petróleo se eleven a $100 por barril. A éste le sigue el riesgo de que esa misma variable llegue a $80 por barril, al cual se adscribe una probabilidad mayor del 20%. Otros elementos de peligro identificados y sus probablidades son los siguientes: ataques terroristas convencionales simultáneos a escala mundial, 1%; ataques terroristas al nivel y frecuencia de lo observado en el periodo de 2004-2005, 20%; expansión global de la gripe aviaria, de 1% a 10%; crecimiento acelerado del SIDA y de la tuberculosis fuera del Africa Sub-Sahara, de 1% a 10%.

Tal vez la agenda de discusión sugiera que la vieja idea de Schumpeter aún tiene validez análitica, con la diferencia que el orden mundial anterior no ha sido desplazado por una nueva estructura, por un orden más avanzado y eficaz, sino por un proceso descontrolado, en buena medida caótico, que exige soluciones innovadoras y creativas si es que el resultado neto va a ser más favorable a la creación que a la destrucción.

EL VALOR DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
Marzo de 2006

El primer testimonio de Ben Bernanke, el recién nombrado presidente de la Reserva Federal, ante el Congreso fue, como todo el mundo esperaba, brillante, impecable. No falló en un solo punto en explicar su visión tanto de la política monetaria como de la relación de ésta con la política fiscal vigente.

No obstante, Paul Krugman, sin duda el más destacado economista norteamericano en la actualidad y, al mismo tiempo, el más despiadado crítico de la Administración Bush, encontró base para cuestionar, en una columna que publicó en la edición del 27 de febrero de este año del New York Times, la respuesta al vuelo que Bernanke dio a una pregunta de uno de los miembros de Cámara de Representantes.

El cuestionamiento fue en torno a la naturaleza y alcance de la creciente desigualdad en la distribución del ingreso en Estados Unidos. La respuesta de Bernanke se movió por la línea de que la acentuación de la desigualdad se debe en gran medida al rendimiento de la educación superior, al desarrollo de un grupo significativo de trabajadores del conocimiento que han adquirido destrezas técnicas e intelectuales que les permiten devengar salarios más altos que el resto de la población.

Ni tardo ni perezoso, Krugman desató su furia crítica contra dicha explicación y argumentó que existe evidencia estadística de que el ingreso promedio real de los graduados de colegios y universidades disminuyó en más de 5% de 2000 a 2004 y que, en un periodo más largo, de 1975 a 2004 aumentó en menos de 1%.

Según Krugman, la realidad es que un pequeño grupo de lo que él llama oligarcas, ligados a las estructuras de poder económico y político, quienes han cargado con la parte más sustancial de los avances en ingreso en años recientes.

No creo que el planteamiento de Krugman, de por sí muy difícil de sustentar empíricamente, vaya a generar una gran ola polémica, pero me preocupa la implicación que se deriva del mismo en cuanto a que haya disminuido el valor económico de la educación superior.

Desde principios de la década de los 60 hasta el presente se ha acumulado una impresionante literatura acerca de la importancia del capital humano y del papel crucial que los colegios y universidades desempeñan en una economía globalizada y basada predominante en la producción y diseminación del conocimiento.

Me refiero a libros clásicos como Human Capital, de Gary Becker; Investment in Learning , de Howard Bowen; The Work of Nations, de Robert Reich; y Postcapitalist Society, de Peter Drucker. A estos podríamos sumarle, si nos quedamos en el marco estadounidense, las abarcadoras investigaciones sobre la identificación, la medición y la evaluación de los resultados de la educación superior que han estado desarrollando varias instituciones durante las últimas cuatro décadas.

De igual modo, me temo que la aseveración de Krugman falla en no tomar en cuenta los beneficios no económicos de la educación superior, que Bowen, en el libro antes citado, que se publicó en 1977, señala que incluyen, en el plano individual, el autodescubrimiento personal, el bienestar psicológico, la cimentación de los valores morales, el refinamiento del gusto y la amplitud de la perspectivas intelectual, y, en el plano social, el avance del conocimiento, la preservación y diseminación de la herencia cultural y el progreso en la identificación y solución de los problemas sociales.



PRONÓSTICOS DEL PRECIO DE LA GASOLINA
Abril de 2006

A fines del siglo XVIII, Adam Smith resaltó la importancia de la división del trabajo como la fuerza que lleva al incremento de la riqueza de las naciones. En vista de que Daddy Yankee se encargó ya de hacerle saber al mundo nuestra pasión por la gasolina, nos corresponde a los economistas la tarea de analizar la conducta del mercado -demanda, oferta y pronóstico de precios- de ese vital combustible.

Nos hallamos en un terreno minado en el cual se ciernen múltiples amenazas. En la medida en que el precio del petróleo es el principal determinante del precio de la gasolina, debemos advertir que factores inciertos como la frecuencia e intensidad de los huracanes, los ataques terroristas a las instalaciones petroleras y los eventos políticos en Irak, Irán, Nigeria y Venezuela, y otros factores más predecibles como el acelerado crecimiento económico de China y la India y la política de producción y precios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, inducen cambios en los precios del crudo a nivel mundial y, por ende, explican buena parte de la volatilidad en el precio de la gasolina en años recientes.
La Administración de Información Energética federal anticipa que en Estados Unidos la gasolina regular al nivel de la bomba tendrá un promedio de $2.42 por galón en 2006 y de $2.36 en 2007, en vista de que espera que el precio del barril de petróleo crudo se reduzca de $63.74 en 2006 a $60.63 en 2007.
De acuerdo con las estadísticas que prepara el Departamento de Asuntos de Consumidor, el precio promedio de la gasolina en Puerto Rico fue $1.83 por galón en 2004 y $2.20 en 2005, un alza de 20.6%. Si se sostienen las relaciones que se han observado en los últimos dos años entre el precio promedio de la gasolina en la Isla y el precio de la gasolina regular en Estados Unidos, los cambios en el precio de la gasolina en el mercado local serían un alza de 7.6% en el año en curso y una reducción de 2.5% en 2007. Los valores del precio promedio por galón de la gasolina en la Isla en esos años serían $2.37 y $2.31, respectivamente.

Estos estimados lucen auspiciosos, ya que apuntan a la detención de la espiral de crecimiento de los precios de la gasolina que se viene observando en Puerto Rico desde 2002, cuando el precio promedio fue de $1.38 por galón.

Ahora bien, una mirada macroeconómica de este asunto nos ofrece cifras realmente impresionantes. Se estima que en 2005 se consumieron en la Isla 1,240.1 millones de galones de gasolina, lo que implica que las ventas totales del combustible ascendieron a cerca de $2,731.9 millones. Si se cumplen los pronósticos de precio antes señalados y suponiendo un aumento continuo en el consumo agregado de gasolina, ya para 2007, cuando se estarán consumiendo 1,313.1 millones de galones, las ventas totales de gasolina en nuestro mercado se elevarán a $3,036.4 millones, que vendría a ser casi dos veces y medio más que en 2000.

No hay la menor duda: Puerto Rico quiere más gasolina. Pero el costo monetario de esta pasión es tan oneroso, para no hablar de sus consecuencias ambientales, que más vale que empecemos a apreciar las innumerables ventajas que ofrecen los sistemas de transportación colectiva.


El FUTURO DE LAS TASAS DE INTERÉS
Mayo de 2006

En su primera reunión bajo la presidencia de Ben S. Bernanke, la Reserva Federal, subió la tasa de fondos federales en un cuarto de punto porcentual a 4.75% y dio a entender de que al menos aún está programada un alza adicional de la misma magnitud. Hace apenas dos años esa tasa se hallaba en un mínimo histórico de 1%.
Esta variable es muy influyente ya que determina otras tasas de corto plazo, tales como la tasa preferencial (que subió de inmediato de 7.50% a 7.75%), los rendimientos de las notas del Tesoro a corto plazo y, en conjunción con las expectativas inflacionarias y los vaivenes del mercado internacional de bienes, servicios y divisas, explica buena parte de la variación de las tasas de interés hipotecario y del rendimiento de los bonos del Tesoro a largo plazo.

Ahora bien, en el análisis que acompañó el anuncio del alza, se da a entender que después del próximo movimiento, se abrirá un periodo de cuidadosa observación de las variables fundamentales de la economía -el crecimiento del empleo, la inflación, los precios del petróleo y otras- durante el cual con toda probabilidad no habrá acciones de política monetaria, aunque éstas no se descartan de plano. No obstante, se estarán fraguando estrategias de control de la expansión económica y de la inflación que serán menos predecibles en la medida en que dependerán de la trayectoria de los datos entrantes sobre la actividad económica y la inflación. En forma sutil y en un claro intento de distanciarse de la política gradualista que predominó en la era de Alan Greenspan, la Reserva Federal ha lanzado el mensaje de que se ha movido a un terreno en que las acciones monetarias responderán en la forma en que lo exijan los riesgos de intensa activación de la economía o de acentuación de los precios del petróleo, dos factores aceleradores de la inflación.

La realidad es que, por un lado, la economía de Estados Unidos, luego de una desaceleración a fines del año pasado, se halla en la actualidad en plena expansión, como lo demuestra el alza de 4.8% en el producto bruto interno real en el primer trimestre del año en curso, y que, por otro lado, los precios del petróleo alcanzaron la semana antepasada un máximo histórico de $75.20 por barril, aunque luego se movieron a $72.00 en la semana pasada.

A todas luces, el respiro que desea la Reserva Federal no se logrará. Antes bien, luego del aumento predecible de la tasa de fondos federales a 5.0% en la reunión del 10 de mayo, se podrían observar tasas entre 5.50% y 6.00% tan pronto como en el verano y no sería extraño que antes de que termine el año éstas se acerquen al 7%.

En medio del escenario dantesco en que se encuentra la economía de Puerto Rico en la actualidad, una de las peores cosas que se podría añadir a nuestra larga cadena de tribulaciones es un aumento en el costo de financiamiento del consumo y la inversión privada, y de la obra pública. No obstante, los buenos estrategas, aun en los momentos de mayor tensión, no apartan sus ojos del mundo real, donde la Ley de Murphy -que dice que si algo tiene la posibilidad de salir mal, saldrá mal y en el peor momento posible- opera con implacable rigor.


EL COMIENZO DE LA RECESIÓN
Junio de 2006

A juzgar por el Índice de Actividad Económica (IAE), un indicador compuesto coincidente que prepara la Junta de Planificación, la recesión en Puerto Rico comenzó en agosto de 2005. En ese mes, luego de alcanzar un máximo histórico de 141.6 en julio, el IAE declinó a 141.3, una baja de 0.2%, y luego registró contracciones en tres de los cuatro meses subsiguientes, cerrando al nivel de 140.1 en diciembre.

En enero de 2006 el IAE tuvo un minúsculo rebote que lo llevó al nivel de 140.3, 0.1% más que el mes anterior. El promedio para los primeros siete meses fue de 141.0.
En la medida en que IAE es un excelente predictor del producto nacional bruto real (PNBR), se puede realizar un ejercicio de simulación en el cual se parte de valores alternativos del IAE para el año fiscal en curso (2006) para examinar cuál sería el valor pronosticado del PNBR.
Los resultados son los siguientes: el IAE tiene que alcanzar un promedio de 143 en el año fiscal en curso para que la economía rompa empate con el nivel del PNBR del año anterior, que fue de $xxxxx. Niveles del índice inferiores a 143 generarían bajas en el PNBR desde 3.7% en el caso de 137 hasta 0.6% en el caso de 142.

En vista de que los datos disponibles para los primeros siete meses del año fiscal 2006 colocan el IAE dos puntos porcentuales por debajo del nivel que sería necesario para lograr que se iguale el PBBR del año anterior, es muy probable que el año fiscal en curso sea recesionario.

El argumento de que la economía está en recesión es apoyado por lo poco alentadores que lucen los datos económicos correspondientes a los primeros meses del año natural 2006 (segunda mitad del año fiscal 2006) y por los severos impactos sobre las ventas al detal y la actividad económica en general que tuvo el cierre parcial del Gobierno del ELA durante la primera quincena de mayo de 2006.

Examinemos la actuación de algunos indicadores para los cuales hay datos disponibles para los primeros meses de 2006:

En comparación con el año anterior, de julio a marzo del año fiscal 2006, el empleo asalariado no agrícola (Encuesta de Establecimientos) disminuyó en 0.3%, una tendencia agravada por una baja de 4.4% en el empleo en la manufactura, lo cual estuvo acompañado por bajas significativas en todas las variables relacionadas con la actividad promocional y en los recaudos por concepto de arbitrios, la más coincidente con el ciclo económico de todas las partidas que componen el Fondo General, que se redujeron en 5.4%.

De julio a abril, las ventas de cemento disminuyeron en 1.7%, mientras que las compras se redujeron en 0.7%. Durante igual periodo, los recaudos del Fondo General se redujeron en $151 millones, mayormente debido a mermas de $92 millones en los arbitrios y de $50 millones en las contribuciones sobre ingresos de las corporaciones locales.

De julio a enero, las exportaciones sólo crecieron en 1.4%.

El rigor científico nos obliga a esperar los datos más recientes para corroborar la hipótesis de que la economía se halla en recesión, pero me temo que todo apunta a que nos hallamos al comienzo de un largo y penoso proceso de contracción económica, que será agravado por un conjunto de problemas internos de factura local: la degradación del crédito de Puerto Rico, la polémica sobre la naturaleza y alcance de la Reforma Contributiva y de la correlativa Reforma Fiscal, la indecisión sobre el presupuesto para el año fiscal venidero y la sustancial erosión de la confianza de las personas de negocios y de los consumidores.


LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA DE ARGENTINA
Julio de 2006

En uno de sus magistrales cuentos-La Lotería de Babilonia-Jorge Luis Borges describe una sociedad dominada por un juego que evoluciona hasta llegar a una etapa en que las personas que apuestan pueden ganar premios significativos, tanto en metálico como en términos de elevación en la escala de poder, o bien pagar multas y sufrir terribles castigos.

Un examen de la trayectoria de la economía argentina durante los últimos siete años (1999 a 2005) sugiere que ésta obtuvo casi todos los castigos en los primeros cuatro años del periodo y una buena dosis de premios en los últimos tres.

En efecto, de 1999 a 2002, Argentina sufrió una grave crisis económica. El producto interno bruto real (PIBR) se redujo aceleradamente, culminando con un caída de 10.9% al final del periodo; el desempleo aumentó de 13.8% a 17.8%; las importaciones se redujeron en cerca de 60%; y la inversión interna de capital fijo, como proporción del PIBR, bajó de 19.1% a 11.3%.

Se trató de una libre caída: colapsó la confianza de los negocios, cesó el flujo de inversiones externas, los bancos cerraron sus puertas a los inversionistas, retrocedieron atrozmente los niveles de vida de la población, se desató una crisis política sin precedentes y el país se vio obligado a declarar que era incapaz de pagar de pagar buena parte de su deuda externa, ascendente a más de $140,000 millones.

Ahora bien, de 2003 a 2005, la economía mostró una asombrosa recuperación: el PIBR creció a una tasa promedio de 9.0%, se reactivó la inversión interna , el desempleo se redujo de 17.8% a 11.6%, las importaciones de bienes y servicios recuperaron el nivel que tenían en 1997, y las exportaciones de bienes, que habían permanecido estancadas durante la depresión, tuvieron un sólido despegue que las llevó a un máximo histórico en 2005. A todo esto, la inflación se mantuvo por debajo del 10% durante los últimos dos años.

Varios factores explican tan abrupto giro. Por un lado, la certeza de la política fiscal y monetaria de la administración Kirchner, que reestableció un tipo de cambio competitivo, estimuló el consumo y la producción interna, controló el gasto y aumentó los recaudos del gobierno, generando así un superávit fiscal, y afrontó con mano dura pero con mucha prudencia los reclamos de pago del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los inversionistas externos. Mediante pagos oportunos a los dos primeros y la renegociación de la deuda con los segundos, se logró reducir la deuda externa a un poco menos de $100,000 millones. Por otro lado, la expansión de la economía mundial, la abundante liquidez y las bajas tasas de interés y el mejoramiento de los precios de las mercancías básicas han ofrecido al país un marco propicio para el aumento de sus exportaciones agrícolas e industriales y el logro de un superávit comercial.

De ningún modo se puede decir que la economía argentina ya está fuera de peligro. Aún persisten altos niveles de desempleo, la inflación sigue siendo una amenaza latente, la utilización de la capacidad manufacturera sigue siendo relativamente baja, el servicio de la deuda externa es un pesado lastre y todavía hay un largo trecho que recorrer en lo que respecta a la recuperación de la plena confianza de las organizaciones económicas mundiales y de los gobiernos de los países altamente avanzados.

No obstante, me inclino a pensar que el futuro económico de Argentina es brillante. A la formidable lista de ventajas competitivas del país-- abundancia de recursos naturales, altos niveles educativos, significativo avance tecnológico y reconocido prestigio al nivel global de sus productos agrícolas e industriales--se unen ahora una mejorada destreza en el diseño e implantación de la política macroeconómica y un ambiente político mucho más racional.


JOHN ELLIOTT: MEMORIA GRATA
Agosto de 2006

Por cinco décadas, John E. Elliott fue profesor de Economía en USC (University of Southern California), donde tuve el privilegio de ser su discípulo a mediados de la década de 1970. Era un especialista en tres campos del saber económico: Economía Política, Sistemas Económicos Comparados e Historia del Pensamiento Económico.

Elliot obtuvo su grado de Bachillerato en Artes en Occidental College en 1952 y el Doctorado en Economía en Harvard en 1956, donde participó activamente en el prestigioso Proyecto de Investigación Económica.

Profundo conocedor de las obras de Marx y Schumpeter, estudioso de la experiencia histórica del socialismo en la antigua Unión Soviética y en Europa del Este, analista por excelencia del pensamiento de John Maynard Keynes y de los forjadores de la síntesis postkeynesiana y agudo crítico del sistema de enseñanza de la Economía en Estados Unidos, Elliott fue un espíritu renacentista, un excelente conferenciante, que nos transmitó a sus discípulos un deseo inagotable de conocer toda la gama del pensamiento económico así como las expresiones historicas de los sistemas económicos a escala global.

Algunas de los temas de investigación explorados por Elliott en la revista The Journal of Economic Issues nos puede servir de criterio para juzgar la amplitud de sus preocupaciones intelectuales: la teoría de Marx en torno a la transformación institucional en las etapas tardías del capitalismo (1984), el cambio tecnológico e institucional en la teoría del capitalismo de Marx (1986) y las crisis de transición en la era postsoviética (1993).

Elliott fue una prominente figura en el ámbito académico de USC: Presidente del Senado Académico, líder de la Unión de Profesores, fundador, en 1980, del programa de Economía Política y Política y destacado miembro de la AEA (American Economic Association). De igual modo, recibió durante su carrera variados honores por sus aportaciones a la enseñanza, la investigación y el servicio a la comunidad.

Los libros más conocidos de Elliott son Comparative Economic Systems (1973), una verdadera obra maestra en la cual se desarrolla un original método de clasificación de los sistemas económicos y se discuten los fundamentos teóricos de cada uno de ellos; Competing Philosophies in American Political Economics (1975), una selección de lecturas con ensayos y comentarios editoriales; Economic Issues and Policies (1955), un libro de lecturas introductorias a la Economía; y The Life and Times of Soviet Socialism (1997), en coautoría con Alex F. Dowlah, en el cual se analizan la evolución histórica, las condiciones económicas y los cambios en la política económica en la antigua Unión Soviética. Publicó más de 150 artículos en revistas profesionales.

No se si alguna vez el profesor Elliott se acordó de aquel boricua silencioso, nostálgico de su tierra, ya un poco mayor para sentarse en un pupitre, que con ávido interés oyó por varios semestres sus brillantes conferencias, sus fascinantes digresiones sobre la vida y la obra de grandes pensadores clásicos y sus inigualables explicaciones de las intrincadas interpretaciones que se hicieron de la Teoría General de Keynes, pero yo nunca olvidaré el ejemplo de auténtica vocación pedagógica, respeto a la dignidad del estudiante y alto sentido de la importancia estratégica de la actividad académica que él me ofreció en aquella difícil pero gratamente recordada etapa de mi carrera.

Tampoco me podré olvidar de los formidables esfuerzos que tuve que hacer para mantenerme al día en sus cursos, que exigían que el estudiante leyera innumerables libros y monografías. En no pocas ocasiones tuve que leer en dos o tres días libros de la talla de On Keynesian Economics and the Economics of Keynes (1968), de Axel Leijonhufvud, Money, Interest and Prices (1965), de Don Patinkin y Macroeconomic Theory (1961), de Gardner Ackley, para sólo mencionar los primeros que acuden a mi recuerdo.

De paso, recuerdo que Elliott estimaba mucho la aportación teórica de Ackley, quien desarrolló su carrera en la Universidad de Michigan, al punto de proclamarlo su héroe intelectual.

Sólo logré parcialmente los objetivos que me tracé en la épica (al menos para mí) aventura que me llevó a la inmensa complejidad de Los Ángeles en 1974 y a la elitista y señorial USC. Logré culminar mis estudios a nivel de maestría en enero de 1976, pero, por razones de economía familiar, tuve que regresar a Puerto Rico a mediados de ese año y nunca tuve la oportunidad de regresar a USC a terminar mi grado doctoral. Cuando paso balance de todos los beneficios que recibí y todos los estragos que tuve pasar para alcanzar al menos ese humilde grado de maestría en , surge del lado positivo el recuerdo grato de la gentileza, ingeniosidad, fino sentido del humor y deslumbrante inteligencia de Elliott para neutralizar em mí cualquier sensación de fracaso.

No niego que, a larga, le pude sacar máximo provecho al grado que obtuve, que me ayudó a obtener oportunidades docentes en el Recinto de Río Piedras y luego puestos administrativos en la Junta de Planificación y el Banco Gubernamental de Fomento, pero pienso que el fortalecimiento de mi compromiso con la ciencia económica vino del contacto con ese insigne maestro y se convirtió en la hito fundamental de mi desarrollo profesional.

Ya retirado de las lides académicas, en las cuales estuve involucrado por casi tres décadas, mi mayor anhelo es que en algún lugar del mundo haya un exalumno que se acuerde de mí con la misma devoción y el mismo profundo agradecimiento que yo me acuerdo de mi venerado maestro.

Elliott murió, victima de un ataque cardíaco, el 2 de julio de 2001, en Los Ángeles, California.

Una frase del profesor Don Yett, quien fue compañero de cátedra de Elliott por casi treinta años resume perfectamente bien lo que logramos captar todos sus discípulos: He always had a warm demeanor, and people were quickly drawn to him because of his gentleness and obvious intelligence.









GLOBALIZACIÓN E INFLACIÓN
Septiembre de 2006

En el informe Perspectivas de la economía mundial, preparado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y publicado en abril de este año, se presenta un análisis de la influencia que la globalización tuvo sobre la inflación a escala mundial desde principios de la década pasada hasta 2004.

La tesis central del trabajo es que la globalización, combinada con la existencia de capacidad productiva ociosa, redujo la inflación en un promedio de ¼ de punto porcentual al año en las economías altamente avanzadas, observándose un efecto mayor en Estados Unidos, donde la baja promedio fue de ½ punto porcentual al año.

De igual modo, en un estudio titulado Competition, Globalization and the Decline of Inflation, tres economistas británicos, usando datos relacionados con las actividades manufactureras en la Unión Europea (UE), hallaron que la creciente apertura del comercio mundial tuvo un impacto negativo y significativo sobre los precios sectoriales. Según estos analistas, durante el periodo de 1988-2000, los precios en la manufactura de la UE se redujeron en 2.3%, la productividad aumentó en 11% y las márgenes de ganancia se redujeron en 1.6%. Este proceso explicó cerca de una cuarta parte de la baja en la inflación que se registró en Europa en el periodo bajo análisis.

En estos estudios se identifican varios canales a través de los cuales la globalización ha contribuido a mantener a raya la inflación: efectos directos e indirectos de precios más bajos de las importaciones, aumento en la sensibilidad de la inflación al nivel doméstico respecto a las condiciones de la demanda foránea, presión descendente sobre los salarios y aumentos en la productividad de las empresas.

Los analistas del FMI son lo suficientemente cautelosos como para señalar que no hay garantía de estas tendencias se sostengan en el futuro, ya que la aceleración del crecimiento mundial y la reducción sistemática de la capacidad productiva ociosa gradualmente aminorarán el impacto de la disminución de los precios de los productos importados sobre la inflación a escala global.

A mi juicio, el factor que tarde o temprano podría quebrar la tendencia identificada en estos estudios es el acelerado crecimiento de China y la India. La apertura de estos países conllevó un alza sustancial en la oferta global de mano de obra barata, aunque con destrezas limitadas, lo que produjo una gigantesca migración de empresas, básicamente de Estados Unidos, hacia esos y otros países emergentes, atraídas por la posibilidad de operar con costos de operación más bajos y exportar sus productos a los mercados occidentales.

Ahora bien, la espectacular expansión de los dos colosos asiáticos, que se espera que crezcan a tasas reales superiores al 8% en los próximos cinco años, y la creciente demanda de importaciones de éstos comenzará a ejercer una gran presión sobre los precios del petróleo y otros productos básicos. Este patrón tenderá a inflar los costos de producción en los países que usan dichos productos como insumos y contribuirá a generar un movimiento de contrapeso que anulará buena parte de los efectos deflacionarios de la globalización. A la larga, el balance neto será la reactivación de la inflación a escala global.

La moraleja es clara: ningún país puede confiar a ciegas en que por automatismo la globalización se hará cargo de la inflación. Después de todo, el manejo prudente, al nivel doméstico, de la política de ingresos y gastos del gobierno, la fina calibración de la política monetaria, tanto en lo que respecta al acervo de dinero como a la regulación de las tasas de interés a corto plazo, la buena gerencia de la deuda del sector público y la credibilidad de política macroeconómica en general siguen siendo las armas principales para combatir el deterioro de la estructura económica que causa la inflación fuera de control.














EL ÍNDICE GLOBAL DE COMPETITIVIDAD
Octubre de 2006

En un ensayo que Paul Krugman publicó en el verano del 2000 en la revista Journal of Economic Perspectives, bajo el título de Can America Stay en Top?, señaló que los países avanzados habían convergido hacia niveles similares de tecnología y productividad, pero que Estados Unidos habría de mantenerse como el primero entre iguales por buen tiempo.

Hasta 2005, el pronóstico de Krugman parecía acertado, pero hace unos días del Foro Económico Mundial (FEM), con sede en Suiza, dio a conocer los resultados de su estudio anual de competitividad que indican que Estados Unidos ya no es el país más competitivo del mundo, sino que en apenas un año pasó del primero al sexto lugar, siendo sustituido precisamente por Suiza en el primer lugar y superado por otros cuatro países: Finlandia, Suecia, Dinamarca y Singapur en lo que respecta al Índice Global de Competitividad.

Dicho índice clasifica a los países de acuerdo con una amplia variedad de criterios (incluyendo las políticas macroeconómicas, la reglamentación de los mercados, el desarrollo tecnológico, los sistemas educativos y las instituciones públicas) que el FEM entiende tienen una influencia significativa en la productividad y en el sostenimiento del crecimiento económico.
Se evaluaron 125 países, sin incluir a Puerto Rico, y las puntuaciones fluctuaron desde un máximo de 5.81 puntos en el caso de Suiza hasta un mínimo de 2.50 en el caso de Angola.

Varios factores explican el súbito descenso de Estados Unidos en el escalafón de la competitividad: su gigantesco déficit presupuestario, que asciende a cerca de 6.5% del producto interno bruto, el no menos formidable déficit de comercio exterior, que en 2005 ascendió a $1,144,977 millones, 17.5% más que en el año anterior; y, como factor precipitante, la pésima actuación de la Administración Bush durante la crisis creada por el Huracán Katrina.

Hay varios aspectos muy interesantes de los resultados de la encuesta que merecen mención especial.
La alta puntuación obtenida en la encuesta por Suiza y los países nórdicos demuestra que la calidad de las instituciones, el buen diseño e implantación precisa de la política macroeconómica, especialmente en la dimensión de ingreso, gastos y manejo de la deuda pública, combinados con sistema educativos de alto calibre y enfoques dinámicos en los procesos de investigación, innovación y desarrollo tecnológico, son una estrategia efectiva para aumentar la competitividad en una economía mundial dinámica y cada vez más compleja.

Por primera vez aparece entre los primeros 25 países en la escala de competitividad un país en transición, como se denomina a los países que hasta principios de la década de los 90 tenían economías centralmente planificadas y que ahora avanzan hacia el predominio del mercado libre: Estonia, con 5.12 puntos.
El país latinoamericano como más alto rango es Chile, que logró la posición número 27, con 4.85 puntos, mientras que el único país caribeño que figura entre los primeros 50 en el escalafón del FEM es Barbados, con 4.70 puntos.

Los dos países de mayor pujanza en la economía mundial en la actualidad, India y China, aparecen en las posiciones 43 y 53, respectivamente.

De igual modo, México, Brasil y Argentina, que han logrado el mayor avance en América Latina en términos de volumen de producción, capacidad de exportación y desarrollo tecnológico no figuran entre los primeros 50 países en lo que respecta al ICG.

Sin duda, la competitividad a nivel nacional se ha convertido en preocupación central para los gobiernos e industrias, por lo cual el riguroso trabajo del FEM tal vez genere una ola de quejas y polémicas, pero a la larga es mucho mejor guía que las comparaciones al vuelo, carentes de consistencia metodológica, que suelen predominar en el campo del análisis comparativo de sistemas y procesos económicos a nivel internacional.










PUERTO RICO EN CIFRAS 2005
Noviembre de 2006

Nada puede causar más júbilo entre los profesionales que nos dedicamos al análisis de la realidad económica y social de Puerto Rico que una nueva edición de Puerto Rico en Cifras, la excelente publicación del Banco Gubernamental de Fomento (BGF). La compilación de datos, la producción de las gráficas y el análisis están a cargo de la Oficina de Análisis y Estudios Económicos de dicha agencia.

Además de la introducción, el trabajo consiste en 18 secciones, en cada una de las cuales se presentan combinaciones diversas de texto, tablas y gráficas, con una profundidad histórica que en casi todas las variables analizadas alcanza los diez años. La calidad y precisión del análisis es perfectamente complementado por la brillantez del diseño de las gráficas y las tablas, que le ofrecen al lector un deslumbrante panorama de los aspectos esenciales y tendencias históricas del tema de cada una de las secciones.
 
Los temas analizados son: territorio y crecimiento poblacional, demografía, indicadores macroeconómicos, inversión, servicios públicos, balanza de pagos, comercio exterior, turismo, ingresos del Gobierno, deuda pública, finanzas, precios, mercado laboral, educación, salud, comparaciones con los estados, comparaciones internacionales y aspectos financieros del BGF.

A modo de muestra de la alta utilidad de esta publicación, les presento algunos de las observaciones estadísticas que saltaron a mi vista durante la lectura de la misma:

La población de mayor de 65 constituyó en 2005 el 12.5% de la población total y las proyecciones apuntan hacia una participación cercana al 15% para el 2020.
La tasa de matriminios por cada 1,000 habitantes disminuyó de 12.6 en 1993 a 6.5 en 2004, aunque tuvo un rebote a 7.8 en 2005.

La brecha entre el producto interno bruto y el producto nacional bruto (PNB) sigue acentuándose, alcanzando un valor de $28,653 millones en 2005, una clara evidencia del alto rendimiento del capital externo.

La inversión en construcción continúa siendo una proporción alta del PNB (26.5% en 2005) pero el valor real de la misma ha estado en gradual descenso desde 2001.

El consumo de energía eléctrica ha seguido un patrón ascendente desde 2000, pero a la tasa de crecimiento ha mostrado una tendencia desacelativa, moviéndose por debajo del dos por ciento en 2004 y 2005.
El grado de apertura de la economía (las exportaciones más la importaciones como proporción del PIB) fue 129.8 en 2005, superando el valor equivalente de Taiwán (101.9) e Irlanda (82.8), pero lejos del nivel de 347.9 alcanzado por Singapur.

Las principales variables referentes al turismo (total de visitantes y gastos de éstos, registro en hoteles turísticos y tasas de ocupación en hoteles de turismo)muestran una tendencia ascendente en los útimos cinco años, pero su ritmo de crecimiento es muy lento.
Desde el 2002, el crecimiento anual del PNB ha sido levemente inferior al de la deuda pública, pero el cociente de servicio de la deuda se ha mantenido un poco por encima del 8%, en comparación un máximo tolerable de 15%.

La deuda total de los consumidores ha crecido vertiginosamente desde 2003, llegando a un nivel de $19,587.3 millones en 2005, un alza de 12.8% con respecto al año anterior.

La inflación al nivel del consumidor ha tenido un acentuado ascenso desde fines de 2002, impulsada por los aumentos en los precios del petróleo, si bien la cifra oficial es cuestionada por los propios analistas del BGF.
La tasa de participación laboral de la mujer ha tenido un marcado ascenso desde 2001.

En 2005, el 58% de las personas empleadas tenían un año o más estudios universitarios, en comparación con 15.7% hace 35 años.

La muestra es injustamente pequeña, pero espero que ofrezca una idea de la significativo caudal de información que coloca en nuestras manos esta meritoria publicación.









MILTON FRIEDMAN: LA FUERZA DEL INTELECTO
Diciembre de 2006

La comunidad de economistas a escala global lamenta la muerte de Milton Friedman, el gran economista estadounidense, ganador del Premio Nobel en 1976, formidable teórico, profundo y minucioso investigador, gran polemista y poderoso diseminador del conocimiento económico.

Friedman fue un defensor a ultranza del concepto del libre mercado y combatió hasta el delirio la intervención del gobierno tanto en la fase de implantación de la política de ingresos y gastos, como en lo que respecta a la producción de bienes y servicios y el diseño e implantación de la política monetaria.

La más grande influencia sobre Friedman fue el gran pensador conservador Friedrich von Hayek, autor del famoso libro The Road to Serfdom (1944), quien postulaba que existe un inexorable vínculo entre la libertad política y la libre actividad de los mercados.

Polémico, provocador, a veces aparentemente descabellado en sus planteamientos, Friedman fue uno de los grandes forjadores tanto de la teoría como de la práctica del capitalismo moderno.

Friedman desarrollo los fundamentos teóricos--y los apoyó con polémicas pero intensas y abarcadoras investigaciones empíricas--de diversas acciones de política económica que, en algunos casos, fueron puestas en la práctica en Estados Unidos y en otros países de estructura capitalista: medidas antiinflacionarias, recortes contributivos, reducción del tamaño del gobierno, automatización de la política monetaria para reducir el grado de discresión de las autoridades, los vales escolares y la descrimininalización de las drogas.

La versalitidad de Friedman en el ejercicio de la actividad intelectual fue impresionante. Lo mismo escribió libros de gran volumen y poderoso impacto, como A Theory of the Consumption Function (1957) y A Monetary History of the Unites States: 1867-1960 (1964), ambos clásicos del pensamiento económico, que libros de popularización como Capitalism and Freedom ( 1962) y Free to Choose (1979). En este último libro, al igual muchos de sus trabajos, tuvo como coautora su esposa Rose. Su actividad como columnista de periódicos se extendió por décadas. Su prosa elegante, incisiva y sus aguerridas posturas intelectuales fueron le ganaron respeto universal, aún cuando en no pocos casos practicamente ningún economista estaba de acuerdo con sus planteamientos. A lo anterior hay que añadirle su poderosa influencia sobre gobiernos de corte conservador tanto en Estados Unidos como en el extranjero, especialmente en Inglaterra durante la era de Margaret Thatcher y en Chile, en la época del funesto Augusto Pinochet.

En conjunción con Edmund Phelps, Friedman desarrollo a mediados de la década de 1960 una importante variante de la curva de Phillips, en la cual se indicó que no existe un intercambio rígido entre el desempleo y la inflación. De igual modo, su teoría del ingreso permanente es una de las respetadas en la teoría macroeconómica contemporánea.

Cuando se le concedió el Premio Nobel en 1976, la Academia Sueca citó las importantes aportaciones de Friedman a la explicación del papel de la oferta monetaria en las fluctuaciones de la producción económica y en el proceso inflacionario.

Una de las grandes preocupaciones de Friedman fue la naturaleza y alcance de la metodología de análisis e investigación de la ciencia económica. Su famoso ensayo The Methodology of Positive Economics es una lectura obligatoria en todos los cursos de introducción a la teoría económica.

La aportación de Friedman al mundo académico fue gigantesca. Sus trabajos elevaron el prestigio y la influencia del Departamento de Economía de la Universidad de Chicago a niveles extremadamente altos, particularmente durante las administraciones de Richard Nixon y Ronald Reagan.

Una de las razones por las cuales Friedman nunca se apartó de su base académica fue su indoblegable espíritu crítico. Así, una de sus frases más famosas lee como sigue: For society to be at once humane and to give opportunity for great human achievement, it is neccesary that a small minority of people who do not have materialistic objectives have the greatest degree of freedom.

Paul Samuelson resumió el sentimiento de la comunidad mundial de economistas cuando dijo: Hemos perdido a un gigante de la Economía.



2007


EL ROSTRO DE LA RECESIÓN
Enero de 2007

A juzgar por la conducta de los principales indicadores mensuales la economía de Puerto Rico se halla en una situación que tanto los economistas privados como la Junta de Planificación clasifican como una recesión moderada.
Los tres elementos que definen la recesión están presentes: duración (la debilidad se ha observado por dos trimestres consecutivos), profundidad (las caídas superan el nivel del 0.5%) y dispersión (la mayor parte de los sectores productivos muestran tendencia descendente).
Examinemos los datos correspondientes al primer trimestre del año fiscal 2007 (julio a septiembre de 2006) en comparación con igual periodo del año anterior:
El Índice de Actividad Económica de la Junta de Planificación, un indicador coincidente con el ciclo económico, mostró una baja de 0.9%, que estuvo precedida por un reducción de 0.6% en el trimestre anterior.
El empleo total disminuyó en 1.3%. La tasa de participación bajó de 48.3% a 46.8%, lo cual contribuyó a que la tasa de desempleo se redujera de 11.2% a 11.1% y el desempleo total tuviera una contracción de 3.5% (de 161,300 a 155,600).
El empleo asalariado no agrícola tuvo una baja de 0.8%. Se registraron caídas en empleo en la mayoría de sectores económicos—comercio (2.2%), transportación (0.5%), manufactura (6.2%) y Gobierno (4.1%). En cambio hubo alzas en información (3.9%), finanzas (3.7%) y servicios (2.9%). Se perdieron 12,600 empleos en el sector público pero se ganaron 4,300 empleos en el sector privado.
El empleo manufacturero, medido por la Encuesta de Establecimientos, tuvo un promedio de 107,700, en comparación con 114,900 en el periodo anterior, una baja de 6.2%. El empleo de las industrias de bienes duraderos disminuyó en 6.4%, mientras que en el caso de las industrias de bienes no duraderos la baja fue de 6.1%. En términos absolutos, las primeras tuvieron una disminución de 3,100 empleos, mientras que en las segundas la pérdida fue de 4,000 empleos.
Se observó un escenario bastante alentador en todos los aspectos relacionados con la promoción de empresas manufactureras: alza en el número de proyectos (de 11 a 19), empleo comprometido (de 507 a 927), nómina comprometida, e inversión comprometida ($8.3 millones a $37.4 millones). No menos auspicioso es el hecho de que disminuyeron el cierre de plantas (de 15 a 1), y el empleo perdido en los cierres (de 64 a 26).
El consumo de energía eléctrica disminuyó en 1.8%. En el caso del componente residencial se observó una baja de 4.3%. El comercio tuvo un alza de 0.2%, pero la industria mostró una reducción de 0.9%.
Los indicadores de la construcción fueron esencialmente negativos. Por un lado, la producción doméstica de cemento disminuyó en 1.9%, y las ventas totales de cemento tuvieron una contracción de 3.1%. De igual modo, el número y el valor de los permisos de construcción—ambos indicadores adelantados del sector---, bajaron en 8.7% y 29.0%, respectivamente.
Los ingresos netos del Fondo General disminuyeron en 2.8%. Los recaudos por concepto de arbitrios, el componente contributivo más coincidente con el ciclo económico, se contrajeron en 9.9%, básicamente debido a una baja de 26.4% de los arbitrios relacionados con la venta de vehículos de motor.
El desenvolvimiento general de la economía estuvo acompañado por una intensa aceleración de los precios al consumidor, que crecieron en 14.9%, en comparación con 15.2% en el año anterior. El componente que más avance mostró fue el de alimentos y bebidas (20.0%).
Varios factores tendrán que combinarse para sacar a la economía del marasmo en que se encuentra. Al nivel interno, la aceleración de la obra pública y la estabilización de la situación fiscal del Gobierno Central. Al nivel externo, la contención del precio de petróleo en la región de los $60 por barril y la continuación del crecimiento económico en Estados Unidos.


LA CONSERVACIÓN DE BOSQUES EN PUERTO RICO
Febrero de 2007

En vista de que el grueso de los bosques de Puerto Rico están en terrenos de propiedad privada, el desarrollo de incentivos para que los propietarios de éstos no sólo cumplan con la reglamentación ambiental vigente sino que adopten medidas que contribuyan a conservar el valor de económico y la calidad ecológica de los bosques debe ser una política pública de alta prioridad.

El problema que se plantea en este caso es que las externalidades positivas que genera la conservación de los bosques—mejora de la calidad del aire y del agua, reducción de la erosión y de la sedimentación de las represas, protección de la fauna y la flora del país y otras—no tienen un correspondiente flujo de ingresos para los dueños de los bosques. Por otro lado, éstos afrontan el costo de oportunidad que significa el hecho de que si tales terrenos se vendieran o alquilaran para propósitos agrícolas, comerciales o industriales, se podría generar una corriente de ingresos significativa.
Se trata de una falla de mercado, la cual hay que corregir por medio de mecanismos diferentes a la interacción entre la demanda y la oferta en el libre mercado. En la medida en que los beneficios de la conservación sean tangibles y mensurables—es decir, se conviertan una corriente de beneficios monetarios—aumenta la probabilidad de que los dueños de los bosques perciban que la corriente de beneficios futuros de la conservación tiene un valor presente mayor que los costos de oportunidad que implica el sacrificio de otras alternativas de uso y manejo de los terrenos.

Un repaso de la literatura sobre los incentivos económicos para la conservación forestal nos permite apreciar que existen mecanismos prácticos y viables para corregir esa falla.

A modo de ejemplo, se pueden enumerar los siguientes:
Los acuerdos de desarrollo de biotecnología, que son esencialmente pactos entre empresas farmacéuticas y países en desarrollo para compartir los recursos genéticos y las ganancias que se pueden obtener del desarrollo de nuevos productos. En este caso, los bosques sirven de base para la obtención de muestras biológicas para la investigación farmacológica. A cambio de dichas muestras, que son recolectadas e identificadas taxonómicamente en el país de origen, las empresas proveen fondos, pagos por muestras y regalías en el caso de productos que alcancen la etapa de comercialización. Así, un consorcio del gobierno, empresas privadas, universidades y dueños de bosques de Puerto Rico podría entrar en un acuerdo de esta naturaleza que llevaría a la obtención de ingresos que podrían ser asignados a los participantes de acuerdo con la aportación económica que haya hecho cada cual. En pacto de esta naturaleza existe en la actualidad entre el Instituto Nacional de Biodiversidad de Costa Rica y Merck Co.

La promoción del ecoturismo es otro uso no destructivo de los bosques que tiene potencial para generar ingresos significativos para los dueños de bosques. Por supuesto, esto requiere el desarrollo de estaciones biológicas, centros de investigación y sistemas de transportación que le den acceso a los visitantes a áreas en que se pueda apreciar la biodiversidad de Puerto Rico. Al igual que en caso de los acuerdos de desarrollo de biotecnología, Costa Rica ofrece un excelente ejemplo del fomento del ecoturismo en el Área de Conservación Guanacaste.

Luego de la correspondiente evaluación y tasación de la riqueza forestal, la Legislatura podría extender créditos contributivos y deducciones para promover que los dueños de los bosques lleven a cabo actividades de conservación, entre ellas la prevención de fuegos, la siembra de árboles y el desarrollo de santuarios para especies en peligro de extinción.

Otras acciones contributivas podrían ser las siguientes:

Reducciones en las contribuciones de propiedad y créditos contributivos por inversión en maquinaria y equipo para dueños que emprendan acciones de conservación, y la eliminación de las contribuciones sobre ganancias de capital que éstos obtengan de dichas iniciativas.

La creación de un fondo para la conservación de los bosques, cuya naturaleza y estructura de distribución se definiría ya sea por legislación o mediante una orden ejecutiva del Gobernador, que se nutra de aportaciones de proponentes de proyectos cuyo desarrollo implique algún tipo de daño ambiental. En este caso, y cuando la ocasión lo amerite, en vez de mitigar el impacto mediante la restauración de terrenos aledaños al proyecto, el proponente aportaría al fondo una cantidad de dinero que guarde proporción con el daño causado por el proyecto.

En caso de que determinados proyectos de infraestructura requieran la expropiación de terrenos forestales, los dueños éstos deben ser compensados por el valor de mercado de los terrenos, al mismo tiempo que una cantidad determinada de la transacción debe guardar relación con el valor ecológico, no reflejado en el mercado de terrenos, y debe ser aportada al fondo propuesto.

La asignación de un presupuesto apropiado para las actividades de Ciencia y Tecnología que se orienten a uso de especies vegetales y animales que predominan en los hábitats forestales tendría el efecto derivado de aumentar los ingresos de los dueños de bosques, cuando éstos permitan que sus terrenos sean usados como áreas de experimentación e investigación científica.

La adopción de bosques por parte de empresas privadas de gran solvencia económica, las cuales pueden ayudar a sufragar los gastos de mantenimiento y conservación en que incurren los dueños de los terrenos forestales. Las empresas podrían recibir créditos contributivos por sus aportaciones a estas iniciativas.

En la medida en que las externalidades positivas que generan las actividades de conservación y desarrollo de bosques en Puerto Rico sean retribuidas por un flujo adecuado de ingreso y se logre más eficiencia en la asignación y uso de los recursos forestales, el sistema ecológico de la Isla—un bien público cuyo valor y calidad es deseable maximizar—mejorará sustancialmente.



LA CURVA DE RENDIMIENTOS INVERTIDA
Marzo de 2007

Los mayas, al igual que los aztecas, eran excelentes astrónomos y le rendían culto al planeta Venus. Dividían el periodo sinódico (el tiempo que tarda un planeta en adquirir la misma posición relativa respecto al Sol y a la Tierra) del astro en 584 días. En una de sus fases, Venus se halla en conjunción inferior (enfrente del Sol) y desaparece al no poder reflejar la luz hacia la Tierra y luego reaparece después de ocho días.

Semejante evento estelar, que a nosotros nos parece la cosa más insignificante del mundo, era un evento cósmico, trascendental, para mayas y aztecas. Los primeros creían que en el día de su reaparición, la luz del planeta podía inducir muerte, pestilencia y destrucción. Los segundos, sufrían una crisis de expectativas teológicas durante el periodo de desaparición del astro.

Algo parecido ocurre en el mundo financiero, particularmente en Estados Unidos, con la aparición de la curva de rendimientos invertida. Su aparición augura recesión económica, crisis bursátiles y toda clase de males para el entorno económico.

Se trata de un fenómeno muy sencillo. La curva de rendimientos es la relación existente entre las tasas de corto y de largo plazo de obligaciones de renta fija emitidas por el Tesoro de Estados Unidos. Por lo general, las tasas de interés de corto plazo son menores que las tasas de largo plazo, de manera que la curva de rendimientos, que tiene en el eje vertical las tasas de interés y en el eje horizontal el tiempo de maduración de los instrumentos financieros, sube a medida que pasa al tiempo con el objeto de reflejar mayores tasas de interés para inversiones de más largo plazo.

Cuando la diferencia entre las tasa de corto y largo plazo se reduce, la curva tiende a aplanarse, y cuando las tasas de corto plazo son mayores que las de largo plazo la curva se invierte y, de acuerdo con muchos analistas financieros y uno que otro economista, se acaba el orden natural y comienza un periodo de alto riesgo y de peligro, que puede ser de larga duración, para la economía de Estados Unidos, que es lo mismo que decir para la economía mundial.

No sabemos qué evidencias acumularon mayas y aztecas para apoyar sus premoniciones sobre el impacto del ciclo de Venus sobre la Humanidad, pero existe clara evidencia de que en siete de las ocho ocasiones en que la curva de rendimientos se ha invertido desde 1966 hasta el presente, se ha observado una recesión poco después y el Índice S&P se hallaba seis meses más tarde en retroceso o creciendo a una tasa sumamente baja.

La última inversión ocurrió en julio de 2006 y se ha prolongado hasta ahora. Si bien la economía de Estados Unidos se halla en una fase de desaceleración, se considera muy poco probable (aunque no imposible) que ocurra una recesión en el año en curso y los índices bursátiles, con excepción del extraño episodio que se observó el martes de la semana, muestran una fortaleza admirable.

El debate sobre las causas de la inversión y sobre el impacto que la misma tenga sobre la economía en la actualidad es sumamente complejo y requiere largas horas de lectura para entender sus fundamentos. Pero lo cierto es que la curva de rendimientos invertida pende como espada de Damocles y le quita horas de sueño a todos los actores económicos.

La voz más autorizada en este momento, Ben S. Bernanke, presidente de la Reserva Federal, dijo en forma tajante, con una autoridad parecida a la que sin duda tenían los grandes sacerdotes mayas y aztecas: “I think at this point in time that the inverted



PRONÓSTICOS DEL PRECIO DE LA GASOLINA
Abril de 2007

A fines del siglo XVIII, Adam Smith resaltó la importancia de la división del trabajo como la fuerza que lleva al incremento de la riqueza de las naciones. En vista de que Daddy Yankee se encargó ya de hacerle saber al mundo nuestra pasión por la gasolina, nos corresponde a los economistas la tarea de analizar la conducta del mercado -demanda, oferta y pronóstico de precios- de ese vital combustible.

Nos hallamos en un terreno minado en el cual se ciernen múltiples amenazas. En la medida en que el precio del petróleo es el principal determinante del precio de la gasolina, debemos advertir que factores inciertos como la frecuencia e intensidad de los huracanes, los ataques terroristas a las instalaciones petroleras y los eventos políticos en Irak, Irán, Nigeria y Venezuela, y otros factores más predecibles como el acelerado crecimiento económico de China y la India y la política de producción y precios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, inducen cambios en los precios del crudo a nivel mundial y, por ende, explican buena parte de la volatilidad en el precio de la gasolina en años recientes.
La Administración de Información Energética federal anticipa que en Estados Unidos la gasolina regular al nivel de la bomba tendrá un promedio de $2.42 por galón en 2006 y de $2.36 en 2007, en vista de que espera que el precio del barril de petróleo crudo se reduzca de $63.74 en 2006 a $60.63 en 2007.
De acuerdo con las estadísticas que prepara el Departamento de Asuntos de Consumidor, el precio promedio de la gasolina en Puerto Rico fue $1.83 por galón en 2004 y $2.20 en 2005, un alza de 20.6%. Si se sostienen las relaciones que se han observado en los últimos dos años entre el precio promedio de la gasolina en la Isla y el precio de la gasolina regular en Estados Unidos, los cambios en el precio de la gasolina en el mercado local serían un alza de 7.6% en el año en curso y una reducción de 2.5% en 2007. Los valores del precio promedio por galón de la gasolina en la Isla en esos años serían $2.37 y $2.31, respectivamente.
Estos estimados lucen auspiciosos, ya que apuntan a la detención de la espiral de crecimiento de los precios de la gasolina que se viene observando en Puerto Rico desde 2002, cuando el precio promedio fue de $1.38 por galón.

Ahora bien, una mirada macroeconómica de este asunto nos ofrece cifras realmente impresionantes. Se estima que en 2005 se consumieron en la Isla 1,240.1 millones de galones de gasolina, lo que implica que las ventas totales del combustible ascendieron a cerca de $2,731.9 millones. Si se cumplen los pronósticos de precio antes señalados y suponiendo un aumento continuo en el consumo agregado de gasolina, ya para 2007, cuando se estarán consumiendo 1,313.1 millones de galones, las ventas totales de gasolina en nuestro mercado se elevarán a $3,036.4 millones, que vendría a ser casi dos veces y medio más que en 2000.

No hay la menor duda: Puerto Rico quiere más gasolina. Pero el costo monetario de esta pasión es tan oneroso, para no hablar de sus consecuencias ambientales, que más vale que empecemos a apreciar las innumerables ventajas que ofrecen los sistemas de transportación colectiva.



LAS IDEAS ECONÓMICAS DE HILLARY CLINTON
Mayo de 2006

En la introducción del ensayo historiográfico El dieciocho brumario de Luis Bonaparte, publicado en 1852 y considerado universalmente como la más genial de sus obras de juventud, Carlos Marx dice que en las épocas de crisis revolucionaria los hombres ansiosamente conjuran los espíritus del pasado para su servicio, tomando prestados de ellos nombres, consignas de batalla, y vestimentas con miras a presentar esta nueva escena en la historia mundial bajo un disfraz honrado por el tiempo y en un lenguaje prestado.

Me acordé de esa famosa frase cuando me di a la tarea de examinar algunas expresiones iniciales de Hillary Clinton sobre las bases de su programa económico, la más importante de las cuales ha sido hasta ahora el discurso que pronunció en el Club Económico de Chicago a mediados del mes pasado, apenas tres meses después de anunciar su candidatura.

En dicha ocasión la señora Clinton me impresionó favorablemente tanto por los contenidos específicos de sus planteamientos económicos— presupuesto balanceado, renovación de la infraestructura, búsqueda de alternativas energéticas inteligentes, mejoramiento incremental del sistema de cuidado médico, renovación tecnológica del sistema educativo y otras— como por su vehemente búsqueda de inspiración en el pasado para desarrollar una gran visión del futuro económico y social de Estados Unidos.

Así, evocó la gesta renovadora de Franklin D. Roosevelt después de la Segunda Mundial, el papel de Estados Unidos en la reconstrucción de la Europa devastada, la meta de John F. Kennedy de viajar a la Luna y sus efectos de renovación tecnológica e impulso de la inversión privada, la expansión que Lyndon Johnson le dio al sistema de seguridad social y la era de presupuesto balanceado y firme expansión económica de su esposo, Bill Clinton.

Convocados todos los espíritus, alineadas todas las fuerzas del pasado para iluminar el camino hacia el futuro, las propuestas presentadas por la señora Clinton en dicho discurso lucen por ahora algo vagas y generales pero apuntan a una gran visión integradora que incluye la forja de alianzas del gobierno y el sector privado y la movilización de las fuerzas de la sociedad civil para afrontar los retos que imponen el cambio tecnológico, la transformación demográfica del país y la globalización.

La idea central de la senadora Clinton es que el país no está trabajando como una unidad ni haciendo las inversiones en el futuro que necesita urgentemente. De ahí que contrario al concepto económico que se observa en la actualidad, que coloca al sector corporativo, los alivios contributivos a las grandes corporaciones y los avances en los mercados de valores en el centro del ruedo, ella postula la necesidad de un gobierno que se sirva de elemento integrador de los esfuerzos de renovación no sólo de la infraestructura económica y tecnológica del país, sino de la reestructuración del sistema contributivo y de las decisiones de política fiscal y la recuperación del liderato de Estados Unidos en la economía global.

En vez de colocar todo el peso en propuestas específicas de acción económica, la senadora Clinton recalca la importancia de valores fundamentales como la disciplina fiscal, la remuneración del trabajo duro, la inversión, el desarrollo de recursos humanos y el fortalecimiento de la clase media.

Con astucia de gran abogada, reconoce ciertos logros específicos de la actual administración, pero señala sin demora su contrapartida: economía y mercados en expansión, pero grave déficit presupuestario y alto nivel de deuda; crecimiento de la inversión, pero rezago en la producción manufacturera; alza en la productividad, pero pérdida significativa de empleos y baja en la inversión en ciencia y tecnología.

El carisma y la brillantez de Hillary Clinton son indiscutibles, pero tendrá que pulir mucho más sus ideas para que, como dice Marx en el ensayo citado, el contenido vaya más allá de la frase.

REFINERÍAS Y PRECIOS DE LA GASOLINA
Junio de 2006
Pocas veces los economistas tenemos la oportunidad de examinar un asunto en que las líneas de causalidad estén claramente definidas y dispongamos de estadísticas claras y contundentes que demuestren una relación inequívoca entre las variables bajo análisis.

Tal es el caso del alza reciente del precio de la gasolina en Estados Unidos, que está reflejando en forma implacable en Puerto Rico, si bien nuestros precios corren ligeramente por debajo de los de Estados Unidos.

A principios de la cuarta semana de mayo de 2007 (lunes 21) el precio promedio de la gasolina regular en Estados Unidos estaba rondando los $3.20 por galón. Se estima que los inventarios de gasolina, que estaban al nivel de 195.2 millones de barriles el 12 de mayo de 2007 son insuficicientes para afrontar el comienzo de la temporada de viajes a fines del mes en curso. El fin de semana largo asociado con el Día de la Recordación marca la pauta para el inicio de un auge en la demanda de gasolina que, a todas luces, llevará el precio de la gasolina a niveles jamás vistos.

La cadena explicativa es muy sencilla. En primer lugar, las ganancias de las refinerías por barril de petróleo usado para producir gasolina han aumentado a medida que han subido los precios de la gasolina. En segundo lugar, la limitada capacidad productiva de las refinerías, algunas de las cuales han estado fuera de operación debido a averías, menores importaciones (muchas refinerías extranjeras han alcanzado óptimos de utilización de su capacidad productiva y algunas se han dedicado a producir diesel) y el alza en la demanda doméstica han llevado al alza en los precios de la gasolina. En tercer lugar, las altas ganancias de las refinerías surjen en un momento en que las ganancias de producir petróleo han dejado de crecer.

Según estadísticas publicadas por The Wall Street Journal, por cada barril de petróleo que se usa para producir gasolina las refinerías derivan más de $30 en ganancias antes de las contribuciones y otros gastos. Se trata del margen de ganancia más alto que se ha observado en la industria desde los eventos de aprovechamiento especulativo por parte de las empresas mayoristas de gasolina que se desataron luego del paso del huracán Katrina en 2005.

Los principales productores de gasolina en Estados Unidos derivaron cerca de $10 billones de sus operaciones de refinación, al nivel de Estados Unidos y en el resto del mundo, en el primer trimestre del año en curso, un alza de 50% con respecto a igual periodo de 2006.

Los analistas de la industria pronostican que las ganancias de las refinerías serán aún más altas en el segundo trimestre del año en curso debido a inventarios de gasolina por debajo de lo normal.

Además del entrejuego entre la oferta y la demanda, otros factores han contribuido al alza de los precios de la gasolina, el más importante de los cuales han sido las especulación en el mercado de futuros de gasolina, lo cual aumenta la volatilidad, de por sí alta, de los precios de este vital producto.

No obstante el panorama futuro luce algo más alentador. Se espera que los precios de la gasolina y los márgenes de ganancia de las refinerías bajen en los años venideros en la medida en que hay en construcción varios refinerías en Asia y en el medio Oriente, así como expansiones de refinerías en Estados Unidos, lo cual ayudará a cerrar la brecha entre la oferta y la demanfa domésticas.

Más aún: se espera que los precios de la gasolina comienzen a moderarse a fines del año en curso a medida que fluyen más importaciones hacia el mercado de Estados Unidos y varias refinerías ociosas regresan a la producción.


ASOMOS DE RECUPERACIÓN ECONÓMICA EN PUERTO RICO
Julio 2007

Uno de los más conocidos chistes sobre los economistas dice que éstos fueron creados para hacer lucir bien a los meteorólogos a la hora de desarrollar pronósticos.
En efecto, el paralelismo entre ambas profesiones es indudable. Al igual que los meteorólogos, los economistas usan barómetros que les permiten predecir la futura trayectoria de la actividad económica, pero que, en muchas ocasiones, ofrecen señales falsas y dan al traste con sus augurios.

No obstante, la anticipación del futuro es consustancial a ambas profesiones, por lo cual las equivocaciones vienen a ser gajes del oficio y acaban muy bien compensadas por aciertos redentores.

En este momento histórico en que la palabra recesión ya se ha convertido en la comidilla del día, al punto que aparece en forma prominente hasta en los anuncios comerciales, me veo obligado a señalar que se observan signos de recuperación en la economía de Puerto Rico, si bien la base estadística es demasiado escasa para decir que ya terminó la recesión y el periodo de observación muy corto para concluir que se trata de un repunte definitivo de la actividad económica.

La más importante señal de recuperación es el aumento de 0.2% de mes a mes que mostró el Índice de Actividad Económica de la Junta de Planificación en enero del año en curso. Se trata de la primera alza desde mayo del año pasado. De los ocho componentes del índice, cinco hicieron aportación positiva, lo que incluyó el empleo asalariado no agrícola, las ventas al detalle, la producción de energía eléctrica, el Índice Coincidente de la Manufactura y los registros de vehículos por primera vez.

Datos más al día nos indican que las ventas al detalle aumentaron leve, pero firmemente en los primeros tres meses de 2007, luego de sufrir descensos consecutivos de marzo a diciembre del año pasado. Los aumentos con respecto al mismo mes del año anterior fueron 0.1% en enero, 1.5% en febrero y 0.7% en marzo.

Otra evidencia de recuperación es el nivel de los ingresos netos al Fondo General en abril de 2007: $1,347.3 millones, en comparación con $1,200.2 millones en igual mes del año pasado, un alza de 12.3% y, a la vez, un máximo histórico de recaudos para dicho mes. Buena parte del aumento provino de las contribuciones de corporaciones e individuos y de la superioridad de los recaudos del IVU en comparación con el anterior arbitrio general del 5%. Estos tres componentes dieron cuenta del 82.7% del alza indicada.
Otras señales de mejoramiento económico son aumentos de 10.5% en el volumen de préstamos de bienes raíces y de 1.7% en los préstamos personales durante el primer trimestre del año en curso.
El cuadro de empleo y desempleo sigue siendo muy preocupante, pero se observa un destello que puede ser muy significativo: un alza en abril de 6.8% en el empleo por cuenta propia. Por lo regular, el empleo de los establecimientos responde con cierto rezago al alza en la demanda agregada, ya que los patronos no empiezan a reclutar personal adicional hasta que no ven un despegue firme de la actividad económica.

Varios factores se tendrán que combinar para que estos asomos de recuperación sigan ganando terreno: la estabilidad de los precios del petróleo y la gasolina (aunque sea a niveles altos), la consolidación de la confianza por parte de los consumidores y las personas de negocios, la aceleración de innumerables proyectos de construcción pública y privada, la continuación del avance económico moderado en Estados Unidos y la estabilidad de un costo del crédito que, aunque haya aumentado en meses recientes, todavía sigue a un nivel relativamente bajo.

Mi consejo: siempre vigilen de cerca la conducta de los indicadores mensuales de diverso tipo, máxime en la presente coyuntura.

LOS PELIGROS DE LA ECONOFOBIA
Noviembre de 2008

Uno de los chistes más punzantes sobre los inglés, a los cuales se les llama separatistas; en cambio en Estados Unidos hay personas con la misma actitud, pero allí se les llama economistas.

No hay duda de que la teoría económica, los hallazgos investigativos, las aportaciones a la discusión de los asuntos públicos y la práctica de consultoría de lo(a)s economistas—las cuatro dimensiones principales de nuestro quehacer-- se presentan en un lenguaje inevitablemente técnico que luce sumamente complicado, esencialmente incomprensible, para el no iniciado.

El asunto se ha agravado aún más por hecho de que desde hace mucho tiempo la Economía se ha orientado en forma cada vez más intensa al uso de las matemáticas avanzadas y a la investigación econométrica rigurosa, al punto de que aún economistas de vasta experiencia se siente excluidos de la literatura económica que se publica en buena parte de las revistas profesionales de la disciplina.

No es extraño, pues, que se haya generado un miedo o fobia tanto a la Economía como ciencia como a los economistas en general En el plano académico, se aduce que lo(a)s economistas sólo bregan con abstracciones divorciadas de la realidad. En el plano empírico, se oye el reproche de que nuestras investigaciones no responden a los asuntos realmente vitales. En la discusión pública y en la práctica de la consultoría, se nos acusa de estar abanderizados con los intereses político-partidistas o de ser mercenarios que respondemos a los imperativos de los comerciantes y los industriales.

Por fortuna, abundan las voces que se apartan de esas valoraciones hostiles y reconocen las aportaciones de los economistas al entendimiento del mundo real, al conocimiento de los mercados y la predicción de las tendencias de la economía en general y de sus diversos sectores.

Se puede decir también que se observa gran efervescencia en la docencia de la Economía, producto de una gran variedad de desarrollos teóricos y de nuevas líneas de investigación aplicada sobre las tendencias de la producción económica a escala global y regional.
De igual modo, se reconoce que los partidos políticos recurren a los economistas para diseñar plataformas de acción más realistas, mejor vinculadas con los perfiles de los problemas macroeconómicos y sectoriales que tiene los países. No hay manera en que podamos desvincular la práctica del economista de la esfera de acción política, ya sea de los partidos o de los movimientos cívicos que promueven causas de política pública diversas, ya que ello condenaría la profesión económica a la marginalidad.

Las empresas privadas afrontan altos niveles de incertidumbre, condiciones cambiantes, que requieren el asesoramiento del economista para desarrollar respuestas efectivas a las nuevas realidades de mercado. La consultoría económica tiene que responder adecuadamente a esa demanda y atender con eficiencia y profesionalismo a sus clientes.

La profesión económica debe regirse por normas éticas de la más alta pureza, que coloquen la objetividad y la verdad científica en un primer plano y respondan al clamor de responsabilidad social que se le exige a todos las actores del orden social.

La estigmatización del economista a base de prejuicios acendrados y odios profesionales irracionales sólo puede contribuir a que la brecha de comunicación que se puede atribuir a la semántica económica, la cual se puede reducir mediante actividades de diseminación que hagan más asequibles, más claros, los planteamientos de lo(a)s economistas, se acentúe aún más.

Para combatir la econofobia, lo(a)s economistas debemos ser generosos en nuestra aportación a la discusión de asuntos públicos, hacer valer el peso de nuestra opinión profesional en todo contexto en que sea propicio y, ante todo, asegurarnos de que los desmanes de nuestros detractores malintencionados no se queden sin respuesta.


LA ECONOMÍA DE ESTADOS UNIDOS EN LA ACTUALIDAD
Diciembre de 2007


Cuando se quiere obtener una visión precisa de la situación coyuntural de la economía de Estados Unidos, no hay mejor fuente de consulta que la sección del periódico The Wall Street Journal denominada Economic Chartbook.

Se trata de un conjunto de doce gráficas de variables estratégicas, cada una de las cuales tiene una profundidad histórica de tres años.
Echemos una hojeada a la información que se presentaba a fines del mes pasado.

En el tercer trimestre de este año el producto interno bruto real tuvo un alza de 3.9%, el mayor avance desde el primer trimestre de 2005, luego de un alza casi igual en el trimestre anterior.
La tasa de desempleo tuvo una lectura de 4.7% en septiembre. Esta tasa ha venido en ascenso desde marzo del año en curso cuando se hallaba al nivel de 4.3%.

El Índice de Producción Industrial tuvo un alza de apenas 0.1% en septiembre, y se ha mantenido esencialmente estancado durante todo el año. La última vez que el crecimiento mensual de este indicador superó el umbral del 1.0% fue en noviembre de 2005.
El Índice de Gerentes de Compras tuvo una lectura de 50.9 en octubre. Desde mediados de este año este indicador ha venido en descenso. Una lectura por debajo de 50 indicaría que la actividad manufacturera está en contracción.

Las ventas al detalle alcanzaron un volumen de $380,260 millones. Luego de mostrar un leve descenso a mediados del año, las ventas han estado en ascenso continuo, si bien a un ritmo relativamente lento.
Los gastos de los consumidores crecieron en 0.3% en septiembre. Los crecimientos de esta variable con respecto al mes anterior se han movido esencialmente en una banda de cero a 1.0% desde fines de 2005.
La confianza de los consumidores, medida por Conference Board, descendió a un nivel de 87.3 en noviembre, la lectura más baja desde fines de 2005.
El Índice de Precios al Consumidor tuvo un alza de 3.5% en octubre respecto al año anterior, en comparación con 2.0% en septiembre. La abrupta aceleración de la inflación se debió mayormente a acentuadas alzas en los precios energéticos.

Como cabría esperar, el Índice de Precios al Productor tuvo en octubre una conducta parecida: un alza de 6.0% respecto al año anterior, la más fuerte desde fines de 2005.
Los inicios de construcción de viviendas registraron una tasa anual equivalente de 1.229 millones en octubre y han estado en dramático descenso desde principios de 2006, cuando se hallaban ligeramente por encima del umbral de 2.200 millones.

La venta de viviendas existentes mostró en septiembre una tasa anual equivalente de 5.04 millones, la más baja desde marzo del año en curso.
Finalmente, el déficit de comercio exterior ascendió en septiembre a $56,500 millones, el nivel más bajo desde mediados de 2005, en buena medida debido a la debilidad del dólar, que propende a reducir las importaciones y a alentar las exportaciones. Hay que remontarse a mediados de 2005 para encontrar un nivel tan bajo de esta variable.

En suma, se observan claras evidencias de la economía de Estados Unidos se halla en una tendencia descacelerativa, inducida en buena medida por la crisis del mercado inmobiliario, la crisis de confianza y las alzas en los precios de los productos energéticos. El hecho de que la inflación se haya acelerado significativamente, en respuesta a las alzas en los precios energéticos podría interrumpir la intención manifiesta de la Reserva Federal de suavizar la política monetaria para estimular la actividad económica.

El cuadro de indicadores del WSJ hace pensar que la economía de Estados Unidos se halla próxima ya sea a una recesión o a un periodo de crecimiento económico extremadamente lento, sin que se vislumbre un rebote significativo en el futuro inmediato.



2008



LOS PRECIOS DE LA GASOLINA EN 2008
Enero de 2008


Año nuevo, vida nueva. Esta alentadora máxima es válida en muchas dimensiones de nuestra existencia, pero en los inescrutables mercados de productos energéticos no tiene cabida alguna. En el nuevo año, aún cuando la economía de Estados Unidos se debilite y se aplaque un poco el tórrido paso de avance de los países emergentes, subirán los precios del petróleo y la gasolina.

Varios factores se combinan para sostener una fuerte presión hacia el alza en los mercados mundiales de petróleo: firme crecimiento de la economía mundial, con China y la India a la cabeza del proceso, inventarios apretados, la estabilización de las cuotas de producción de la Organización de Países de Petróleo y una multitud de riesgos geopolíticos, especialmente aquellos que pueden llevar a la interrupción del flujo de la oferta del crudo en el Medio Oriente.

La Administración de Información sobre Energía (AIE) pronostica que el precio promedio del petróleo, aumentará de $72.05 en 2007 a $84.83, un avance de 17.7%, lo que llevará el precio promedio de la gasolina regular a un avance de $2.81 a $3.11 por galón, un incremento de 10.7%. Si tal fuera el caso, en Puerto Rico el precio de gasolina regular, que fue $2.61 en 2007, se elevaría a $2.89 por galón en 2008, mientras que la gasolina premium aumentaría de $2.89 a $3.14 por galón, que vendrían a ser incrementos de 10.7% y 8.6% por ciento respectivamente.

Aquellos que pensaban que el consumo de gasolina en Puerto Rico habría de crecer indefinidamente aunque aumentara el precio de ésta no se han equivocado hasta ahora, pero el avance de las ventas se ha desacelerado dramáticamente. De 2000 a 2006, según datos publicados por la Junta de Planificación las ventas de gasolina se elevaron de $1,008.9 a 1,089.1 millones de galones, un alza anual promedio de 1.3%, mientras que en el mismo periodo el precio promedio del combustible aumentó de $1.53 a $2.50 por galón, un avance promedio de 8.5% y el valor de las ventas aumentó de $1,544.6 a $2,722.9 millones, un alza promedio de 9.9%. Así, en el mercado local, el coeficiente de elasticidad de la demanda de gasolina, a largo plazo, fue del orden del 0.15, es decir, se trata de un bien de demanda inelástica, como suele ser el caso de productos que no tienen sustitutos cercanos y son de primera necesidad.

Si se sostuviera en 2008 las tendencias observadas en la demanda de gasolina a largo plazo, un alza de 9.6% en el precio promedio de la gasolina en Puerto Rico estaría asociado con un aumento de sólo 1.4% en las ventas físicas de gasolina.

Conviene recordar que el arte de pronosticar los precios del petróleo conlleva graves riesgos. A fines de 2006 nadie se podía imaginar que en noviembre de 2007 los precios del petróleo estuvieran aproximándose peligrosamente a la barrera de los $100 por barril. La propia AIE, que tiene todos los elementos de información sobre demanda, oferta e inventarios de los productos energéticos a escala global y un excelente grupo de analistas subestimó en cerca de 22% el precio promedio que alcanzó el petróleo en el año pasado.

La comunidad puertorriqueña, que atraviesa por un periodo de gran dificultad económica, aunque hay señales de recuperación al final del túnel, no debe hacerse de ilusiones con respecto a la estabilización de los precios de la gasolina a los niveles actuales, pero tampoco tiene que desvelarse por la probabilidad--que por supuesto es mayor que cero--de que se desate una carrera desenfrenada hacia niveles de precio excesivamente más altos que los afrontados en 2007.

En fin, si vamos a buscar motivos de alegría en el nuevo año no tratemos de encontrarlos en el árido paisaje de los mercados energéticos.


CONVERGENCIA MACROECONÓMICA
Febrero de 2008

Los analistas de la economía de Estados Unidos tienen en la actualidad la oportunidad histórica de observar un evento que no ocurría desde tiempos inmemoriales: la convergencia de la política fiscal y la política monetaria hacia el logro del objetivo común de reactivar la economía y evitar la recesión.

Se trata de medidas drásticas, agresivas, que se apartan tanto del estilo fiscal tímido de los postkeynesianos, con su perpetuo miedo a reactivar la inflación, como de la política monetaria gradualista, a cuentagotas, de la era de Greenspan.

Basta echar una ojeada a los principales indicadores económicos para percatarnos de por qué ambos tipos de política macroeconómica han dado tan brusco giro.

En el cuarto trimestre del año pasado, el producto interno bruto real tuvo un alza de apenas 0.6%, luego de dos trimestres de avances por encima del 3.5%.

La tasa de desempleo tuvo una lectura de 4.9% en enero. Esta tasa ha venido en ascenso desde marzo del año pasado cuando se hallaba al nivel de 4.3%.

El Índice de Producción Industrial permaneció inalterado en diciembre y se mantuvo en una situación esencialmente similar durante todo el año pasado.

El Índice de Gerentes de Compras tuvo una lectura de 50.7 en enero. Desde mediados del año pasado este indicador había estado en descenso. Una lectura por debajo de 50 indica que la actividad manufacturera está en contracción, por cual el giro de enero fue interpretado como un rayo de esperanza.

Las ventas al detalle alcanzaron un volumen de $382,930 millones en diciembre. Luego de mostrar un leve descenso a mediados del año pasado, las ventas han estado predominantemente en ascenso, si bien a un ritmo relativamente lento.

Los gastos de los consumidores crecieron en 0.2% en diciembre. Los crecimientos de esta variable con respecto al mes anterior se han movido esencialmente en una banda de cero a 1.0% desde fines de 2005.

La confianza de los consumidores, medida por el Conference Board, tuvo una lectura de 87.9 en enero, la segunda más baja desde fines de 2005.

El Índice de Precios al Consumidor tuvo un alza de 4.1% en diciembre respecto al año anterior. La abrupta aceleración de la inflación se debió mayormente a acentuadas alzas en los precios energéticos.
Como cabría esperar, el Índice de Precios al Productor tuvo en diciembre una conducta parecida: un alza de 6.3% respecto al año anterior, la segunda más fuerte desde fines de 2005.

Los inicios de construcción de viviendas registraron una tasa anual equivalente de 1.15 millones en octubre y han estado en dramático descenso desde principios de 2006, cuando se hallaban ligeramente por encima del umbral de 2.20 millones.

La venta de viviendas existentes mostró en diciembre una tasa anual equivalente de 4.89 millones, la más baja desde marzo del año pasado.

Finalmente, el déficit de comercio exterior ascendió en noviembre del año pasado a $63,100 millones, y mostró durante casi todo ese año un nivel más bajo de lo habitual en buena medida debido a que a la debilidad del dólar propende a reducir las importaciones y a alentar las exportaciones.

En suma, se observan claras evidencias de la economía de Estados Unidos se halla en una tendencia desacelerativa, inducida mayormente por la crisis del mercado inmobiliario, la reducción de la confianza y las alzas en los precios de los productos energéticos.

A grandes problemas, grandes soluciones. Tanto la Administración Bush como la Reserva Federal, que opera con un alto grado de autonomía respecto a las directrices de Casa Blanca, han actuado con vigor inaudito para conjurar la crisis. No obstante, existe el temor, entre buena parte de los analistas económicos, de que las acciones tomadas sean muy poco y hallan sido adoptadas demasiado tarde para evitar la recesión.


EL FUTURO DE LA ECONOMÍA CUBANA
Marzo DE 2008

El profesor Archibald R. M. Ritter, destacado economista canadiense e investigador de los problemas de desarrollo económico de América Latina, especialmente de Cuba y Chile, y una de las máximas autoridades en el estudio de la industria minera global fue la primera persona a quien muchos periodistas acudieron para auscultar el futuro de la economía cubana bajo la presidencia de Raúl Castro.

Las respuestas de Ritter fueron muy sobrias: se introducirán algunas modificaciones o reformas económicas pero no habrán cambios radicales en la vida diaria de los cubanos en el futuro inmediato. Le otorgó crédito a Raúl Castro por abrir los mercados agrícolas en 1993 cuando la economía cubana tuvo una fuerte caída como consecuencia directa del desplome de la Unión Soviética, que había mantenido a flote la economía cubana con subsidios anuales de más de $5,000 millones al año, y urgió al nuevo presidente a levantar las restricciones a los dueños de pequeños negocios para darle impulso a la actividad productiva en un contexto en que el estado domina prácticamente todo el proceso de producción.

Lo impresionante del asunto es que detrás de esas observaciones aparentemente casuales de Ritter, hay más de 30 años de investigación científica—es decir, sistemática, objetiva y rigurosa—sobre los variados problemas de la economía cubana. Ningún aspecto de esa realidad ha escapado a la tenacidad investigativa de este economista. Me limitaré a señalar los más importantes y la fecha de su publicación: estrategia y actuación de la economía cubana (1974), los órganos del poder popular y la democracia participatoria (1980), el problema de la deuda de Cuba en monedas convertibles (1988), la bifurcación de la economía cubana como consecuencia de la dualidad del tipo de cambio (1995), el régimen contributivo de las microempresas (2000), el impacto de la entronización del euro (2002), la economía subterránea (2005) y la nueva estrategia energética (2006).

En un artículo que publicó en febrero de 2007, bajo el título de The Cuban Economy after Fidel, Ritter ofreció claves fundamentales para entender lo que él llama la nueva estrategia de desarrollo económico de Cuba a partir de 2004. Se trata de una reorientación basada en los siguientes elementos: una nueva base para la captación de divisas externas que recalca la exportación de níquel, de servicios médicos y educativos y de derivados del petróleo. La idea sería convertir a Cuba en la economía y una sociedad del conocimiento que produzca servicios de alto valor, especialmente en el campo de la salud, para América Latina y el resto del mundo. Así los anteriores fundamentos económicos—las remesas de los cubanos en el exilio, el turismo y la exportación de azúcar, ron y tabaco y la atracción de inversión externa directa—pasarían gradualmente a un segundo plano.

Lo realmente nueva en esa ecuación es el papel del petróleo. Existen planes de expandir la capacidad de procesamiento del crudo, y se contempla una inversión de $100 millones para restaurar una vieja refinería que los soviéticos desarrollaron en Cienfuegos, que producirá derivados de petróleo que para la venta en la región del Caribe. Ante todo, Ritter destaca los recientes descubrimientos de yacimientos de petróleo que prometen ser substanciales en aguas profundas al noroeste de la costa cubana, los cuales están siendo explorados por firmas canadienses y chinas.

No obstante, Ritter no falla en indicar los formidables retos de la economía cubana: la falta de debate abierto, los bajos niveles de inversión y la necesidad de restaurar la infraestructura económica, la reducción de los controles y prohibiciones a las pequeñas empresas y la unificación de los sistemas de tasa de cambio y moneda.

Sin duda la economía de Cuba ha carecido de muchas cosas, pero no de un excelente analista de sus giros y convulsiones.

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