CANCIONES DE SOLVEIG
I
La tierra es dulce cual humano labio,
como era dulce cuando te tenía,
y
toda está ceñida de caminos...
Eterno amor, te espero todavía.
Miro correr las aguas de los años,
miro pasar
las aguas del destino.
Antiguo amor, te espero todavía:
la tierra está ceñida de
caminos...
Palpita aún el corazón que heriste:
vive de ti
como de un viejo vino.
Hundo mis ojos en el horizonte:
la tierra está ceñida de caminos...
Si me muriera, el que me vio en tus brazos,
Dios
que miró mi hora de alegría,
me preguntara dónde te quedaste,
me preguntara ¡y qué respondería!
Suena la azada en lo hondo de este valle
donde
rendida el corazón reclino.
Antiguo amor, te espero todavía:
la tierra está ceñida de caminos...
II
Los pinos, los pinos
sombrean la cuesta:
¿en
qué pecho el que amo
ahora se recuesta?
Los corderos bajan
a la fuente pía:
¿en qué
labio bebe
el que en mí bebía?
El viento los anchos
abetos enlaza:
llorando
como hijo
por mi pecho pasa.
Sentada a la puerta
treinta años ya espero.
¡Cuánta
nieve, cuánta
cae a los senderos!
III
La nube negra va cerrando el cielo
y un viento
humano hace gemir los pinos;
la nube negra ya cubrió la tierra.
¡Cómo vendrá Peer Gynt por los caminos!
La noche ciega se echa sobre el llano
!ay! sin
piedad para los peregrinos.
La noche ciega anegará mis ojos:
¡cómo vendrá Peer Gynt por los caminos!
La nieve
muda está bajando en copos:
espesa, espesa sus tremendos linos
y ya apagó los fuegos de pastores:
¡cómo vendrá Peer
Gynt por los caminos!
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