Ana Lydia Vega: hacia los cuadernos del país natal
Por Ivette
López
Una mirada
en el tiempo de los ensayos y textos periodísticos de Ana Lydia Vega nos revela varios nudos temáticos que se encuentran a
lo largo del quehacer literario de la escritora: el destaque del mundo cultural caribeño en tanto espacio al cual pertenecemos;
la pasión por la historia en los universos literarios que configura; la categoría de género y su relevancia en el entorno
cultural; la reflexión sobre el momento social y político en el que transcurre nuestro devenir colectivo; la mirada, entre
gozosa y tristona, de la cotidianidad en que se inscriben nuestras acciones comunes. Tales son algunos de esos nudos que Ana
Lydia Vega va apretando en sus escritos periodísticos así como en sus textos de ficción.
La ensayística
de Vega se ubica, en su mayoría, en el marco del periodismo, género que cultivan varios escritores y escritoras de su tramo
generacional o cercanos a éste: Luis Rafael Sánchez, Mayra Montero, Magali García, Joserramón Melendes, Sofía Cardona, entre
otros y otras. Es harto conocido que la escritura periodística es con frecuencia parte de la obra literaria de los escritores,
sobre todo de su proyección pública y su marco de acción en tanto intelectual. Vega publicó recientemente, bajo el sello de
la Editorial de la Universidad de Puerto Rico, una selección de las columnas que durante años han llegado al público lector
del periódico El Nuevo Día. La presentación del libro, Mirada de doble filo, estuvo
a cargo de tres escritoras: Magali García, Mayra Montero y Carmen Lugo. Las primeras dos son asiduas columnistas de periódico,
al igual que Luis Rafael Sánchez, quien reseñó el texto en El Nuevo Día, el 16 de abril de 2008. Al escribir sobre el libro
dice Sánchez, en alusión al escritor martiniqués Aimé Césaire y su libro de poemas, que éste es “un nuevo cuaderno del
país natal” y destaca a Vega en tanto escritora “merecidamente celebrada por su reivindicación de un hacer escritural
arraigado en el aquí y el ahora”. Carmen Dolores Hernández en su reseña del libro escribe sobre cómo las palabras afiladas
de los textos “perforan el globo inflado de la complacencia boricua”. Magali García, en el relato ficticio con
el que presentó el libro, escribe que “cien años después aún celebramos a una mujer que escribió sin temor a quemarse
las alas”.
Datos de filiación
En el contexto
de este nuevo libro de textos periodísticos podemos mirar hacia atrás e indagar en el inicio del trabajo ensayístico y periodístico
de la autora. Uno de los primeros textos ensayísticos que, hasta donde tenemos conocimiento, publica Vega, Negritude et libération nationale dans la littérature portoricaine, de 1976, muestra una fibra que se entreteje
en la totalidad de su escritura. En él, Vega enlaza la literatura puertorriqueña a un movimiento cultural de gran impacto
en el Caribe: la negritud. Simultáneamente, al hacer referencia a un movimiento que se relaciona con el escritor martiniqués
Aimé Césaire, sitúa la tradición literaria puertorriqueña en el entorno caribeño, alude a la negritud, establece cercanías.
Apunta también a uno de los temas sobre el que volverá una y otra vez: el de la identidad nacional y su fibra caribeña.
Otro texto
cercano a éste, Testimonio: esperando a Césaire o receta infalible para el punch de
la pasión, de 1984, muestra también esa pasión caribeña que Vega irá desarrollando en su obra narrativa y aborda la importancia
de la obra y la figura pública de uno de los escritores representativos de la negritud y pensador de la caribeñidad. Ambos
ensayos me parecen emblemáticos de lo que será la obra de Vega, tanto la de ficción como su posterior labor periodística,
ya que en estos textos iniciales se perfilan sus querencias y posiciones como intelectual puertorriqueña. En el transcurso
de los ocho años que median entre el ensayo de 1976 y el de 1984 dedicado a Césaire, Vega ha publicado dos libros de cuentos:
Vírgenes y mártires (1981) y Encancaranublado y otros cuentos de naufragio (1982).
En ambos encontramos la temática que animaba sus textos ensayísticos iniciales. El segundo de estos libros destaca la antillanidad,
selecciona lugares del Caribe para ubicar los relatos, urde tramas relacionadas con el espacio y la historia caribeños, presenta
personajes de esos mundos.
Un texto
ensayístico de 1983, El no de las niñas: transgresión y subversión en los cuentos
de tres narradoras puertorriqueñas, presentado en una conferencia celebrada en la Universidad de las Indias Occidentales
e incluido en el libro que recogió las ponencias, elabora uno de los temas que Vega atesora en su narrativa: el lugar de la
mujer en la cultura, en particular en la sociedad puertorriqueña, la construcción del género y cómo esta categoría permea
nuestras vidas. Es un tema sobre el cual la autora vuelve una y otra vez, en textos posteriores como Honor al hombre tierno, Un artículo contra natura o S.O.S Hombre.
En esa misma línea se sitúa el ensayo que publica junto a Carmen Lugo Filippi: Juan
Antonio Ramos, ¿escritor feminista? Encontramos aquí la temática que cruza su primer libro, Vírgenes y mártires, escrito en colaboración con Carmen Lugo Filippi y que convirtió a las escritoras en lo que
Vega catalogó como “las Ann Landers del pecado”, figuras públicas a las que se interrogaba continuamente sobre
situaciones amorosas y relaciones de pareja.
Otros textos
tempranos, de inicios de los ochenta, conjugan ensayo y ficción: tal es el caso de De
la danza al bolero o el cuento de un libro feliz, de 1982; Saludo a Juan Antonio
Ramos: textimonio de un juqueo, de 1983 y Teoría y praxis de la literatura comparada:
práctico manual para profesores debutantes, también de 1983 y escrito en colaboración con Carmen Lugo Filippi. Estos tres
textos exhiben la referencialidad de datos y asuntos reales que solemos asociar con el género del ensayo junto a la elaboración
ficticia o paródica propia de la literatura.
Ancla y relevo
En la década
de los ochenta, Vega colabora con el semanario Claridad, en el suplemento En Rojo, en una columna que bajo el título Relevo presentó textos periodísticos de siete escritores, quienes rotaban su participación cada semana. Los ensayos
se recogieron en el libro El tramo ancla, ensayos puertorriqueños de hoy (Editorial
de la Universidad de Puerto Rico, 1985), cuya edición estuvo a cargo de Vega. Sus ensayos aquí recorren temas diversos, desde
el feminismo a la caribeñidad, la música de Wilkins y el vegetarianismo. Estas crónicas, ha escrito Myrna García Calderón,
“recopilaron la fragmentación dispersa de esa modernidad puertorriqueña conflictiva y alucinante en reflexiones sostenidas…”.
Muestran lo que será el desarrollo futuro de los ensayos y artículos periodísticos de la autora, amplían su registro temático
a la vez que vuelven sobre los asuntos más queridos.
También
de esta década del ochenta es el ensayo La felicidad (ja ja ja ja) y la Universidad,
publicado originalmente en forma de folleto por la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, y que recoge la lección
magistral que allí ofreció Vega. Se trata de un análisis lúcido de la función de la universidad, de su relación con el conocimiento
y la conciencia, que la autora incluirá luego en un libro publicado en la década de los 90, Esperando a Loló y otros delirios generacionales (1993). Otros dos textos de 1988 y 1989 reclaman atención por
su pertinencia para la totalidad de la obra de Vega: La censura tiene auto, publicado
originalmente en el diario El Mundo, en la sección Puerto Rico Ilustrado, y De cómo
fue descubierto el Caribe y no precisamente por Cristóbal Colón, del periódico Diálogo.
El primero
de estos textos ha sido ampliamente citado en ensayos críticos sobre Vega, toda vez que aborda el tema de la censura y la
autocensura en la literatura puertorriqueña y consigna humorísticamente las críticas a quienes se apartan del registro esperado
por el canon. El segundo reflexiona sobre la representación del Caribe, tema que como he señalado, resulta privilegiado en
los textos de la autora. Escribe aquí sobre la construcción de un imaginario folklorista y reductor en torno a la región caribeña,
espacio sobre el cual la escritora volverá en otros textos como Descarga caribeña
y que será el centro temático de relatos como La alambrada (sobre los haitianos
hacinados en el Fuerte Allen), incluido en Encancaranublado y otros cuentos de
naufragio, o Kembé, de la antología Apalabramiento:
diez cuentistas puertorriqueños de hoy (Barradas, 1983), por mencionar dos a los que se alude con menos frecuencia.
El conjunto
de ensayos va delineando el mapa de las pasiones literarias de Vega así como su horizonte y visión del lugar del escritor
o escritora en la nación, de los retos y oposiciones que enfrenta. En el texto que escribió Luis Rafael Sánchez con motivo
de la publicación de Mirada de doble filo, señala que se trata de “una escritura
siempre al grano y diligente, de creatividad enorme y postergación difícil”. El aquí y ahora que menciona el escritor
lo observa Vega con mordacidad y agudeza intelectual, como se evidencia en textos más recientes sobre el acontecer político
isleño, como Poderosas palabras o Marejada
de muertos.
Si intentáramos
ordenar los ensayos, el Caribe sería sin duda una de las categorías relevantes. Irían aquí los primeros textos ensayísticos
escritos por Vega que, como señalé, abordan uno de los temas fundamentales de su obra narrativa: el mundo caribeño, su entramado
social, sus oleadas migratorias, la fuerza creadora de sus artistas e intelectuales. Si bien constituye uno de los núcleos
temáticos que más ha visitado Vega, la mayoría de estos textos no se han incluido en libros; resultaría interesante poder
leerlos como conjunto. La literatura, el lenguaje y el lugar del escritor o escritora conforman un núcleo de textos, varios
de los cuales han sido ampliamente citados en la bibliografía sobre la autora. Algunos, como Pulseando con el difícil, son de amplia difusión. Categoría aparte merecen los ensayos sobre la construcción cultural
del género, las relaciones de pareja, la violencia doméstica, los derechos en torno a la sexualidad, el fundamentalismo religioso.
El desarrollo histórico y político de Puerto Rico conformaría una categoría que es de esperar en una escritora que ha mostrado
innegable pasión por la historia en toda su obra. Fiel a ésta, continúa escudriñando el devenir histórico y social, sus contextos
y avatares en sus textos periodísticos.
Los ensayos
periodísticos de Ana Lydia Vega siguen los hilos que se entrelazan también en su obra de ficción. Su contexto cultural suele
ser el de los sucesos del mundo puertorriqueño, o los que se relacionan con éste, a partir de los cuales Vega enfila su mirada.
Carmen Ivette Pérez Marín, al referirse a un conjunto de ensayos en Aunque naciera
en la luna: la ensayística periodística de Ana Lydia Vega (Milenio 5-6, 2001-2002) resume esa reflexión: “La autora
configura una especie de crónica urbana que ciertamente se inscribe en un discurso puertorriqueñista de afirmación nacional
que puede calificarse como nacionalista sin tener que pedir excusas por emplear el término”.
Se trata
de una mirada reflexiva sobre la puertorriqueñidad, observación precisa y aguda, aderezada con humor y a veces con tristeza,
con el filtro punzante de la pasión por la palabra. De estos materiales se construye también su narrativa.
La autora
es profesora en la Universidad de Puerto Rico en Bayamón.